EDUCACIÓN
El estudio de la Historia de la Educación en Navarra plantea serias dificultades por la escasez de fuentes documentales a lo largo de extensas épocas de su historia. Las Instituciones, en un incipiente grado de desarrollo, la actividad educativa, cuyo valor no estaba reconocido por todos y los propios educadores, más preocupados por su labor diaria que por dejar constancia de sus métodos, sistema de organización etc, hacen difícil reconstruir el pasado educativo.
Durante los siglos de dominación romana, nuestra historia es un reflejo de la romanización llevada a cabo en el resto del mundo romano. Las instituciones imperiales se extendieron progresivamente, especialmente en las zonas media y sur, en las que la influencia fue mayor, y consecuentemente también lo hicieron las Instituciones Educativas. La familia* era una de las principales fuerzas educadoras y en ella se distinguía el padre como educador nato de los hijos. Junto a este, la madre tenía, un importante cometido, y en su compañía permanecían los retoños hasta los siete años.
A partir de esta edad los padres se ocupaban más directamente de la educación de los varones y las madres de las hijas. Unos y otras se formaban para la vida práctica a través de la observación y participación en situaciones reales que la vida ofrecía. El hijo acompañaba a su padre al campo, foro, etc., y la hija ayudaba a su madre en las tareas domésticas. Los maestros, como señala Quintiliano, sólo tenían la autoridad delegada del padre.
La educación de las familias nobles se encomendaba al pedagogo y al preceptor. En tiempos del Emperador Augusto se abrieron numerosas escuelas Públicas en las ciudades del Imperio: Ludus Litterarius, escuela del Grammaticus y escuela del Rhetor, que se correspondían con tres niveles progresivos de enseñanza.
Esta organización escolar, que se había extendido durante el imperio, prácticamente desapareció con él, dando paso a unos anos en los que las noticias son escasas y confusas. Nuevas perspectivas de educación surgieron en el período visigodo a la sombra de los monasterios y de las catedrales, durante los siglos VI y VII.
El magisterio de San Isidoro desde la abadía del monasterio y desde su sede sevillana, se hizo patente, a través de las Etimologías y de su participación en el Concilio IV de Toledo, en todo el occidente europeo. El influjo de estas escuelas en la vida navarra llegó por la participación de los Obispos y diáconos enviados por ellos a los citados Concilios. Es de suponer que a través de los mismos irradiase en los distintos monasterios navarros.
Hay que destacar que San Eulogio encontró en éstos importantes focos de cultura, en algunos, como los de Leire, Cillas etc., obras desconocidas en Córdoba como La Ciudad de Dios de San Agustín, La Eneida de Virgilio, las Sátiras de Lucrecio y Horacio, los Tratados de Porfirio, los Epígramas de Adelhelmo de Malmerbury, etc. Posiblemente estos autores llegasen a Navarra a través de Francia en un primer proceso de influencia europea en la cultura navarra. (Bibliotecas*).
A lo largo de la Edad Media se asistió a la aparición de determinadas formas de educación básicas, posteriormente institucionalizadas. Al amparo de los monasterios surgieron las escuelas monásticas como lugares de formación de monjes, extensible en muchos casos a niños pobres del área de influencia más próxima. No obstante las noticias que se poseen son escasas y se reducen a la formación de Sancho el Mayor en el Monasterio de Leire o la Escuela de Bargota, anexa a la Orden de San Juan de Jerusalén. De igual forma bajo la influencia de las Catedrales, se crearon las Escuelas Catedralicias para la formación de los clérigos. La de Pamplona existía a principios del XII. El currículum tenía como base el trivium y el cuadrivium.
Los Estudios*, que hicieron su aparición en el panorama educativo en el siglo XIII, completan el mapa educativo medieval navarro. Eran Escuelas de Gramática, abiertas a clérigos y seglares como primer paso para ejercer la docencia o iniciar una formación universitaria. Fueron célebres los de Tudela, Sangüesa, Pamplona o Estella. Tenían como objetivo la segunda enseñanza y atravesaron distintas fases a lo largo de su existencia, hasta que en 1845 se fundó el Instituto de Segunda Enseñanza. Entre los maestros de Estudio de estos centros cabe señalar a P. Simón Abril* en el de Tudela; Miguel Saura*, Martín de Amatriain*, Silvestre de Arlegui* y José Carrillo* en el de Sangüesa, Juan de Cemborain*, Francisco Barbosa y Martínez de Cabredo* en el Estella; Martín de Lazcano* y Martín de Erro* en el de Pamplona.
En esta época tuvieron lugar los primeros intentos para fundar una Universidad en Navarra, primero por Teobaldo II en Tudela (siglo XIII) después por Carlos II en Ujué (siglo XIV). El objetivo que se pretendía en ambas ocasiones era satisfacer las exigencias de formación superior de los alumnos navarros. Ya entonces se dejaba sentir la necesidad de fundar una Universidad en Navarra que salvase los inconvenientes, sobre todo de tipo económico, que ocasionaba a los alumnos navarros su asistencia a las Universidades extranjeras de París o Toulouse. Esta misma vocación universitaria se aprecia en Rodrigo Ximénez de Rada*, promotor, a principios del siglo XIII, de la fundación de la Universidad de Palencia.
La participación de la Iglesia en la educación medieval fue notoria y se manifestó en las escuelas Catedralicias*, Monásticas* o en los propios Estudios*. Éstos, aun dependiendo de los Municipios tenían la Gramática Latina como núcleo fundamental de sus programas y frecuentemente a los clérigos por profesores. También la primera instrucción se hallaba frecuentemente en los pueblos en manos de los clérigos o sacristanes, que se preocupaban de enseñar las primeras letras a los niños.
Esta necesidad de formación de los jóvenes fue asumida progresivamente por las ciudades y pueblos, en razón de la importancia de la población o del nivel de sensibilización de sus regidores. Aparecieron de esta forma las Escuelas de Primeras Letras municipales. En ellas se enseñaba a los niños a leer, escribir, contar y la Doctrina Cristiana.
Los maestros eran clérigos o laicos elegidos (desde 1617) por los Ayuntamientos, a los que se exigía competencia en las materias instrumentales, bondad de costumbres y habilidad para la enseñanza. Sus obligaciones se centraban en enseñar las materias antes enumeradas; ente ellas daba gran importancia a la Enseñanza de la Doctrina Cristiana y de las prácticas religiosas, Misa Mayor, procesiones y rosarios, a las cuales debían asistir los alumnos acompañados de sus maestros. Asimismo debía cuidar de su conducta tanto dentro de la clase como en la calle.
El Ayuntamiento por su parte pagaba un sueldo a los maestros, quienes a su vez recibían una aportación en metálico o en especie de sus alumnos. El Regimiento, a la vez que contraía esta obligación, se reservaba el derecho de nombramiento de maestros y de su control, para lo cuál nombraba un regidor o una Comisión de Regidores*. Estos se encargaban de inspeccionar el nivel de adquisición de conocimientos por parte de los alumnos y el grado de cumplimiento de los maestros.
De esta forma la enseñanza pública, se fue consolidando, aunque su existencia era aún precaria. LOS problemas de salarios de maestros y falta de asistencia de los alumnos eran los más habituales.
En el ámbito universitario, Navarra, contó durante los siglos XVII y XVIII con la Universidad de Irache* de la Orden Benedictina*, y la de Santiago de Pamplona de los Dominicos*.
Destaca, igualmente, la figura de Juan Huarte de San Juan*, que con Examen de Ingenios para las Ciencias abrió los cauces de la Psicología Diferencial. En el mundo universitario de los siglos XVI y XVII sobresalen Martín de Azpilcueta* Bartolomé y Sancho Carranza*, Malón de Echaide*, Raimundo de Lumbier* y Francisco de Larraga*. También se inició la ordenación de la medicina; surgieron las cofradías de San Cosme y San Damián* en Pamplona y Tudela, con facultad de examinar a los médicos que iban a ejercer en esas localidades, aunque hubiesen sido examinados por el Protomédico.
Se constituyeron las primeras fundaciones para el sostenimiento de la enseñanza*: Esparza*, Abaurrea* y Cruzat* en Pamplona; Arazaola-García Goyena* en Tafalla; Miguelarena* en Ezcurra. El número de fundaciones fue aumentando, hasta alcanzar el máximo en el siglo XIX, cuando la asunción por parte del Estado de las obligaciones de financiación de la enseñanza y el alto costo de la misma las tornaron obsoletas y fueron desapareciendo.
Hasta el siglo XVIII no existía una regulación de las Escuelas de Primeras Letras. Las únicas normas de funcionamiento conocidas recogieron en las conducciones de los maestros, en las que especificaban las condiciones en que debían ejercer su profesión. A partir de esta fecha los Ayuntamientos establecieron Ordenanzas para reglamentar la vida de la Escuela. Son estos los primeros documentos que aportan datos reales sobre su funcionamiento y el inicio de la ordenación educativa a nivel local. Constituyen buenos ejemplos las de Pamplona (1735); Peralta (1762); Estella (1798); Garayoa (1806); Corella (1807) o Sangüesa de este mismo año.
Esta necesidad de organización de la enseñanza, sentida por los municipios, reclamaba la existencia de otro nivel de organización superior. Este es el sentido de la Ley XLI de las Cortes 1780-81 que constituyó el primer intento de ordenación de la Instrucción Primaria en Navarra, al regular diversos aspectos claves para la constitución del sistema educativo Navarro.
Determinaba en primer lugar la necesidad de estar en posesión de titulación adecuada, expedida por el Real Consejo para ejercer el magisterio.
Establecía la obligatoriedad de asistencia a la escuela para los niños desde los cinco a los doce años, Regulaba el cargo de Superintendente, que recayó en el Padre de Huérfanos*, Alcalde o Primer regidor, con la función de velar por el cumplimiento de las obligaciones de los maestros y alumnos, principalmente en lo relativo a asistencia: era también el encargado de confeccionar el rolde y de vigilar el cumplimiento de las normas contenidas en la Ley.
Esta misma Ley instituyó las Escuelas de Niñas, regidas por maestras asalariadas, en los pueblos de mas de 150 vecinos, para enseñar las habilidades y labores propias de la mujer, leer, escribir y Doctrina Cristiana. La edad de permanencia en la escuela era la misma que para los niños.
Fijaba también las condiciones que debían reunir las maestras, diferentes y menos exigentes que las de los maestros.
Una de las consecuencias inmediatas fue la creación de la Junta de Escuelas y Estudios de Pamplona. Las Cortes de 1794-97, no satisfechas por los resultados obtenidos por la aplicación de la Ley anterior, promulgaron unos aditamentos, con una flexibilización de las normas de asistencia en aquellos casos en que los padres se responsabilizaran de la enseñanza de sus hijos, ya fuera en su propia casa o en clases particulares. No obstante, los alumnos debían seguir pagando la cantidad correspondiente al maestro aunque no asistieran a clase. La autorización era potestad del Superintendente. Otra variación importante era la propia elección de este cargo, que podía recaer asimismo en las personas que hubieran sido alcaldes, estuvieran en disposición de serlo o fueran personas de distinción en pueblos de Señorío.
A finales del XVIII, las Escuelas de Primeras Letras se debían extender por las principales ciudades del Reyno, y así lo indicaba la Diputación al contestar a una encuesta formulada por el Gobierno en 1807.
El panorama educativo de Navarra se completaba con los Estudios de Gramática y las Universidades ya señaladas, así como por nuevos Centros como el Seminario Conciliar* (1777), el Episcopal (1788), el de San Juan Bautista y los de las Ordenes Religiosas. En 1799 se fundó en Pamplona la primera escuela pública de Niñas dirigida por las Madres Beatas.
El proceso de ordenación de las Escuelas de Primeras Letras en Navarra culminó con la creación por las Cortes de 1828-29 de la Junta Superior de Educación* para la organización y dirección de la educación del reino. Una de sus primeras y más importantes actuaciones fue la elaboración del Plan y Reglamento General de las Escuelas de Primeras Letras de 1831, que reguló la educación en Navarra hasta 1887; entonces entró en vigor el mandato de la Junta Provincial de Instrucción Pública que obligaba a las Escuelas a regirse por la Ley de Instrucción Pública de 1857. Creó asimismo las Escuelas Normales de Primeras Letras* para la formación de los maestros y el Real Colegio de Medicina, Cirugía y Farmacia*.
La promulgación de la Ley de 1838 trajo consigo una mayor centralización de la enseñanza. Disponía que la dirección y el gobierno de la Instrucción Primaria correspondía al Gobierno central. Consecuencia de la misma fue la implantación en Navarra de la Comisión Provincial de Instrucción Primaria*, que reemplazó a la Junta Superior de Educación, y de las Comisiones Locales de Instrucción Primaria* en vez de las Juntas Subalternas*.
Es de destacar la creación de la Escuela Normal de Maestros* en 1840 y de Maestras* en 1847, así como la asunción por parte de las Escuelas de San Francisco de la función de Aneja. Asimismo hay que reseñar la creación en 1843 de la primera Escuela de Párvulos de Navarra y la del Instituto de Segunda Enseñanza* (1845).
La preocupación de la Administración Navarra por la enseñanza se tradujo en un aumento progresivo de unidades escolares; las 166 escuelas y 198 maestros existentes en 1820 pasaron a 305 escuelas y 418 maestros en 1842.
La Ley Paccionada no hizo referencia al especial régimen educativo navarro, y al promulgarse la Ley de Instrucción Primaria de 1857 (Ley Moyano) fue aplicada de inmediato en Navarra, creándose la Junta Provincial de Instrucción Pública*, y las respectivas Juntas Locales*.
El conflicto de competencias se originó al pretender conculcar el Estado el derecho de Propuesta de los Ayuntamientos* para el nombramiento de maestros. Un acuerdo de la Junta Provincial de Instrucción Pública obligó (1887) a los maestros a seguir las directrices dadas por la Ley de Instrucción Pública. Esta situación perduró hasta 1914, en que tras difíciles conversaciones se llegó al acuerdo de dotar a los maestros en igual forma y cuantía que lo hacía el Estado, mediante una cantidad equivalente a lo que suponía el gasto de personal y material para la Primera Enseñanza de la región el año 1901. Cantidad esta que se debía ingresar en el Tesoro. Por parte del Estado se reconocía el derecho de los Ayuntamientos para nombrar a sus maestros.
A partir de este momento la Historia de la Educación en Navarra queda conformada por las actuaciones de las dos Administraciones que inciden en el campo educativo, por una parte el Estado, a quien compete la responsabilidad de la organización de los servicios educativos y por otra la Administración Foral, que ejerce una acción complementaria respecto del Estado. Es de destacar en este sentido el restablecimiento de la Junta Superior de Educación* en 1936, como Institución peculiar del Régimen Foral navarro, la creación de la Dirección de Educación de la Diputación Foral, y posteriormente del propio Departamento de Educación* y Cultura del Gobierno de Navarra.
La Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Fuero de 1982, reconoce en su artículo 47, la competencia plena de la Comunidad Foral Navarra en materia de Educación, abre nuevas perspectivas que posibilitarán, tras la transferencias de servicios educativos, la articulación de un Sistema Educativo moderno que sin perder la perspectiva de las peculiaridades de la comunidad en la materia, sea capaz de satisfacer las necesidades educativas actuales y futuras del hombre y sociedad navarros.
Fuentes
Archivo General de Navarra. Sección de Instrucción Pública.
Archivo General de Navarra. Libros de Actas de la Junta Superior de Educación. Años 1829-1836 y 1936 y 1984.
Archivo General de Navarra. Ordenanzas de Escuelas de Primeras Letras Peralta, legajo n.° 2 carpeta n.° 39; Estella, Garayoa, Corella y Sangüesa, Legajo 3, carpetas n.° 10, 21, 27 y 26 respectivamente
Archivo Municipal de Pamplona. Sección de Enseñanza Pública.
Archivo Municipal de Pamplona. Libros de Actas Municipales.
Archivo Municipal de Pamplona. Actas de la Comisión Local de Instrucción Primaria de Pamplona y de la Junta Local de Primera Enseñanza.
Inspección de Enseñanza Primaria. Memoria de las Actividades anuales.
Instituto de Segunda Enseñanza. Memorias de los cursos académicos.
Compilaciones legislativas
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Bibliografía
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Dirección Provincial del Ministerio de Educación y Ciencia
El progresivo crecimiento de los servicios educativos a lo largo del siglo XIX conllevó la configuración en el ámbito de la Administración Central de un organismo específico cuyo objetivo era la dirección de la actividad educativa que ejercía el Estado. Ese organismo, que en 1812 era la Dirección General de Estudios, evolucionó con distintos nombres y diversas dependencias orgánicas hasta que adquirió el rango de Ministerio. En 1900 se llevó a efecto la escisión del Ministerio de Fomento, prevista ya en 1886 y que dio origen al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.
Paralelamente a este proceso, el Estado se planteó la necesidad de instituir una Administración Periférica para la coordinación y dirección de la educación en cada una de las provincias. Ésta es la función que cumplieron las Comisiones Provinciales de Instrucción Primaria en 1838* y la Junta Provincial de Instrucción en 1857*. Con la promulgación del Real Decreto de dos de septiembre de 1902, se produjo una transformación importante, que supuso el nacimiento de las Secciones de Instrucción Pública y Bellas Artes, que a su vez fueron el origen de las Direcciones Provinciales.
Dicho Decreto supuso una división de competencias dentro de la Junta Provincial, dado que los asuntos de gobierno seguían encomendándose a dichas Juntas, en tanto que para la gestión de los asuntos administrativos se crearon las Secciones de Instrucción Primaria y Bellas Artes. En 1910 se independizaron totalmente de las Juntas Provinciales y pasaron a depender del Gobernador Civil, y en 1913 de la Dirección General de Instrucción Primaria, etapas estas que supusieron su consolidación definitiva.
La Ley Orgánica del diez de abril de 1942 disponía: “en cada provincia cuidará del funcionamiento de los servicios administrativos generales un Delegado Administrativo del Ministerio” y en parecidos términos se pronunció la Ley de 14 de abril de 1955, pero la regulación orgánica de las Delegaciones Administrativas de Educación Nacional se hizo en virtud del Decreto de 23 de marzo de 1956. Las funciones que asignaba a los Delegados consistían en dirigir los servicios administrativos, ostentar la Secretaría del Consejo Provincial de Educación, de la Junta de Construcciones Escolares y de los Servicios de Protección Escolar.
Ahora bien, el momento decisivo de este desarrollo administrativo periférico lo constituyó el Decreto de 27 de noviembre de 1967 por el cual se crearon las Delegaciones Provinciales del MEC, con las máximas competencias delegadas del MEC en la provincia. Podemos agruparlos en tres apartados: dirigir, coordinar, programar y ejecutar la actividad administrativa educativa de la provincia; integrar los Servicios, Comisiones y Delegaciones del Departamento y ejercer cuantas competencias le sean delegadas por los superiores jerárquicos del Ministerio de Educación.
Su estructura orgánica actual se regula por Orden de 15 de enero de 1986 según el siguiente organigrama.
Director Provincial*, como representante del Ministro en la provincia, es la máxima autoridad de los Servicios y Organismos del Departamento.
Secretario General, coordinador y jefe superior de todos los servicios administrativos bajo la autoridad del Director Provincial, a quien sustituye en caso de vacante o ausencia.
La Secretaría General está integrada por el Servicio de Gestión de Personal y Servicios, que comprende la Sección de Gestión de Personal que tramita los asuntos relativos a las situaciones administrativas de los funcionarios y contratados, y la sección de Alumnos y Servicios Complementarios, a la que concierne lo relativo a becas, ayudas, servicios de transporte y comedor, títulos, etc.
Un segundo servicio es el de Créditos y Planificación, con las Secciones de Gestión Presupuestaria y Contratación para la tramitación de gastos, pagas y contratación de las obras y la de Planificación y Centros, con destino a la obtención y análisis de los datos estadísticos necesarios para la planificación educativa y la Gestión de las creaciones, autorizaciones, transformaciones y cese de actividades de los Centros docentes públicos y privados.
A la Unidad de Programas le corresponde la coordinación, impulso y fomento de las iniciativas de innovación y reforma educativa, perfeccionamiento del profesorado, educación compensatoria, educación especial, educación a distancia, programas de alumnos, orientación, etc.
El Servicio de Inspección es el encargado de velar por el cumplimiento de la legislación, evaluación de centros y profesores, así como las actuaciones necesarias para la ejecución del plan de actividad anual.
La unidad Técnica de Construcciones y Equipamientos es la encargada de las funciones de dirección, inspección y vigilancia de las obras, redacción de proyectos y demás actividades de carácter técnico en materia de construcciones e instalaciones de los Centros del Departamento.
A partir de 1979 se produjo una corriente descentralizadora de determinadas competencias en materias de persona centros, becas y servicios complementarios desde la Administración Central a la Dirección Provincial, consiguiéndose una desconcentración de funciones y una mayor autonomía en la toma de decisiones.
Departamento de Educación y Cultura
Una de las notas diferenciadoras que definen la educación en Navarra es la existencia de unos órganos administrativos propios con capacidad de gestión de los servicios educativos, al margen de los de la Administración Periférica Estatal. Esta singularidad tiene su origen en la propia realidad histórica navarra, que conservó su capacidad legislativa a través de sus Cortes hasta 1829, y su máximo exponente es la Junta Superior de Educación* y los servicios educativos de la Diputación Foral.
La creación de diversos programas de apoyo a los Servicios Educativos, proporcionados por la Administración Central y promovidos primero por la Junta Superior de Educación y más tarde por la propia Diputación, trajo como consecuencia que el personal tradicionalmente adscrito a la Junta fuese insuficiente para realizar la gestión educativa. Esto originó la creación de los servicios administrativos correspondientes dentro de la propia Diputación Foral, con categoría de negociado.
En esta primera etapa, la Diputación continuó el programa de Escuelas de Temporada que había iniciado la Junta Superior y comenzó a apoyar decididamente, mediante subvenciones, diversos campos de la educación navarra: construcción de viviendas para maestros, enseñanzas de Educación Especial, becas para estudios artísticos, estudios en el extranjero, etc.
También se inició la política de convenios: el de Construcciones Escolares en 1946, con la Sociedad San Francisco de Sales y la Compañía de Jesús en 1947, con la Universidad de Navarra para la dirección de la Escuela de Ingeniería Técnica Industrial en 1968, conservatorio de Música en 1959.
La importante actividad educativa desarrollada en esta primera etapa propició la transformación (1973) del negociado de Educación en Dirección.
A su vez la creación de la Dirección de Educación supuso un nuevo impulso a la labor complementaria que la Diputación realizaba respecto a las obligaciones estatales en materia de enseñanza. Se inició una segunda etapa caracterizada por el impulso que se dio a la política de convenios con entidades e Instituciones para mejorar la calidad de la enseñanza en Navarra: nuevo convenio de construcciones con el Estado, con la Universidad de Navarra, para la dirección del Centro Regional de la UNED, con la sociedad San Francisco de Sales para las Escuelas Profesionales Salesianas (1974), con los Hermanos de las Escuelas Cristianas en orden a diversas Escuelas Profesionales (1975), con la Universidad de Navarra en 1976, con la Compañía de Jesús para la Escuela Técnico Industrial de Tudela en 1977, etc. Paralelamente se asumió la gestión directa de otros centros: Escuela de Asistentes Técnicos Sanitarios, Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola, Escuela de Idiomas de Navarra.
Se continuó también la política de subvenciones, ampliándosela destinada a las enseñanzas musicales, con la de las Filiales en 1974 y las clases de Iniciación Musical en los Colegios en 1976, así como a los Centros Privados e Ikastolas. Las becas se hicieron extensivas al transporte escolar y se generalizaron en Educación Especial.
La tercera etapa se inició en 1979 al confeccionarse la estructura orgánica de la Dirección. El organigrama se componía de un Director de Educación, Subdirector, letrado, servicio de Formación Profesional y las secciones de Educación Preescolar y EGB, Personal, Inversiones y Protección Escolar.
Completaba la plantilla la Asistente Social, Administración e Intervención.
Durante este período prosiguió la tendencia de Diputación de convertirse en promotora y gestora directa de diversos campos de la educación que no estaban suficientemente atendidos por el Estado. Surgió de este modo la política de programas de la Ponencia de Educación. Cabría señalar el de Educación Permanente de Adultos en 1979*, los de Educación Física y Orientación Escolar en 1981* y el de Talleres Profesionales y Curso Intensivo de Euskera en 1982.
Paralelamente se extendió la Formación Profesional con la creación de las Escuelas de Huarte en 1979, Corella y Agrícola de Villava en 1980, Sanitaria de Pamplona en 1981 y Roncesvalles en 1982. Las Escuelas de Elizondo y Lumbier se completaron en 1982 con el Segundo grado de F P. El Patronato de F P se sustituyó por una Comisión Técnica, y finalmente por el Instituto de Formación Profesional como organismo autónomo. Dos centros de Educación Especial pasaron a depender de la Administración Foral en 1980: el de Eulate en Pamplona y el de Torre de Monreal en Tudela. La Escuela de Enfermería lo hizo en 1981.
En EGB se firmó un nuevo convenio con el Ministerio de Educación y en BUP, se subvencionaron los Colegios Municipales de Sangüesa y Baztán.
Sin embargo el momento más importante de este proceso de intervención progresiva de la Diputación Foral de Navarra en el campo educativo lo constituyó la Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Fuero de 8 de marzo de 1982 que en su artículo 47 dispone: “Es de competencia plena de Navarra la regulación y administración de la enseñanza en toda su extensión, niveles y grados, modalidades y especialidades, sin perjuicio de lo establecido en los preceptos constitucionales sobre esta materia, de las Leyes Orgánicas que los desarrollen y de las competencias del Estado en lo que se refiere a la regulación de las condiciones de obtención, expedición y homologación de títulos académicos y profesionales y de la alta inspección del Estado para su cumplimiento y garantía. En esta línea se situó la estructura orgánica del Departamento de Educación y Cultura (1984). Aparte del Consejo de Educación y Cultura, se constituyó una Dirección General de Educación integrada por los Servicios de Planificación e Inversiones, Enseñanzas no Universitarias, Enseñanzas Universitarias y por la Secretaría Técnica.
Preescolar
La educación preescolar es la que se proporciona al niño antes de los seis años, en que comienza la EGB obligatoria. Comprende dos etapas: Jardín de Infancia para niños de dos y tres años y Párvulos para los de cuatro y cinco. Su objetivo fundamental es el desarrollo armónico de la personalidad del niño. El dominio del propio cuerpo, intelectivas maduración de las capacidades intelectivas y la integración social son objetivos que están presentes en la actuación del profesor de Preescolar.
La primera escuela de párvulos de Navarra comenzó a funcionar en 1843, pocos años después de que Pablo Montesinos la fundara en Madrid. Era una de las cuatro sostenidas por la “Sociedad para propagar y mejorar la educación del pueblo”. Su financiación corría a cargo de las cuotas de los socios, de la Diputación Foral y de las retribuciones de los alumnos. El Ayuntamiento aportó los locales en las Escuelas de San Francisco. En 1849 asistían 96 alumnos, sesenta de los cuales eran de 2-4 años y 36 de 4-6. Seguían el sistema de enseñanza de Palo Montesinos y al frente de la misma se encontraba Francisco Monicón, que había asistido durante un año a la Escuela de Virio de Madrid; María Cortés y Concepción Monicón eran profesora y ayudante de la escuela, respectivamente.
Al resto de las Escuelas de Primeras Letras también asistían alumnos menores de seis años, pero no tenían establecida un aula y una metodología especial para los párvulos. En las escuelas de Pamplona estaban escolarizados ese mismo año 235 alumnos de esta edad: 58 en la Escuela Pública de Niños Elemental, 64 en la Escuela Normal, 50 en las Madres Beatas y 63 en escuelas privadas.
La necesidad de escuelas para párvulos, con unos objetivos específicos y una metodología y actividades apropiadas, hizo que este tipo de escuelas se propagasen rápidamente. En 1908 eran ya 31 las unidades que estaban en funcionamiento.
No obstante, el crecimiento más espectacular se produjo en este siglo, se llegó a 330 unidades en 1970 y a 621 en el curso 1987-88. Paralelamente se apreciaba un descenso en la ratio profesor/alumno, que disminuyó de 33,67 en 1970 a 18,73 este último curso.
En el análisis comparativo de la evolución de la oferta pública y privada se observa que empezó con más fuerza la iniciativa privada, y que continuó en esta línea hasta la década 1970 en que el número de aulas eran 156 y 174 respectivamente. Sin embargo en los años siguientes, la primera ha hecho en Navarra un considerable esfuerzo para escolarizar a todos los alumnos de Párvulos, lo que ha originado un crecimiento de estas unidades, llegando a 346 y un total de 6.486 alumnos en 1987-88. La enseñanza privada no siguió este mismo ritmo de crecimiento, contado en 1988 con 275 unidades de párvulos y 5.149 alumnos; No obstante, la casi totalidad de Jardines de Infancia que existían en Navarra estaban bajo iniciativa privada.
Se advierte pues un cambio de signo en la distribución de los alumnos de Preescolar entre ambas iniciativas. La pública subió su presencia de un 43,68% al 55,74%, mientras que la privada había descendido del 56,31% al 44,25%.
En cuanto a la distribución geográfica el 59,53% de los alumnos escolarizados en la capital acudían a Colegios Privados y el 40,46 a los Públicos. Esta tendencia se invierte si se considera el resto de la región, donde el nivel preescolar está atendido preferentemente (64,18%) por el MEC a través de la red de centros públicos (68,08%) y sólo un 31,91% por la privada.
Fuentes estadísticas
Inspección de Enseñanza Primaria de Navarra. Años 1843, 1849 y 1908.
Dirección Provincial del Ministerio de Educación y Ciencia. 1970 y siguientes. Elaboración propia.
Educación General Básica
Una de las obligaciones de la sociedad es dar respuesta a las necesidades de formación básica de la niñez. Esta constante histórica ofrece una formulación de objetivos diferente en cada época, pero que progresivamente amplían su campo de acción y adquieren más profundidad, conforme la sociedad ha ido demandando una educación más completa. Las acepciones de Escuelas de Primeras Letras, Instrucción Pública, Instrucción Primaria o Educación General Básica son distintas etapas del proceso.
La EGB según la Ley de 1970, está organizada en ocho cursos de escolarización desde los seis a los trece años y en dos etapas; la primera que comprende los cinco primeros cursos, y la segunda los tres restantes. La primera etapa se ha subdividido en dos ciclos, Inicial (1° y 2º cursos) y Medio (3°, 4° y 5°) y la segunda etapa ha pasado a formar el Ciclo Superior.
En Navarra, hasta principios del XIX no se dispone de datos fiables que indiquen los establecimientos de enseñanza que existían en la Provincia.
En 1820 la Diputación registraba al menos 166 escuelas, regentadas por 198 maestros. Las estadísticas ofrecen un aumento progresivo de escuelas profesores a lo largo del siglo XIX y primeras décadas del XX, con un ritmo mucho más rápido a partir de los años sesenta. A mediados del XIX existían, según P. Madoz, 508 escuelas con un total de 23.363 alumnos. En 1908 eran 751 escuelas y 41.763 alumnos.
A partir de la década de 1960 se advirtió un fuerte crecimiento de la EGB y Preescolar, tanto en número de alumnos escolarizados como en el de profesores encargados de impartir la docencia. El desarrollo sociocultural y la desaparición del Bachiller Elemental, que acogía parte de la población de 11-14 años, fueron las causas. Los alumnos, que en 1957 en Enseñanza Primaria eran 60.531, en 1970 pasaron a 61.650 y en el curso 1984-85 sumaban 85.993. A partir de este momento la tendencia cambió de signo debido al descenso de la natalidad; en 1987-88 se contabilizaban 76.105 alumnos. Sin embargo el crecimiento es continuo en el número de profesores, ya que los 1.145 de 1170 aumentaron a 3.258 en el curso 1984-85 y a 3.431 en 1988.
Paralelamente a este crecimiento cuantitativo se produjo un descenso en la ratio profesor/alumnos: 41,88 en 1842, y 35,15, 28,74, 26,39 y 22,10% en los años 1957, 1970, 1984 y 1987 respectivamente.
La Enseñanza Pública y la Privada crecieron considerablemente a partir de los sesenta, pero lo ha hecho en mayor proporción la segunda, fundamentalmente por la desaparición del Bachiller Elemental y consiguiente clasificación de los Centros no Estatales, que reconvirtieron parte de sus efectivos, en Colegios de EGB. En 1970 había 39.876 alumnos en la Enseñanza Pública, lo que supone el 64,68% del total de la Preescolar y EGB en Navarra, y 21.774 (35,31%) en la Privada. En el curso 1987-88, la Pública se situaba en torno a los 43.057 alumnos (56,57%) y la Privada en 33.048 (43,42%).
En Preescolar se ha producido una estabilización de los alumnos en los Centros Privados, mientras que hay un aumento en la oferta de Preescolar en los Colegios Públicos. De 4.855 alumnos en Colegios Públicos en 1970, que suponían el 43,68% de la oferta total de los puestos de este nivel en Navarra, se ha pasado a 6.486 en 1987-88 (55,74%). En el mismo período los Colegios Privados han pasado de tener una matrícula de 6.258 alumnos (56,31%) a 5.149, cantidad que en términos relativos desciende hasta el 44,25%.
En EGB, la enseñanza pública había crecido de 35.021 a 36.571 en el período 1970-1987, pero su presencia relativa descendía del 69,29% al 56,72%. Por su parte la Enseñanza Privada pasó de 15.516 alumnos de EGB a 27.899 en el mismo período de tiempo, con un aumento proporcional de 30,70 al 43,27%.
La evolución de la sociedad navarra en los años sesenta, caracterizada por el abandono de los núcleos rurales y su asentamiento en los urbanos, así como la necesidad de proporcionar una enseñanza que pudiera responder a las tesis de la graduación, originaron la creación de los Colegios Comarcales* y la supresión de un gran número de escuelas unitarias. En 1988, de los 13.944 alumnos de Preescolar y EGB que asistían a las Concentraciones, 5.301 procedían de los distintos pueblos de su área de influencia, el 38,01% de la matrícula total de las mismas eran alumnos transportados. Esta cantidad suponía el 12,31% del total de los alumnos de la Enseñanza Pública de Navarra.
En cuanto a la distribución geográfica de los puestos escolares ocupados, la capital concentraba a 28.819 alumnos (37,99%) de la población escolar de la provincia, y el cinturón 11.533 (15,15%). En Pamplona y su área de influencia se escolarizaban 40.452 alumnos (53,15% del total de la población de Preescolar y EGB de Navarra).
Otra de las notas que definían la Educación navarra era la creación de líneas bilingües de Euskera en los Colegios Públicos. En el curso 1987-88 eran 53 los Colegios que las tenían implantadas y totalizaban 2.912 alumnos. Asimismo en 14 Colegios se impartían enseñanza del Euskera a 2.109 alumnos. La oferta privada se realizaba a través de las Ikastolas, con una matrícula de 6.929 alumnos en Preescolar y EGB.
En cuanto a la prestación de servicios educativos, la Diputación Foral de Navarra ha venido realizando una política complementaria respecto a la del Estado en materia educativa, lo que ha permitido a Navarra contar con un nivel de servicios muy superior al del resto del Estado. Podríamos destacar los Convenios de Construcciones Escolares, las Escuelas de Temporada*, el programa de Educación Física, el de Orientación Psicopedagógica, el de Educación Permanente de Adultos*, perfeccionamiento del profesorado, etc.
Fuentes estadísticas y bibliografía
Archivo General de Navarra. Contestación dada por la Diputación a un interrogatorio del Gobierno sobre los establecimientos de Instrucción Pública. 1807.
T. Ochoa. Diccionario Geográfico e Histórico de Navarra. 1842.
P. Madoz. Diccionario Geográfico, Histórico y Estadístico. 1948-50. Inspección de Enseñanza Primaria. Años 1848-1850.
Dirección Provincial del MEC. Años 1970 y siguientes. Elaboración propia.
Bachillerato
La Diputación Provincial de Navarra y el Ayuntamiento de Pamplona crearon a propuesta de Carlos Font el Instituto de ramplona en 1842, al amparo de la Real Orden de 12 de agosto de 1838. Las cláusulas del convenio señalaban que se impartirían las siguientes cátedras: gramática latina y castellana, dos de elementos de matemáticas, geometría aplicada al dibujo lineal, física experimental, lógica, ética y fundamentos de Religión, geografía e historia y lengua francesa. El edificio para su ubicación debían aportarlo ambas Instituciones que, también sufragaban los sueldos del profesorado y los gastos de material. Tenía carácter privado y estaba adscrito a la Universidad de Zaragoza.
Se pretendía “proporcionar a los jóvenes, la instrucción precisa para comprender el estudio de las facultades mayores en cursos académicos incorporados en las universidades”. El personal docente se componía, además del director y profesorado, de un Rector sacerdote, un Secretario de estudios e Inspectores de Internado. El Rector era responsable del Colegio de Internos y se encargaba de la disciplina moral del mismo. Los Inspectores dependían directamente del Rector y dirigían la formación de los internos. Entre las actividades del Colegio existía un predominio de las prácticas religiosas. Su existencia fue efímera, pues el contrato se rescindió en 1844; no obstante tuvo su continuación en el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza.
En 1845 se estableció un Plan de Estudios con el objetivo de organizar la Enseñanza Secundaria y Superior. En él se contemplaban los Institutos como Centros Públicos en los que se impartía la Enseñanza Secundaria. Al amparo de esta disposición se fundó el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza de Pamplona ese mismo año. En la misma se disponía la reconversión del Colegio de Humanidades, sostenido por la Diputación Provincial y el Ayuntamiento, en Instituto de Segunda Enseñanza.
La plantilla del Centro, que incorporó la del anterior Instituto, estuvo formada en un primer momento por dos profesores de latín y castellano y uno de cada una de las especialidades siguientes: latín y griego, francés, retórica y lógica, geografía e historia, matemáticas, psicología y lógica, física e historia natural.
La matrícula aumentó progresivamente a lo largo del XIX. De 234 alumnos en 1862 pasó a 342 en 1868, superó los 400 en 1893 y llegó a 469 en 1907.
En 1865 la Diputación construyó un edificio en la Calle Navarrería para ubicar el Instituto; la obra se realizó bajo la dirección del arquitecto Maximino Hijón.
Pronto constituyó un foco de vida cultural; reunió una valiosa biblioteca* que llegó a contar en 1868 con unos 14.000 volúmenes; participó en la Exposición Universal de Filadelfia en 1876, a la cual se enviaron los catálogos de material científico que existían en los departamentos, así como seis planos del edificio, por ser considerado como modelo en la época. En 1881, para conmemorar el centenario de Calderón, se convocó un certamen literario.
Contaba con varios Centros adscritos: la Academia Científico Literaria de Tudela, el Colegio de Nuestra Señora del Puy de Estella y el Colegio del Baztán de Elizondo. Más tarde, en 1893, el Colegio San Francisco Javier de Tudela.
Fueron destacados profesores: Gregorio Pano Calle*, Natalio Cayuela*, José Gil Sanz*, Víctor Sainz de Robles*, Víctor Ozcáriz y Lasaga*, Fernando Romero González*, José Antonio Secret y Coll*.
En virtud de las Leyes de Presupuestos de 1890, el Estado se hizo cargo del pago del personal y de los gastos de material de los Institutos de toda la nación. En Navarra, dado su peculiar régimen Foral, se acordó que la Diputación contribuiría pagando los sueldos de entrada del profesorado en la cuantía fijada en 1888, los del personal administrativo y los gastos de funcionamiento del Instituto.
Enseñanza Media
La Ley sobre la Reforma de la Enseñanza Media de 1938 supuso el comienzo de una pretendida reforma de la educación en general que se inició con la del Bachillerato Universitario como parte de la Enseñanza Media. Estableció para el mismo un Plan de siete cursos, formado en torno a siete áreas: Religión y Filosofía, Lenguas clásicas, Lengua y Literatura Española, Geografía e Historia, Matemáticas, Lenguas Modernas y Cosmología. También comprendía las asignaturas de Dibujo, Educación Física y Formación Patriótica.
Esta Ley tuvo diversas consecuencias en el panorama de los estudios medios en España: recuperación de la influencia de la enseñanza privada, el gran impulso que tomó la formación clásica que hizo renacer los estudios helenísticos, y la indiferenciación entre los Colegios de la Iglesia respecto de los privados.
Casi coincidiendo con la entrada en vigor de la citada Ley, se creó (1930) el Instituto femenino “Príncipe de Viana”, segundo de los de Navarra cuando había transcurrido casi un siglo de la creación del Instituto de Segunda Enseñanza.
Ambos contaban con una matrícula de 495 alumnos, que suponía el 17,67% de la totalidad del alumnado de Bachiller, y los veintiún Colegios que existían tenían una matrícula de 2.305 alumnos (82,32%). El total de la Enseñanza Media en Navarra era de 2.800 estudiantes.
La creación del Bachiller Laboral (1949), el Plan de Estudios de 1953, con dos ciclos y curso final preuniversitario, y la unificación del Bachillerato Laboral y el Elemental en 1967, fueron los sucesivos pasos que permitieron la apertura de la Enseñanza Media a amplias capas sociales.
En 1970 cursaban los estudios de Bachillerato y Preuniversitario 23.438 alumnos, de los cuales 5.672 lo hacían en enseñanza oficial (24,20%), 11.972 en Colegios Privados (51,07%) 5.794 por enseñanza libre (24,72%).
Bachillerato Unificado y Polivalente
Las múltiples deficiencias que los estudios de bachillerato presentaban al final de la década de los sesenta: consideración de los estudios como preparación para la Universidad, abundancia de alumnado de enseñanza libre, alto porcentaje de fracaso en las pruebas de grado Elemental, y aún mayor en las del Superior, mayor importancia al contenido de los programas que a la formación de los alumnos, planes de estudios desfasados, rigidez de los mismos, etc, hicieron ver la necesidad de replantearse la orientación del Bachillerato.
La Ley General de Educación de 1970 configuró el Bachillerato Unificado y Polivalente, cuya finalidad era doble, por una parte continuar el proceso formativo de los alumnos y por otra capacitarlo para acometer los estudios Superiores o para la incorporación a la vida activa. Organizativamente también sufrió una transformación, pues quedó reducido a tres cursos y uno más de Orientación Universitaria (COU).
La transición entre el Bachillerato Elemental y el BUP se percibe al comparar las estadísticas de los cursos 1970-71 y 1975-76. En el primero de ellos, las enseñanzas de Bachiller Elemental estaban en su apogeo, 23.438 alumnos de los siete cursos (incluido PREU). En 1975-76 la cifra descendió a 10.847, cantidad, sin embargó, muy importante, pues sólo se cursaban Primero y Segundo experimental del nuevo Plan. Asimismo se percibe que el número de alumnos que cursaban sus estudios por enseñanza libre, el 24,72% en 1970, descendía significativamente conforme se iba implantando el BUP (10,74% en 1975-76). También se observan dos tendencias que serán significativas en el futuro, el aumento de la oferta pública, que de una presencia del 24,20% pasó al 50,92%, y la consiguiente disminución de la privada, que del 51,07% descendió al 38,58, aparte de la enseñanza no oficial (libres).
En los años siguientes se produjo una expansión generalizada de este nivel de enseñanza. En el curso 1975-76 eran 10.878 los estudiantes de Bachillerato, en el de 1980-81, 14.893 y en el 87-88, 17.981.
En segundo lugar se produjo un cambio en la distribución de los Centros por la Geografía Navarra. Así la creación en 1965 del Instituto de Tudela marcó el comienzo de la expansión de los Institutos de Bachillerato por Navarra. Al de Benjamín de Tudela siguieron los de Sancho el Mayor de Tafalla, Navarro Villoslada y Padre Moret en Pamplona, San Miguel de Aralar en Alsasua, Marqués de Villena en Marcilla, Estella, La Granja en Pamplona, Pablo Sarasate de Lodosa, Burlada, Barañáin e Iturrama. También se crearon los Colegios Municipales de Sangüesa y Baztán.
Simultáneamente, los Colegios Privados se reducían en número y limitaban su presencia a las localidades más importantes. Anteriormente los Colegios de Religiosos o Academias se extendían por toda la región; muchos, generalmente los más pequeños, a la vista de la disminución de los alumnos, dado que debían permanecer en EGB, y de los problemas de financiación, se clasificaron como Centros de EGB.
En consecuencia, la relación entre el número de centros públicos y privados varió sensiblemente. En 1950, en los Institutos de Bachiller cursaban estudios 495 alumnos (17,67%) del total y en los Centros Privados 2.305 (82,32%). En 1970 la proporción era de 24,20% para los públicos y 51,07 para la privada (El 24,72% restante cursaban enseñanzas por libre). A partir de 1978 se estabilizó alrededor del 55% en la Pública y 45% en la Privada. Esta situación continuaba hasta el curso 85-86 en que se había producido un aumento progresivo de los alumnos escolarizados en los institutos de bachiller.
En cuanto a la distribución de las plazas escolares, la mayor parte se sitúan en Pamplona y Área de Influencia, 70,63% del total, correspondiendo un 39,19% a los públicos y un 31,44% a la privada. El resto de la provincia tiene el 29,36% de los alumnos de BUP, de los cuales el 21,62% está escolarizado en Institutos y el 7,74% en Centros Privados.
Finalmente cabe mencionar la existencia de una nueva modalidad para acceder a los estudios de Bachillerato, el INBAD, creado en 1975. Tiene como finalidad impartir las enseñanzas de BUP y COU en régimen de Educación a Distancia. Pueden cursar sus enseñanzas aquellos alumnos que reuniendo los requisitos académicos, no se hallen matriculados en los Institutos Nacionales de Bachillerato, ni en los Centros Homologados o Habilitados, así como los que cursen estudios nocturnos en régimen de tutoría. Comenzó a funcionar en 1975 en el Instituto Navarro Villoslada de Pamplona. En el curso 1987-88 eran 14 profesores encargados de las funciones de tutoría de 858 alumnos matriculados.
Fuentes y bibliografía
Archivo Municipal de Pamplona. Instituto de Segunda Enseñanza. 1842.
Reglamento para el gobierno interior del Instituto de Pamplona. Imprenta Baroja, San Sebastián, 1842.
Memoria de la sesión celebrada por la Excma Diputación Provincial y el Muy Ilustre Ayuntamiento con motivo de la inauguración del Instituto por ambas corporaciones. 1845.
J. Mata Uriarte, Memorias del Instituto, cursos 1848-49 y 1859-60.
N. Cayuela y Asimans, Memorias del Instituto, cursos 1868-69 y 1869-70.
G. Pano y Calle, Memorias del Instituto, cursos 1865-66 y 1875-76.
Sáinz de Robles. Memorias del Instituto, curso 1880-81.
Fuentes de Estadísticas: Diputación Provincial del MEC (Elaboración propia).
Formación Profesional
Tiene como objetivos formar y capacitar al alumno para el dominio especializado de una profesión. En este campo cabe destacar la labor realizada por la Diputación Foral de Navarra, primero a través del Patronato y más tarde por el Instituto de Formación Profesional.
Fue creado en 1946 para la organización, dirección y administración de las Escuelas de Trabajo de Navarra.
Estaba formado por representantes de la entidad titular y de diversas Instituciones y Organismos Provinciales relacionados con la Formación Profesional. Su presidencia recaía en el Vicepresidente de la Diputación y como vocales formaban parte dos Diputados, el Alcalde de Pamplona, un Concejal de dicho Ayuntamiento, un representante de la fundación Aróstegui*, un representante de la Delegación Sindical Provincial, otro de la Cámara de Comercio e Industria de Navarra, un Ingeniero Industrial de la Delegación de Navarra, un representante del arzobispado de Pamplona, tres industriales, y un secretario designado por la Diputación Foral. También se constituyó una Comisión Ejecutiva para los asuntos ordinarios.
Para dirigir las Escuelas de Trabajo se formalizó en 1947 un Convenio con la Sociedad San Francisco de Sales, por el cual la Diputación le encargó la organización de las enseñanzas de Formación Profesional, de acuerdo con las normas vigentes. El mismo año se aprobaba la Carta Fundacional del Patronato de Formación Profesional de Tudela, con los mismos objetivos de organización, dirección y administración de la Escuela de Trabajo de Tudela, según convenio suscrito, con la Compañía de Jesús, para regentarla.
La normalización de la Formación Profesional llegó en 1950, con validez académica y oficialidad a los estudios que se realizaban en las Escuelas de Trabajo de Navarra, equiparándolos a los de otros Centros dependientes de Patronatos Locales de FP. La función inspectora y de coordinación en las citadas escuelas corría a cargo del Patronato Local de FP de Zaragoza.
Aunque la Ley de Formación Profesional de 1955 ordenaba la disolución de todos los patronatos creados al amparo del Estatuto Profesional de 1928, los de Navarra y Tudela subsistieron, este último dejó de funcionar de hecho, aunque oficialmente no se suprimió hasta 1975. Sus funciones fueron absorbidas por el Patronato de FP de Navarra.
El año 1957 representa el momento de expansión de la Formación Profesional a todo el territorio Foral. La Diputación Foral de Navarra, a instancias del Patronato, tomó el acuerdo de 23 de noviembre de 1957 de crear una Escuela Central en la capital y Escuelas Comarcales en distintos lugares de Navarra. Nacieron de esta forma las Escuelas Comarcales de Oficialía de Estella, Tafalla, Alsasua y Lumbier. Posteriormente se crearon las de Elizondo (1963), La Barranca (1964) y Leiza (1965) al hacerse cargo la Diputación de la Escuela Profesional Industrial del Patronato Armazábal, y Vera de Bidasoa (1966).
El mapa escolar se completó con las de Huarte-Pamplona (1979), Corella (1980), la Escuela Agrícola de Villava (1980) y Sección de FP Sanitaria (l981); en 1982 entró en funcionamiento la de Roncesvalles y se completaron las de Elizondo y Lumbier con el 2° grado de FP.
En 1974 se firmó un nuevo convenio con la Sociedad San Francisco de Sales, que dejaba sin efecto el anterior e independizaba al Instituto Salesiano del Patronato de Formación Profesional. Los convenios con las órdenes religiosas se extendieron en 1975 a la Congregación de Hermanos de las escuelas Cristianas para dirigir las de Lumbier y Lacunza, y en 1978 la de Leiza. Este mismo año se estableció con las Hijas de la Caridad, en orden a las Escuelas Profesionales de Estella, Leiza, Lumbier-Sangüesa y Vera, así como para las residencias de las dos primeras.
La necesidad de adaptar la composición y funciones del Patronato a la nueva organización motivó el acuerdo de 23 de febrero de 1979, por el que se dejaba sin efecto la Carta Fundacional y se creaba una Comisión Técnica con una composición sensiblemente diferente a la anterior. Estaba formada por un Diputado, el Director de Educación, el Director de Industria, el Coordinador de FP, el Director de SEAF y el Secretario-Tesorero.
Esta Comisión dirigió la Formación Profesional en Navarra hasta 1982, en que quedó suprimida para dar paso al Instituto de Formación Profesional.
Éste nació (1982) como organismo autónomo, con personalidad jurídica propia e independiente de la Diputación, para la gestión, gobierno, organización y sostenimiento de la Escuela Profesional de la Diputación Foral, así como las que pudieran ser transferidas a la Administración Foral.
Se estructura, según los estatutos de 1984, en Junta de Gobierno, Comisión Delegada, Gerencia y cuatro departamentos. La Junta de Gobierno está compuesta por el Diputado Foral, ponente de Educación y Cultura como presidente, el Director de Educación como vicepresidente, el Director de Industria, el gerente del Instituto, el Coordinador de Formación Profesional del Ministerio de Educación, el Director Provincial del INEM, los cuatro jefes de Departamentos, representante sindical, de la organización empresarial, de los profesores y de los alumnos que actúan como vocales.
Controlaba catorce escuelas, con un total de 3.843 alumnos, en el curso 1984-85; además, cabe reseñar sus programas de Educación Permanente de Adultos*, y el de Talleres Profesionales* como Formación Profesional no Reglada.
La nota diferenciadora de la Formación Profesional en Navarra en la década de 1980 era la existencia de tres sectores e Instituciones en su promoción y sostenimiento: el Ministerio de Educación, el sector privado y el Gobierno en lugar de los dos tradicionales público y privado. La amplia tradición de la administración foral en este campo le ha permitido situarse a la cabeza respecto de la oferta estatal, que comenzó con bastante retraso.
La planificación, por parte de la Diputación corrió paralela a la política de industrialización de Navarra y tuvo su objetivo principal en la expansión de los centros de FP por toda la geografía Foral, estableciendo una red de centros que permitiesen satisfacer la demanda de las distintas comarcas.
Los niveles medios de estas enseñanzas estuvieron muy poco desarrollados hasta la Ley de 1970 y se impartían en las Escuelas de Oficialía y Maestría. A partir de la citada Ley y merced al desarrollo industrial de la década de 1960 y a la demanda de formación por parte de la sociedad, experimentó un rápido crecimiento, que pasó de 2.786 alumnos en el curso 1970-71 a 6.632 en el 77-78 y a 12.273 en el curso 1987-88. El análisis de la distribución de la matrícula de los centros por sectores indica que el Ministerio de Educación tiene 6 Institutos con un total de 3.564 alumnos, que suponen el 29,03% del total provincial. El Instituto de FP sostiene 13 Escuelas con 4.668 alumnos (38,03%), y los centros privados 4.041 (32,92% del total provincial). No obstante estos datos no se pueden interpretar correctamente sin considerar las especialidades que se ofrecen por cada uno de los sectores, y que es muy desigual en el sector privado o la distribución geográfica de los centros que hace más meritoria la labor de la Diputación Foral de Navarra.
La oferta estatal se concentra casi exclusivamente en Pamplona y Área de Influencia (Politécnico, Virgen del Camino, María Ana Sanz, Beriáin o Burlada) con un total de 2.968 alumnos, es decir el 83,27% del total de los alumnos del MEC y sólo 596 en la provincia (16,72%). Los 13 Centros del Instituto de FP se encuentran ubicados en su mayor parte, 9, en la provincia, con el 84,10% de su alumnado y sólo el 15,89% en Pamplona y área de influencia. Finalmente, de los 18 centros Privados, 14 están en la capital (91,31%) y sólo cuatro fuera de ella {8,68%). Se confirma, pues, que casi la totalidad de la FP de la provincia corría a cargo del Instituto de Formación Profesional, en tanto que la de la capital era iniciativa privada o del MEC.
El estudio por sectores lleva a la conclusión de que el alumnado elegía prioritariamente las especialidades de Administrativo, 4.189 alumnos (35,50%); Electricidad y Electrónica, 2.334 alumnos (19,78%); metal, 1.869 alumnos (15,84%) y Sanitaria, 888 alumnos (7,52%). Sin variaciones significativas en las ramas tradicionales. Solamente cabría destacar el descenso en metal (27,82 en 1977-78 a 15,84 en 1983-84) o el impulso de nueva implantación. Las dificultades para reconvertir la oferta de estudios y la tendencia a optar por las especialidades tradicionales son la explicación de esta situación.
Universitaria
Educación Permanente de Adultos
Concluidas o extinguidas tanto las escuelas de adultos en su acepción tradicional como la campaña de alfabetización, una nueva concepción de esta enseñanza surgió en el panorama educativo; la Educación Permanente de Adultos, recogida en la Ley General de Educación y desarrollada en su acepción equivalente a EGB en 1974.
La organización de la EPA en Navarra tiene unas características especiales, pues si en un primer momento la actuación del Ministerio de Educación se completaba con la ejercida por la Administración Foral, muy pronto la presencia de ambas instituciones en este campo educativo se invirtió y el protagonismo pasó a la Diputación Foral de Navarra.
Inicialmente, el MEC atendía la mayor parte de las necesidades de la provincia, llegando a proveer treinta unidades en el curso de 1978-79. La incidencia de la Diputación se limitaba a subvencionar, según acuerdo de 1979, a los Ayuntamientos o Concejos que sostenían a su cargo clases de adultos.
En el curso 1979-80 la Diputación creó un programa de EPA equivalente a EGB. Se destinaron al mismo cuarenta y cinco profesores, que atendieron a un total de cuarenta y cuatro localidades. Esta plantilla de profesores varió en los cursos siguientes hasta un máximo de cincuenta y se estabilizó en treinta y uno en el curso 1983-84. En 1987-88 se impartieron clases a 1.453 alumnos de 20 localidades diferentes. El resto de la demanda de educación de adultos lo cubría el MEC, que creó el Centro de EPA “José Mª Iribarren” de Pamplona, con una plantilla de doce profesores y una matrícula de 692 alumnos. Los niveles impartidos en estos Centros y Círculos de EPA son: Alfabetización, neolectores, Ciclo Medio y Graduado Escolar.
Otro aspecto de la Educación Permanente de Adultos del que ocupa la Administración Foral, pero dentro de una dirección más profesional que académico es el de la organización de cursos de perfeccionamiento personal y profesional, cursos del plan FIP y talleres profesionales iniciados en el curso 1981-82. En 198788 se habían desarrollado 288 cursos en 103 localidades con una matrícula de 5.215 alumnos. El hecho de que muchos de estos alumnos fuesen personas en paro, con las dificultades económicas que esto supone, llevó a la Diputación a convocar becas y a firmar un acuerdo de colaboración con el Instituto Nacional de Empleo para organizar cursos específicos para desempleados. Los cursos realizados en 1983-84 fueron 69, en 19 lugares diferentes, y un total de 1.639 asistentes. Posteriormente, estos cursos se enmarcaron dentro del plan FIP; en 1987-88, se organizaron 215 cursos con 3.896 alumnos.
Educación Especial
La Educación Especial está dirigida a aquellos niños que por diversas causas físicas, psíquicas o emocionales no pueden realizar los aprendizajes al mismo ritmo que el resto de los alumnos. Su objetivo es lograr el máximo desarrollo de sus aptitudes y posibilitar su integración personal, social y profesional. Si para la totalidad de los alumnos es importante que su educación comience en su más temprana edad, para los niños necesitados de una Educación Especial, esta premisa se hace condición ineludible. Por ello, la actuación sobre el niño deberá comenzar por la Estimulación Precoz para luego continuar con un atención específica en cada uno de los niveles educativos: Preescolar, EGB, Formación Profesional y Educación Permanente.
La importancia de la Estimulación Precoz para potenciar la maduración y posterior aprendizaje ha llevado a la creación de varios centros en Pamplona. Los departamentos de rehabilitación del Hospital Virgen del Camino y de la Clínica Universitaria, el servicio de Estimulación del Instituto Nacional de Servicios Sociales y el del Molino, dependiente de ANFAS*. En la distribución geográfica de los mismos se pone de manifiesto la falta de planificación, pues todos ellos están ubicados en la capital.
Hace algunos años, todas las aulas eran a tiempo pleno, desde el curso 1980-81 se viene abandonando este sistema y adoptando las diversas modalidades de integración en centros ordinarios, según la problemática que presenta cada alumno. En el curso 1984-85 funcionaron 95 aulas, casi todas con sistemas de integración parcial y combinada. De ellas 63 están atendidas por profesores especializados en pedagogía terapéutica (65% del total).
Para el tratamiento y reeducación de niños con deficiencias auditivas existía el “Colegio Eunate”, centro específico para la educación de niños sordos, con un internado y un Centro de EGB anexo, para la integración de los alumnos según la modalidad de integración combinada. También en el Colegio Público Doña Blanca de Navarra funcionaban dos unidades de hipoacústicos con integración parcial.
La educación de ciegos y amblíopes no había estado atendida en Navarra, teniendo que desplazarse los niños que la necesitaban a los Colegios de la ONCE hasta el curso 198485; se inició entonces una experiencia de educación de niños ciegos, para lo cual se creó un Centro de Recursos como apoyo a la educación integrada de estos alumnos, ubicado en el Colegio de Prácticas San Francisco de Pamplona.
La atención a los deficientes profundos se realizaba, en esas fechas, en los Centros de Santa María de Burlada y San Miguel de Huarte Araquil para los de edad escolar y en los Centros de San José de Barañáin y Hospital Psiquiátrico de Pamplona para mayores de catorce años.
La Formación Profesional Especial estaba atendida solamente por un centro específico, el Centro de FP “El Molino”, Isterria presentaba unos objetivos en principio escolares y de pretaller, aunque a partir de determinada edad tenía establecidos Talleres Ocupacionales.
Educación Compensatoria
La Dirección Provincial del M.E.C. implantó el programa de Educación Compensatoria en Navarra, el curso 1983-84. Estaba destinado, inicialmente a los jóvenes de 14 a 16 años no escolarizados y su finalidad era proporcionarles una Formación Profesional no reglada a través del aprendizaje de oficios sencillos y completar la formación recibida en E.G.B., mediante el refuerzo en técnicas instrumentales y de animación sociocultural.
El primer año se pusieron en funcionamiento siete cursos ubicados en: Pamplona (Chantrea, S. Jorge y Santa Lucía), Alsasua, Beriáin, San Adrián y Tudela. En cada uno de los cuales se montaron dos talleres de las siguientes especialidades: madera, corte y confección, mecánica general y automoción, reparación de maquinaria conservera, cerámica, pintura y empapelación, hostelería y actividades agrícolas. El equipo docente que dirige cada curso lo forman un profesor de E.G.B. para la formación general y dos monitores de taller para el aprendizaje de la profesión.
Posteriormente el objetivo inicial se amplió y el programa de Educación Compensatoria tomó un sentido más completo al ir destinado a corregir la desigualdad que ante el sistema educativo tienen determinados grupos sociales, ya sea por razones económico-sociales o como consecuencia de su ubicación en zonas deprimidas desde el punto de vista educativo.
Como consecuencia de este nuevo enfoque el programa se organizó en cuatro campos de actuación:
Centros de Recursos y Servicios de Apoyo a las zonas rurales. Tienen como función, compensar las deficiencias originadas por el aislamiento de la escuela y del profesorado. Entre sus actuaciones destacan la de buscar modelos pedagógicos y organizativos adaptados a esta realidad y llevar a cabo programas específicos para paliar las carencias educativas que se detecten.
En el curso 1989/1990 funcionaban 10 Centros de Recursos.
Aulas Ocupacionales para jóvenes desescolarizados y proyectos específicos en Colegios Públicos. Mantienen los objetivos iniciales del programa de Educación Compensatoria al adaptar la oferta educativa a la especial problemática de este sector de población y preparar su reinserción en el Sistema Educativo o productivo. En 1989 existían 6 aulas y proyectos destinados a este subprograma.
Atención a minorías culturales. Los objetivos se centran en escolarizar a esta población de los 4 a los 14 años, regularizar su asistencia, evitar el abandono prematuro, mejorar su rendimiento escolar y el aprendizaje de su propia lengua y cultural. La plantilla era de 18 profesores.
Atención a la población itinerante.
La afluencia de temporeros agrícolas provenientes de otras regiones generalmente para las faenas de recolección, ha hecho necesario el programa de Educación Compensatoria destinase un grupo de profesores para proporcionar apoyo escolar complementario a los alumnos de esta población itinerante y de esta forma compensar los efectos negativos que esta situación genera respecto a su rendimiento escolar.
Educación Física
El programa de Educación Física del Departamento de Educación y Cultura del Gobierno de Navarra se sitúa dentro de la acción complementaria que la Administración Foral ha realizado en materia educativa respecto a la Administración Central. Se inició en 1981 con una plantilla de tres coordinadores, licenciados del INEF y cincuenta profesores de EGB.
En 1982 se firmó un acuerdo entre la Dirección Provincial del Ministerio de Educación y Ciencia y la Diputación Foral, por el cual se creaba una comisión mixta para la planificación, coordinación y desarrollo del proyecto. Está compuesta por el Consejero de Educación del Gobierno de Navarra, el Inspector Jefe de la Inspección de Educación Básica y el Coordinador de EGB de la dirección de Educación de la Diputación. En el mismo año se amplió a setenta la plantilla de profesores de EGB destinados al proyecto. Estos profesores imparten sus clases en los Colegios Públicos como complemento de las actividades de Educación Física que los propios tutores realizan en sus aulas.
El Ministerio de Educación y Ciencia dispone, además, de una plantilla de 15 profesores dedicada a impartir Educación Física en los centros públicos de Educación General Básica.
En 1987, eran aproximadamente 37.000 niños los beneficiados con este programa en 99 localidades y 127 centros diferentes.