MONÁSTICA, ESCUELA
MONÁSTICA, escuela
Los monasterios y las catedrales son prácticamente los únicos núcleos de cultura y educación durante los primeros siglos medievales (VIII-XII). La regla observada en los monasterios navarros era la de San Benito y su principal objetivo educativo estribaba en la formación de los monjes.
La pedagogía monacal, una vez superadas la lectura y la escritura, normalmente por el método alfabético, se basaba en la enseñanza del trivium (gramática, retórica y dialéctica) y del cuadrivium (aritmética, música, geometría y astronomía). Era habitual que en los anexos a los monasterios hubiera escuelas para niños donde se impartían enseñanzas a los alumnos que más tarde iban a dedicarse al monacato, incluso estas clases se hacían extensivas a los niños pobres. Parece ser que Sancho el Mayor se educó en Leire bajo la dirección del monje D. Sancho que fue su maestro e instructor.
Ya en el siglo XIII, los sanjuanistas mantenían abierta en Bargota, una escuela en la que recibían enseñanza niños y niñas, que habían sido confiados por sus padres al prior para que luego ingresaran en la orden. Los tenía bajo su tutoría durante ocho años y cuidaba también de los huérfanos hasta que cumplían los doce años.
En el siglo XIII nacieron nuevos monasterios bajo la influencia del Cister: La Oliva, Fitero e Iranzu y a esta regla se acogió también el de Leire. La formación que necesitaban los monjes era cada vez mayor y paralelamente crecían sus deseos de educación. Para satisfacer esta necesidad se fundó el Estudio Cisterciense de Estella en 1289. Las órdenes medicantes enclavadas en las ciudades representaron un nuevo impulso a la educación. Su finalidad no era sólo contemplativa, sino también apostólica. Esto conllevaba una mayor exigencia en su preparación. Por ello, los conventos más importantes se convirtieron en Centros de Estudios de Gramática, Filosofía, Teología, etc. Destacaron los de Pamplona, Estella y Sangüesa, todos ellos de la orden de Santo Domingo, pero idéntico afán se observaba en las órdenes Franciscana* (Pamplona y Sangüesa), Agustina* Pamplona y Estella) y Carmelitas* (Pamplona y Sangüesa).
Bibliografía
A. García Larragueta, El Gran Priorado de Navarra de la Orden de San Juan de Jerusalén (Pamplona, 1957). J. Goñi Gaztambide, La Formación Intelectual de los navarros en la Edad Media (1122-1500). “Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón” vol X (Zaragoza, 1975). C.M. López, Leyre (Pamplona, 1961).