NORMAL DE MAESTROS, ESCUELA
NORMAL DE MAESTROS, Escuela
La Ley de 21 de julio de 1838 por la que se autoriza provisionalmente el Plan de Instrucción Primaria, establece en su artículo 11 que “cada provincia sostendría por sí sola o reunida a otra u otras inmediatas, una Escuela Normal de Enseñanza Primaria para la correspondiente provisión de maestros”.
La Comisión Provincial de Instrucción Primaria estudió en su sesión de 12 de enero de 1840 la necesidad de establecerla en Pamplona y acordó convocar a Antonio Mayoz y a Pedro Vicuña, maestros de la ciudad para que acudan a la próxima sesión. La creación se hace en la sesión del día 19, después de “oídas las explicaciones dadas por dichos maestros sobre la facilidad que en su concepto ofrece la realización de dicho proyecto sirviendo de escuela práctica al efecto, las públicas de niños establecidas en esta ciudad y ofreciéndose a cooperar por su parte, los expresados maestros se acordó manifestarse todo oficialmente a la Diputación Provincial a fin de que, tomando en consideración estas buenas disposiciones, se sirviese en su necesaria cooperación por el expresado objeto”.
Ambos maestros prepararon previamente a la apertura de la Escuela, el plan de los objetos de enseñanza que deben comprenderse en el curso normal de maestros de educación primaria… de fecha 28 de febrero de 1840 y el Reglamento Provisional de 31 de marzo. En ellos se establece que los títulos que se van a poder obtener en este primer momento son de dos clases: primera y segunda. Para conseguir el primero es necesario un curso en la Escuela Normal y para el de segunda clase, son suficientes seis meses de permanencia. Las materias también son diferentes y están basadas en las señaladas en la Ley de 21 de julio de 1838 para Escuelas Primarias Superiores o Elementales: Principios de Religión y Moral, Ortología, Caligrafía, Aritmética, Gramática para la Enseñanza Elemental y las mismas asignaturas más Geometría Elemental, nociones de Geografía e Historia de España y Principios de Dibujo Lineal para la Superior. Otras disciplinas que deben cursarse son, Régimen y Clasificación y Arte de Comunicar estos conocimientos a los niños, como materias específicas para la profesión de maestro.
Los requisitos que se exigían para ingresar en la escuela eran: tener diecinueve años, buena conducta, ausencia de defectos, dominio de la lectura y escritura, etc.
A lo largo del día los maestros normalistas asistían a las clases que el maestro Superior daba a los niños, unas veces lo hacían como simples alumnos oyentes, otras como ayudantes del maestro y se encargaban de una sección. Al finalizar las clases de los niños, el maestro normalista asistía a una clase que se daba exclusivamente para el maestro en formación. Las clases se completaban con una sesión semanal en la que se reunían los maestros normalistas para debatir los temas observados o estudiados a lo largo de la semana.
La Comisión Provincial de Instrucción Primaria acordó en su sesión de 22 de marzo de 1840 que el curso comenzase el día uno de mayo, asimismo fijó la duración del mismo y la edad de admisión de los alumnos, en los mismos términos que el Plan y Reglamento de A. Mayoz. La financiación de la Escuela corrió a cargo de la Diputación y se instaló en el antiguo convento de San Francisco donde se hallaban reunidas desde 1838, las escuelas públicas de la ciudad. Su primer director fue Antonio Mayoz (1940-1968), que compartió la docencia con Pedro Vicuña.
El hecho de que sus clases tuviesen la doble condición de aulas de Instrucción Primaria y de Escuela Normal motivó que se elevase un memorial a la Comisión Local de Instrucción Primaria en el que se exponía los perjuicios que ello podría ocasionar dado que “los encargados de la Normal gastan su tiempo en distintas horas, fuera de la escuela en dar instrucciones a aquellos (alumnos de magisterio): que estos mismos durante las tareas escolares componen secciones con los niños. Que las llamadas que hacen al maestro aquellos o sus interesados son muy frecuentes y que las fórmulas de memoriales, preguntas repetidas y otros mil negocios distraen un tanto a uno de los maestros que indispensablemente abandona muchas veces la clase de niños que debiera desempeñar. A esto se dirá que lo hacen fuera de las horas de escuela y que no resulta perjuicio. ¿Quién ignora que el maestro que se ha ocupado de 7 a 8 y de 11 1/2 a 1 con los normales está bien dispuesto y fresco para trabajar con esmero?”.
A través de este memorial puede deducirse cómo se organizaba la enseñanza en las Normales. Por una parte la formación teórica sin la presencia de los niños y por otra las clases teórico-prácticas basadas en la observación directa de la actuación del maestro. Ambas se completaban con la docencia directa en las secciones que ellos mismos dirigen.
Los exámenes de esta primera promoción se realizaron en noviembre y resultaron aprobados los 27 alumnos que se examinaron.
A pesar de que Antonio Mayoz, director de las Escuelas Públicas dirigió el 16 de marzo de 1839 un informe a la Junta Local de Instrucción Pública Superior de Pamplona en el que se afirma que “en virtud de esta Ley (21.7.1838) se cambió nuestra organización para lo cual estaban dispuestos algunos elementos con anterioridad previendo que el Gobierno de Madrid querría copiar al de Tullerías y dividido la Instrucción Primaria en Elemental y Superior parece ser que la separación completa de ambas no se llevó a efecto hasta 1842. Así en el Reglamento Interior para la Escuela Elemental de Instrucción Primaria de la Ciudad de Pamplona de 8 de abril de 1842 en su artículo 1° se dictamina: “Las Escuelas Públicas de esta Ciudad quedan desde este día divididas en Elemental y Superior con la independencia necesaria de maestros y discípulos de ambos entre sí y los emolumentos que produzcan se repartirán entre las fuerzas con la misma separación”.
A partir de este momento la Escuela Superior asumió el papel de Escuela Normal de Maestros en tanto que la Elemental cubrió las necesidades de Escuela de Prácticas Aneja a la Normal.
El Reglamento Orgánico de 15 de octubre de 1843 establece que esta escuela cumple una doble unción, por una parte sirve de prácticas a los normalistas y por otra satisface uno de los fines de prácticas a los normalistas y por otra satisface uno de los fines de la Escuela Normal que es ofrecer un modelo a través de la Escuela Elemental Aneja, para el resto de las Escuelas Elementales, por ello debería ser una de las mejores de la ciudad y su profesorado de probada competencia. Para dirigirla fue nombrado Rafael Zudaire, que había regentado la Escuela Nacional de Falces.
La aplicación de dicho Reglamento trajo consigo que la Escuela Normal de Maestros se sometiese a la misma legislación que el resto de las normales existentes en España. La principal variación que introdujo en la organización de la escuela fue la edad de admisión en la Normal que se rebajó a los dieciséis años. Las materias de estudio que propugnaba eran similares a las del Plan de 1840, a excepción de los Principios Generales de Educación y Métodos de Enseñanza, enunciado más ambicioso y científico que el de “Arte de Comunicar los conocimientos” del Plan anterior. La mayor profundidad que establece para las distintas áreas y la distinta organización que de las mismas hace su director Antonio Mayoz, suponen un avance considerable en la organización de la Escuela Normal de Maestros.
Cuatro años más tarde, en 1848, el director de la Normal solicitó que, se cumpliese el Reglamento Orgánico de 1843 en lo referente a las prácticas que debían realizar los normalistas en la escuela Elemental y así, al convertirse la Escuela Elemental en Centro de Prácticas docentes, comienzan a diversificarse el aprendizaje de los contenidos, la teoría pedagógica y la aplicación práctica de esa teoría. En esta línea se sitúa el Reglamento para las Escuelas Normales de 1849 que independiza totalmente la Escuela Normal como Institución de las escuelas que actuarán como centros de prácticas. El año 1849 supuso pues un gran avance en la configuración de los estudios de magisterio dado que el Decreto de 30 de marzo reorganizó la normal de Navarra como Escuela Normal Elemental, bajo la misma dirección y la Escuela de San Francisco como Escuela de Prácticas aneja a la misma. Los estudios duraban dos años.
En 1859 adquirió la calificación de Escuela Superior, lo que le permitía dar títulos de Maestro Superior. Cursaban sus estudios 54 alumnos. De la situación de la enseñanza en este período da cuenta el informe de la Junta de Profesores de la Escuela de fecha 20 de febrero de 1866. Señala el citado informe la existencia de dos problemas que afectan directamente a la formación de los maestros: el escaso nivel de conocimientos con que los alumnos se presentan al examen de ingreso lo cual obliga a rebajar el nivel de exigencia si se quiere admitir a alguno y en segundo lugar la imposibilidad de concluir en un solo curso todas las asignaturas de la Enseñanza Superior.
En 1866 sufre un rudo golpe pues se suprime momentáneamente en virtud de la Ley de Instrucción Primaria de dos de junio de 1868, que en su artículo 37 dispone: “La carrera de Maestro de Instrucción Primaria durará tres años en los cuales los alumnos estudiarán las materias que se señalen correspondientes al segundo período de la Segunda Enseñanza y la asignatura especial de Pedagogía convenientemente aplicada en los tres cursos de la carrera”. Se podía cursar en el Instituto de Segunda Enseñanza con el solo hecho de dotarla de una cátedra de Pedagogía, para la que fue nombrado Julio Ochoa. Pocos meses duró esta situación pues el Decreto de 14 de octubre de 1868 derogó la ley anterior y restableció la del 9 de septiembre de 1857, en virtud de la cual la Junta Suprema de Gobierno de Navarra instó a Diputación para que restableciese la Escuela Normal Superior de Maestros de Navarra. La reapertura tuvo lugar el 1 de noviembre de 1868 con un discurso a cargo del nuevo director Luis M. Lasala, cargo que ostentó desde 1868 a 1873. A continuación tomó la dirección de la escuela Victoriano Palacios y Domínguez (1873-1885). La matrícula en 1882 era de 82 alumnos.
Tres años más tarde, en 1885, la Normal se trasladó al edificio de la plaza San José que hasta entonces había servido de colegio de internos al Instituto de Segunda Enseñanza. Victoriano Palacios se opuso al traslado por considerar que no se podía producir la separación de la Escuela Normal de Maestros y Maestras y por otra parte la Normal quedaría separada de las Escuelas de Prácticas “cosa altamente nociva”. Este nuevo período que se inicia tiene como directores a Narciso Baráibar y a Atanasio Sanz.
Tradicionalmente la Diputación sostenía económicamente las Escuelas Normales al igual que se hacía en el resto de España. Pero en virtud de lo dispuesto en la Ley de Presupuestos de 29 de julio de 1887 y 29 de junio de 1890, el Estado se hizo cargo del pago del personal y material educativo del Instituto, Escuelas Normales e Inspección de Primera Enseñanza, reintegrándose con lo recaudado en concepto de matrículas, derechos y títulos académicos. Pero estas disposiciones no tenían vigor en Navarra cuya Diputación se comprometió a pagar los sueldos de las plantillas y material en igual forma y cuantía que lo hacía en 1888.
En 1901, la Diputación por acuerdo de 24 de septiembre de 1901 suprimió la Escuela Normal de Maestros de Navarra, dada la escasez de alumnado y las clases se trasladaron al Instituto. Este paréntesis duró doce años. Su antiguo director Ramón Bajo e Ibáñez (1888-1914) continuó como profesor de Pedagogía en el Instituto, reincorporándose a la dirección al volverse a abrir la Escuela el 1 de septiembre de 1913 “Se restablece a partir del primero de septiembre próximo, la Escuela Normal Superior de Maestros de la Provincia de Navarra” (D/14.5.1913). Anteriormente había sido elevada a Superior según Real Decreto de 5 de mayo de 1899. El objetivo prioritario para el curso 1913-1914 es la organización interior de la escuela que tropezó con serias deficiencias de personal docente.
Gran trascendencia tuvo el Plan Orgánico para la Formación del Magisterio implantado por Real Decreto de 30 de agosto de 1914. En virtud del mismo se suprimió la tradicional división de los estudios, títulos y escuelas en Elemental y Superior y se reguló la existencia de un solo título con cuatro años de carrera “Todas las Escuelas Normales tanto de maestros como de maestras, tendrán la misma categoría y conferirán el grado para obtener el título único de maestro de Primera Educación”. Asimismo se rebajó a 15 años la edad necesaria para iniciar la carrera y se estableció que durante los dos últimos cursos las prácticas pedagógicas se hiciesen principalmente en la Escuela Graduada Aneja a la Normal bajo la dirección del regente*. Al final de las mismas se presentaba una memoria con las observaciones realizadas en el transcurso de las mismas. Los estudios finalizaban con el examen de reválida.
La adaptación de la escuela a esta reforma supuso un gran esfuerzo de organización por parte de la dirección. En 1915 la plantilla de profesores era de seis profesores numerarios, dos auxiliares, seis especiales y uno de música. La matrícula era de 80 alumnos en el curso 1913-1914, de los cuales 52 cursaban el nivel Elemental y 28 el Superior, cuarenta y uno en régimen de enseñanza oficial y treinta y nueve libre. El director era Luis Amorena.
El Plan de 1931 reorganizó los estudios de Magisterio y los dividió en tres períodos: uno de cultura general que se deberá cursar en los Institutos Nacionales de Segunda Enseñanza, otro de Formación profesional en la Escuela Normal y un tercero de prácticas para realizar en las Escuelas Primarias Nacionales. Los estudios durarían tres años y en el período de prácticas se percibía un sueldo.
Después de la prolongada vigencia del Plan 1950 (Decreto de 7 de junio de 1950) en el que bastaba estar en posesión del título de Bachiller Elemental para acceder a los estudios de Magisterio, que tenían una duración de tres cursos, el Plan de 1967 nuevamente establece el requisito del Bachiller Superior para el ingreso.
Finalmente según el Decreto 1381/1972 de 25 de mayo, las Escuelas Normales se integran en la Universidad como Escuelas Universitarias de profesorado de E.G.B. La carrera de Magisterio adquirió rango universitario. Se exigía estar en posesión del Curso de Orientación Universitaria y seguían vigentes los tres cursos de formación en la Escuela. En el curso 1987-1988, cursaron sus estudios 870 alumnos.
Bibliografía
M.E. Guibert Navaz, Historia de la Escuela Normal de Navarra (1831-1931) (Pamplona, 1983). Historia de la Educación en España. Ministerio de Educación (Madrid, 1979-1982). Colección de Leyes de la República. La carrera del Magisterio. Ed. García Enciso (Pamplona, 1932). A. Mayoz. Memorial sobre las Escuelas Públicas elevado a la Junta Local de Instrucción de Pamplona (1839). Reglamento Interno para la Escuela Elemental de Instrucción Pública de la Ciudad de Pamplona. Imprenta Domingo (Pamplona, 1842). Reglamento Provisional y Particular para los aspirantes al Magisterio de Navarra (1840) ( legajo 10). Escuela Normal de Maestros injerida en las Públicas reunidas en San Francisco. ( legajo 18). Archivo General de Navarra: Instrucción Pública. Legajo 6. Actas de la Comisión Provincial de Instrucción Pública. fol 191, 192 v. y 193. Archivo Municipal de Pamplona: Sección Enseñanza Pública, legajos 18 y siguientes; L. Amorena y Blasco, Memoria de la Escuela Normal de Maestros de Navarra (Pamplona, 1915)