SEMINARIO
Institución diocesana destinada a la formación espiritual y cultural de quienes aspiran a ser sacerdotes de la Iglesia católica.
Escuelas catedralicias, Preceptorias, Universidades
Durante los primeros siglos, los seminarios estuvieron en las Escuelas catequéticas, en los monasterios o en las catedrales junto al obispo.
Los Concilios III y IV de Letrán urgieron a las iglesias la creación de escuelas para la enseñanza gratuita de los clérigos pobres. De estos cánones lateranenses nacieron en las catedrales las dignidades del Maestrescuela y Lectoral y, tal vez, haya que buscar en ellos el origen de los Estudios de Gramática en Pamplona, Sangüesa, Olite, Estella, Tudela, etc.
Concilio de Trento (1545-1563)
Se le ha considerado como el verdadero instaurador de los seminarios, de donde les viene el adjetivo de conciliares. Sus disposiciones han regido la vida, estudio y disciplina de los seminarios hasta el siglo XX.
En Navarra, la aplicación del Decreto conciliar tuvo una larga historia. El sincero empeño de los obispos iruñenses de erigir un seminario se vio anulado por la pretensión de vincularlo al quimérico proyecto de creación de la Universidad en Navarra. Otras veces fue el Clero diocesano quien, ante el peligro de ver mermadas sus rentas (debían contribuir al Seminario con la vigésima parte de los diezmos), se oponía al proyecto episcopal alegando que ya existían suficientes Escuelas en el Reino.
Entre tanto, los aspirantes al sacerdocio estudiaban Humanidades en Preceptorías y Escuelas de latinidad y acudían a las clases de Filosofía, Teología y Moral impartidas en el Colegio de la Anunciada (1580) o en las universidades locales de Irache (1615) y de Santiago (1630), creadas por jesuitas, benedictinos y dominicos respectivamente. El estudio en universidades españolas o extranjeras seguía siendo un lujo reservado a unos pocos privilegiados. Todo ello contribuyó a elevar el nivel intelectual de los futuros clérigos navarros; pero estaba lejos todavía del espíritu de Trento.
Seminarios privados de la Asunción y San Juan Bautista
El Seminario de Nuestra Señora de la Asunción (1576) fue fruto de la generosidad del abad de Gazólaz, que dejó sus bienes para la creación de un Seminario. Estaba destinado, en primer lugar, para parientes y deudos del fundador y, a falta de éstos, para diez navarros pobres. Ubicado en la Rúa Chica (n.° 20 del Paseo de Sarasate), estuvo vigente hasta finales del siglo XIX. El Seminario de San Juan Bautista o de los Baztaneses debe su origen a los Marqueses de Murillo el Cuende, Juan Bautista Iturralde y Manuela Munárriz. Erigieron este Colegio en la calle de Santo Domingo y lo dotaron de rentas para que en él pudieran estudiar la carrera eclesiástica doce jóvenes parientes de los fundadores o naturales del Baztán. Cumplió su cometido hasta la construcción del nuevo Seminario en 1936.
Seminario Conciliar de San Miguel
Fue precisamente un obispo de origen baztanés, Juan Lorenzo Irigoyen y Duturi quien pudo por fin inaugurar (5 de mayo de 1777) el primer Seminario de Pamplona conforme a las prescripciones conciliares. Se levantó, de nueva planta, en la calle Dormitalería, bajo la advocación de San Miguel.
Seminario Episcopal. Colegio San Francisco Javier
El Seminario Episcopal, sito en la calle Tejería, originalmente (1772) fue casa de retiro para ejercicios espirituales de los sacerdotes y seminaristas próximos a recibir las sagradas órdenes. Tras la expulsión de los jesuitas, se trasladó al Colegio de la Compañía (1782) y el viejo caserón de la calle Tejería se transformó en colegio de San Francisco Javier (1881), como una sección del Seminario conciliar a cuyas aulas acudían sus colegiales.
Más tarde, el seminario amplió sus posibilidades aprovechando el viejo convento de la Merced y otras dependencias de la catedral y calle Dormitalería.
En el curso 1899/1900, los alumnos eran 646 (266 teólogos, 123 filósofos y 257 latinos). Solamente unos cien eran internos; el resto de los seminaristas residían en posadas de la ciudad o estudiaban en preceptorías diseminadas por diferentes localidades navarras.
Nuevo Seminario
El obispo Tomás Muniz y Pablos emprendió la obra de un nuevo Seminario: un edificio que, respetando las clásicas etapas de Humanidades-Filosofía-Teología, pudiera coordinar en régimen de internado a todos los seminaristas. Sobre planos del arquitecto Víctor Eusa, las obras comenzaron en octubre de 1931 y terminaron en mayo de 1936. La guerra civil española retrasó su inauguración hasta noviembre de 1939. Ha sido una constante que en tiempo de guerra el Seminario se transforme en hospital: así fue durante la invasión napoleónica y en las dos guerras carlistas.
En la contienda de 1936/39, el recién terminado edificio del Seminario se convirtió en hospital Alfonso Carlos; en él se atendieron a 32.700 heridos de guerra.
En la década de 1960 sobrepasó el número de mil seminaristas; fue necesaria la ampliación del edificio con un nuevo pabellón (1963), al que precedió la apertura de un Seminario Menor en Tudela (1956).
Entre los años 1939-1969, fue el centro de educación más importante de Navarra. Por sus aulas pasaron más de 4.000 jóvenes; de ellos unos 750 se ordenaron sacerdotes.
En 1958 se acordó homologar los estudios humanísticos con los del Bachillerato oficial. En estos años, filósofos y teólogos se sintieron atraídos por el pensamiento europeo y medio centenar de seminaristas navarros estudiaban en las facultades de Vitoria, Salamanca, Comillas, Roma, París, Lovaina, Colonia y Munich.
La Academia Misional adquirió un nuevo impulso con la apertura de Misiones diocesanas en Ecuador, Venezuela y Ruanda. Florecían las llamadas vocaciones tardías con jóvenes provenientes de los movimientos apostólicos de Acción Católica y JOC.
Tensión y crisis en el Seminario
Las nuevas orientaciones pedagógicas, los aires renovadores del Concilio Vaticano II, la valoración de lo secular en la sociedad y la búsqueda de nuevos modos de insertarse el sacerdote en el mundo chocaban con el tradicional esquema del Seminario. El de Pamplona sufrió una profunda crisis institucional. El Seminario Menor se reconvirtió en Colegio Diocesano; el número de filósofos y teólogos quedó reducido a un pequeño grupo que abandonó el edificio para residir en pisos diseminados por la ciudad; los estudios de Teología se realizaban en las aulas del Centro Superior de Estudios Teológicos, ubicado en el convento de las Reparadoras. Entre los años 1969/79 se ordenaron un total de 28 sacerdotes.
Nueva etapa del Seminario
El arzobispo José María Cirarda encauzó de nuevo la institución diocesana del Seminario (1979); el Consejo de Presbiterio aprobó (1984) las líneas del ideario que había de orientar la formación de los nuevos aspirantes al sacerdocio; el Centro Superior de Estudios Teológicos se instaló en el Seminario; las amplias dependencias del edificio se reconvirtieron en pequeños núcleos de acogida a comunidades independientes de 15 a 20 seminaristas.