UNIVERSIDAD
Reunión o comunidad de personas bajo un interés común. Con anterioridad al establecimiento de las comunidades de profesores y alumnos aparecen citadas en los textos legales otros tipos de universidades ya gremiales ya urbanas. Así se denominaba uno de los estamentos o brazos de las Cortes de Navarra y todavía en la actualidad toman el nombre de Universidad las comunidades organizadas como entes locales en los valles pirenaicos (Baztán, Salazar, etc.). Pero con el nombre de Universidad se significa especialmente a los Centros de Estudios Superiores.
La aspiración de poseer una Universidad propia data de fechas tempranas.
Ya en el siglo XIII, Rodrigo Jiménez de Rada, formado en Bolonia y París, trajo a España la inquietud por la fundación de la primera Universidad española, que Alfonso VI hizo realidad en Palencia. Desde esas fechas fueron muchos los navarros que tuvieron que salir a formarse en el extranjero; son conocidos más de 400 universitarios graduados, fuera de nuestras fronteras, los colegios navarros en París o Toulouse son buena muestra de ello.
Varios monarcas, preocupados por este hecho, pretendieron encauzar los estudios y universitarios. A ello responden los intentos de Teobaldo II* (1253-1270) de crear una Universidad en Tudela y de Carlos II* (1349-1387) de fundarla en Ujué*. Ante las dificultades encontradas este último rey inició una política, continuada luego por Carlos III*, de ayudas a los universitarios navarros, con subvenciones en concepto de enseñanza, viajes, exenciones de impuestos, etc.
Del mismo modo Juan III y Catalina de Labrit*, donaron una sinagoga de los judíos al Ayuntamiento de Pamplona, para que sirviera no sólo como Estudio de Gramática* sino como sede de otras posibles Facultades, la falta de las rentas necesarias y la imposibilidad municipal de soportar una carga tan grande abortaron la iniciativa.
A mediados del siglo XVI las Cortes pasaron a ser las depositarias de las anteriores iniciativas regias. Bajo este nuevo supuesto la preocupación universitaria renació con fuerza, potenciada por el auge de la Universidad española, que presenció la fundación de Alcalá y el esplendor de la de Salamanca.
En 1546, las Cortes constituyeron una comisión para estudiar diversos aspectos relacionados con la fundación de una Universidad para el reino: Ordenanzas, Plan de Estudios, presupuesto necesario, rentas asignables, etc.
Las Cortes celebradas en Tudela en 1565 trataron nuevamente la cuestión; propusieron la ubicación del centro en la ciudad de Estella; elaboraron un sistema de financiación basado en un gasto de 13.000 ducados, con aportaciones regias, eclesiásticas y particulares. Surgió la creación de un Colegio anexo. Finalmente consideraban imprescindible contar con el apoyo Real y con la Bula Papal correspondiente. Realizado este estudio, las Cortes dirigieron su petición al Consejo Real para que una vez asumida por este organismo y por el virrey fuese tramitada al Rey. Fue la primera vez que Las Cortes estudiaron el problema universitario en toda su dimensión, pero la respuesta de las ciudades y villas del Reino no fue satisfactoria.
Las Cortes de Estella de 1567, así como las de Pamplona en 1576 y 1586 se ocuparon nuevamente de la Universidad, aunque en términos parecidos a los anteriores. Sin embargo, en las de 1589, se consideró Pamplona como sede más adecuada, por ser la capital y por permitir una mayor afluencia de estudiantes. La ciudad se comprometió a sufragar los gastos del edificio y de su instalación. Todos estos estudios y anteproyectos sirvieron para tomar conciencia de las dificultades reales que llevaba consigo su creación, principalmente de orden económico.
La Diputación, encargada por las Cortes de llevar a cabo el proyecto, previendo que la fundación tardase en llegar, solicitó a la Orden Benedictina que trasladase la Universidad de Sahagún a Irache con todos sus privilegios, derechos y exenciones. Se accedió a lo solicitado y ello posibilitó la concesión en 1615 de una Bula de Paulo V confirmando los privilegios concedidos a Sahagún y su traslado a Irache*. Felipe IV* en 1665 concluyó el proceso de legalización del centro Irascense, al aprobar dicho traslado y el derecho a conceder los grados académicos, que se continuaron dando hasta 1807 en que fue suprimida por Carlos IV.
Esta primera realización universitaria en Navarra tenía varios condicionantes como su ubicación alejada de la Capital, con los consiguientes problemas de alojamiento, y el hecho de no estar ligada directamente a los organismos oficiales. Ambas razones aportaron un peso decisivo a la hora de volver la vista a Pamplona como lugar idóneo para erigir la Universidad del Reino.
La Orden de Santo Domingo, que contaba con una larga tradición y prestigio educativo en la ciudad, estaba muy interesada en la consecución de una Universidad para Navarra. Estas circunstancias unidas al testamento otorgado por Martín de Abaurrea*, que posibilitaba económicamente la empresa, hicieron posible un acuerdo en 1608 entre los Dominicos y Las Cortes del Reino. Según los términos del citado acuerdo, debería ubicarse en el Convento de Santiago de la Orden, que utilizaría su influencia para obtener la autorización de la propia Universidad. Se crearían dos Cátedras de Teología y tres de Artes, regidas por los Dominicos y una de Cánones cubierta por oposición. El Reino colaboraría en su sostenimiento; para ello abriría una suscripción por los pueblos y ciudades.
Felipe III en 1619 y el papa Gregorio XV en 1621 dieron la aprobación final al proyecto; sin embargo no cuajó por la falta de recursos suficientes y la oposición de los benedictinos de Irache, celosos del posible perjuicio al centro que dirigían.
Los Dominicos se decidieron entonces a fundar por su cuenta la Universidad de Santiago en Pamplona, contando para ello con las rentas de la Fundaciones Abaurrea y Cruzat. Fue autorizada por un Breve otorgado por Urbano VIII en 1624 y por la Cédula Real que Felipe IV expidió en 1630 y desarrolló sus actividades académicas hasta 1771, en que fue suprimida por Carlos III.
Con la supresión de la Universidad de Santiago, renacieron los intentos oficiales de crear un centro universitario. El Doctor Casimiro Ramírez presentó a las Cortes de Navarra en 1781 una propuesta en este sentido, pero se trataba de un proyecto utópico que el órgano legislativo no tomó en consideración. También en 1776, la Diputación obtuvo del Ayuntamiento de Pamplona apoyo financiero e inmobiliario, pero la idea no siguió adelante.
Finalizada la guerra de la Independencia y suprimida la Universidad de Irache* se realizaron esfuerzos importantes; las Cortes de Navarra encargaron en 1817 a la Junta de Educación un anteproyecto de Universidad. El estudio presentado era muy ambicioso; aspiraba a la dotación de tres cátedras de Filosofía, cuatro de Teología, tres de Leyes, dos de Cánones, dos de Medicina, una de Matemáticas y otra de Economía Política. No obstante fue aprobado por las Cortes y enviado al Rey para que autorizase su fundación. Simultáneamente se buscó la influencia del Príncipe Carlos, hermano de Fernando VII, para que defendiese el proyecto, a pesar de lo cual el rey, previo informe del Consejo de Navarra que a su vez realizó consultas a la Diputación del Reino, Ayuntamiento y Obispo de Pamplona y al Fiscal del Reino, lo rechazó.
Aún se registraron dos iniciativas más por parte de las autoridades navarras en aras de este objetivo. La primera en 1866, al proponer la Diputación de Navarra a las de Guipúzcoa, Vizcaya y Álava, la formación de un Distrito Universitario y la creación de una Universidad en la que se confirieran grados en todas las Facultades existentes en aquel momento: Derecho, Medicina, Farmacia, Ciencias y Filosofía (Teología se daría en los Seminarios). La idea, que tuvo una buena acogida por diversos ayuntamientos navarros, no tuvo la misma aceptación por las provincias vecinas por lo que no pasó de simple iniciativa. A la vista del fracaso nuevamente la Diputación se dirigió al Ayuntamiento de Pamplona pidiéndole su colaboración para la construcción. El proyecto que se realizó en esta ocasión fue más ajustado, previéndose cinco facultades en diversos edificios existentes en la Ciudad. No obstante el momento no era propicio, pues otras universidades estaban atravesando serias dificultades que hacían difícil su supervivencia; además su creación suponía la formación de un nuevo Distrito Universitario, fuera de los planes de las autoridades centrales. Iniciativas posteriores corrieron la misma suerte.
La creación en 1952 del Estudio General de Navarra, transformado posteriormente en Universidad de Navarra*, puso fin a un período de casi siglo y medio en el que Navarra careció de Universidad. Esta realización universitaria tiene un común con las de Irache y Santiago de Pamplona, su carácter privado. En 1973, se realizó la primera oferta pública de Universidad, en la modalidad de educación a distancia, con la creación del Centro Regional de Navarra de la UNED*.
Finalmente, en 1987, el Parlamento Foral aprobó la constitución de la Universidad Pública en Navarra, que inició sus actividades no docentes un año después y docentes en el curso 1989-1990.
Bibliografía
Acta de las Cortes de Pamplona nombrando al Abad de Iranzu, al Sr. de Arizcun, a D Miguel Goñi, al licenciado Rada, a Jaime Gárriz Pedro de Aibar, Pedro de Arangoiti, Pedro de Rada para que juntamente con D Antonio Fonseca, Obispo de Pamplona, tratasen sobre la fundación de una Universidad del Reino, sus ordenanzas, rentas y ciencias que se habían de enseñar. 1516. Archivo General de Navarra. Sección de Instrucción Pública. Legajo 1, carpeta 2.
Carta de la Congregación de San Benito el Real de Valladolid contestando a la Diputación del Reino que había pedido que en convento de Irache se leyesen Artes y Teología. 1598. Archivo General de Navarra. Sección de Instrucción Pública Legajo 1, carpeta 5.
Carta del General de San Benito y su definitoria accediendo a la solicitud del Reino para que el curso de Artes en el Colegio de Irache durase tres años, en lugar de los cuatro establecidos en el Capítulo General. 1603. Archivo General de Navarra. Sección de Instrucción Pública. Legajo 1, carpeta 6.
Testamento de Martín de Abaurrea, legando 6.000 ducados al Convento dar Santo Domingo de Pamplona para la erección de Cátedras de Filosofía y Teología y de la providencia para el caso de fundarse Universidad en otra parte. 1607. Archivo General de Navarra. Sección de Instrucción Pública. Legajo 1, carpeta 7.
Acuerdo de las Cortes de Navarra sobre el establecimiento de Universidad en el Convento de Santiago. 1608. Archivo General de Navarra. Sección de Instrucción Pública. Legajo 1, carpeta 8.
Real provisión del Virrey y Consejo de Navarra concediendo facultad a todos los pueblos para dar voluntariamente y por una sola. Archivo General de Navarra. Instrucción Pública.
De la Fuente: Historia de las Universidades, Colegios y demás establecimientos de enseñanza en España (Madrid, 1884). J. Elizondo Novísima Recopilación de las Leyes del Reino de Navarra hechas en sus Cortes Generales desde el año 1512 hasta 1716 inclusive (Pamplona, 1964). J. Goñi Gaztambide, Alejandro IV y la Universidad proyectada por Teobaldo II en Tudela. “Príncipe de Viana” (Pamplona, 1955); La Formación Intelectual de los navarros en la Edad Media (1122-1500) . “Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón” X (Zaragoza, 1975). J. Ibarra, Historia de Monasterio y de la Universidad Literaria de Irache (Pamplona, 1939). S. y Conde. La Universidad de Pamplona. Proyectos y Realidades (Madrid, 1949). J. Tanco Lerga. Historia de la Enseñanza. “Temas de Cultura Popular” n.° 204 (Pamplona).
Universidad de Irache
Los intentos llevados a cabo por Teobaldo II (1253-1270) y Carlos II (1349-1387) de fundar una Universidad en Tudela y Ujué respectivamente, no habían tenido éxito, por ello Navarra seguía sin un Centro de Estudios Superiores y sus estudiantes continuaban su formación en las Universidades extranjeras. En este contexto surge la Universidad de Irache como el primer centro navarro donde se dan los grados universitarios.
La tradición educativa de Irache* era muy rica, probablemente existiera un Estudio en la Edad Media, al igual que en otros muchos monasterios, aunque no existe constancia documental del mismo.
El germen de la futura universidad fue el Colegio Benedictino de Irache, cuya fundación debió de producirse en 1539, regido por las Constituciones de 1554. Se cursaban en él Artes (Dialéctica, Lógica y Filosofía) y también Teología. Los primeros alumnos fueron los propios monjes del Monasterio, y a partir de 1550 asisten también los estudiantes seculares, quienes después de cursar los estudios en Irache, acudían a graduarse a las Universidades de Valladolid, Alcalá, Huesca, Oñate, etc. Una vez obtenida la graduación proseguían los estudios de Teología en las Universidades de Salamanca y Valladolid o en el propio Colegio de Santa María de Irache.
Estos primeros años, si bien no fueron demasiado brillantes en cuanto al número de estudiantes, sirvieron para forjar las aspiraciones de Irache de Constituirse en Universidad. En 1568 inició los trámites para que sus estudios fuesen reconocidos por Salamanca, del mismo modo que lo eran por Valladolid y Alcalá.
El Rector Salmanticense dio validez en 1569 a los cursos realizados y reconoció, en 1587, los títulos académicos otorgados por el propio Abad.
Sin embargo no disponía de los requisitos legales que debían conferirle el rango de Universidad: La Bula del Pontífice y la Cédula Real. Para lograr su autorización definitiva las Cortes de Navarra de 1598 pidieron a la Orden Benedictina que trasladase la Universidad de Sahagún, con todos los derechos, privilegios y exenciones, a Irache. Al ser atendida esta petición por la Orden, se facilitó la concesión por Paulo V de la Bula de 1615, en la que se confirmaron los privilegios concedidos a Sahagún y se trasladaban al Monasterio de Santa María la Real de Irache. La Universidad atravesaba una brillante etapa, pues a ella acudían estudiantes navarros y de las provincias próximas y se otorgaban más de 100 grados anuales en Filosofía, Teología, Derecho Canónico o Civil y Medicina. Felipe IV en 1665 dio fin a este largo proceso de legalización. Aprobó el traslado de la Universidad de Sahagún a Irache con todos sus derechos y privilegios.
Al frente de la universidad estaba el abad que ostentaba el cargo de cancelario*, reuniendo en su persona las atribuciones del maestre escuela y del rector. Era el máximo responsable del gobierno y administración. El maestre escuela tenía la facultad de convocar el claustro, que estaba constituido por todos los doctores y maestros graduados por esta Universidad, el regente, el lector de Artes y los que hubiesen sido regentes o lectores. Debía reunirse siempre que hubiese necesidad de tratar y tomar consejo en asuntos referidos a la Universidad y preceptivamente para dispensar de asistencia a aquellos alumnos que no tenían los cursos necesarios para recibir los grados. El lector de Artes ejercía, por delegación del maestre escuela, el gobierno y dirección de los estudiantes de su especialidad.
Éstos por su parte tenían que seguir determinadas normas religiosas y de comportamiento.
Otros dos cargos importantes dentro de la organización eran el secretario y el maestro de ceremonias. El primero daba fe y registraba todo lo que ocurría en la Universidad. Llevaba un libro de cuentas y otro de matrículas y aprobados, sin embargo no disponía del sello de la Universidad, que era custodiado por un monje designado por el cancelario. El maestro de Ceremonias era la pieza clave en el ceremonial de la graduación.
Los grados de licenciatura, maestro y doctor los otorgaba el maestre escuela y los de bachiller, el regente y el lector de Artes y podía acceder a los grados por cursos o por superación (examen por los maestros correspondientes).
Para acceder a la licenciatura o al doctorado se exigía como condición haber ejercido dos años como pasante*.
Mención especial merece el procedimiento para la concesión de los títulos de Medicina y que en Irache era totalmente anómalo, dado que no había profesores o catedráticos que explicasen esta disciplina y por lo tanto no se impartían clases. No obstante los estudiantes se graduaban regularmente, para lo cual uno o dos médicos de Estella suplían a los catedráticos que debían otorgarlos. Aunque la situación era de desventaja respecto a otras Universidades que tenían tres catedráticos para Medicina, interesaba para el prestigio de Irache. Por ello los Benedictinos aprovecharon las dificultades económicas de la Corona para comprar la prerrogativa, tanto durante el reinado de Felipe IV como en el de Felipe V.
Sin embargo, la subida al trono de Fernando VI hizo variar la situación, pues en 1753 aplicó estrictamente la Ley 11 que exigía tener al menos tres cursos de Facultad para graduarse en Medicina y a pesar de las súplicas de Irache no pudieron darse más grados de Medicina.
La falta de académicos y escribanos o la situación anómala de muchas cátedras en diversas universidades, y entre ellas la de Irache, condujo a la reforma que Carlos III llevó a cabo en 1770, suprimiendo muchas cátedras por escasez de alumnos o falta de profesorado competente la Universidad benedictina quedó reducida a las facultades de Artes y Teología. Para la primera se destinaban tres cátedras y para la segunda una de Lugares Teológicos y cuatro de Teología propiamente dicha. Este Plan de estudios estuvo vigente hasta 1807, en que Carlos IV, ante el estado decadente de varios centros los suprimió; la universidad de Irache era uno de ellos.
Bibliografía
Archivo General de Navarra. Sección de Instrucción Pública.
Estatutos de la Universidad de Irache. 1597. Archivo General de Navarra. Sección Clero. Irache.
Ajo y Sáinz de Zúniga. Historia de las Universidades Hispánicas. Orígenes y desarrollo (Ávila, 1958). De la Fuente, Historia de las Universidades, Colegios y demás establecimientos de la Enseñanza en España (Madrid, 1885). Goñi Gaztambide, Los orígenes de la Universidad Benedictina de Irache, “Studia Monástica 2” (Monserrat, 1960). Ibarra, Historia del Monasterio y de la Universidad Literaria de Irache (Pamplona, 1939). Yepes, Crónica General de la Orden de San Benito (Irache, 1610).
Universidad Nacional de Educación a Distacia
El Centro Asociado de Navarra fue creado en 1971 con el objetivo de extender la educación universitaria a los sectores de la población que por razones de índole económica, laboral, etc., carecen de oportunidades o tienen serias dificultades para cursar los estudios universitarios. Dentro de su estructura organizativa se encuentran los Centros Asociados Regionales, cuya función principal es proporcionar a los alumnos la asistencia tutorial necesaria para el estudio de las distintas disciplinas. Tienen también el carácter de Centros de Recursos y contribuyen a crear en torno suyo, un ambiente universitario que compense los problemas específicos de la educación a distancia.
La Diputación Foral de Navarra, al amparo del Decreto de dieciocho de agosto de 1972, firmó un convenio con la Universidad de Navarra para solicitar la creación de un Centro Regional de la UNED con sede en Pamplona y cuyo ámbito territorial fuese Navarra. La Diputación se comprometía a proporcionar la infraestructura y financiación necesarias y la Universidad de Navarra colaboraba en la dirección de las actividades académicas y culturales. Para la coordinación del ámbito de actuación de ambas instituciones se constituyó un Patronato bajo la presidencia de un diputado.
El Ministerio de Educación creó entonces (1973) el Centro Regional de Navarra con las secciones de Derecho y Filosofía y Letras. En 1974 se aprobó el Reglamento Provisional de funcionamiento de Patronato Rector.
En 1982, y por haber quedado resuelto el convenio de 1973, la Diputación firmó un nuevo convenio con la UNED para la dirección del Centro Asociado de Navarra. A partir de este momento se rige por un Patronato integrado por representantes de la Diputación, UNED, profesorado y alumnos, así como el director del Centro, que actúa como secretario. Es el encargado de establecer la plantilla de personal docente de acuerdo con las necesidades académicas y las posibilidades económicas. El sistema de provisión es el concurso de méritos y la financiación corre a cargo de la Diputación Foral.
En el curso 1988-1989 siguieron sus enseñanzas 2.649 alumnos en las siguientes áreas: Derecho, Geografía e Historia, Filología, Psicología, Ciencias de la Educación, Filosofía, Económicas y Empresariales, Matemáticas, Física y Química, Ingeniería Industrial, Sociología, Ciencias políticas y Cursos de adaptación y de Acceso para mayores de veinticinco años.
En octubre de 1952 comenzó a funcionar en el edificio de la Cámara de Comptos de Pamplona, la Escuela de Derecho del Estudio General de Navarra. El 6 de agosto de 1960, dicho estudio fue erigido en universidad y en aplicación de las normas previstas en el convenio de 5 de abril de 1962 entre la Santa Sede y el Estado español se dictaron sucesivas normas por las que se reconocían plenos efectos civiles a los estudios cursados en las Facultades de la Universidad de Navarra. La primera de dichas normas fue el decreto de 8 de septiembre del mismo año 1962 por el que se reconocían los estudios de Derecho.
La Universidad de Navarra es una universidad de la iglesia y obra corporativa del Opus Dei, de la que fue su primer gran canciller monseñor José María Escrivá de Balaguer. El actual campus universitario localizado en término de Pamplona al norte del río Sadar y entre las carreteras de Zaragoza y Estella alberga a la mayoría de centros Universitarios. Otros se encuentran localizados en la zona hospitalaria de Pamplona y en San Sebastián, Barcelona y Roma.
La primera piedra de su primer edificio se colocó el 25 de octubre de 1960 con la asistencia de cinco ministros del Gobierno español. Ese día el nuncio de Su Santidad, Monseñor Antoniutti leyó el derecho de erección de la Universidad. Fue nombrado rector magnífico José María Albareda.
La Escuela de Derecho, origen de la Facultad del mismo nombre fue la primera realización en la época del Estudio General. Los alumnos, previo examen ante los tribunales constituidos por la Universidad de Zaragoza, obtenían los títulos oficiales de esta Universidad del Estado.
A partir de esta fecha la creación de nuevas facultades se sucedería a lo largo de los años siguientes. En 1954 se creó la Facultad de Medicina, que disponía para la realización de las prácticas del Hospital de Navarra y la Escuela de Enfermeras; un año más tarde, inició sus actividades la Facultad de Filosofía y Letras, ubicada en el Museo de Navarra; en 1956 se implantaron los estudios de Periodismo que conformarían la Facultad de Ciencias de la Información, así como los Estudios Superiores de Empresa en Barcelona.
Este mismo año se creó la Facultad de Ciencias con sus secciones de Biológicas en Pamplona y de Físicas en San Sebastián y en 1959 la de Derecho Canónico.
El Estudio General adquirió el rango universitario por el Decreto Erudiendae de 1960 promulgado por la Santa Sede. Este mismo año se colocaría la primera piedra del actual Campus Universitario sobre terrenos enajenados por el Ayuntamiento de Pamplona, junto al río Sadar. El desarrollo universitario continuó en los años siguientes; en 1961 se creó la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de San Sebastián.
Sucesivos decretos (1962 y 1965) reconocieron efectos civiles a las titulaciones otorgadas por la Universidad de Navarra.
En 1962 se incorporó la Escuela de ATS, hasta entonces adscrita a la Universidad de Zaragoza; en 1964 se creó la Facultad de Farmacia y la Escuela Técnica Superior de Arquitectura y en 1967 la Facultad de Teología. Simultáneamente se fundaron nuevos Institutos como el de Ciencias de la Educación (1965), dentro de la Facultad de Filosofía (Ciencias de la Educación) o el Instituto de Historia de la Iglesia, dependiente de la de Teología. Del mismo modo se crearon las Escuelas de Ayudantes Técnicos de Laboratorio, Escuela de Bibliotecarios, etc. En 1987 inició sus actividades la Facultad de Ciencias Empresariales y Económicas, y un año después la Eclesiástica de Filosofía.
Según los datos reflejados en la Memoria de 1987-1988, la Universidad contó en ese curso con 1.218 docentes, 507 personas dedicadas a administración y servicios, 1.229 médicos, enfermeras y otros profesionales en la Clínica Universitaria, 14.670 alumnos en cursos ordinarios, en los centros de Pamplona, San Sebastián, Barcelona, Madrid y Roma, de los que 6.671 eran navarros. Tuvo además 1.668 estudiantes de doctorado y programas de especialización y programas de formación permanente. En ese curso finalizaron sus estudios 1.911 alumnos, con lo que el número de graduados en la Universidad desde su comienzo asciende a 26.437. El grado de doctorado fue obtenido por 148 alumnos y el master del IESE por 354, hubo también 11 Máster en Artes Liberales.
En cuanto a los niveles de renta de los alumnos navarros, la memoria informa que el 11,2 por ciento pertenecería a niveles de renta altos, el 41,23 a niveles medios, el 45,55 a rentas bajas y hubo un 2 por ciento sin clasificar.
Durante dicho curso, el servicio de Asistencia Universitaria tramitó 6.680 solicitudes de becas y ayudas. El Ministerio de Educación y Ciencia concedió 1.775 becas de estudios, 36 de residencia y 14 de colaboración por un importe total de 125 millones de pesetas. El Gobierno de Navarra concedió becas a alumnos navarros por una cuantía total de 179.271.140 pesetas. La propia universidad aportó 180 millones de pesetas para distintas ayudas de las que se beneficiaron 5.000 alumnos y el servicio de Asistencia Universitaria concedió 633 becas de colaboración. La Asociación de Amigos de la Universidad de Navarra concedió 211 becas con un importe de 81 millones de pesetas para jóvenes investigadores. Hubo otras ayudas a la investigación otorgadas por el MEC, el Fondo de Investigaciones Sanitarias de la Seguridad Social, la comisión interministerial de Ciencia y Tecnología, el Gobierno de Navarra y la Comunidad Europea.
Las bibliotecas de la Universidad de Navarra adquirieron 11.219 volúmenes con los que los fondos ascendían a 515.329 libros. La editorial EUNSA publicó 39 libros y se creó un servicio de publicaciones encargado de editar las revistas periódicas y publicaciones de tirada reducida.
La Clínica Universitaria atendió en 1987, 74.590 consultas ambulatorias y hospitalizó a 12.139 pacientes. Se realizaron 5.146 intervenciones quirúrgicas, destacando los transplantes de órganos, las elongaciones óseas y la cirugía con radioterapia intraoperatoria.
Los profesores de la Universidad participaron en 240 congresos nacionales e internacionales y en la propia Universidad se celebraron 12 congresos y 46 cursos de formación permanente.
Asimismo se realizaron 48 trabajos de investigación sobre temas navarros.
Destaca también la colaboración de la Universidad con otros centros a través de los programas docentes interuniversitarios que se están desarrollando. Como principales novedades cabe mencionar la puesta en marcha del Centro de Investigación en Farmacología Aplicada (IFA) y a la erección de la nueva Facultad Eclesiástica de Filosofía, además de a la creación de los departamentos interfacultativos de Sociología y de Cultura y Comunicación Audiovisual.
Aparte de la labor estrictamente docente, la Universidad de Navarra desarrolla una importante actividad investigadora, objeto fundamental de la función universitaria. Determinados departamentos, fundamentalmente entre los dedicados a ciencias humanas (Derecho, Geografía, Historia, Arte, Filología), han orientado su actividad hacia los temas navarros; en el conjunto destaca igualmente, la labor de la Clínica Universitaria, especialista relevante en el campo de los trasplantes de órganos. En 1988 era uno de los escasos centros autorizados para la realización de trasplantes de corazón en el territorio nacional.
Para regular las relaciones entre la Excma. Diputación Foral de Navarra y la Universidad de Navarra, así como las aportaciones económicas de la Administración Foral se firmó en 1971 un Convenio entre ambas Instituciones que tuvo vigencia hasta 1976 en que fue sustituido por el de 31 de julio de 1976 que a su vez se resolvió en 1981; las ayudas directas fueron suspendidas por el Gobierno de Navarra en 1983.
Universidad Politécnica de Madrid
Escuela universitaria de Ingeniería técnica agrícola*.
Universidad Pública de Navarra
La aprobación de la Ley Foral 8/1987, de 21 de abril de Creación de la Universidad Pública de Navarra supuso un paso trascendental para satisfacer la vocación universitaria de Navarra, vocación que ha sido una de las constantes que ha ostentado a lo largo de toda su historia.
El Departamento de Educación y Cultura de Gobierno de Navarra en su primera legislatura realizó el proyecto de la Universidad Pública de Navarra que quedó plasmado en la “Memoria” que presentó para su aprobación al Consejo de Universidades en diciembre de 1986. La calidad del proyecto fue estimada por el Consejo de Universidades, que no sólo elogió el proyecto sino que apreció su valor metodológico para futuras propuestas “… debe hacerse constar que la Memoria presentada aborda todos los extremos relevantes en una iniciativa de ese carácter con la consideración y exposición detallada y minuciosa de las mismas y contemplando una rigurosa planificación del proceso, por lo que puede calificarse de modélica en cuanto documento de base para la programación de una ampliación de la oferta universitaria”.
La memoria ofrece a lo largo de las 430 pgs. de que consta una completa y pormenorizada información de proyecto, desglosado en:
Introducción.
Diagnóstico de la situación universitaria en Navarra (con análisis de la oferta universitaria existente, deficiencias y carencias del actual sistema universitario navarro, demanda universitaria y conclusiones).
El Proyecto de la Universidad Pública (con detalle de los objetivos, previsiones de alumnado, oferta de estudios, aspectos organizativos, características materiales y aspectos económicos-financieros).
Aspectos jurídicos. Aplicación de la LRU.
Anexos, cuadros estadísticos y gráficos informativos.
Las deficiencias del actual sistema universitario navarro y la configuración territorial de la Universidad española que emana de la Ley de Reforma Universitaria avalaban la necesidad de su creación. El análisis de la oferta universitaria pública en la Comunidad Foral ponía de manifiesto la diversificación administrativa, de organización y de recursos de los centros universitarios públicos existentes en Navarra. Igualmente evidenciaba la insuficiencia de la oferta de estudios universitarios y su falta de adecuación a las exigencias actuales de desarrollo de la Universidad española y de la propia Comunidad Foral, lo cual provocaba un notable índice de abandonos al término de los estudios medios, de emigración a otros territorios y de elección de estudios de reserva en mayor proporción de la que sería deseable.
Por otra parte eran notorias las dificultades existentes en el ejercicio que la propia autonomía universitaria, la integración de estructuras departamentales y la participación en los órganos de gobierno o en el ejercicio de la función social de la Universidad respecto a su Comunidad. Todas esas razones, así como la necesidad de coordinación de la enseñanza universitaria superior navarra con las restantes universidades hacían urgente la creación de la Universidad Pública de Navarra.
Ésta se concibe como entidad encomendada del servicio público de la educación superior y como único instrumento válido para imprimir al sistema universitario navarro la reforma necesaria que permitiera subsanar las deficiencias y atender las necesidades del territorio. De ahí la voluntad de adecuación del proyecto a las directrices establecidas por la LRU y al proceso de reforma emprendido en la Universidad española. Como tal servicio público deberá respetar e impulsar la autonomía universitaria las libertades de cátedra e investigación, la participación y el desarrollo igualitario de la sociedad navarra.
Asimismo deberá desempeñar una importante función social y actuar no sólo como foco emisor de prepuestas intelectuales, sino también como un factor dinamizado y promotor de actividades de extensión universitaria.
Esta vinculación a la Comunidad se concreta, por otra parte, en la atención a áreas de conocimiento, estudio e investigación asociadas con los intereses territoriales y no presentes o deficientemente cultivadas en los actuales centros. Resultado de ello es la propuesta preferente de titulaciones en áreas técnicas y científico-técnicas, así como la creación de los correspondientes departamentos.
No obstante, la Universidad Pública de Navarra no debe quedar diseñada exclusivamente por los intereses territoriales, sino propiciar una oferta regional basada en el análisis de la situación de las universidades más próximas con el fin de integrarse armónicamente en una oferta territorial más amplia.
La voluntad de racionalizar la oferta de estudios universitarios existentes en Navarra ha llevado a no duplicar los títulos que actualmente ofrece la Universidad Privada, que supondría un derroche innecesario de nuevos recursos sin la contrapartida de beneficio social que debiera justificarlos. Idéntico objetivo ha orientado la integración en la Universidad Pública de Navarra de los centros existentes en que la titulación de Segundo y Tercer Ciclo estuviera justificada y, si esto no era posible, manteniendo los estudios de Primer Ciclo.
Organizativamente se ha optado por la ubicación en un campus único en Pamplona, facilitando de este modo el máximo aprovechamiento de recursos en la vida interna de la Universidad y la puesta en práctica de un funcionamiento basado en la departamentalización.
En el plano docente se parte de la estructura departamental y se propone un número reducido de centros, con la mayor diversificación posible de títulos. En la determinación de los mismos se pretendía armonizar las orientaciones profesionales y académicas de los estudios, aspirando a mantener el equilibrio entre distintos Ciclos y la flexibilidad interna que permita el tránsito entre títulos y entre Ciclos.
La conexión entre centros y títulos se basa en el principio de ciclicidad de las enseñanzas, de tal modo que se tiende más hacia facultades o escuelas técnicas superiores que impartan enseñanzas de primer y segundo Ciclo que a escuelas universitarias para primeros ciclos. Ello facilita la interconexión y que las enseñanzas de Primer Ciclo se enriquezcan en el contexto de estructuras más amplias de investigación y enseñanza.
De acuerdo con estos criterios se ha configurado el proyecto de Universidad Pública de Navarra que constará inicialmente de los siguientes centros; Facultad de Ciencias Humanas y Sociales, que impartirá las enseñanzas correspondientes a los títulos de diplomado en Profesorado de EGB, Trabajo Social y Ciencias Políticas, y las licenciaturas de Traducción e Interpretación, Sociología y Ciencias Políticas; Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales (diplomatura de Estudios Empresariales, Graduado Social, Informática de Gestión y licenciatura en Ciencias Empresariales); Escuela Universitaria de Estudios Sanitarios, con diplomatura de Enfermería, Fisioterapia, Logopedia, Podología y Dietética; Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales y de Telecomunicaciones, que impartirá primeros y segundos ciclos de ocho especialidades diferentes; Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos, con tres especialidades en los dos ciclos, y el Centro de Estudios de Planificación Territorial.
Las enseñanzas comenzaron a impartirse en el curso 1989/1990, con cuatro titulaciones superiores y dos medias: Ingenieros Industriales, Ingenieros Agrónomos, Licenciados en Económicas y Empresariales y diplomados en Ingeniería Técnica Industrial y Graduado Social.
Universidad de Santiago
Las Cortes de 1589 consideraron que el lugar idóneo para la construcción de la Universidad del Reino varias veces proyectada era Pamplona, en lugar de Estella.
La circunstancia de que la Orden de Santo Domingo, hubiese apoyado siempre la iniciativa de creación de la Universidad del Reino en Pamplona y el prestigio educativo de que gozaba en la Ciudad llevó a las autoridades a entablar conversaciones con aquélla. Por otra parte tenían también a su favor el poder contar con las rentas que les proporcionasen las fundaciones Abaurrea* y Cruzat*, creadas al efecto.
Todo ello facilitó el acuerdo de 1608 entre las Cortes del Reino y la Orden de Santo Domingo. La Universidad tendría carácter transitorio hasta que el Reino fundara la suya y se ubicaría en el Convento de la Orden. Igualmente se acordaba que las cátedras de Filosofía y de Teología las regentasen los dominicos y las de Cánones se cubrirían por oposición.
El reino, por su parte: debería colaborar para su financiación. El rey Felipe III, en 1619, y el papa Gregorio XV (1621) aprobaron el proyecto. No obstante esta Universidad del Reino, que se hubiese creado bajo un régimen mixto religioso y seglar, no llegó a funcionar. Los problemas de financiación y la oposición de los Benedictinos de Irache, celosos de los perjuicios que la creación podría originar a su Universidad.
Los dominicos, tomaron entonces la decisión de organizarla, por su cuenta, en el Convento de Santiago de Pamplona; contaban para esta empresa con las rentas, antes indicadas de las fundaciones Abaurrea y Cruzat. Obtuvieron, en 1624, un Breve de Urbano VIII concediendo la facultad de dar grados de bachiller, licenciado y doctor, igualmente, pese a la oposición del Fiscal del Reino, Felipe IV autorizó la universidad, con las facultades de Arte y Teología, en 1630.
Nacida entre una fuerte oposición su apogeo se sitúa entre los años 1634 y 1700. Entre sus estudiantes se encontraban no sólo alumnos pertenecientes a la Orden de Santo Domingo y a otras instituciones religiosas, sino también seglares, y su área de influencia se extendía a otras provincias, especialmente en el caso de los Dominicos que provenían de regiones a veces muy alejadas.
En 1652 se creó la cátedra de Teología Moral, merced a una fundación de Sor Catalina de Arteta y, en 1664, pese a la oposición de la Universidad de Irache, obtuvo licencia Real para otorgar los grados de Leyes, Cánones y Medicina. Sin embargo, ninguna de estas facultades llegó a establecerse. La decadencia de la Universidad de Santiago de Pamplona corre paralela a la de la universidad española en el siglo XVIII. La reforma de la Universidad llevada a cabo por Carlos III en 1770 supuso el fin de la de Santiago, suprimida por Real Orden de 11 de marzo de 1771.
Archivo General de Navarra, Instrucción Pública. P. José Salvador y Conde, La Universidad en Pamplona. (Proyectos y Realidades) (Madrid, 1949).
Universidad de Tudela
El primero de los intentos de la Monarquía por encauzar los estudios superiores en Navarra -sólo cubiertos por la emigración hacia las universidades europeas- lo constituyó el Proyecto de Universidad de Tudela, promovido por Teobaldo II*. La existencia de un Estudio de Gramática en esta ciudad pudo ser la causa que motivó la elección de este emplazamiento. Alejandro IV, otorgó el 8 de mayo de 1259 una Bula Pontificia para la creación de la citada Universidad. Sin embargo no existe constancia de que se concediese el ius ubique docendi, es decir, la facultad de dar grados académicos válidos para todo el mundo, que era la nota más característica de la Universidad.
Bibliografía
J. Goñi Gaztambide, Alejandro IV y la Universidad proyectada por Teobaldo II en Tudela. Rev. “Príncipe de Viana” (Pamplona, 1955).
Universidad de Ujué
La preocupación de Teobaldo II* por crear una Universidad del Reino que permitiese a los estudiantes navarros conseguir los grados académicos sin salir fuera de sus fronteras tuvo su continuación en el siglo XIV, bajo el reino de Carlos III (1345-1387). Con este fin mandó construir un Colegio en Santa María de Ujué, pero llegado el año 1378 se vio obligado a suspender las obras y con ello la creación de la Universidad quedó paralizada. Las causas no fueron otras que los grandes gastos de la guerra con Castilla, insoportables para la hacienda del Reino.
Bibliografía
J. Goñi Gaztambide, La formación intelectual de los navarros en la Edad Media (1122-1500). “Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón”, vol X (Zaragoza, 1975).