TEATRO
Arte de representar o escribir composiciones dramáticas y comedias.
La documentación existente en los diferentes archivos refleja que Navarra gozó de tradición teatral ya desde antiguo. El Reino de Navarra fue prodigio en juglares, trovadores y otros artistas durante la Edad Media, no en vano en el siglo XIII uno de sus reyes fue el rey trovador Teobaldo I de Navarra y IV de Champagne (1234-1253).
Así pues cuando el teatro toma carta de ciudadanía en la España del siglo XVI, Navarra también disfruta de un teatro similar al del resto de España.
Al principio este teatro consistía en autos que se representaban generalmente en la festividad del Corpus y en las fiestas patronales de cada localidad. En Pamplona las representaciones teatrales tienen lugar en la festividad del Corpus y en las fiestas de San Fermín; en Tudela en las fiestas de Santa Ana, Santiago y S. Pedro de agosto, en Tafalla para las fiestas de la Virgen de agosto, y en realidad por los datos de archivo sabemos que también en muchas más ciudades y pueblos de Navarra estaba extendida esta costumbre. En función de las Sinodales del obispo Rojas y Sandoval de 1591, existía también la costumbre de hacer representaciones en las iglesias y ermitas a donde iban clérigos y seglares a “velar” de noche, ya que las citadas sinodales deciden prohibir expresamente esas actividades, excluyendo de esas prohibiciones las representaciones del Corpus, siempre que fueran honestas y pasaran por el beneplácito del obispo o del vicario general.
Los textos teatrales los escribían clérigos existentes en las ciudades o pueblos, (en el caso de Pamplona y Tudela solía encargarse de este menester el maestro de Gramática o latinidad) y los actores solían ser o bien habitantes del pueblo o los estudiantes de los estudios de latinidad en el caso de las dos grandes ciudades navarras mencionadas; uno de los clérigos más destacados fue el maestro Melchor Enrico de Tudela que desde 1541 a 1580 regocijó a la ciudad con las comedias y autos que escribió para ser representados por sus alumnos con motivo de las fiestas de Santa Ana.
Conforme avanza el siglo XVI se produce un cambio en la organización teatral española y el teatro adquiere un carácter comercial que redundará en la organización de los comediantes y en su profesionalización como actores. Navarra participa también en este cambio y a partir de 1570 empiezan ya a venir las compañías profesionales y las de la lengua a representar autos y comedias en las fechas señaladas anteriormente. Existen datos de la presencia de estas compañías en Pamplona, Tudela, Estella, Lodosa, Corella, Lerín, Alfaro, etc, lo que es un indicio de que esta actividad teatral no es exclusiva de las ciudades más grandes como son Tudela y Pamplona, sino que se extendía a pueblos grandes y pequeños dependiendo, eso sí, de las posibilidades económicas de cada uno de ellos, ya que las compañías no actúan sin un previo contrato que les garantice su sustento y generalmente firmado con el ayuntamiento de cada localidad. La actividad teatral de la fiesta del Corpus se sigue manteniendo como actividad pública pagada por el ayuntamiento, aunque a finales del siglo XVI Tudela y Pamplona, siguiendo el ejemplo de ciudades como Madrid, Sevilla y Valencia, deciden también sumarse a la nueva modalidad teatral consistente en disponer de un edificio cerrado donde se representaban las comedias y para cuyo acceso era necesario el pago previo de una entrada. Este hecho lo aprovecharon diversas instituciones benéficas para ayudar a su sostenimiento.
En Tudela ya en 1597 los administradores del hospital de Nuestra Señora de Gracia habían decidido ayudar al mantenimiento de su obra benéfica, habilitando el patio de dicho hospital como lugar apto para la representación de las comedias, patio que funcionó hasta 1622, fecha en que los administradores del hospital, dadas las malas condiciones del mismo, decidieron comprar unas casas situadas en la calle de la Merced (frente al actual mercado de abastos), para, previo derribo de las mismas, construir allí la casa y patio de las comedias que funcionó desde 1623 hasta 1715, en que de nuevo se construyeron casas en el solar ocupado por el segundo edificio teatral de Tudela.
En Pamplona, será la Institución de los niños de la Doctrina Cristiana la que decida utilizar el teatro como medio de paliar sus necesidades económicas. Los primeros datos que hemos encontrado de su existencia se remontan a 1608, año en que ya estaba funcionando la casa y patio de las comedias, propiedad de la citada institución y ubicada en la confluencia de las calles Lindachiquía y Comedias coincidiendo con los actuales n.° 12, 14 y 16 de la calle Comedias. Esta casa y patio de comedias sufrió una serie de reparaciones y reconstrucciones que tenían que ver muchas veces con el aumento de la demanda, por parte del público, de más espacio teatral, sobre todo a partir de 1646. Por fin, en 1664, el ayuntamiento de la ciudad se planteó la necesidad de remodelar de forma más profunda el teatro, debido sobre todo a las quejas presentadas por los comediantes; después de esta remodelación continuó prestando su servicio a los aficionados hasta 1841, fecha en que se construyó el nuevo teatro Principal, dado el mal estado y lo limitado de tamaño que resultaba el antiguo.
Los dos teatros, el de Tudela y el de Pamplona, eran de estructura rectangular, con un patio pequeño empedrado, como eran los patios de la ciudad, donde estaba el tablado (escenario) y rodeado de aposentos donde se ubicaban las autoridades de la ciudad; en el caso de Tudela eran dos los aposentos oficiales; uno para la autoridad civil, el ayuntamiento, y otro para la eclesiástica, el cabildo. En el caso de Pamplona eran 7 los aposentos ocupados por las diversas autoridades. El ayuntamiento, que ocupaba el mejor aposento, el virrey, los jueces, la Diputación, los consultores, el Consejo Real y los canónigos. El resto de los aposentos eran alquilados por las clases nobles y los más poderosos de las ciudades, ya que el costo de las entradas para ese tipo de localidades era bastante elevado. En Pamplona, hombres y mujeres de la clase social más acomodada ocupaban juntos esos aposentos privilegiados, sin embargo en Tudela los hombres y las mujeres estaban separados y se colocaban en aposentos diferentes (unos a la derecha y otros a la izquierda del tablado). El público masculino de menos recursos ocupaba el patio, ya sea de pie o sentado -si pagaba un suplemento- y las mujeres de pocos recursos ocupaban un aposento destinado para ese fin conocido con el nombre de cazuela y al que se accede por distinta puerta. Por lo tanto nuestros patios de comedias, al igual que los del resto de España, representan un microcosmos de lo que es la sociedad del momento, donde todos disfrutan juntos del espectáculo pero cada uno desde el lugar asignado a la clase social a la que pertenece.
La organización de los dos teatros corre a cargo de la institución de la que depende, estando siempre presente el ayuntamiento de la ciudad junto a la Institución benéfica. Sin embargo, Tudela, a diferencia de Pamplona, durante varios años arrienda el teatro a personas privadas que organizan y sacan rentabilidad de los espectáculos previo pago de una cantidad estipulada por los administradores del hospital en concepto de alquiler anual.
Nuestros teatros se ven visitados por compañías de teatro importantes de las que recorren la geografía nacional. En ellos se ofrecen representaciones de las comedias propias del teatro español del Siglo de Oro y además actúan títeres, volatines, incluso aluna vez hay espectáculos de danza, juegos de manos, etc. Algunas de las compañías que nos visitan son las de Luis de Vergara, Pedro la Rosa, Margarita Zuazo, entre otras que es imposible enumerar.
En Tudela la Casa y Patio de comedias está en funcionamiento sin interrupción hasta 1695, año en que comienza a declinar la actividad teatral hasta que en 1715 se cierra el teatro, volviendo a encontrar de nuevo espectáculos en 1740 en diversos lugares de la ciudad que se habilitan como espacio teatral. En Pamplona hay actividad hasta 1721, fecha en que, con motivo de la amenaza de la peste de Marsella, el ayuntamiento hizo un voto a Dios de no hacer jamás comedias si la peste no llegaba. Esta decisión tuvo serios problemas en los que tuvo que intervenir hasta el Papa de Roma y por fin la ciudad logró ver de nuevo comedias en 1729, continuando la actividad teatral en ese edificio a lo largo de todo el siglo XVIII y la mitad del siglo XIX.
Durante el siglo XVIII los espectáculos representados en el teatro pamplonés siguen siendo en gran medida las comedias del siglo de oro, fundamentalmente las de ciclo calderoniano, aunque también se representan entremeses y sainetes más propios de los autores del s. XVIII y a finales de este siglo adquieren importancia la ópera italiana y diversos espectáculos musicales que continuarán a comienzos del s. XIX. En Tudela también acuden compañías de comedias y además comienza con fuerza otro tipo de espectáculos como máquinas reales, sombras chinescas, que continuarán a lo largo del s. XIX.
Junto a toda la actividad teatral de las casas de comedias existía la organizada por los jesuitas en sus respectivos colegios de Pamplona y Tudela hasta el siglo XVIII en que fueron expulsados; también se seguía haciendo teatro fuera de las casas y patios de comedias, con ocasión de diferentes festividades religiosas o civiles, incluso se realizan gran cantidad de actividades parateatrales: danzas, gigantes, sierpes (tarascas), encamisadas, juegos de cañas, toros, estafermos, etc., con ocasión de cualquier acontecimiento civil o religioso. Además, por algunos procesos y prohibiciones, sabemos que existía una gran cantidad de actividades parateatrales con ocasión de carnaval y otra serie de actividades populares que diferían de unas zonas a otras de Navarra y de las que es difícil encontrar rastro por no estar reseñadas en los archivos donde se recoge generalmente la actividad “oficial”.
Navarra en el siglo XVII y XVIII también contó con algunos oriundos del Reino que se hicieron cómicos y deambularon por la geografía nacional como miembros de diversas compañías, según señala la Genealogía, origen y noticias de los comediantes de España (Edic. de Varey y Shergold). Entre ellos figuran Diego Carrillo, cuyo verdadero nombre era Prudencio de Florenzia, natural de Viana; Joseph de Zabaleta, de Navarra, que acabó sus días en Tudela como corneta de la santa iglesia; Juan García, de Larraga; Pedro Labe, cuyo nombre verdadero era Pedro de Chauri y Ciriza, del Valle de Roncal; Jusepa de Sesma de Corella y el número más elevado pertenece a la ciudad de Tudela, de donde son: Bernardo de Eredia, Esteban de Olmedo, Francisco Aragón, Francisco León, Alonso González, Manuel de Lavaña, Miguel Bela y Pedro Ros.
Hay que esperar al siglo XX, concretamente a la década de 1920, para hablar con propiedad de grupos de teatro navarro, aunque se puede citar como excepción la creación de la Sociedad Liceo en Tafalla, en 1861. Esta sociedad se creó en el café Español con finos teatrales, y la primera obra que se representó fue El puñal del godo de Zorrilla. Más tarde, como parece ser que existían en Tafalla pocos aficionados al teatro, se contrató a la familia de un actor de la localidad, llamado Miguel Deán, para que llevara a cabo las representaciones. Hasta los años veinte, la única actividad teatral que se conoce al margen de la comercial, era la que se llevaba a cabo en las casas de la burguesía, donde todos los años se solía representar una obra en invierno, para distracción de la familia y de sus círculos de amistades.
Más tarde, el teatro entró a formar parte de las actividades de asociaciones y colegios, de una forma continua. El teatro sale de las casas de la burguesía y se le priva del interés comercial, y crece en torno a grupos sociales de una sociedad cada vez más activa y organizada. Así, el Ateneo Navarro, fundado en 1932 y que integraba a elementos políticos de diferentes corrientes, formó un grupo teatral llamado saldo que en 1934 representó la obra del doctor Juaristi, presidente del Ateneo El coloquio de las edades. Tras esta primera representación se puso en escena en febrero de ese año Pit y Pat de Schwartz y Farándula. El ateneo desarrolló también actividades teatrales y así trajo a La Barraca, el teatro universitario que nació al amparo de las misiones pedagógicas, y que en Navarra actuó en Pamplona y Olite, representando obras de Lope, Cervantes, y otros clásicos españoles.
Surgen también grupos al amparo de actividades políticas, y así, el Círculo Carlista organiza en los años 20 su grupo de teatro, promovido por Ignacio Baleztena*. Este grupo representaba obras de Jacinto Benavente, Vital Aza y Ramos Carrión, entre otros. Representaron también obras de Ignacio Baleztena como Furri contra Campiñarri, El ópalo de los duques de Petrogrado o el monólogo Joshe Miguel, sobre un voluntario carlista. El Círculo Carlista de Pamplona llevó gran parte de estas obras por otros círculos de Navarra. “Premín de Iruña” puso toda su pasión por el teatro al servicio del carlismo, y participó en numerosos mítines de la campaña de 1936 con su teatro de guiñol. Baleztena fue también el impulsor de algunas actividades teatrales aisladas que realizó la peña pamplonesa Muthiko Alaiak.
También el sindicato UGT tuvo su cuadro teatral, formado en 1932 y que se estrenó con la representación de Los predilectos y La real gana de Carlos Arniches. Su segunda función fue en el Teatro Cervantes de Tudela, con la obra Voluntad de A. Martín y Martín, y en noviembre de 1932 montaron en Pamplona Carmañola. Existían también cuadros locales en Tudela, Villafranca y Castejón. La primera de las veladas realizadas en Pamplona, citada más arriba, se realizó el 21 de mayo de 1932, a beneficio de los familiares de los dos ugetistas muertos en Pamplona en los sucesos del 13 de abril de 1932.
Fueron numerosas las instituciones católicas que en estos años organizaron cuadros teatrales. Eran siempre cuadros de un sólo sexo, como el de las Hijas de María, el cuadro del Centro Mariano y el de los Salesianos, que tuvo continuidad hasta los años 60 y representaba fundamentalmente obra de la Galería salesiana, que eran adaptaciones de los clásicos convirtiendo los personajes femeninos en masculinos. Las obras más representadas eran dramas cristianos y temas misioneros. Otro círculo donde también se representaban obras teatrales era en el Servicio Doméstico. Comenzaron en los años 30 y se hacían funciones los festivos y domingos, con un cuadro femenino que tenía entre su repertorio obras de la citada Galería Salesiana y dramas clásicos, así como zarzuelas, todas dirigidas por las religiosas del Servicio Doméstico.
En los años de la posguerra se organizaron cuadros teatrales en las parroquias, como en Villava y Huarte, y en colegios como los Maristas. Las obras continuaban siendo de temática religiosa, con autores como Pemán y Vallejos, los consabidos clásicos, o zarzuelas. Los cuadros comenzaron ya a ser mixtos.
Estos grupos comenzaron a desaparecer en los años cincuenta, con la llegada de la televisión y la generalización del cinematógrafo que terminó con estas actividades, y las sustituyó en muchos casos. Los últimos en desaparecer, y lo hicieron en la década de los 60, fueron los cuadros del Servicio Doméstico y de los Salesianos.
En 1949 el padre Carmelo organizó la agrupación teatral “Tirso de Molina”, grupo importante por cuanto en él se iniciaron un buen número de personas que luego serían relevantes en el mundo teatral de Pamplona. Esta agrupación representó entre 1949 y 1959 adaptaciones de los cuentos de Grimm, Andersen y las obras del propio Carmelo. Durante las Navidades de esta década, este cuadro mixto representó un total de 34 obras, y se disolvió a la muerte de su fundador en 1959.
Este mismo año nació una nueva experiencia, con la constitución del “Teatro Universitario”, perteneciente al SEU, y que preparó un montaje de El emperador Jones de Eugenio O´Neill, con dirección de Antonio Verdugo.
Y ya en 1964 surge el primer cuadro teatral independiente, aunque nace al amparo de la institución salesiana, en cuyo local estrenan en principio las obras. Este grupo, que aglutina gente de la ya disuelta agrupación “Tirso de Molina”, nace en 1964, en que presentan su primer montaje Es mi hombre de Carlos Arniches, y ya en el siguiente año montan Qué sólo me dejas de Antonio Paso. Comienzan llamándose “Amadís de Gaula”, y más tarde, en 1966, al fusionarse con el grupo de Antiguos Alumnos Salesianos, pasarán a llamarse “Amadís de los Antiguos Alumnos Salesianos”, para terminar con el nombre escueto de “Amadís”. En 1968 obtienen el Primer premio del certamen nacional juvenil de teatro, con Auto de la compadecida de Antonio Saussana; en 1969 quedaron en cuarto lugar con Tic-Tac de Claudio de la Torre y ese mismo año representan en Navidad cinco obras en cinco días seguidos. Inauguraron el “Teatro de la Casa de la Juventud”. Entre sus obras más famosas se encuentra la adaptación de La casa de Alvar González de Antonio Machado, espectáculo basado en efectos de luz, sonido y expresión corporal. En 1976 el grupo sufrió algunas escisiones hacia el grupo “El lebrel blanco” y no resurge hasta 1983 con la obra El pleito matrimonial del cuerpo y el alma de Calderón de la Barca, con la que participan en los terceros y cuartos Encuentros de Teatro Clásico en 1983 y 1984. En total representan 32 obras, la última de ellas El bardo de Izalzu con adaptación de Francisco Javier Larrainzar. También han realizado las únicas experiencias de café teatro en Navarra. Por su dirección han pasado Javier y José Garín, Manuel Monje, Antonio Ayensa y Javier Escribano, y estuvo siempre presidido por J. M. Manzano.
En 1967 apareció el grupo “Valle Inclán”, que nace de las actividades teatrales de alumnos de PREU de Salesianos, será el primero en representar obras de autores más modernos como Camus, del que pusieron Los juntos. Estrenaron también Esperando a Godot de Becket y Antígona de Bertolt Brecht, y las obras de Fernando Arrabal La madre y El cementerio de automóviles. Entre los grupos que trajeron a Pamplona, se puede citar “Els Joglars” y “Goliardos” de Madrid. Desapareció en 1969.
En 1971 nace “El Lebrel Blanco”, recogiendo gentes de grupos como Amadís. En un principio se dedicó al teatro infantil, y sus primeras obras fueron El violín encantado del padre Carmelo, y algunas adaptaciones de cuentos de Francis Bartolozzi. Estaba subvencionado por la Caja de Ahorros Municipal, y sus, actuaciones se celebraban las mañanas del domingo en el Gayarre. Como signo de madurez, en 1973 interpretaron Yerma y siguen con El retablo del flautista de Teixidor y Nueve brindis por un rey de Jaime de Salom, y Auto de la Pasión de Lucas Fernández. En 1976 reciben el Premio del diario “El País” al mejor montaje global del Estado por la obra 1789 del grupo “Théâtre du Soleil” de París, adaptada por Valentín Redín.
En 1976 el grupo comienza una etapa de éxito, con un teatro más social que se plantea cuestiones que en ese momento dividen a la opinión pública. Es el momento de auge, en el que se representan obras como Carlismo y música celestial o Navarra sola o con leche que plantean respectivamente una reinterpretación de la historia del carlismo, y el problema de la integración de Navarra en la Comunidad Autónoma Vasca. Las dos obras estaban escritas por Francisco Javier Larráinzar, y en Navarra y Pamplona hacen numerosas representaciones. En 1976 el grupo queda finalista del Festival de Sitges, con Carlismo y música celestial, festival que ganan en 1979 con Utrimque roditur de Francisco Javier Larráinzar. Luego siguieron obras como Duguna en 1982, Salomé en 1984, y en total unos cuarenta montajes. Entre sus premios de encuentran el Premio Euzkadi en 1979, el premio Pablo Iglesias a la mejor labor teatral en 1979, Premio Universidad de Salamanca y Premio del Certamen de Alicante. En 1976 Valentín Redín consiguió el Premio a la mejor dirección estatal, otorgado por el diario “El País” por la obra 1789.
En 1978 surgió dentro de “El Lebrel Blanco”, la iniciativa de crear un “Teatro Estable en Navarra” que tendría una estructura dividida en tres bloques fundamentales que serían la Escuela de Teatro, el grupo de teatro “El lebrel blanco” y una proyectada asociación de espectadores que nunca se llegó a realizar. Sin embargo la Escuela comenzó a funcionar en abril de 1979, con Carlos Creus como profesor, al que se le añadiría Paca Ojea en septiembre.
En 1980, por discrepancias internas, la estructura se rompe, se divide en dos. El grupo de teatro “El Lebrel Blanco” sigue un camino independiente y la Escuela de teatro se transforma en grupo teatral y comienza su andadura con una subvención de la Diputación. Manteniendo la Escuela y los cursos de interpretación, se empieza a preparar el primer montaje que será Esperando al zurdo, de Cliford Odets en 1981, al que siguen Marijuana, de creación colectiva, concebido como un espectáculo basado en textos históricos de procesos de brujería en el que se advierten influencias de Lindsay Kemp y Kantor, y La boda de los pequeños burgueses de Bertolt Brecht, dirigida por Juan Pastor. Sus últimos montajes fueron El zoo de cristal de Williams, dirigido por Paca Ojea, Sufre el daño que hace el tabaco, Informe para una academia, de Kafka, y Ameli Catalina de José Laínez. En 1984 representaron La cabeza del dragón de Valle Inclán y En el quinto cielo de Mastrosimone, dirigida por José Pedro Carrión. El TEN contó con la colaboración de varios directores como Paca Ojea, Juan Pastor, Miguel Narros y María José Ballo, tanto en la Escuela de Teatro como en la dirección de sus propios montajes.
En los últimos años han surgido también varios grupos de teatro fuera de Pamplona como “Tertulia” de Tudela, nacido en 1976 y que pusieron en escena Petra regalada de Gala, Aquí no paga nadie de Darío Fo y El día de la gloria de Francisco Ors, representadas en varios pueblos de su merindad.
A partir de la segunda mitad de la década de los setenta surgieron gran número de grupos teatrales dedicados a las más diversas facetas del teatro, desde los títeres hasta el happenig. En 1977 nació el grupo “Gabalzeka” de Tafalla, cuyo precedente era la “Compañía de Teatro Benavente”, nacida en 1969 y disuelta en 1972. “Gabalzeka” realizó en 1977 la Semana de Teatro de Tafalla, en la que participaron cinco grupos. El 1979 se disuelve y en el 82 vuelven a ensayar dos obras La cantante calva de Ionesco y El retablo de D. Cristóbal de Federico García Lorca.
Ya a finales de los 70 comienzan a surgir grupos como “Acuario” (1980), que realiza teatro infantil, “Txori” de Estella (1977), que montó obras de Arrabal y Benet, “Carlos Arniches” de Cortes (1980) y “La buena estrella” (1979), “Pretexto” de Beriain (1982), “Kilikarrak” de Estella (1982), “Kraka” de Estella (1983), escindido del anterior, “Txingurritegui” (1983), el grupo de clowns y teatro al aire libre “Xauli” (1982), y los grupos escolares Navarro Villoslada (1978) y el del Instituto de la plaza de la Cruz (1980). Del primero de ellos surgió como aficionado “Esperpento”, creado por Ignacio Aranguren con actores escolares y universitarios que montó Terror y miseria del III Reich de Brecht, Misericordia y Ñaque de Sanchín Sinisterra, adaptada por Aranguren.
Destaca también “Joko”, creado en 1980, que efectúa montajes de teatro infantil, y ha realizado varias campañas de teatro escolar. Existían en Navarra en 1984 un total de 30 grupos teatrales cuyos principales problemas eran la falta de oportunidades para la formación de actores y directores, y la penuria económica en que se desenvolvían, viviendo siempre de subvenciones de las instituciones navarras.
En 1990, el Catálogo de Grupos Artísticos de Navarra, registraba 4 grupos de teatro escolar, 9 de teatro infantil y un total de 21 grupos de carácter general.
Café Teatro
En Navarra no ha existido de una forma continuada ninguna experiencia de café teatro. Hay que reseñar, sin embargo, las representaciones que llevó a cabo el grupo de teatro “Amadís” de la obra de Jorge Díaz La pancarta en la sala de fiestas Amazonas y en el bar Los Portales de la capital navarra, en el año 1974. La dirección, en ambos casos corrió a cargo de Antonio Ayensa.
Estas representaciones de café teatro tenían clara significación de diálogo con el espectador, ya que el reducido público permitía entablar coloquios tras la representación. Por otra parte, la puesta en escena un local cerrado de obras de claro matiz político permitía evitar los problemas de censura.
Happening
Definido como una actividad revolucionaria parateatral a la que se une un sentido de fiesta, la importancia de los instintos y cierta agnación social. Es una actividad donde se libera el eje teatral y el espectador se convierte en actor, entregado a lo espontáneo y a la variedad de sensaciones. El “happening” busca la liberación de represiones mediante la provocación social y política. En Navarra existía un grupo llamado Sabel, fundado en 1981, que realizaba este tipo de actividades. Utilizaban una combinación de varias artes como la música, el teatro, la pintura y la literatura con una finalidad de arte total que abarque todas las sensaciones.
Realizaban representaciones únicas, al aire libre, y basadas en la improvisación. El “happening” incorpora la idea de juego participativo y liberador. “Sabel” basa sus técnicas de representación de la liberación de la energía a través del yoga y la expresión corporal. Sus fiestas están llenas de color y juega con elementos de la naturaleza como el fuego o el barro.
Radio Teatro
La emisora “Radio Requeté”, actual “Radio Pamplona”, puso en antena, entre los años 1945 a 1957, obras de teatro semanalmente. La iniciativa partió de Ramón Urricelqui, popularmente conocido como “Tío Ramón”. Todos los sábados, a partir de las diez y media de la noche, se radiaban obras leídas de los hermanos Quintero, Pemán, Arnechea, Benavente, Muñoz Seca, Suárez de Leza, etc. En aquellas sesiones participaba el grupo de teatro de los Salesianos, con un cuadro artístico mixto. Esta experiencia terminó al llegar las programaciones nacionales de las cadenas de radio, que obligaban a las emisoras afiliadas a conectar los sábados por la noche.
Aparte de esta primera programación de radioteatro, el único grupo que realizó una obra desde una emisora fue “Amadís”, el día 28 de marzo de 1974, para conmemorar el Día Mundial del Teatro, desde los micrófonos de Radio Popular.
Asociación Navarra de Teatro-Nafarroako Antzertilari Elkartea
Agrupación promovida por grupos de teatro, actores independientes y personas relacionadas con el teatro para coordinar, difundir y desarrollar esta actividad en Navarra. Se constituyó en 1988. Las principales actividades eran obtener información actualizada y amplia sobre los grupos de teatro y de la actividad teatral en Navarra; elaborar propuestas sobre la política teatral de la administración; potenciar la participación de los asociados en la elaboración de estas propuestas y realizar un anteproyecto de Ley de Teatro para Navarra. El domicilio social de la asociación quedó establecido en la Casa de la Juventud (calle Sangüesa, 30 de Pamplona) y los primeros representantes fueron José María Iribarren, Ángel Sagüés e Iñaki de Miguel.
Muestras y certámenes de teatro
En el teatro Gayarre se celebró en abril de 1963 el V Certamen Nacional de Teatro, que tuvo su sede en Pamplona en ese año. Este Certamen se organizaba todos los años en una capital diferente, y estaba promovido por el Ministerio de Educación y Ciencia. Ese año fue organizado por el Club de Teatro del Estudio General de Navarra, bajo el patrocinio de la Diputación Foral de Navarra.
El Certamen se inauguró el día 23 de abril y lo clausuró el jefe nacional del SEU, Rodolfo Martín Villa, el día 28 del mismo mes. El gran premio al mejor conjunto lo obtuvo el TEU de Derecho de Madrid, el premio al mejor director escénico fue para J. A. Hormigón, María Llorente del TEU de Valencia consiguió el galardón para la mejor actriz y A. Meitoro del TEU de Santiago obtuvo el correspondiente al mejor actor. Según el jurado, el mejor actor secundario fue Enrique Valdivieso del TEU de Valladolid, y la mejor escenografía la del TEU de Zaragoza, quedando desierto el premio a la mejor actriz secundaria.
En el mes de octubre de 1968, la Dirección General de Cultura Popular del Ministerio de Información y Turismo organizó la I Campaña Nacional de Teatro, campaña que no tuvo continuidad en otras ediciones, quizá por la falta de calidad y las fuertes críticas que recibió. Estaba concebida como una muestra de teatro itinerante, que recorrió en esta edición varias capitales del Estado. En 1977 se celebró en Pamplona la Primera Semana de Teatro del 6 al 12 de septiembre, organizada por el Ayuntamiento de Pamplona con la colaboración de “El Lebrel Blanco”, en el recinto de la Ciudadela. El día 6 actuó el grupo “Akelarre” con la obra Irrintxi, sobre textos de Blas de Otero, Gabriel Aresti y Gabriel Celaya. El día 7 la compañía “Retablo de Madrid” puso en escena La tierra es redonda de Salacrom, y al día siguiente la Compañía Municipal de Madrid representó Marco, de los Apeninos a los Andes. Estuvieron también “Els Joglars”, con la polémica obra La torna, “El Lebrel Blanco” con Carlismo y música celestial y “Dagoll Dagon” con No hablaré en clase. La semana se clausuró con la actuación de “Mediodía” de Sevilla con la obra Los mercaderes de ciudades.
En septiembre de 1979 volvió a repetirse la Semana de Teatro, cuyo programa estaba formado por las compañías Teatro andaluz, que trajo la obra Historia de los tarantos de Alfredo Mañas; la “Compañía Margerit” con la obra de Fermín Cabal Fuiste a ver a la abuela; “Akelarre” con Guerra ez de Luis Iturri; el “Teatro Estable Castellano” con la obra de Lope de Vega La dama boba; “Carrusel” de Cádiz con la obra Rito y ceremonia sobre una leyenda inmortal de Jesús Morillo, y, cerrando la semana, “El Lebrel Blanco” con 1789, creación del “Théâtre du soleil” de París.
En el verano de 1984, dentro de los Festivales de Navarra se programó una muestra de teatro de la Ciudadela. Aprovechando que Pamplona era la sede teatral de los Festivales, este año descentralizados, el ayuntamiento de la ciudad emitió un bando en el que se convocaba a las compañías teatrales nacionales para realizar actuaciones en el recinto de la Ciudadela. El ayuntamiento corría con los gastos de infraestructura y escenario, a la vez que se preveía una bolsa para los gastos ocasionados por motivos de mal tiempo. Los grupos se llevaban el dinero recaudado en taquilla. Se ofrecieron unos ochenta grupos de los que se seleccionaron catorce de teatro y tres de ballet. Las actuaciones se programaron en el mes de agosto, y solamente dos compañías no pudieron actuar: la compañía “Máscara 17”, de Vigo, que traía su montaje por Dios Eros, y la compañía “C. U.” de Madrid, con la obra El botín.
Las representaciones realizadas fueron las de “Tirso de Molina”, que puso en escena Un sombrero lleno de lluvia de Michael Gazbo y Los emigrados de Mrozek. Los dos primeros días de agosto estuvo “La fura dels baus”, grupo catalán que realizó un “ejercicio práctico” llamado Accions, montaje esencialmente operativo en que los actores trabajaban con sensaciones de miedo, intriga, sorpresa, confusión, angustia y sin dejar tiempo a que el público codificara ningún mensaje intelectual. Fue uno de los espectáculos más esperados y con más asistencia de público. El programa continuó con la compañía “U de Cuc”, de Barcelona, con la obra Aquella cenicienta de Luis Coquard; el “Centre de Practiques Teatrals”, de Tarragona, que escenificó El conde Arnau con textos de Magi Seritjol. La compañía “Claca”, de Barcelona, presentó La aventura de Hércules en la Atlántida con guión y dirección de Joan Bixas, y a ésta siguieron el “Ballet Clásico” de Zaragoza y la actuación del “Ballet Folklórico Druzba” de Checoslovaquia, dirigido por Jaroslav Miklasek.
El 14 de agosto la compañía “Bat Dederen” de San Sebastián presentó La casamentera de Thorton Wilder, y el 16 la compañía “Pajarita de papel” actuó con La tempestad sobre textos de Willian Shakespeare, un espectáculo fantástico con clowns, máscaras y marionetas. También estuvieron en esta muestra el “Teatro de la danza” con Fausto y Geroa de Durango con Herr Puntilla y su criado Matti de Brecht. El grupo barcelonés “Gestikulus”, nacido en 1982, trajo su creación Sketchs y el día 27 Pamplona pudo contemplar las danzas folklóricas del “Ballet de Tahití”. Cerraron la muestra del grupo “Trasgos” con Los bisontes se han ido, una crítica convencional de la pareja y la compañía “Buhardilla” de Córdoba, que representó dos obras: Tragedia de amor y muerte sobre textos de García Lorca y Tragedia del anís machaquito, escrita por Francisco Benítez.
El balance de esta muestra fue desigual. Algunas compañías tuvieron un gran éxito de público, mientras que otras no consiguieron cubrir ni siquiera los gastos. La selección de las compañías fue criticada por la prensa.
Hay que destacar también la presencia de varios grupos en la Semana Presanferminera de 1984, como el “Magic Circus”, que presentó Bye Bye show biz, y grupos de teatro al aire libre como “Bekereke”, que representó la obra Al fondo a la derecha.
Premio de teatro del Lebrel Blanco
En 1976 el grupo de teatro “El Lebrel Blanco” convocó por primera vez el premio de Teatro que llevaba su nombre. Este premio estaba dedicado a obras inéditas y no representadas. El jurado de esta primera edición estaba compuesto por Antonio Buero Vallejo, Adolfo Marsillach, Enrique Llovet, Eduardo Haro y Ricardo Salvat. Fue premiada con doscientas mil pesetas la obra de Jorge Díaz La pancarta. En la segunda convocatoria fue premiada la sátira de Francisco Javier Larráinzar, La conquista del cotarro, que no se llegó a estrenar.
Ordenanzas de teatro
Las primeras representaciones en Navarra, hasta el siglo XVIII, sólo necesitaban de los permisos reales para su ejecución. Pero en este siglo comienzan a aparecer ordenanzas diferentes. En 1720 una epidemia de cólera se propagó por el sur de Francia y Pamplona, atemorizada, emitió un voto prometiendo que no se admitirían compañías ni se representarían obras teatrales si la ciudad quedaba libre de la enfermedad. Se dictaminó que los niños de la Casa de Doctrinos pasarían a la de Misericordia. Ante la protesta popular, el ayuntamiento reunió a los barrios y lo consultó, siendo la opinión unánimemente contraria al voto. El 7 de febrero de 1726 el concejo elevaba al pontífice su petición de dispensa. Benedicto XIII concedió la exención con algunos condicionamientos de tipo religioso, en 1729.
En 1727 los ediles Francisco Fernández de Mendívil y Francisco Repáraz, que actuaban de Regidores en la Casa de Comedias, redactaron una normativa para el funcionamiento de los espectáculos. Esta reglamentación incluía la obligación de exponer la lista de los componentes de la compañía, con constancia de su estado civil; el control de la llave de los vestuarios; la colocación de un listón en el escenario para evitar que el público levantara las faldas de las comediantes, a la vez que se fijaba la hora de comienzo de las representaciones en las cuatro de la tarde, para evitar desórdenes a la salida.
Este tipo de ordenanzas particulares se unían a las que se registraban desde la corte, y que tenían vigencia en toda España, como las “Capítulas de la Real Pragmática” de Felipe V, sancionadas en 1725, que se refieren al examen de las obras antes de la representación, normas morales como la separación absoluta de hombres y mujeres y horarios obligatorios: se comenzaba a las dos y media en invierno y a las cuatro de la tarde en verano.
En el Reglamento del Conde Motezuma, grande de España, fechado en 1815, se insiste en los mismos temas: la vigilancia estricta sobre la separación de hombres y mujeres, la observancia y la prohibición de entrada en el escenario de personas ajenas a la compañía. Añade, sin embargo algo nuevo: “Por ningún pretexto sin motivo podrán las actrices usar traje de hombre, sea para la representación que fuere”.
Los regidores de la Casa de Comedias ejercían su autoridad en estos temas. Así, en 1825 se amonesta a Alejo Jiménez por incluir chistes o párrafos que no estaban en la obra original, y en 1832 se amenaza con multa a los actores que no acudan a los ensayos, debido a la mala calidad de las obras.
Hay también ordenanzas circunstanciales, expresadas en bandos, como la serie emitida en 1836, cuando en plena guerra carlista, la milicia del “Mochuelo” se daba cita en el teatro para “hacer el gamberro”. Los bandos eran inútiles y el ayuntamiento decidió arreglarlo de una forma peculiar, y así impuso a Manuel Valero, director de la compañía que en aquellos momentos actuaba, una multa de 120 reales por “no saber bien sus papeles el día del estreno de La quinta de Paluzzi.
A partir del siglo XIX las ordenanzas se remiten en su mayoría a los Reglamentos de Espectáculos de la Nación.
Casa de comedias
Se dice que la Casa de Comedias de Pamplona existe ya en 1608, por un documento municipal que autoriza el pago de obras de yeserías a Joanes de Olóriz por “trabajos en la casa de Martín de Aniz, que cae hacia la Casa de Comedias”. Existe también una libranza a favor de Domingo de Oteyza, carpintero, por “reparos que ha hecho en la Casa de los niños de la Doctrina donde se hacen las comedias por nuestra orden”. La institución de Niños de la Doctrina, precedente de lo que hoy es la Casa de la Misericordia, abría su patio a los comediantes cobrando una entrada para el sostenimiento de los cincuenta huérfanos que atendía. Su existencia data de 1577 y se trasladó en 1598 a la Rúa Chica, hoy Lindachiquía. La Casa de Comedias se reedificó en 1666 por los albañiles Miguel de Zabalza y Juan de Ochagavía.
El teatro estaba dividido en varias partes: cazuela o gallinero, donde se instalaban las mujeres; aposento o camarillas, situado en el entrepiso, para personas de posición e instituciones; patio, donde los hombres se encontraban de pie, y a los que se llamaba “mosqueteros”.
En el siglo XIX la Casa se reformó y en 1831 tenía ya trece palcos en el primer piso y 10 en el segundo.
Teatro Principal (teatro Gayarre)
El Teatro Principal, de Pamplona, se construyó en 1840, sobre uno de los solares de las Carmelitas Descalzas, en la Plaza del Castillo. Se inauguró en 1841 con la comedia Un vaso de agua. Persistió hasta 1931, y cambió su nombre por el de Gayarre en 1903. En 1931 se trasladó a Carlos III conservando en parte la vieja fachada. El Principal tenía una comparsería al mando de un alabardero, que contrataba a los comparsas por 0,50 ptas. El Gayarre se consideraba por aquel entonces como el teatro más grande de España junto con el Calderón de Valladolid. La función de cierre del viejo Gayarre corrió a cargo del Orfeón pamplonés y de un coro de señoritas de la ciudad.
Se volvió a abrir en 1932, con la misma función que lo cerró. El nuevo Gayarre tuvo en su escenario, en un primer momento, una decoración cubista y buena acústica. En 1949 se cerró para realizar reformas y se volvió a abrir en 1950, con la compañía del bailarín Antonio. En noviembre de 1968, mientras actuaba la compañía lírica “Moreno Torroba” se produjo un incendio que destruyó el interior del teatro. No se volvió a abrir hasta julio de 1969, con la compañía de “Paco Martínez Soria”, que percibió enseguida el gran cambio de acústica del local, ya que el nuevo escenario se había construido en hormigón.
El Ayuntamiento de Pamplona, propietario del local, renovó el contrato que tenía la empresa SAIDE para la utilización de Gayarre, como compensación por los gastos ocasionados por la reforma del mismo en 1950. El contrato actual, firmado en 1953, vence en el año 2.003, con cláusulas que exigen treinta días anuales dedicados al teatro y sin que puedan representarse obras inmorales y sin funciones que sean “desdoro por su calidad o entidad”.
Existe un intento de municipalizar el teatro Gayarre, que ha coincidido con el crecimiento del número de grupos teatrales en Pamplona.
Teatro circo Labarta
Fue instalado en Pamplona a finales del siglo pasado. Se hallaba en la Ciudadela, junto al que hoy es Palacio de Justicia, al final del Paseo de Sarasate. Luego, en 1891, se trasladó detrás de la plaza vieja, en el baluarte de la Reina, y más tarde junto a lo que hoy son las oficinas de la Compañía Telefónica, esquina con Cortes de Navarra. Daba funciones de teatro, circo y zarzuela, y se amenizaban las funciones con una charanga. El patio estaba formado por unas quinientas sillas y había varios palcos. En 1902 murió Labarta y los herederos lo alquilaron a un valenciano llamado Belloch por cuatro mil pesetas al año. Los precios solían ser de un real por palco y 0,15 pesetas la silla. El Labarta fue también salón de baile a finales de siglo. Por San Fermín, la empresa del Labarta ponía siempre programas de zarzuela. Desapareció el 19 de febrero de 1915 por incendio.
Coliseo Olimpia
Fue inaugurado en Pamplona el 6 de julio de 1923 por la compañía lírica “Zuffoli-Peña”, con la opereta vienesa La noche azul. La primera actriz era Eugenia Zúffoli, madre de José Bódalo. En 1929 llegó la compañía de varietés de Josefina Baker, por lo que se organizó una función litúrgica de desagravio en la parroquia de San Ignacio. El Coliseo Olimpia fue propiedad de la empresa “Sage”, y luego de SAIDE, que lo dedicó los últimos años a espectáculos de revista, variedades y actuaciones folklóricas, ya que las cláusulas del contrato de arrendamiento del Gayarre, no permitían este tipo de espectáculos.
El Olimpia, situado en la calle San Ignacio, esquina con Cortes de Navarra, llegó a estrenar obras importantes como El divino impaciente, de José María Pemán.
Al cerrar el Olimpia se organizó un espectáculo retrospectivo en el que actuó Eugenia Zuffoli, organizado por los alumnos de quinto de la Facultad de Derecho del Estudio General de Navarra*. El espectáculo se llamó Del charleston al twist. Historia escenificada de los cuarenta años del Olimpia.
Aparte de estos cuatro escenarios, han existido en Pamplona otros menores como el Cine Eslava, que se estrenó pasado ya el inicio de siglo, y que servía sobre todo para obras del género chico, a cuatro ochenas la entrada. Estaba situado a la altura del número 55 de la calle Eslava. También hay que reseñar el Teatro Gorriti de Tafalla, construido en 1856, donde se hallaba el antiguo salón de Cortes. La primera obra estrenada en el Gorriti, fue el drama de Zorrilla Don Juan Tenorio.
Más recientemente en Pamplona, el grupo de teatro “El Lebrel Blanco” tuvo un local teatral. Se trató del Pequeño Teatro, situado en la calle Amaya. Era este un pequeño local, habilitado para teatro, y con una capacidad para unas trescientas personas. Se construyó en 1976, en un local cedido por el constructor Huesa. La cesión terminó tras la colocada en el teatro en 1978, durante las representaciones de Navarra sola o con leche.
Hay también otros locales pamploneses donde también se ha representado teatro como el teatro de Salesianos, el teatro de Maristas, o el de Sagrado Corazón, y por lo general, todos los locales parroquiales de Pamplona y su comarca. También el cine Chantrea ha sido utilizado como local teatral a partir de 1982. La dirección de esta sala ha ofrecido diversos espectáculos teatrales de grupos de Euzkadi y Aragón.
En Tudela, así como en Pamplona, existió una Casa de Comedias, que funcionó durante los siglos XVI, XVII y XVIII, cuyos beneficios iban a la Casa de Misericordia de la localidad. La Casa de Comedias de Tudela estaba situada, junto al hospital, en la calle de la Merced. Luego, existieron otros teatros tudelanos como el Principal, construido en 1832 y derribado en nuestro siglo, también en los años treinta. Más tarde se construyeron el Cervantes, en los años treinta, y el Gaztambide en los años cincuenta. El primero de los dos dejó de funcionar en los años sesenta, y el segundo es el único que ocasionalmente funciona como teatro. También en Tudela el clero ha colaborado a una intensa actividad teatral, y así, han tenido teatros los Jesuitas, los Capuchinos y la Escuela Dominical.
Existieron en Navarra teatros particulares sobre todo en el siglo XIX y principios del presente. En Tudela fueron los de familias nobles como los de Castejón, Huarte o San Adrián, y en Leiza, todavía existe el teatro Chopical, construido en casa de Ignacio Baleztena, donde él mismo representó y estrenó muchas de sus obras teatrales. Los teatros privados servían sobre todo para organizar veladas teatrales en invierno.
Teatro escolar
El teatro escolar tiene especial incidencia en navarra. El principal impulsor de estas experiencias teatrales fue Ignacio Aranguren, profesor de literatura en el Instituto Navarro Villoslada y creador en 1978 del grupo de teatro que lleva el nombre del mismo instituto. El teatro se plantea aquí como una actividad educativa de introducción al teatro y a la expresión. Los cinco montajes realizados, dentro de la falta de medios en que se desenvuelve este tipo de teatro han sido Tartufo de Moliére, Terror y miseria del tercer Reich de Bertolt Brecht, El sombrero de tres picos de Pedro Antonio de Alarcón, Luces de Bohemia de Valle-Inclán y El Tragaluz de Buero Vallejo. En este grupo se iniciaron actores importantes como Amaia Lasa.
Mª José Goyache, profesora de literatura del instituto de la Plaza de la Cruz, formó un grupo de teatro con alumnas de COU que en el curso 1980-1981 puso en escena La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca. En el siguiente curso el grupo se hizo mixto y representaron Sueño de una noche de verano de Shakespeare y Hoy es fiesta de Buero Vallejo. Esta experiencia ha continuado con las dos obras de Pedro salinas La estratosfera: vinos y cervezas y La fuente del arcángel.
Hay que destacar la importancia del teatro escolar en Navarra como medio de iniciación de los jóvenes en el teatro, muy importante teniendo en cuenta la falta de infraestructuras de formación e iniciación de actores jóvenes. Grupos como “Esperpento” se han nutrido de actores salidos de estas experiencias. Son también importantes las experiencias de teatro en los diferentes colegios privados de Navarra, concebido como actividad recreativa y extraescolar. Así, han tenido grupos teatrales los Salesianos, los Maristas, el colegio Sagrado Corazón, los Jesuitas, Santo Ángel, etc.
Teatro independiente
Lo que normalmente se considera como teatro independiente, nace en Pamplona hacia los años 60. Antes de estas fechas todos los grupos de teatro habían dependido de parroquias o pertenecían a colegios religiosos, y durante la República proliferaron los grupos formados dentro de asociaciones políticas, como los carlistas, nacionalistas o el grupo de teatro de la Unión General de Trabajadores. Estos grupos no llegaron a tener vida propia, al margen de las instituciones y partidos de las que nacieron y de las que recibían su financiación.
En los años 60 surgen en Pamplona dos grupos de teatro que se pueden considerar como pertenecientes al teatro independiente. Estos son “Amadís”, fundado en 1964, que aglutina a personas de la Agrupación “Tirso de Molina” y a miembros del teatro de los Salesianos, y el grupo de teatro “Valle Inclán” (vid. teatro, historia).
A partir de estas dos experiencias y tras la creación de “El Lebrel Blanco” en el año 1971, la mayor parte de los grupos nacen con el sello de teatro independiente. Tomando como punto de partida el nacimiento de “el Lebrel” hay una explosión de grupos teatrales nacidos sobre todo a finales de los años 70 y principios de los 80. A finales de esta última década solamente “Joko” era un grupo profesional. El resto obtenía su financiación de las subvenciones de la Institución Príncipe de Viana y de los convenios con el Ayuntamiento de Pamplona, que contrataba con todos los grupos un número determinado de representaciones anuales en barrios y en colegios de Pamplona.
Teatro infantil
Las primeras experiencias de teatro infantil realizadas en Navarra, son las representaciones llevadas a cabo por el padre Carmelo a beneficio de la institución Cunas, que se celebraron en Pamplona entre 1949 y 1959 todas las Navidades. En las funciones, celebradas en el Teatro Gayarre y en el Coliseo Olimpia, se realizaba el reparto de las cunas que la Institución daba a los niños de familias necesitadas, y se representaban obras de teatro infantil, por lo general adaptaciones de cuentos de los hermanos Grimm y de Andersen.
Hasta los años ochenta no existían grupos teatrales dedicados exclusivamente al público infantil. “El Lebrel Blanco” comenzó haciendo obras infantiles en el Gayarre, como El violín encantado, la primera que representaron como grupo teatral, y adaptaciones de cuentos de Francis Bartolozzi. El mismo grupo organizó la primera semana de teatro infantil en el teatro Gayarre, en el año 1977, con el patrocinio del Ayuntamiento de Pamplona, entre los días 26 y 30 de diciembre, y el programa incluyó a los grupos “Teatro de la Ribera” de Zaragoza, “Teloncillo” de Valladolid, y “Geroa” de Durango, que interpretó Historia de la muñeca abandonada de Alfonso Sastre. Estuvieron también “Estudio de Teatro” y “El Lebrel Blanco” con la obra El generalito de Jorge Díaz. Esta semana de teatro ha tenido continuidad todos los años y a partir de 1979 la organiza el “Teatro Estable de Navarra”.
Entre los grupos que trabajaban en 1988 cabe destacar “Joko”, “Centro de Investigación Expresiva”, fundado en enero de 1979, que tiene 10 componentes y que ha realizado múltiples campañas en las escuelas, así como numerosas representaciones. Son asimismo destacables otros grupos como el “Teatrillo Móvil Riki-Rake”, “Dimbirri-Dambarra”, el “Grupo Navarrería”, “La Buena Estrella”, “Popi-Zarratrako”, “Pinpilinpausa” y “Retablo de Figurillas” entre otros.
Teatro popular
Resulta desconocida para muchas personas la existencia de modelos de teatro popular, que se desarrollaban en Navarra hasta bien entrado nuestro siglo. El teatro, como vehículo de diversión y de comunicación, ha sido utilizado de un modo intenso a lo largo de nuestra historia.
En Navarra han sido dos los esquemas de teatro popular que han pervivido hasta nuestros días. De un lado las representaciones versificadas en la Ribera, en las que los paloteadores, mayoral y rabadán, ángel y demonio, durante las honras a los santos patronos de sus pueblos respectivos, ponían “el dedo en la llaga” de los problemas que su comunidad había sufrido en el curso del año anterior.
En el año 1978, el grupo de folklore “Ortzadar” de Pamplona, recogió diferentes muestras de estas representaciones, así como de su desarrollo, indumentaria y dances, plasmándolo en un espectáculo, que con el título genérico de Erribera, intentaba sistematizar y mostrar al público una de estas joyas del teatro popular navarro.
El otro modelo de representaciones dramáticas, que podemos incluir en este apartado, desarrolladas en Navarra, son las llamadas paradas chariváricas, charivaris, “galarrotsak”, o “Tobera moustrak”. En este caso la zona interesada es la Baja Navarra, así como la vecina villa de Valcarlos.
Utilizando la definición de G. Hérelle, gran estudioso del teatro vasco, las Toberak son “charivaris” de gran espectáculo que consisten en un largo y brillante cortejo de actores trajeados, que, tras haber recorrido las calles del pueblo, representan en un teatro construido sobre la plaza, un divertimento dramático. A diferencia de los paloteados riberos, las Toberak se desarrollan íntegramente en euskera, como corresponde a la zona donde se ejecutan. La representación era realizada en su totalidad por los mozos del lugar, y como las dificultades técnicas, y sobre todo las prohibiciones, estaban a la orden del día, los organizadores debían someterse, en el transcurso de una cena preparatoria, al pase ritual bajo una “makila” que establecía su compromiso.
Las faltas contra la moral y las instituciones sociales, como el trabajo, el matrimonio, etc, eran con frecuencia, por medio de las Toberak, objeto de pública reparación. Tanto en la representación versificada de los paloteados riberos, como en las Toberak, el pueblo es a la vez actor y espectador de una tragicomedia que le sirve de autocrítica, en la que las costumbres tradicionales quedan siempre respetadas.
Las Toberak se hallan directamente emparentadas con otro tipo de manifestaciones folklóricas como son las “cencerradas” (localizadas sobre todo en la sexta merindad), y a menudo son éstas preludio de las paradas chariváricas. Así, antiguamente, las cencerradas (o toques de esquila, generalmente nocturnos, bajo las ventanas de sujetos acusados de abusos de tipo moral) se ejecutaban en esta zona como aviso para el sujeto en cuestión, Si éste accedía a pagar un estipendio a los jóvenes, el asunto quedaba ahí zanjado; pero si éste no se producía, se daba paso a la ejecución de la Tobera, que con tal motivo reuniría a miles de personas, y en la que el suceso quedaría representado con total fidelidad. El día de la puesta en escena sería de carácter festivo, y tras su ejecución vendría el baile popular hasta el anochecer.
Muchas han sido las Toberak realizadas desde 1900. Algunos, fechan la última en 1937 en Irisarri, pero el grupo de investigación “Ortzadar” ha podido comprobar la realización de representaciones posteriores a esta fecha, en los años 1952 y 1968. Ellos mismos prepararon una Tobera en el 1984, con texto de Aingeru Epalza (Mugetan irri), en la que remedaban con absoluta fidelidad el desarrollo de una parada charivárica, ambientada en los inicios del presente siglo.
Teatro religioso
Las primeras noticias de teatro religioso en Navarra se tienen de la representación en 1552 de un auto sacramental para el que Joan de Ibiricu levantó un cadalso en Pamplona el día del Corpus Christi. En esta fecha eran frecuentes en Pamplona las representaciones de los autos sacramentales. En este mismo siglo se representó en Lesaca la Pasión Trovada de Diego de San Pedro. La tradición de realizar representaciones en la Semana Santa era muy arraigada en la Ribera navarra, sobre todo en Pitillas y Andosilla. A pesar de las órdenes del obispo Pedro de Pacheco en el siglo XVI, ratificadas luego por Pedro de la Fuente, su sucesor, en 1590, por las que se prohibían las representaciones y veladas de Semana Santa en iglesias y ermitas, los pueblos las mantuvieron durante más de 250 años, realizando escenificaciones del descendimiento y sepelio del Redentor.
Según Jimeno Jurío estas representaciones son características de la Ribera meridional y de la Rioja: Según el mismo historiador, en Fitero se mantuvieron hasta muy entrado el siglo XX.
En el siglo XVIII, en Sangüesa, el claustro del convento de San Francisco se convertía en escenario de una Pasión viviente, en la que se representaba la flagelación, el Ecce Homo, la coronación de espinas y la marcha de Cristo con la cruz. Los miembros de la Venerable Orden Tercera de San Francisco ceñían ramales durante la representación y portaban calaveras en las manos, mientras el encargado de llevar el Santo Cristo iba repitiendo: “Éste es el juez de vivos y muertos que en breve nos ha de juzgar”.
También han sido frecuentes las representaciones del nacimiento en Navidad, como la realizada en 1933 en Pamplona bajo la dirección de Javier Goñi, con decorados del pintor pamplonés Muro.
En diciembre de 1943, ante la idea de realizar una representación anual de la Pasión en Pamplona, promovida por la Acción Católica y la revista “Pregón”, se realizó una especie de ensayo de lo que luego sería la Pasión titulado Rocío de siglos, escrito por Pedro Ona de Echave, párroco de San Lorenzo, con tres actos y cinco estampas evangélicas con decorados del pintor Lozano de Sotés. Y ya en el Jueves Santo de 1944 se representó en San Lorenzo el auto sacramental La noche del jueves, tres meditaciones plásticas tituladas El hombre-Dios ante la muerte, Jesús con los suyos, y Sangre en el huerto. Se realizó como base de lo que pretendía ser una Pasión con masas y decorados desmontables. Estaba dirigida por José Virto con peluquería de Antonio Razquin y vestuario del ropero del Aula Sanctii Laurentii. Se pensaba ubicar esta representación en el Rincón de la Aduana o en los fosos de Larraina, al estilo del “Teatro de la Naturaleza” de Carcasonne, o la Pasión de Oberamenau en la República Federal de Alemania. Se volvió a representar los años 1945 y 1946, ya en el Teatro Gayarre y con más de 100 actores. Al texto primero se le fueron añadiendo varios actos cada año. En 1945 ya eran cinco actos y en 1946 se le añadió el libreto Ibis ad crucem, y se representaba durante el Jueves y Viernes Santo.
Ya en 1947 se formó el grupo teatral “Agioscenia”, que lo siguió representando hasta 1955, cambiando el escenario, que se llevó al fuerte de San Bartolomé, junto al Palacio Episcopal.
Durante los años cincuenta también se representó en Estella la Pasión, organizada por la Hermandad Navarra de Teatro Sacro.
Hasta 1982 no volvió representaciones de la Pasión en Semana Santa. Este año y en Aras, comenzó la única Pasión viviente que existía en Navarra mediada esa década, promovida por Jesús María Hernández, con participación de 60 jóvenes.
Teatro de títeres y guiñol
Como otras muchas manifestaciones artísticas, el teatro de curriños y guiñol hizo su aparición en Navarra con motivo de las fiestas de San Fermín. Por estas fechas las barracas se llenaban de atracciones curriñescas y los vestíbulos de los puestos se adornaban con payasos que se arreaban bofetadas y que invitaban entre bromas a pasar al interior. En algunas barracas los curriños se exhibían en las taquillas para diversión del público.
Pero las atracciones importantes no llegaron hasta bien entrado el siglo XIX. En 1888 llegó a Pamplona la compañía de “Fantoches Españoles”, que actuó durante una semana sin interrupción en el Teatro Principal, con llenos totales. En aquellos tiempos la afición a los espectáculos teatrales, fuera cual fuese su naturaleza, era indiscriminada.
Hasta la aparición de los currillos de guiñol de Ignacio Baleztena (1887-1972), no hay en Navarra quien trabaje esta actividad teatral. Gran aficionado en su infancia a los espectáculos de guiñol, sobre los que tiene escrito algún artículo histórico, Premín de Iruña escribió varias obras como De cómo Kilikizarra murió y estiró la garra. Disparate curriñesco en un acto y una porción de cuadros, publicada por la Acción Social Navarra, o El pucherero. Con su retablo de guiñol, Ignacio Baleztena recorrió numerosos pueblos de Navarra en los años de la República, dando mítines con sus muñecos para la causa carlista. Sus curriños hicieron por esos pueblos más propaganda que muchos oradores, con obras muchas veces improvisadas, llenas de ironía e intencionalidad política contra los gobernantes, entre cabriolas, garrotazos y gritos. También representó a menudo obras en el teatro privado que su familia tenía en su casa de Leiza, teatro llamado Chopical.
Otro gran aficionado a los títeres fue Alejandro Martínez Erro, también conocido como “el santero de la Bajada de Javier”. En 1955 organizó el “Día de sobrino”, que se celebraba el día de los Santos Inocentes en los locales de la Caja de Ahorros Municipal, en la calle García Castañón. Se celebraron hasta 1978, con fiestas para niños, con villancicos y cuentos escenificados en guiñol. Las obras eran todas del propio Alejandro Martínez como Pelokoski en Pamplona, Los brujos Pirulí y Pirulá, El tripahombres en Pamplona.
Otro personaje importante dentro del mundo de los títeres ha sido Villarejo, que con sus títeres llegaba todos los años desde Madrid para actuar los días posteriores a San Fermín los años cincuenta y sesenta. Su teatrillo de títeres se colocó primero en la plazuela de San José y más tarde en el frontón Labrit.
En la década de 1980 surgieron en Pamplona varios grupos de teatro de títeres. El primero “Retablo de figurillas”, fundado por Juan Faro y su mujer, Ana Bueno. Juan Faro, miembro de la academia de música de Portugal, desarrolló experiencias de títeres con niños, y recogió la tradición de los titriteros itinerantes portugueses. Con el poeta Fernando Pacos realizó trabajos de enseñanza en el campo de los títeres. Fue nombrado subinspector de teatro para la juventud en Portugal entre los años 1965 y 1970. Colaboró en el año 1971 con el hospital psiquiátrico San Francisco Javier en el taller de laborterapia y con la Escuela Normal de Magisterio, en la enseñanza de dinámica teatral y títeres. Ha realizado varias obras teatrales didácticas para títeres. Han colaborado con las segundas Jornadas de Teatro Popular del Bidasoa y en el tercer Festival Internacional de Marionetas de Zaragoza. La originalidad en los muñecos y un profundo sentido de la fantasía, además de la adecuación de los diferentes elementos de la obra, son las características principales de su teatro.
El segundo grupo, “La Buena Estrella”, de efímera vida (1982-1983), fue fundado por Iosu Iragui, que trabaja desde 1980 en la artesanía de los muñecos. Este grupo llegó a hacer solamente un montaje titulado Llegan los titiriteros.
Kurt Rahier, alemán afincado en Pamplona, ha realizado también dos espectáculos de marionetas en 1981 y 1984. El mismo es el constructor de sus muñecos, todos realizados con hilos. Con ellos realizó una exposición en 1979 que incluía unos 100. Ha participado en varios festivales infantiles.
Teatro Universitario
La vida del Teatro Universitario en Navarra está íntimamente ligada a la existencia de la universidad, aunque anteriormente hubo algunas manifestaciones.
En 1933 se formó en Pamplona un grupo de teatro, dentro de la Asociación de Estudiantes de Magisterio, que ese mismo año montó La educación de los padres de Fernández del Villar. La obra se representó en el Teatro Gayarre, y luego recorrió diversos pueblos de Navarra, dentro de las llamadas misiones pedagógicas.
En 1934, el Ateneo de Pamplona, presidido por el doctor Juaristi, autor de una obra teatral llamada El coloquio de las edades trajo a Navarra el grupo teatral universitario “La Barraca”, integrado por estudiantes españoles para el programa de las misiones pedagógicas. “La Barraca”, representó obras de teatro de la época barroca, de autores como Cervantes y Lope de Vega.
Aparte de estas experiencias, hasta la década de 1950 no vuelve a existir en Navarra teatro universitario. En 1959 se constituyó el “Teatro Universitario” de Navarra, que estrenó ese año, el día de Santo Tomás, la obra de Eugenio O´Neill El emperador Jones, con dirección de Antonio García Verdugo, y una interpretación destacada de Ignacio Bustamante. Este grupo pertenecía al Sindicato Español Universitario.
Más tarde, a principios de los años sesenta, se constituyó el “Club de Teatro del Estudio General de Navarra”, lo que hoy es la Universidad de Navarra. Este grupo teatral, organizó junto con el Ministerio de Cultura el V Certamen Nacional de Teatro, participando fuera de concurso con la obra Historia de un soldado de Strawinsky-Ranuz.
Con este grupo y otros pequeños que fueron surgiendo posteriormente, se fundó en 1970 el “Grupo de Teatro” de la Universidad de Navarra. Este grupo se ocupó, a lo largo de dos años consecutivos, de aspectos teóricos y prácticos. En 1971 pusieron en escena una versión muy peculiar del entremés cervantino El retablo de las maravillas. Luego vinieron Las sillas de Ionesco y Recital Neruda, y la participación del grupo en el festival Nacional de Vigo con el montaje El cepillo de dientes, en el año 1972. Ese mismo año, organizaron las Primeras Jornadas Teatrales de la Universidad de Navarra, con la representación de cinco obras. Estas Jornadas tuvieron su continuación en 1973 bajo el título genérico de “Información y Teatro”, actuando como conferenciantes Alfredo Amestoy y Pedro J. Ramírez, impulsores del grupo.
A partir de esta fecha, las actividades teatrales decayeron poco a poco en la universidad, hasta que en el año 1982 se organizó un certamen de Teatro Infantil, homenaje a los hermanos Grimm, en el que participaron grupos de Pamplona, y otros formados en las diferentes facultades. El certamen se desarrolló en el campus universitario, al aire libre.