ACROBACIA
ACROBACIA
Navarra, y más en concreto Pamplona ha sido un lugar de paso, y esta circunstancia permitió, durante varios siglos, que la capital navarra fuera visitada por numerosas compañías teatrales y de espectáculos, que aprovechaban sus viajes al país vecino para hacer un alto. Los artistas eran en su mayoría extranjeros, y presentaban los más diversos espectáculos. Para las actuaciones debían contar con el permiso del Ayuntamiento o del Virrey. Equilibristas, malabares y animales exóticos, monstruos diversos y números con animales eran las atracciones más concurridas y habituales. Fue célebre, por ejemplo, la Compañía de Gigantes de a caballo presentada por el francés Francisco Avrillon en el año 1803. En 1806 vino a Pamplona por San Fermín Madame Ravel y su familia, bailarines de la cuerda floja, que hicieron ostentación de sus habilidades en el patio de la Casa de Misericordia, uno de los lugares habituales para este tipo de espectáculos, sobre todo en las fiestas de San Fermín. La guerra de la Independencia trajo consigo el retraimiento de las compañías, pero ya en 1814 comenzaron a aparecer de nuevo. En 1817 actuó en la Casa de Comedias el volatinero Luis Rusmiro, con un espectáculo de saltos mortales, volteos, ejercicios en la cuerda floja, todo ello amenizado con tonadillas y sombras chinescas. En 1841 visitó Pamplona la Compañía Gimnástica y Alcides Españoles, dirigida por Antonio Serrate, que ofreció en su función diversos juegos de maroma, volteos gimnásticos, bailes y la pantomima “Los borrachos tiznados”. No se puede hablar de espectáculos exclusivamente acrobáticos salvo en algunas contadas ocasiones. Por lo general, las compañías procuraban traer un buen surtido de atracciones para despertar las más variadas curiosidades.
Mención especial merece Remigia Echarren Aranguren*, también llamada “La Remigia”, “Reina de las alturas” o “Mademoiselle Argentine”, por ser discípula de la conocida equilibrista “Argentina”.
A principios de siglo hubo un escenario habitual para las compañías acrobáticas, que fue el Teatro-Circo Labarta. En julio de 1899 debutó en este escenario la Compañía Gimnástica Acrobática y Cómica de Gabriel Aragón. En 1916 y en la Plaza del Castillo se presentó un funambulista bajo el nombre de Arsens Blondin, equilibrista mundialmente conocido por haber atravesado las cataratas del Niágara mediante una maroma, y que murió en 1897. El falso Blondin cobró del Ayuntamiento 600 pesetas por cruzar la maroma de cuarenta metros de largo, a diez metros de altura.
La llegada de las nuevas diversiones y de las grandes empresas de circo limitó los ejercicios de acrobacia a las empresas circenses que comenzaron a llegar solamente por San Fermín de una forma regular.