CIRCENSE, ESPECTÁCULO
CIRCENSE, Espectáculo
Por Pascuas, Pentecostés y San Fermín, Pamplona era escenario habitual de actuaciones circenses, proporcionadas por compañías que venían directamente a la ciudad, o que aprovechaban su paso de ida o vuelta a Francia para realizar sus actuaciones, llegaban a la capital, desde el siglo XVII, volatineros, equilibristas y un gran despliegue de monstruos y otras variedades exóticas, siempre envueltos en el bullicio, la verborrea y la lógica curiosidad que a su paso despertaban. El llegar contratados no era lo normal, sino que la tónica general consistía en correr los artistas con la organización y los riesgos del espectáculo.
En 1805 llegó a Pamplona el faquir toledano Faustino Chamorro, que demostró sus dotes incombustibles en un local de la calle Calderería. Al año siguiente, Josef Padovani presentó varias clases de animales exóticos, entre los que se encontraba “el elefante sabio”. Para su exposición se construyó un “garage” en la Taconera. Acostumbraban las compañías también a actuar en el Patio de la Casa de Misericordia, como Madame Rabel y su familia, bailarines de la cuerda floja, que llegaron en los Sanfermines de 1806. Llegaron también monstruos, como el engendro taurino presentado en 1827 por Francisco Chupani, “un toro de tres años el cual tiene dos cabezas unidas, cinco astas y un verdadero fenómeno viviente, con sus movimientos vitales, pegado en la frente”. Entre las atracciones figuraban las “Máquinas del Universo”, en las que se mostraba el funcionamiento del Universo celeste. Otro lugar habitual para la representación de espectáculos circenses fue la Plaza de Toros, donde en 1849 actuó el “Circo de Madrid” con la familia Lustre, que ejecutaba ejercicios de volteo, “clown, ejercicios de vivacidad, etc.”. La Plaza de toros fue escenario también de numerosas compañías de acrobacias ecuestres. Por otra parte, el empresario Labarta, dueño del “teatro-circo Labarta” de Pamplona, alquilaba a finales del siglo pasado el coso para ofrecer en él, con fechas de Pascuas o Pentecostés, espectáculos circenses. El “Teatro-circo Labarta”, situado junto a la Ciudadela primero, luego al lado del Mercado Viejo, y posteriormente cercano a la Telefónica, fue también un escenario frecuente a principios de este siglo de espectáculos de esta índole. Más tarde, el lugar donde se hicieron las representaciones fue siempre el recinto ferial, tanto por las fiestas de San Fermín como por otras fechas.