Gran Enciclopedia de Navarra

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SAN MARTÍN DE UNX

Categoría histórica: Villa.

Categoría administrativa: Municipio.

Partido Judicial: Tafalla.

Merindad: Olite.

Comarca geográfica: Piedemonte Tafalla-Olite.

Población (1986): 598 habitantes de hecho, 629 de derecho.

Superficie: 51 km2

Densidad: 11,7 hab/km2

Altitud en el núcleo de viviendas: 610 m.

Distancia a Pamplona: 45 km.

Comunicaciones: Comarcal NA-132, Estella-Tafalla-Sangüesa, que enlaza en Tafalla con la general N-111, Pamplona-Tudela.

Gentilicio: Sanmartinejo.

Geografía

Limita al N con los municipios de Sansoain, Leoz y Lerga, al O con el de Olite y Tafalla, al S con el de Beire y al E con el de Ujué. Sus terrenos están formados por arcillas y areniscas del Mioceno suavemente legadas por el anticlinal de Tafalla, cuyo eje pasa muy poco al N de San Martín de Unx. Sobre ellas se ha encajado una pequeña red de barrancos que forman el de San Martín procedentes de la sierra de Ujué, en cuya vertiente occidental está situado el municipio. La mayor resistencia de las areniscas ha dado lugar a las formas serranas, a veces en forma de pequeñas cuestas sobre las que persiste la vegetación arbórea; mientras que las arcillas han configurado relieves más suaves que constituyen las tierras de cultivo.

El clima es de gran afinidad mediterránea, como lo demuestra su vegetación natural y presencia de determinados cultivos. Los valores más representativos son: 12,5° C de temperatura media anual, entre 500 y 800 mm de precipitación, según la altitud, distribuida a lo largo de 75 días, y entre 700 y 725 mm de evapotranspiración potencial anual.

La deforestación ha sido muy intensa, hasta el punto de que la mayor parte de la vegetación arbórea corresponde en gran parte a las repoblaciones de coníferas (383 Ha de pino de Alepo y laricio de Austria) realizadas en la parte N y NO del municipio y a los pequeños bosquetes de quejigal que salpican los puntos más accidentados.

Realiza tareas agropecuarias el 70% de la población activa. Éstas ocupan a 149 personas, de las cuales 81 las desempeñan como actividad principal. Las roturaciones ampliaron el espacio cultivado hasta las 2.808 Ha existentes en 1950. Desde entonces, y como consecuencia de la mecanización, ha sufrido una paulatina reducción al ser abandonadas las tierras situadas en las zonas más accidentadas. Las que quedan están mayormente situadas en la parte S y O del municipio, donde el relieve es más suave. En ellas se cultiva el cereal de secano, el espárrago (en aumento) y algunos forrajes, además de almendros, viñedo y olivo. Este último está en continua reducción respecto a las 89 Ha existentes en 1906. Todo lo contrario ha ocurrido con el viñedo, pues su incremento ha sido continuado: 465 Ha en 1891, 54 en 1906 (efecto de la filoxera), 787 en 1950 y unas 1.300 en 1984. Unas 18 Ha de regadío completan el cuadro. La ganadería nunca tuvo gran importancia, pues en el pasado era básicamente de labor y desapareció en gran parte al ser sustituido por la mecanización. En 1906 figuraban 144 cabezas de vacuno, 26 de caballar, 153 de mular, 282 de asnal y 233 de cabrío; el ovino en 1920 tenía 1.015 cabezas. En 1982 el vacuno era inexistente, el caballar sumaba 5 cabezas, 30 el mular, 20 el asnal, 86 el caprino y 1.215 el ovino. El terreno comunal ocupa 2.139 Ha (43; 4% de la superficie censada del municipio), comprendiendo casi el total del pastizal, el 90% del terreno forestal y el 4% de las tierras de cultivo.

El sector secundario lo forman la industria vinícola, que consta de 2 bodegas cooperativas y una particular, un horno cooperativo de pan y una empresa de la construcción, que ocupan a 10 trabajadores conjuntamente.

El sector servicios ocupa a 62 personas en 30 establecimientos, destacan las siguientes actividades: comercio (18 empleados), administración local y orden público (10), enseñanza (7), sanidad (5), venta de bebidas (4) y ahorro (4).

La población activa de San Martín de Unx era en 1984 de 224 personas, de las cuales 20 se hallaban en paro y 53 tenían su puesto principal de trabajo en otros municipios (Tafalla, etc.).

Desempleo registrado (31.3.87): 46 personas.

Presupuesto de gastos (1987): 18.807.00 ptas.

Heráldica municipal

Trae de azur y en jefe un castillo de oro almenado, sumado de tres torres, la de en medio más alta que las laterales, almenadas de tres y adjuradas de azur. Flanqueado por una estrella de ocho puntas de oro y un creciente ranversado de plata. En la parte inferior un árbol de sínople en el flanco siniestro y en el centro San Martín de Tours, sobre un caballo de plata, repartiendo su capa con un mendigo, ambos en su color natural.

Casa Consistorial

Ocupa un edificio de tres plantas. Fue construida hacia el año 1785, con características arquitectónicas propias de la zona. En el mismo edificio se integran otros servicios como biblioteca, consultorio médico y viviendas de funcionarios. En el segundo lustro de la década de 1980 se ejecutó un proyecto de rehabilitación de interiores y adecentamiento de fachada, por importe de 8,5 millones, financiado con ayuda del Gobierno de Navarra. El Ayuntamiento está compuesto por alcalde y seis concejales.

En su término se han hallado hachas pulimentadas de la Edad del Bronce y un fragmento de estela funeraria de época romana. Dentro del mismo se localizan asentamientos arqueológicos en Santa Cruz* y Canal de Fonblanco.

Antigua villa de señorío realengo (“Unsi”, “Unse”), configuró durante el siglo XII una de las “tenencias” del reino, encomendada sucesivamente a los seniores Aznar Aznárez (1116), Martín de Lehet (1137-1143), Jimeno Almoravid (1171), Bartolomé de Rada (1191), Aznar Pardo (1195) y Gonzalo de Baztán (1197), Jimeno de Rada (1205-1207 y 1217), Pedro Garcés (1210), Sancho Garcés (1210), e Iñigo de Óriz (1211). Sancho VII el Fuerte dispuso por “fuero” (1197) que el clavero local del rey y el del “tenente” o ricohombre fueran siempre vecinos de la villa; concedió luego a ésta garantías para el aprovechamiento tradicional de las aguas y los pastos de su término (1204) y, finalmente, actualizó (1206) la pecha anual cifrándola en 400 cahíces de trigo y otros tantos de cebada más 1.600 sueldos, que es precisamente lo devengado en 1280. Por concesión de Carlos II (1378) disfrutó sus rentas Roger Bernart de Foix, vizconde de Castellbó; Carlos III las asignó sucesivamente al alférez Carlos de Beaumont (1391) y Diego de Baquedano (1394). Aunque Juan II transfirió a Bernardo de Ezpeleta (1457) el señorío y la jurisdicción del lugar, éste volvió luego al patrimonio de la Corona. En atención a los daños sufridos, los vecinos obtuvieron (1480) la condonación de un tercio de sus pechas; antes habían renunciado a favor de Carlos III (1401) al patronato de la iglesia local, que posteriormente (1457) fue adscrita al priorato de Velate. El monasterio de Leire había adquirido heredades en el término a comienzos del siglo XI.

En 1513 San Martín de Unx se hallaba “en empeño” en poder del mariscal don Pedro de Navarra, pero en esa fecha el pueblo pagó la deuda que tenía con él y volvió a la corona, como realengo*; la corona recompensó al lugar eximiéndole de cuarteles* durante dieciséis años. Con todo, la relación de dependencia no se rompió del todo o se reanudó, porque en 1543 San Martín pagaba al mariscal de Navarra una pecha de doscientos robos de trigo, otros tantos de cebada y veinte florines en dinero. La jurisdicción, sin embargo, quedó realenga; así estaba en 1802, en que gobernaban la villa un alcalde, nombrado por el virrey a proposición de la villa misma, y dos regidores, que se elegían entre sus vecinos.

En la iglesia de San Martín servían un abad, un vicario y seis beneficiados (ocho en 1847); los dos primeros eran de provisión del rey, y los beneficiados, del abad, el vicario o el monarca, según el mes en que se diera la vacante.

Mediado el siglo tenía ya dos escuelas: una de niños, a la que acudían noventa y cuyo maestro percibía 1.952 reales en trigo y 1.400 en dinero, y otra de niñas, frecuentada por cincuenta y cuya maestra cobraba 960 reales. Los caminos que conducían a Tafalla y Olite, como los demás, se encontraban en mal estado. Funcionaba un molino harinero. En 1906 se constituyó una Caja rural*, que fue una de las pioneras no sólo en este movimiento sino en el cooperativismo*. En los años veinte de nuestro siglo había dos molinos harineros con fuerza hidráulica y uno con fuerza eléctrica, cinco trujales, y cinco fábricas de chocolate. En 1914 se había formado la Bodega Cooperativa y en 1916 se constituyó la de la Unión de Cosecheros.

Bibliografía

F. J. Zubiaur Carreño: Villa de San Martín de Unx (Pamplona, s.a., “Temas de Cultura Popular”, 270).

Castillo

En la parte más alta de la villa, cerca de la iglesia parroquial, existió en época medieval un castillo, llamado popularmente “Ferrate”, cuya nómina de gobernadores conocemos desde principios del siglo XII. Reinando Teobaldo II, en 1256, estaba a cargo de Martín Ximénez de Aibar. En 1276, Sancho López de Olloqui prestó homenaje a la reina Juana por esta fortaleza, ante el condestable de Francia Imberto de Belpuch. Más tarde, en 1295, era alcaide Roy Pérez de Echálaz, con 12 libras y 60 cahices de retenencia.

Hacia 1320, siendo alcaide Juan de Arosa, la asignación era ya solamente de 8 libras y 40 cahices. Como casi todos los castillos, servía también de prisión; en 1340 estaba allí encerrado Pedro de Lecumberri por falsificar moneda. A partir de 1355, reinando Carlos II, tenía el alcaidío Iñigo Pérez de Arteta. Por entonces, el concejo hizo reparaciones en la fortaleza, pagándolas el recibidor. En estos años -1362- había una guarda de 5 hombres, con carácter accidental, al parecer. También se reforzó la dotación en 1363, a causa de la guerra de Aragón. En 1366, ante el temor de las Grandes Compañías, se mandó al concejo trasladar los víveres y demás bienes al castillo, y fortificar el cortijo, amenazándoles con la pena de confiscación, e incluso con incendiar la villa en caso de desobediencia. Entonces se fortificó el cerco viejo, bajo el castillo, y se acondicionaron casas dentro de su recinto para refugio de los vecinos, sin obligar a éstos a contribuir en vista de su pobreza. En 1370 figura como alcaide Juan Pérez de Novar.

La reina Juana, mujer de Carlos II, confió en 1372 la fortaleza a Martín Sánchez de Erespuru, escudero, que sería confirmado en el puesto por Carlos III el Noble en 1388. El año siguiente, el mismo rey traspasó la guarda a Jimeno Martínez de Erespuru, hijo del anterior. En 1391 hizo donación vitalicia a Carlos de Beaumont, alférez del reino, del castillo de San Martín, con las rentas de la villa. Ya antes, en 1378, Carlos II había dado el señorío a Roger Bernart de Foix, vizconde de Castelbón.

En 1413, con motivo de la llegada -en calidad de prisionero- del conde de Benavente, se hicieron obras de acondicionamiento en varios puntos del castillo.

Juan II nombró alcaide en 1450 a Remón de Agramont; por estos años aparece además Sancho de Erviti como capitán de la villa, que en 1452 echó de ella a un grupo de vecinos distinguidos con motivo de las discordias civiles. En 1457 el rey hizo donación de la villa y castillo, con su jurisdicción, a mosén Bernart de Ezpeleta, merino de Olite, que había puesto en peligro su vida en defensa de la corona. La princesa Leonor confirmó la donación en 1475. En los años de la conquista de Navarra, en 1512, estaba empeñado el castillo en poder del mariscal don Pedro de Navarra, reintegrándose a la corona poco tiempo después. Fue mandado derribar en 1516, aunque quedaron en pie parte de sus muros. Todavía en 1783 pleiteó el Patrimonial contra la villa, para impedir que aprovechasen la piedra.

Arte

En la parte más alta de la población y dominando su casco urbano se encuentra la Parroquia de San Martín, importante edificio medieval que tiene por núcleo una fábrica románica con avances hacia el protogótico. La menor altura del ábside y del tramo inmediato respecto de los tres restantes, así como la diferente tipología de bóvedas y sus fajones hacen pensar que tal construcción tuvo que llevarse a cabo en dos etapas distintas, aunque muy próximas en el tiempo. En primer lugar debió edificarse la zona de la cabecera con la cripta existente bajo ella, la parte más puramente románica del templo, cuya cronología se ajusta bien a la fecha de consagración de la parroquia, efectuada el día 3 de noviembre de 1156. A partir de entonces proseguirían las obras hacia los pies, donde aparecen los elementos arquitectónicos de inspiración protogótica, como bóvedas y arcos de esquema apuntado. De todas formas las recientes reconstrucciones efectuadas en el monumento, particularmente en la cabecera, impiden ser categóricos.

La primitiva iglesia del siglo XII presenta nave única con cuatro tramos y ábside semicircular, articulándose sus alzados con un sistema de pilastras y semicolumnas adosadas, si bien en el ingreso al ábside desaparecen las traspilastras. Las columnas se componen de bases circulares, fustes lisos y los típicos capiteles románicos decorados a base de pencas y bolsas, restando de los originales tan sólo los correspondientes al tramo central y al de los pies, mientras que los de la cabecera obedecen a la citada restauración. Sobre ellos corre una imposta taqueada, asiento de las pesadas bóvedas de cañón apuntado o de medio punto con sus dobles fajones, aunque es único el arco de embocadura el ábside. Éste se cubre por un cuarto de esfera y su curva se estructura en dos cuerpos marcados por sendas impostas de motivos ajedrezados y dentellones, entre las que se abren tres ventanas de medio punto abocinadas. Sus gruesas arquivoltas baquetonadas de encuadre descansan en pares de columnillas con capiteles variados, que incluyen temas de inspiración vegetal, animales y fantásticas representaciones del bestiario románico.

Lo mismo que en las vecinas iglesias de Leire y Gallipienzo, el desnivel del terreno obligó a construir bajo la cabecera una cripta adaptada a su planta, aunque compuesta de tres naves, cada una de ellas dividida en cuatro tramos. Éstos se articulan con fajones y formeros de medio punto que, al igual que las bóvedas de aristas, apean en doce achaparradas columnas, la mitad de ellas exentas y las otras entregadas a los muros perimetrales. El conjunto sorprende por su pureza y la macicez de los elementos arquitectónicos, contribuyendo también a tal efecto los grandes capiteles que coronan las columnas. Son piezas impresionantes, si bien de tosca ejecución, reduciéndose su repertorio ornamental a unas amplias pencas de sencillo dibujo, solas o guarnecidas con bolas y piñas; excepcionalmente, dos de estos capiteles tienen grandes cabezas barbadas y una de animal. Una escalera de caracol, emplazada junto al lado de la Epístola, comunica la cabecera con esta cripta.

Durante el siglo XIV se verificó la primera transformación del templo románico, erigiéndose en esta época el coro gótico que se eleva a los pies del mismo. Apoya en un ancho arco apuntado de corte pentagonal y en la bóveda de crucería del sotocoro, cuyos nervios repiten la sección de aquél. También es gótica la nave que se agregó por el lado del Evangelio en el transcurso del siglo XVI, muy posiblemente en torno a 1580, fecha en la que se documentan obras en la iglesia. Esta ampliación consistió en la construcción de tres tramos cuadrados, equivalentes a la mitad de la anchura de la fábrica románica, el primero de ellos con bóveda de crucería y los demás con bóvedas de terceletes, tipo de cubierta que aparece igualmente en la sacristía. Sus obras se realizaron al mismo tiempo que las de dicha nave y justo detrás de ella, a la altura del ábside. Una nueva ampliación se llevó a cabo en el siglo XVIII, construyéndose entonces una tercera nave barroca por el lado de la Epístola. Es probable que por estas fechas se añadiese el cuarto tramo de la nave opuesta, cubierto por bóveda de aristas. El aspecto actual de la parroquia quedó ultimado en la restauración emprendida por la Institución Príncipe de Viana en 1977. No sólo se han reconstruido viejas estructuras, sino que también se ha eliminado la nave barroca, convertida hoy en pórtico, con el fin de devolver al edificio en la medida de lo posible su apariencia original. En esta empresa, por tanto, se han vuelto a cerrar los viejos muros románicos, que estuvieron abiertos con arcos en los dos últimos siglos.

Al exterior se impone la robustez de los muros de sillería, empleada tanto en las obras del siglo XII como en las del XVI y XVIII. Mención especial merece el rotundo semicilindro del ábside, que engloba los dos niveles de cripta y cabecera, marcados sucesivamente por una línea de saeteras y otra de ventanas de medio punto doblado con columnillas. Su verticalidad es reforzada por los contrafuertes prismáticos que lo recorren de abajo a arriba. También es sorprendente la desnudez del conjunto, apenas alterada por una articulación plástica, salvo en el tejaroz, donde aparecen unos canes con cabezas monstruosas o figuras en cuclillas.

Esta misma severidad informa al resto de los exteriores de la parroquia, concentrándose el ornato tan sólo en las dos portadas de ingreso. La de los pies forma parte de las obras románicas del monumento y describe un arco de medio punto abocinado en tres arquivoltas decoradas con motivos diversos: billetes, bolas o roleos vegetales. Cabalgan en columnas acodilladas, cuyos capiteles y cimacios incorporan igualmente una esplendorosa ornamentación, destacando sobre todo los historiados, que llevan representaciones de San Martín partiendo la capa con el pobre, la lucha de Sansón con el león y el hombre domando unos extraños seres monstruosos con cabeza de mono y garras de ave. En el tejaroz de remate sólo se conservan dos canes que llevan un músico y un acróbata, piezas que se relacionan con el arte del maestro de Uncastillo. A uno de los tramos centrales del muro de la Epístola se adosa otra portada románica de la segunda mitad del siglo XII, no original del monumento sino aprovechada del desolado de Sangáriz. Se trata de una sencilla estructura de medio punto compuesta de arquivoltas y sus correspondientes columnas de capiteles con volutas. En su lugar hubo una portada del siglo XVI, suprimida en las obras de época barroca, aunque de ella todavía subsistían algunos vestigios de estilo gótico, fundamentalmente unos baquetones con basamentos de traza poligonal. La torre medieval, a causa de su estado ruinoso, tuvo que derribarse en la restauración emprendida por la Institución Príncipe de Viana, ocupando actualmente su emplazamiento el pórtico delantero de la parroquia. Sobre él se eleva una espadaña construida a comienzos de la presente centuria.

Al quitarse el retablo mayor del ábside se han descubierto en sus ventanas restos de pintura mural gótica, figuran ángeles -uno de ellos San Miguel- y motivos ornamentales de tipo geométrico. En una de estas ventanas se ha instalado una interesante talla gótica de la Virgen de la Leche, perteneciente al estilo hispano-flamenco de finales del siglo XV. El retablo mayor, hoy en la nave lateral, pertenece al último cuarto del siglo XVI, se viene atribuyendo a los maestros de Olite Pedro de Arcéiz o Juan Jiménez de Alsasua. Su estructura en artesa, exigida por su primitivo acoplamiento al ábside, se compone de dos cuerpos y ático, marcándose en aquéllos tres calles y dos entrecalles con columnas compuestas de complejos fustes a base de estrías rectas o helicoidales y motivos decorativos. Su apretado diseño y el amontonamiento de elementos arquitectónicos, así como los caprichos ornamentales de estirpe manierista son rasgos característicos del retablo romanista. Esta traza sirve de marco a una iconografía, tanto de relieves como de bultos, expresada en un arte de inspiración miguelangelesca. La talla sedente de San Martín preside el conjunto, rodeada de escenas de la Pasión de Cristo, que desde el banco ascienden por las calles laterales hasta culminar en el Calvario central del ático. Enriquece esta obra su rica policromía original, que hacia 1604 realizaron los pintores de Olite Juan Frías de Salazar y Francisco Adán.

Junto al retablo se conserva la primitiva pila bautismal de la parroquia, pieza románica decorada con arquillos de medio punto sobre columnas de fustes salomónicos, lisos o en zig-zag, donde aparecen diversas figuras, entre ellas una madre amamantando a su hijo (posible representación de la Virgen de la Leche), de estilo cercano al de los relieves de la fachada principal.

Diversas piezas de plata de distinta cronología componen el tesoro de la parroquia, sobresaliendo el ostensorio barroco que en 1764 labró el platero pamplonés Martín José de Larumbe. En la casa parroquial se guarda una importante colección de tallas, muchas de ellas procedentes de la ermita de Santa Zita. Las más antiguas pertenecen al gótico del siglo XIV y de ellas destaca un San Miguel alanceando al dragón, tratado como un sólido bloque de limpios perfiles y de gran rigor geométrico en la ejecución de rostro, cabellos y ropajes. Data del siglo XV la Santa Catalina, cuyo cuerpo erguido cruzado por pliegues angulosos se eleva sobre la cabeza del rey. Escultura excepcional por tamaño y calidad es la talla de estilo hispano-flamenco, de la Virgen de la Leche, que se puede fechar en torno a 1500. Aparece de pie con la cabeza inclinada para atender al Niño Jesús que porta en su brazo izquierdo. Su composición dinámica se acentúa con unos abundantes ropajes de complejos pliegues, magníficamente modelados con blandura. Contribuye a su efecto una rica policromía de abundantes oros y con orlas de cuidadas cenefas. Dentro del siglo XVI hay que situar un San Roque, aún con resabios hispano-flamencos, que también conserva su policromía original.

También se encuentra en la parte alta de la población la ermita de San Miguel, que debió construirse como capilla del desaparecido castillo. Se trata de un severo edificio protogótico de comienzos del siglo XIII, con nave única de cabecera recta, dividida en cinco tramos. Estos, más que en planta, se marcan en sus bóvedas de medio cañón apuntado con potentes fajones, los cuales descansan en ménsulas bilobuladas. Sus exteriores presentan muros de sillería con contrafuertes en correspondencia con los tramos del interior. A los pies se dispone una fachada estructurada en dos cuerpos y con espadaña de remate, esquema que comparte con otros edificios de la zona, también de semejante cronología, como las iglesias de Cataláin, Echano y San Miguel de Ujué. El primer cuerpo está centrado por una portada de medio punto abocinada en arquivoltas con baquetones que arrancan de sus respectivas columnas de sencillos capiteles vegetales. Sobre ella, a la altura del segundo cuerpo, se abre una ventana apuntada, igualmente con diversos baquetones de encuadre y sus columnillas. La espadaña tiene dos arcos de medio punto y coronamiento triangular.

En el centro del casco urbano, en la parte baja del mismo, se halla la iglesia de Santa María del Popolo, edificio gótico empezado posiblemente en el siglo XIII por la cabecera, donde aparecen los elementos más arcaizantes, aunque el grueso de las obras se realizaron en el siglo XIV, sin sobrepasar su primera mitad. Tiene una única nave de gran anchura, compuesta de cuatro tramos rectangulares, y cabecera de planta pentagonal más estrecha, esquema que resulta usual en las construcciones góticas que durante los siglos XIII y XIV se levantaron en la Navarra Media, en ejemplos tan significativos como San Saturnino de Artajona, San Zoilo de Cáseda, San Salvador de Sangüesa o la vecina iglesia de Santa María de Olite, con la que tiene grandes semejanzas a pesar de su diferente cronología.

Sus alzados presentan muros que tan sólo se articulan por unos soportes adosados, cuyo esquema se complica y evoluciona desde la cabecera a la nave. Así el pentágono de la capilla mayor incorpora columnas simples, que también se utilizan en el muro frontal de la nave. Triples columnas sobre bases circulares de inspiración cisterciense corresponden al arco triunfal, mientras que en los muros laterales de la nave hay pilares góticos recorridos por cinco baquetones aristados con pedestales de traza poligonal. Semejantes progresos hacia el gótico pleno se aprecian en los capiteles correspondientes, la mayoría de ellos de temas vegetales, pasándose de una hojarasca esquemática a otra más naturalista y rizada. Alguno de los capiteles luce representaciones figurativas o monstruosas, destacando al respecto uno de los pertenecientes al arco triunfal, que muestra en su cara central un Cristo sedente mostrando las llagas entre ángeles y en las laterales una orante y flor de lis.

La cubierta la forman bóvedas de crucería simple, más una bóveda gallonada que voltea sobre la cabecera. Todas ellas cuentan con nervios trilobulados, en cuyos cruces se hallan instaladas unas claves decorativas con el Agnus Dei, un águila, cabezas y temas vegetales.

El exterior forma un sólido bloque de cantería jalonado por contrafuertes, de disposición diagonal en las esquinas de la nave y cabecera, ofreciendo un aspecto más de construcción militar que de edificio religioso, lo cual puede explicarse por su vecindad a la antigua muralla de la población. Esta solidez apenas es restada por la existencia de aberturas y sólo se abren dos ventanales en el muro de la Epístola, ambos de doble arco trilobulado; el vano de la fachada se configura como una estrecha saetera. La desnudez de estos exteriores sólo se interrumpe con las dos portadas que quedan a los pies y en el muro del Evangelio. Aquélla, que sirve de principal, responde a un trazado sencillo con arco ojival que abocina en dos arquivoltas baquetonadas, molduración que también se repite en sus respectivas columnillas de apoyo; éstas tienen basas poligonales y unos capiteles corridos de hojarasca. La portada del muro del Evangelio sigue un esquema parecido, pero más simplificado.

Preside el interior del templo la imagen de Santa María de Pópolo, talla sedente del XIV que figura entre las más importantes representaciones góticas de la Virgen en Navarra. Debió realizarse por las mismas fechas que las obras de la iglesia para que sirviera de titular. Del primitivo exorno del templo también se conserva una pintura mural con un santo obispo, posiblemente San Martín, perteneciente al gótico lineal de mediados del siglo XIV, en relación con la escuela del maestro Oliver. Recientemente se ha enriquecido el ajuar de este monumento con un magnífico Crucificado de hacia 1500 procedente de la ermita de Santa Zita. La imagen expresa un intenso dramatismo acentuado por su encarnación oscura.

La ermita de Santa Zita se halla a gran distancia de la población, asentada en la ladera de un pintoresco valle. Su construcción se remonta al siglo XIII, datando de esta época su nave protogótica de disposición irregular, cubierta por dos amplios tramos de bóveda de medio cañón apuntado, que separa un robusto arco fajón, bajo el cual todavía se conservan unas ménsulas de rollos. La cabecera, con bóveda de aristas, fue reformada en época barroca, coincidiendo con la ejecución del retablo mayor, que según noticias documentales se contrató con Juan de Eguílaz en 1677. El interior de la iglesia luce unas pinturas murales renacentistas con grutescos y representaciones del Padre Eterno y los Evangelistas, de estilo popular. Más interesante es una decoración de roleos, localizada en la embocadura de la cabecera, que constituye el único resto del primitivo ornato del siglo XIII.

Arquitectura civil

San Martín de Unx representa un típico ejemplo de villa medieval, cuyo trazado apenas ha sufrido modificaciones a lo largo de los siglos. Su asentamiento en una colina de acusadas pendientes impuso un caserío escalonado, como en la vecina Ujué, dispuesto en calles concéntricas que se acomodan a los distintos niveles del terreno. Otras vías, que cruzan a aquéllas funcionando como radios, suben en pronunciadas pendientes hasta la parte alta donde se localiza la parroquia de San Martín y donde también estuvo el desaparecido castillo. Este primitivo núcleo quedaba encerrado dentro de un casco amurallado, cuya línea interior coincide con la calle Mayor, en la que todavía subsisten viejos portales y pasadizos. El ingreso principal de la villa se efectuaba por el “Portalico”, junto a la iglesia del Pópolo. De aquí parte la calle de San Miguel que con su trazado sinuoso se dirige hacia la parroquia. En este viejo núcleo aún se conservan algunos edificios de origen medieval, aunque son más abundantes las casas del siglo XVI con altas fachadas que incluyen arcos de medio punto o ligeramente apuntados con potentes dovelajes de piedra. Algunos inmuebles de la población lucen escudos de los siglos XVI, XVII y XVIII, repitiendo algunos de ellos las armas de los Leoz.

Bibliografía

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Toponimia menor

Abete, corral y casa; Acimota, término; gueda, corral; Alvaros, término; los Ángeles, barranco; Antonio, barranco; los Arenales, camino; Arreluras, barranco; Arreturas, corral; la Avijera, camino; Barbachete, término y barranco; la Barnicería, corrales; la Bodega Llagares, casa; Borralta, camino; Burralla, término, corral y barranco; la Carravieja, término; Casa de Moro, camino; la Cruz de Piedra, término; Cuche, corral; Esteban Muruzábal, corral; Farilaza, término; Female, caserío; Gabari, corral; Gambarte, caserío; Gervasia, corral; Juanezquerro, término; Lerga, corral; Llagares, término y corrales; Matacalva, término; Médico, corral; Mendigorría, corral; Monte, camino; Muruzábal, corral, casilla y casa; Navafría, camino; Navasendero, término y camino; Pájaros, camino; Pasaros, corral; la Plana, término y camino; Quinto, corral; la Roya, término y barranco; Sagüés, corral; San Ginés, barranco; San Salvador, término; San Vicente, término; Santa Cruz, término; Santa María, barranco; Santa Zita, ermita y camino; el Saso, término; la Sierra, barranco; la Tejería, término y camino; el Saso, término; la Sierra, barranco; la Tejería, término y camino; Torres, término; Urdín, corral; Val de Santa María, término; Valdeconcejo, término; Valmayor, término; Valmenor, término; Viejo a Olite, camino; Viejo a Ujué, camino; Villarbillo, término y barranco; Virgola, corral; la Viuda, corral; Zambomba, término; Zaramendi Bajo, camino; Zaramendil, término, camino y barranco; Zarumendi, barranco.

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    San Martín de Unx. Calle

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    San Martín de Unx. Casa Consistorial

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    San Martín de Unx. Iglesia de San Martín. Antiguo retablo mayor

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    San Martín de Unx. Virgen de la Leche

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    San Martín de Unx. Igl. de S. Martín. Detalle del antiguo retablo mayor

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    San Martín de Unx. Iglesia de San Martín. Pila bautismal

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    San Martín de Unx. Igl. Sta. María del Pópolo

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    San Martín de Unx. Localización

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    San Martín de Unx. Procesos Electorales

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    Uso del suelo

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    Distribución de la población

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    Evolución de la población

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    Uso del suelo censado. Cabezas de ganado (1988). Maquinaria agrícola (1984)

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    Cultivos

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