AGRICULTURA
La siembra y recolección de semillas inició durante el Neolítico importantes cambios en las sociedades. La vinculación del agricultor a la tierra cultivada propició el sedentarismo frente al nomadismo de cazadores y pastores. Los principios fueron muy precarios, por las simientes explotadas, las labores exigidas, las herramientas de piedra (sílex, ofita, rocas duras) y el espacio destinado, reducido a las tierras más fáciles y productivas. El fenómeno del minifundio, constatable en amplias zonas de la Navarra montañosa y media, quizás clave sus raíces en épocas remotas, cuando solamente podían cultivarse parcelas muy pequeñas.
El espacio agrícola ganó terreno durante la Edad del Hierro, sobre todo en el Valle del Ebro y la Navarra más llana, debido al progreso técnico que supuso la utilización de rejas de arado, hoces, molinos manuales de piedra y vasijas cerámicas para conservar los frutos.
La dieta alimenticia debió de basarse en carnes de animales cazados y domesticados, pesca en ríos, harina de cereales y bellota, y frutos naturales. El nogal, avellano, peral, ciruelo, manzana, y sus variantes espontáneas el arañón y manzana silvestre, fueron aprovechados desde antiguo.
El solar ocupado por la actual Navarra producía trigo antes de llegar los romanos. Pompeyo vino desde la meseta soriana para proveerse de él (a. 75 a.C.). Durante la romanización fueron introducidos nuevos cultivos, sobre todo de tipo mediterráneo (vid y olivo), productos hortícolas como el pimiento, y nuevos utensilios agrícolas. Aumentaron las especies de árboles frutales con el castaño, higuera, cerezo, albérchigo y otros.
Los musulmanes, presentes en el valle del Ebro desde principios del siglo VIII, debieron de importar nuevas especies e intensificaron y perfeccionaron los sistemas de riego, principalmente en las cuencas del Alhama y del Queiles, donde han perdurado ciertas voces árabes relacionadas con él, como “azut”, “alhamín” (juez y guarda encargado de distribuir el agua), “ador” (turno de riego en el Queiles) y “alhema” (días de agua de Tudela en el Queiles).
El complejo agrícola (especies cultivadas, labores y aperos) evolucionó lentamente durante la Edad Media. La roturación de eriales, vecinales o realengos, ganó espacio a pastos y bosques. El fenómeno se intensificó a raíz de la concesión de fueros de repoblación de villas (siglos XI y XII) y durante el siglo XVI en la Cuenca de Pamplona. Con todo, a principios del siglo XVII, en la Zona Media, la más favorecida por la naturaleza, no se trabajaba más del 20% de la superficie total. En los valles montañeses, este porcentaje desciende por debajo del 5%. La Ribera veía limitada su expansión agrícola con la precariedad de los medios técnicos en la lucha contra los rigores del secano y la violencia de los ríos.
Las tierras “blancas” se dedicaban a cereales y leguminosas. Las próximas a las poblaciones se reservaban para huertos y los viñedos y olivares se mezclaban en terrenos propicios y expuestos al sol. Sólo en la Ribera tenía el regadío una extensión notable. Las tierras blancas se cultivaban en régimen bienal de “año y vez”, salvo en las cuencas prepirenaicas, cuyas tierras, más húmedas y mejor abonadas permitían la alternancia con el cereal.
Este panorama, doscientos años más tarde, había sufrido un cambio fundamentalmente cuantitativo, provocado por la presión demográfica. Así, en la merindad de Estella, el 18,6% de tierras cultivadas en 1607 pasó al 29,2 en 1817; el 80% se dedicaba a la producción de cereales y leguminosas. La vid y el olivo ocupaban en torno al 15% . El trigo era, con notable diferencia, el cereal preferido; sólo en el NO de Navarra había sido desplazado por el maíz, introducido ya en el siglo XVII. En torno a 1803-1807, aquél suponía el 60% de la producción, la cebada al 16,9%, el maíz al 10,6% , la avena al 8,7% y el centeno al l,6%, sobre un total aproximado de 1.135.000 Hl de cereal. Con todo, la introducción o extensión de algunas plantas supuso un cambio profundo de la economía agraria, de amplia repercusión social en algunas zonas. Especial importancia tuvo. aparte el maíz, la difusión del cultivo de la patata a principios del siglo XIX, fundamentalmente en las zonas de montaña. De mayor trascendencia fue, sin embargo, para la economía del reino, el proceso de extensión del viñedo, a costa de las tierras blancas y eriales, incluso hasta las estribaciones del Pirineo, desde la segunda mitad del siglo XVI; supuso, durante dos siglos, uno de los dos más sólidos pilares del comercio exterior. con una producción que alcanzaba en 1803-1807 412.000 Hl. Al tiempo, el regadío se extendía por los pueblos de las riberas de los ríos Ega. Arga, Aragón y Ebro.
Al relativo estancamiento de la producción agrícola en los comienzos del siglo XIX, tanto en cereales como en vid. sucedió en la segunda mitad un notable incremento, con fuertes exportaciones a Francia favorecidas sobre todo en el caso de la vid, por la temprana aparición de la filoxera en el país vecino. Pero la competencia de los cereales extranjeros, más baratos, y la entrada de la enfermedad en los viñedos navarros, acompañada en muchos casos de la plaga del mildiú, desde 1885 aproximadamente, provocaron la caída de la producción; 48.500 de las 49.213 Ha de viña quedaron destruidas. Sin embargo, desde los mismos años 1880 los técnicos de Diputación trabajaron en la introducción de cepas americanas, resistentes a la filoxera, lo que permitió renovar poco a poco las plantaciones hasta los años 1920.
Se inicia en estas fechas un conjunto de importantes transformaciones, denominadas, un tanto abusivamente, Revolución Agrícola. En rigor los cambios ocurridos entonces en España, y concretamente en Navarra, no debieran ser calificados de revolucionarios, si por tal se entiende -como es corriente en Europa- una transformación radical en las estructuras agrarias y no sólo en los sistemas de cultivo. La introducción y difusión de nuevo utillaje (arados de vertedera, segadoras y trilladoras mecánicas, etc. ), que permitía hacer con mayor rapidez y perfección el laboreo de la tierra y la recolección de las cosechas; la aparición de abonos o fertilizantes químicos, que liberaban al agricultor de su dependencia del ganado como fuente suministradora del estiércol y hacían posible el devolver a la tierra los nutrientes que las plantas le robaban, permitiendo la intensificación de la agricultura: el arraigo de ciertos cultivos nuevos, como el maíz, la patata y, sobre todo, la remolacha azucarera, y la extensión alcanzada por otros conocidos, como la alfalfa, que facilitaron el establecimiento de rotaciones más racionales y dieron trabajo a la población campesina en épocas de paro estacional; la modernización de los medios y vías de comunicación, que hicieran posibles y aumentaron los contactos comerciales y los cambios de mentalidad en las gentes del campo; el aumento de la población, de su nivel de vida y la consiguiente diversificación y mejora de los regímenes alimenticios; la preocupación de los organismos oficiales (en 1897 se crea el Servicio de Agricultura de la Diputación Foral); la irrupción del movimiento cooperativista inmediatamente después de la filoxera, y otros factores menos importantes posibilitaron una considerable ampliación del espacio agrícola y un aumento en los rendimientos de los cultivos y del nivel de vida de los labradores. De 267.171 Ha cultivadas en 1891 se pasó a 273.606 en 1906 y 339.116 en 1920, debido principalmente a la “gran roturación” de las Bardenas Reales y de las corralizas de la Ribera y Zona Media. Unas de estas fincas eran y son comunales, y fueron roturadas anárquica e individualmente por los vecinos labradores, o comunitariamente, por sus ayuntamientos, para ser luego repartidas en suertes; otras eran corralizas particulares, en virtud de las ventas que los pueblos habían hecho de sus bienes con ocasión de las guerras de Independencia y Carlistas y de la ley desamortizadora de 1 de mayo de 1855. Mediado el siglo XX comenzó lo que algunos han llamado la segunda revolución agrícola. Tuvo como episodios sobresalientes la mecanización y motorización de la agricultura (1.445 tractores en 1955, 2.780 en 1960, 4.053 en 1965, 6.655 en 1970, 10.068 en 1979), la extensión de los regadíos gracias a los canales de Lodosa y las Bardenas, el éxodo rural, la difusión de los prados y cultivos forrajeros, el incremento de la ganadería estabulada y de carácter industrial, la disminución de la vid y el olivo y el incremento de los cereales y de las hortalizas y frutas en la Navarra mediterránea, la concentración parcelaria y el aumento del tamaño de las explotaciones, etc.
Buena muestra de la importancia que la agricultura ha tenido en nuestra zona es la denominación en lengua vasca de los meses del año, muy relacionada con las labores del campo.
Economía
La incidencia de la actividad agrícola en el sector agrario de Navarra está determinada directamente por la magnitud de la superficie y usos de la tierra en cada una de las merindades.
La superficie de cultivos forrajeros, prados naturales, pastizales y utilización de rastrojeras, etc., permite una importante base para la explotación ganadera (ganadería*) al menos, las dependientes del suelo (como parte fundamental de su alimentación) como son el vacuno, ovino, caprino y equino principalmente; por otro lado, el porcino, aves y conejos se explotan en su mayor parte en granjas especializadas (industriales) con alimentación de productos ajenos a los cultivos de tierras próximas, recurriendo en su mayoría al pienso compuesto industrializado.
También la superficie forestal de Navarra, es importante por su extensión (que ocupa casi el 30% de la superficie agraria) por su especialización: dentro de la superficie de especies frondosas, destaca la de haya, que además de cubrir un 31% de la superficie forestal de Navarra, representa el 33% de la superficie nacional de esta especie arbórea.
La distribución geográfica, de la superficie agraria difiere enormemente en su aprovechamiento, que está unido a la edafología climática, latitud y altitud propias de las amplias zonas que configuran el suelo navarro; la dispersión geográfica está estrechamente unida a la de la superficie geográfica de los pueblos, municipios y merindades que componen Navarra. Las merindades de Sangüesa y Pamplona disponen del 53% de la superficie agraria de Navarra, distribuyendo el resto más equitativamente entre las merindades de Estella, Tudela y Olite. En las merindades de Pamplona y Sangüesa, en sus respectivas zonas, las superficies de prados y pastos superan a la superficie de cultivo y ambas son inferiores a la superficie de bosques. En el resto de las zonas de ambas merindades, y en las demás merindades, la superficie de cultivo supera a la de prados y pastos y ambas son mayores (o similares) a la superficie de horques. El erial a pastos aumenta de tamaño en las merindades que se sitúan más al sur y más lejanas a las zonas altas de montaña.
La superficie de cultivo y de prados naturales tiene muy diferente importancia, en relación con la superficie agraria, en cada una de las merindades, ya que llega a ocupar el 66,7 y 62,7% en las merindades de Tudela y Olite, el 50,6 en la merindad de Estella y representa menos del 26,5 en las merindades de Pamplona y Sangüesa (1981).
Si a este diferente peso de las tierras de labor en la superficie agraria de cada una de las merindades, se le une la distinta utilización del suelo se puede apreciar la orientación agrícola de las distintas áreas o zonas agrarias de Navarra.
Las principales producciones agrícolas navarras, atendiendo a su volumen de producción, son los forrajes verdes, los cereales, la hierba y heno producido en prados naturales, la producción de hortalizas y la producción de patata.
Merindad de Pamplona
En la merindad de Pamplona, desde el punto de vista de actividad agrícola cabe distinguir dos zonas:
La primera se extiende al N y O de los Valles Barranca, Burunda, Atez, Imoz, Ulzama y Anué y abarca cerca de 35.000 Ha, de terreno.
La segunda se extiende al SE de los valles mencionados y abarca la cuenca de Pamplona correspondiente a la merindad y el Valle de Valdizarbe, con una extensión de 29.000 Ha.
En la zona I predomina la extensión de prados naturales (23.606 Ha) y la superficie de cultivos forrajeros (5.647 Ha), ocupando ambos acerca del 85% de la superficie agrícola; otros cultivos menores son los cereales (1.776 Ha) y la patata (1.256 Ha).
La producción alcanza (1981) 483.212 toneladas; destacan la hierba y heno con 291.990 y el forraje verde con 159.110. La producción procedente de praderas polífitas alcanza 101.000 toneladas, nabo forrajero cerca de 25.000 toneladas, alfalfa 20.000 toneladas y maíz forrajero 15.000 toneladas.
Otros cultivos menos importantes son la patata, de la que se obtienen más de 21.000 toneladas al año y la producción de cereales con 6.931 toneladas, de las cuales 4.120 son de maíz y el resto de cebada, trigo y avena.
La zona II, área menos lluviosa (entre 800 y 900 litros por m2) que la anterior, presenta una orientación productiva cerealista (19.093 Ha), el 66 por ciento de la superficie total agrícola de la zona. Cabe reseñar, igualmente, los cultivos forrajeros (2.406 Ha) las leguminosas grano (664 Ha), la vid, (656 Ha, en Valdizarbe) y la patata (365 Ha).
La producción agrícola de esta zona asciende a 162.336 toneladas, destacan por su volumen los cereales (57.000), cultivos forrajeros (82.723), hortalizas (6.305) y patata (6.130).
Los cereales de mayor producción son la cebada con cerca de 38.000 toneladas y el trigo con 17.500. La producción principal de forraje verde corresponde al de praderas polífitas, con 37.000 toneladas de veza y 18.000 de alfalfa.
El aprovechamiento de los cultivos anteriormente considerados ha dado lugar a un nivel de actividad, medio en horas de trabajo manual y de máquinas de cerca de 3,9 millones, destaca el trabajo absorbido por los cultivos forrajeros con 967.000 horas, las hortalizas con 631.000, la patata con 635.000 y el cereal con 467.200.
Merindad de Sangüesa
En la Merindad de Sangüesa cabe distinguir igualmente dos zonas: una situada al norte de la merindad, que abarca todos los valles pirenaicos y prepirenaicos que se extienden hasta la Cuenca de Pamplona y la sierras de Izco; y una segunda zona que se extiende al sur de estas dos sierras hasta el límite con la merindad de Olite y las sierras de Ujué y Peña.
La zona I abarca una extensión de 45.000 Ha, poco más de 15% de la superficie agraria de la merindad, de donde se obtiene una producción (1981) de 255.000 toneladas de productos agrícolas al año.
Predominan la superficie cerealistas (18.922 Ha) y los barbechos (12.330 Ha), figuran a continuación los prados naturales (6.254 Ha). cultivos forrajeros (4.099 Ha) y patata (2.210 Ha).
La producción supera las 255.000 toneladas; destaca la hierba derivada de prados naturales con cerca de 82.000 toneladas, figura a continuación la producción de forraje verde con 71.000, de las que 45.000 corresponden al obtenido en praderas polífitas, 12.000 Tm son de vez y 11.000 de alfalfa; el resto es esparceta, cereal y remolacha forrajera. El cereal alcanza 56.281 toneladas, de las cuales corresponden a cebada 30.500, a trigo 23.600 y 2.300 de avena. La producción de patata se acerca a 40.000 toneladas, de las cuales 18.000 corresponden a patata de siembra, que se obtiene en las zonas altas y frías comprendidas entre los valles de Erro y Roncal, sobresalen Jaurrieta, Abaurrea Alta y Ochagavía.
Las labores agrarias derivadas de estos cultivos suponen más de 2 millones de horas de trabajo (manual y motorizado); corresponden al cultivo de la patata más del 35%. El cereal, hortalizas y los cultivos forrajeros ocupan un 45%.
La zona II de la merindad es más limitada y cubre una extensión de unas 22.000 Ha; de vocación cerealista y vitícola, la superficie de cereal (11.307 Ha) cubre la mitad de la superficie, siendo importante la de barbechos (5.799 Ha) y viñedo (2.499 Ha), la mitad de ésta última se localiza en los municipios de Aibar, Sada de Sangüesa, Eslava y Sangüesa.
La producción agrícola alcanza el volumen de 74.000 toneladas; destacan los cereales con 34.000; la vid, 9.650; los cultivos forrajeros, 8.380 y las hortalizas, 6.960. Las producciones cerealistas principales son la cebada con 23.000 toneladas, el trigo con 7.000, el maíz (3.000) y la avena (1.000). La producción forrajera consiste principalmente en alfalfa con 13.500 toneladas y veza con 2.000.
El trabajo desempeñado para realizar los cultivos mencionados se estima en más de 1,4 millones de horas, correspondiendo el mayor nivel de actividad a los cultivos de vid (525,350 horas), hortalizas (304.500), cereales (246.000) y frutales (228.100).
Merindad de Estella
La merindad de Estella corresponde a otra zona climáticamente distinta de las anteriores, con un nivel de isoyetas de 450 a 750 (l/m2 año).
Se pueden distinguir agrícolamente dos zonas, una primera, de clima semiárido de estepa y sabana, con pluviosidad por encima de 500 l/m2 año).
La primera abarca toda la superficie situada al norte de los municipios de Viana, Lazagurría, Sesma, Lerín y Mendigorría. La segunda, los municipios de Viana, Lazagurría, Sesma y Lerín y los situados al sur de estos comprendidos entre las cuencas de los ríos Ebro y Ega.
La zona I comprende una extensión de más de 62.000 Ha; el cultivo del cereal (411.395 Ha) cubre cerca de dos terceras partes; la superficie de barbecho alcanza más de 9.500 Ha; figura como segundo cultivo la vid, con 3.632 Ha, y los prados naturales con 2.309 Ha; el regadío alcanza 1.775 Ha. La producción de cereal se acerca (1981) a 120.000 toneladas, de las cuales 75.000 corresponden a cebada, 20.000 a trigo y 4.000 a avena.
En los municipios situados al norte de esta zona, y localizados en las laderas de las divisorias montañosas de la merindad (Sierra Andía, Urbasa, Sierra Santiago de Lóquiz, Sierra de Codés y Montes de Cantabria), área más lluviosa que el resto de la merindad, se obtienen producciones de cultivos forrajeros próximos a 411.000 toneladas de forraje verde (alfalfa y vera) y 20.000 de hierba y heno de prados naturales.
Otras producciones agrícolas son la patata, con 16.572 toneladas año, hortalizas con 11.440 y vid con 9.356. Los municipios con mayor extensión de viñedo son: Arróniz, Bargota, Los Arcos, Dicastillo, Allo y Cirauqui. También se caracteriza esta área por la producción de cultivos industriales, (4.200 toneladas), siendo los principales productos: tabaco (1.200), remolacha azucarera y menta.
Esta zona exige un nivel de actividad de cerca de 3,5 millones de horas de trabajo. Los cultivos que requieren mayor número de horas de dedicación son el cereal (812.000 horas), las hortalizas (779.000), el viñedo (667.000) y la patata (344.000 horas).
La zona II de la merindad de Estella tiene una extensión de cerca de 40.000 Ha. El cereal (15.997 Ha) cubre cerca del 40% de la superficie de cultivo. También, es importante la superficie de barbechos con algo más de 9.000 Ha.
La superficie de regadío, que abarca una extensión de 8.000 Ha, destaca en los municipios de Viana (2.760 Ha), Mendavia (1.468), Lodosa (930) y Azagra (732).
Otros cultivos importantes son las hortalizas (5.669 Ha), el viñedo (4.422), la patata (1.319) y los frutales (1.280).
La producción agrícola de esta zona asciende a 202.000 toneladas año, siendo los principales productos obtenidos las hortalizas, con cerca de 71.000. Entre ellas destacan: tomate (21.400 Tm), pimiento (8.700), coliflor (8.700) espárrago (8.330), alcachofa (5.030), col y berza (3.000), judía verde (1.200) y cebolla y puerro (1.000). Los cereales alcanzan una producción de 48.600 toneladas, de las cuales 41.000 corresponden a la cebada y 7.000 al trigo.
Se obtienen también 25.000 toneladas de forraje verde, de las cuales 21.000 son de alfalfa y 3.000 de veza. La patata alcanza una producción de cerca de 23.000 toneladas, y de uva se obtiene una producción promedio de 14.000 toneladas año. Los municipios con mayor extensión de vid son, dentro de la denominación de origen Rioja: Azagra (1.033 Ha): Andosilla (630); Viana (596); Mendavia (411); San Adrián (349) y Sartaguda (30) y dentro de la denominación de origen Navarra: Lerín (470) y Cárcar (330).
En relación con la producción de frutas, las más importantes son: melocotón (6.000 Tm), manzana (2.800), pera (2.700), almendra (800) y cereza (400). De los cultivos industriales (5.500 Tm) corresponde a la remolacha azucarera cerca del 94% de la producción.
El volumen de actividad se acerca a nueve millones de horas de trabajo al año. Los cultivos con mayor nivel de ocupación de mano de obra son hortalizas (5,5 millones), viñedo, (1 millón), frutales (895.000), patata (578.900) y cereales (516.500).
Merindad de Olite
La merindad de Olite posee una caracterización climática de zona semiárida de estepa y sabana, con excepción de la zona de la Valdorba, que corresponde a una zona húmeda. de estepa y sabana. Geográficamente se distinguen dos zonas, una que se extiende a lo largo de la vertiente sur de la sierra de Izco y Sierra de Ujué, hasta la cuenca del río Cidacos, en su confluencia con el Barranco del Pastor (Pitillas), la zona de mayor altitud de la merindad, y una segunda zona situada al sur de la anterior, y que abarca los municipios situados en las cuencas de los ríos Aragón y Arga.
La zona I cuenta con más de 35.000 Ha de tierras de cultivo, de las cuales 9.415 son de barbecho. La mayor extensión de tierra labrada corresponde a los cereales (17.876 Ha), que cubren la mitad de la superficie de cultivo de esta zona, siguiéndole en importancia el viñedo (4.991 Ha).
El regadío no llega a las 1.800 Ha supone únicamente el 5% de la superficie total de cultivo.
La producción agrícola de esta zona asciende (1981) a 105.421 toneladas, de la cual la mitad corresponde a cereales; la uva alcanza el 20%. Dentro de los cultivos cerealistas, (52.260 toneladas) corresponden 32.000 a cebada, 18.000 a trigo y 2.000 a avena.
La producción de uva se eleva a cerca de 21.000 toneladas, siendo los municipios con mayor superficie de viñedo en esta zona los de Olite y Tafalla (con más de 900 Ha) y los de Pitillas, Artajona y Ujué (con 300 Ha). Los cultivos forrajeros suponen más de 17.000 toneladas de forraje verde, de las cuales a la alfalfa corresponden 8.000, a veza 5.000 y a forraje de praderas polífitas 2.000. Del resto, aunque se obtienen menos de 10.000 toneladas al año, destacan las hortalizas, con 8.000 toneladas.
La actividad agrícola necesaria para obtener estas producciones es de 2,5 millones de horas, de las que el viñedo exige una dedicación de 1,05 millones de horas; le sigue en importancia la ocupación de mano de obra en hortalizas con 559.300 horas y los cereales con 389.550.
La zona II de la merindad de 0lite cubre una extensión de 45.000 Ha, de tierra de cultivo, de las cuales 12.308 son terreno de barbechos. La superficie de cereal (22.423 Ha) es la más extensa, cubriendo cerca del 50%. Le siguen en importancia las hortalizas (4.563 Ha) y la vid (3.068).
El regadío, con más de 10.000 Ha, supone cerca de una cuarta parte de la superficie de cultivo; sobresalen Peralta (2.257 Ha), Murillo el Cuende (1.617), Falces (1.190), Funes (949), Marcilla (789) y Miranda de Arga (640).
La producción agrícola de esta zona es de 282.142 toneladas. Destacan los cereales con 92.050 toneladas, las hortalizas, con 62.862 toneladas y los cultivos industriales y forrajeros con producciones alrededor de 50.000 toneladas.
Las cantidades de cereal siguen este orden: cebada (45.800 Tm), trigo (19.800), maíz (de regadío 20.500) y avena (cerca de 3.000).
El segundo grupo de productos recolectados es el de hortalizas, con los siguientes productos: tomates (31.000 Tm), pimiento (12.100), alcachofa (8.500), espárrago (6.500), coliflor (2.000) y guisante verde, cebolla y ajo alrededor de 1.000 toneladas cada uno.
En los cultivos industriales destaca la remolacha azucarera con cerca de 48.000 toneladas, obteniéndose otras producciones como soja, menta, regaliz, etc.; en los forrajeros sobresale la producción de alfalfa, con 49.700 toneladas. y de veza con 2.900.
Otras producciones con menor volumen son las frutas (7.800 Tm) y la uva con 8.825. Los municipios con mayor extensión de viñedo son Falces (752 Ha), Peralta (443), Funes (361), Larraga (271) y Miranda de Arga (242).
Merindad de Tudela
La merindad de Tudela tiene el clima más continental de Navarra, de tipo árido, según el índice de Lang, con pluviosidad entre 400 y 500 litros por m2. Cuenta con una superficie de cultivo de 93.141, de las que 21.493, son terreno en barbecho. La superficie dedicada al cultivo de cereales (45.856 Ha) representa casi la mitad del área cultivada en la merindad. La de regadío abarca una extensión de 39.539 Ha, el 42%.
Los municipios con mayor superficie de regadío son: Tudela (4.859 Ha), Corella (4.037), Cortes (2.964), Carcastillo (2.811), Buñuel (2.807), Cintruénigo (2.750), Ablitas (2.454), Cascante (2.203), Ribaforada (2.131), Milagro (1.459), Villafranca (1.455), Valtierra (1.256) y Arguedas (1.021).
La producción agrícola asciende (1981) a 559.708 toneladas año. Las mayores cantidades corresponden a forraje verde, con más de 200.000 toneladas, a cereal con cerca de 160.000 y a hortalizas con más de 100.000.
La producción de forraje verde consta principalmente de alfalfa, con 198.000 toneladas; los municipios con mayor superficie de cultivo de este producto son: Corella (600 Ha). Tudela (484). Cortes (378), Cintruénigo (348), Castejón (265), Buñuel (260), Carcastillo (240), Mélida (2111), Valtierra (200) y Ablitas (112).
La producción de cereal de la merindad consiste principalmente en maíz, con 85.000 toneladas (obtenidas en regadío): cebada, 55.000 y trigo, 18.000; la de hortalizas, en tomate, 33.000 Tm; pimiento, 11.500; alcachofa, 9.000; espárrago, 9.000; cebolla, 7.000: coliflor, 6.000; lechuga, 4.000.
Entre los cultivos industriales cabe reseñar básicamente, la remolacha azucarera con cerca de 42.000 toneladas. Se obtienen también otras producciones poco relevantes de tabaco y soja.
La cosecha de uva oscila alrededor de 23.000 toneladas. siendo los municipios con mayor extensión de viñedo, por orden de importancia, Corella, Cascante, Cintruénigo, Ablitas, Tudela, Fitero, Monteagudo y Murchante.
En la producción de fruta es la zona más importante de Navarra, con más de 16.000 toneladas al año; destacan las cosechas de 5.500 Tm; manzana. 4.000; melocotón, 4.000; almendra, 1.500 y cereza. 1.300.
La obtención de las producciones conseguidas requieren un volumen de trabajo de más de 13 millones de horas. Las hortalizas (6 millones de horas), cereal (1.9), viñedo (1,6) y frutales (1,5) son los principales.
El alto índice de mecanización alcanzado en el campo navarro ha permitido un importante nivel de racionalización del trabajo y la producción agraria.
También se considera como maquinaria representativa en Navarra, dada la orientación ganadera de amplias zonas, las ordeñadoras mecánicas, 1.658 en 1978 y cerca de 2.000 en 1982.
El índice de mecanización agraria en Navarra resulta muy superior a la media nacional.
La distribución de maquinaria agraria, es muy desigual en Navarra, si bien se relaciona con la especialización agraria de cada merindad. Tal es el caso de las ordeñadoras mecánicas concentradas en la zona I de la merindad de Pamplona, área especializada en ganado vacuno de leche.
Las cosechadoras de forrajes se concentran principalmente en las zonas I de las Merindades de Pamplona y Sangüesa, ambas zonas de ganado vacuno, de leche y carne respectivamente.
Las empacadoras se distribuyen más equitativamente en todo el territorio dado que sirven tanto para cereal como para forraje y heno. El motocultor se agrupa en mayor medida en las merindades meridionales, áreas donde se sitúan las producciones de regadíos intensivos. El tractor es la maquinaria agraria con distribución más equitativa; al ser su utilización más generalizada tanto en explotaciones agrícolas como ganaderas, su grado de intensidad es muy similar para toda Navarra, si se exceptua la mayor concentración en la zona I de la Merindad de Pamplona.
La cosechadora de cereal se concentra en mayor medida en las merindades que además de tener una vocación cerealista, disponen de explotaciones de mayor dimensión (Estella, Olite, Tudela).
La combinación de los factores de producción considerados como tierra, ganado, maquinaria y mano de obra, agrupados en unidades de producción da lugar a las explotaciones agrarias.
El número de explotaciones agrarias ha disminuido en Navarra; las 43.711 explotaciones de 1972 eran 39.893 en 1978 y 38.472 explotaciones en 1981.
El nivel de utilización de los factores productivos agrarios puede valorarse a partir la carga de trabajo desarrollada en las explotaciones agrarias como promedio anual.
El sector específicamente agrícola genera el 60,3% de la carga de trabajo, frente al 39,06% de la ganadería y sólo el 0,64% de la actividad forestal.
Por niveles de ocupación, las principales actividades agrarias son, hortalizas (18 millones de horas/año); ganado vacuno (11 millones); porcino (6,6); ovino-caprino (5,9); viñedo (5,5); cereales grano (5,3) y frutales (3,6).
El régimen de disfrute en propiedad, supone el 73% de la superficie agraria, en la que quedan incluidas 205.000 Ha de montes de titularidad pública. En sistema de arrendamiento únicamente se explota el 19% de la superficie agraria. Sin embargo, excluida la superficie forestal y los pastos sobre terrenos llecos (unas 400.000 Ha en total), el nivel de arrendamiento asciende al 34%.
Todo lo anterior determina que la superficie agraria explotada en régimen de propiedad privada suponga únicamente el 52% de la superficie agrícola-ganadera normalmente utilizada para la actividad agraria.
En este régimen de explotación destaca la importancia del terreno comunal (comunes*), que alcanza el 45% de la superficie geográfica y el 35% de la agrícola-ganadera.
Balanza comercial
Recoge el total de adquisiciones y ventas de productos agrarios, en fresco e industrializados, realizadas fuera del territorio navarro.
La diferencia entre ventas y adquisiciones da lugar al saldo comercial (agroindustrial), y sirve para medir la diferencia entre oferta y demanda agrarias de Navarra.
Para el ejercicio de 1981/1982 presenta un saldo positivo de 300.449 toneladas de productos; las ventas a 1,52 millones de toneladas y las compras a 1,22 millones de toneladas.
Los capítulos comerciales agroindustriales, en los que Navarra presenta mayor superávit y déficit comerciales son las siguientes por orden de importancia:
Superávit Comercial Agrario de Navarra
Productos para la alimentación del ganado (221.230 Tm); Hortalizas y legumbres en conserva (181.750); Productos para la alimentación humana (63.311); Patata (57.861); Vinos y licores (43.046); Productos derivados lácteos (30.0); frutas en conserva (17.500) y cultivos forrajeros (10.700).
Déficit Comercial Agrario de Navarra
Madera en rollo y aserrada (186.950 Tm); Cultivos industriales (59.000); Fruta fresca (33.259). Aceites y grasas (13.700); leche de vaca y oveja (13.215); Pescado (10.100), y hortalizas frescas (8.521).
El superávit comercial se configura fundamentalmente con productos agrarios industrializados, a excepción de la patata y cultivos forrajeros. El saldo deficitario es generado por los productos agrarios en fresco, si se exceptúa el aceite y la madera aserrada (35.000 Tm).
La economía agraria Navarra es preferentemente agroindustrial y la mayor parte de la producción agraria y de las compras agrarias fuera de Navarra son posteriormente industrializadas en la región, para su ulterior consumo dentro y colocación fuera como productos fundamentalmente agrarios transformados industrialmente.
Compras de productos agroindustriales fuera de Navarra
productos agrarios en fresco: cereales (trigo 81.000 Tm, cebada 142.000 Tm y maíz 80.000 Tm); leguminosas grano (4.500 Tm de alubia blanca y garbanzo); patata de consumo (2.350 Tm de patata temprana); cultivos industriales (61.000 Tm de soja y 8.850 Tm de girasol); Hortalizas frescas (67.500 Tm para consumo directo humano y 32.000 Tm para la industria conservera); frutas frescas (47.030 Tm para consumo directo humano -cítricos, plátanos, uva- y 9.500 Tm para la industria conservera); uva para vinificación (4.100 Tm); ganado vivo (22.464 Tm, que corresponde a 9.500 cabezas de terneros de leche, 3.000 cabezas de terneros semiengordados, terneros cebados 9.835 cabezas, corderos 72.875 cabezas, equino 500 cabezas, lechones 71.300 cabezas, cerdo engordado 51.200 cabezas; chivos y cabritos 3.215 cabezas, pollos engordados 4.708.708 cabezas, conejos 42.000 cabezas, aves de un día 4.158.000 cabezas); pescado (7.220 Tm para consumo directo humano y 9.980 Tm para secado industrial); leche (91.603 Tm de vaca y 1.574 de oveja); huevos (4,2 millones de docenas); madera en rollo (317.210 metros cúbicos de madera de pino, roble, madera tropical, y pino para papelera).
productos agrarios industrializados: Productos para la alimentación humana (pastas, sopas, bollería, turrones, etc. 27.000 Tm, y harinas 21.900 Tm); Productos para la alimentación del ganado (43.090 Tm de piensos y correctores de piensos); hortalizas y frutas en conserva (1.380 Tm); vinos y licores (28.000 Tm de vino para la industria vinícola y consumo directo humano, licores y vinos aperitivos el resto); subproductos de la uva (15.800 Tm); aceites y grasas (18.000 Tm de aceite de semillas, 8.000 Tm de aceite de oliva y 6.200 Tm de otros aceites y sebos); carne (1.500 Tm de carne de vacuno para consumo humano y 9.016 Tm de carne para embutidos); derivados lácteos (2.020 Tm); bebidas analcohólicas (15.000 Tm de bebidas refrescantes y cerveza); pieles (curtidos y sin curtir 4.250 Tm); melazas y derivados (12.000 Tm) y madera aserrada.
Ventas de productos agroindustriales a fuera de Navarra
La venta pueden igualmente subdividirse en dos grupos:
productos agrarios en fresco: cereales (Trigo 42.720 Tm cebada 221.000 Tm y maíz 37.908 Tm); patata (46.561 Tm de patata de consumo y 13.650 Tm de patata de siembra); cultivos industriales (Tabaco verde 1.561 Tm): cultivos forrajeros (alfalfa 12.000 Tm): hortalizas en fresco (60.979 Tm); fruta en fresco (23.273 Tm), ganado en vivo (28.772 Tm que corresponden a 566 terneros de leche, 21.019 terneros engordados, 126.476 corderos, 320.300 lechones, 243.200 cerdos engordados, 2.663 cabezas de equino, 2.362 cabritos y chivos, 1,2 millones de aves de engorde, 79.000 conejos y 2,64 millones de aves de un día): huevos (4.882 Tm); lana (754 Tm); madera en rollo (26.200 Tm), y leche refrigerada (10.000 Tm).
productos agrarios industrializados: productos para la alimentación humana (harina 76.671 Tm, gluten y almidón 5.000 Tm y bollería-galletas-pastas 24.360 Tm); azúcar (8.650 Tm); piensos simples y compuestos (264.320 Tm); hortalizas y legumbres en conserva (182.000 Tm); frutas en conserva (18.650 Tm); vinos, alcohol, licores y aperitivos (79.546 Tm); subproductos de uva (11.469 Tm); aceite y grasas (18.500 Tm); bebidas analcohólicas y cerveza (20.600 Tm); leche de vaca pasteurizada (69.961 Tm); derivados lácteos (31.750 Tm); Pieles (curtidas y sin curtir 4.635 Tm); melazas y derivados (9.000 Tm); madera aserrada (135.200 Tm).
(Seguro agrario*).