AGRARIO, PAISAJE
AGRARIO, paisaje
Los paisajes agrarios o rurales, es decir, los paisajes originados por la combinación de estos cuatro elementos fundamentales, ager, saltus, hábitat y caminos, son en Navarra muy variados, porque en su formación han intervenido, a lo largo de la historia, varias culturas rurales, y porque aquí confluyen cuatro grandes ambientes bioclimáticos distintos. Las variables son muchas, y los tipos y subtipos que se distinguen también, pero podrían reducirse a los cinco.
Valles cantábricos de la Navarra Húmeda del Noroeste
Piezas básicas del paisaje rural en la zona templado-fría de tipo atlántico son los campos cercados (Cerca*), el hábitat disperso (Asentamiento rural*), los helechales y las frondosas caducifolias. El ager o espacio cultivado supone poco frente al saltus o espacio inculto, y el hecho de que en aquél tengan más relevancia los prados de siega que los cultivos propiamente dichos indica el papel fundamental que aquí desempeña la ganadería*, sobre todo la bovina del país o pirenaica y las de raza extranjera frisona y pardo alpina, y la ovina de raza lacha. Se trata del clásico policultivo atlántico europeo, intensivo, promiscuo y de finalidad ganadera, con una planta básica sustentante (maíz), otra que se enrosca a su tallo (alubia) y una tercera intercalada (nabo). Este sistema agrario va retrocediendo en favor de las plantas forrajeras y de los prados naturales y artificiales; y gracias a los fertilizantes químicos y a la modernización de los establos pierden relevancia los helechales, tradicionalmente utilizados como materia prima para la fabricación de estiércol, que ha sido imprescindible en el cultivo de las tierras frías y ácidas. El saltus forestal sigue estando dominado por los bosques de frondosas caducifolias e higrófilas atlánticas (haya, roble, castaño, fresno) y los matorrales de degradación antrópica formados por brezos, helechos y árgomas. La red viaria rural no tiene la típica disposición radial propia de las áreas con asentamientos concentrados; nota distintiva son los caminos hundidos, delimitados por tapias o setos y más o menos abarrancados.
Valles Pirenaicos
En las partes más altas del NE de Navarra se da un tipo de paisaje rural que en Geografía se califica de alpino; sus notas más importantes son el escalonamiento bioclimático, la trashumancia, las almadías y la agricultura de montaña. Por encima del bosque mediterráneo, acantonado en foses y solanas especialmente abrigadas, se extiende el piso montano y submediterráneo de robles y, sobre todo, de pino silvestre, y en las vertientes orientadas al N y NO, de hayas y abetos. A partir de los 1.600-1.700 m desaparecen éstos y más arriba de 1.800-1.900 m aquéllas, siendo sustituidos por el bosque subalpino de pino negro (Pinus uncinata), el cual va, poco a poco achaparrándose y aclarándose hasta dejar paso a los prados alpinos. La trashumancia afecta al ganado lanar (en siglos pasados también trashumaba el bovino) y se establece entre los valles de Roncal y Salazar y las Bardenas Reales y corralizas de la Ribera, a donde bajan los rebaños y pastos en septiembre y de donde vuelven en mayo o junio para pasar el verano en el piso de los prados supraforestales alpinos o alpinizados. Hay también una especie de trasterminancia del ganado caballar de monte y en especial del ganado bovino, este último entre los pueblos y los bordales de las montañas. La exportación de la madera valiéndose de los ríos mediante el sistema de las almadías, que bajaban hasta el Ebro, tuvo gran importancia desde el siglo XVIII hasta 1950. La agricultura se reduce al fondo de los valles y a ciertas onduladas superficies de denudación, como la de Burguete y la del interfluvio Aézcoa-Salazar. y concierne a cultivos especialmente resistentes al clima, como el centeno. la patata tardía de siembra y ciertas plantas forrajeras. En épocas de presión demográfica se practicaba también, hasta finales del siglo XIX. la típica agricultura itinerante de las montañas europeas, basada en el descuaje y la roza de un trozo de monte, la quema de su maleza y el abonado con las cenizas resultantes y en su cultivo durante varios años hasta que, agotado, se dejaba en reposo (barbecho forestal). En los valles pirenaicos los asentamientos humanos son concentrados y de pequeño tamaño (menos de 100 hab. la mayoría) y están formados por casas de dos o cuatro aguas con techumbre de 40º-50º de inclinación y teja plana y roja, paredes gruesas y de tres plantas.
Cuencas prepirenaicas
El paisaje agrario formado por la cerealicultura de campos abiertos (openfield) y pequeñas aldeas o lugares se extiende, no solo por las Cuencas de Lumbier-Aoiz y Pamplona, sino también por la parte S de los Valles Pirenaicos y la N de la Zona Media, es decir, aproximadamente por la Navarra bioclimáticamente submediterránea, aquélla que tendría, antes de la intervención destructora del hombre, bosques mixtos de frondosas más o menos marcescentes, como el quejigo (Quecus faginea) y el roble pubescente (Q. pubescens), pinares de Pinus silvestris, frondosas atlánticas en las umbrías más altas y encinas en las solanas y foces abrigadas y secas. Cebada y trigo ocupan cada año casi todo el espacio cultivado. Tradicionalmente los cereales alternaban, en hojas o manos comunitarias, con las leguminosas (haba, alholva, veza) y el barbecho, y aproximadamente un 10% del ager se reservaba para las viñas. La mecanización de las labores del campo, el empleo masivo y racional de los fertilizantes químicos y la oferta de mano de obra industrial antes de los años 70, acompañada de un intenso éxodo rural, origino la ruptura del sistema de cultivo que había regido durante siglos y la consiguiente transformación del paisaje rural: desaparecieron las hojas colectivas, los rebaños comunales, el cultivo de la vid, que normalmente se daba en los carasoles, y el barbecho, disminuyó mucho la superficie ocupada por las plantas leguminosas y aumento la de las forrajeras, especialmente en las áreas más lluviosas. La pequeña aldea de menos de 100 habitantes es la unidad de poblamiento característica de las Cuencas mencionadas y de la parte septentrional de la Zona Media. En la de Pamplona, 95 tenían en 1981 menos de 100 hab., 14 entre 100 y 250 y otros tantos más de 250, precisamente los cercanos a la ciudad e incluidos en su área metropolitana. En la Cuenca de Lumbier-Aoiz, de los 71 lugares existentes, 65 tenían menos de 50 hab. y había además una treintena de despoblados.
Paisajes mediterráneos
Son principalmente los establecidos por romanos y árabes en el S de Navarra, de acuerdo con estos caracteres de su régimen pluviométrico: cuantía anual escasa, anárquica distribución intermensual de las lluvias y, sobre todo, verano seco. Estas condiciones resultan ser poco favorables a la recuperación espontánea de los encinares, coscojares y pinares de pino carrasco que hubo aquí originariamente y que el hombre taló, en el transcurso de los siglos, para roturar y sembrar, leñar y carbonear y para que pastasen sus rebaños. Por eso, en la actualidad dominan en el saltus las garrigas empobrecidas y las xeroestepa, frente al bosque claro y la maquia, que se conservan, bastante deteriorados, como reliquias, en el Vedado de Eguaras, La Negra, Carcastillo y Cáseda. La sequía estival explica la elección y difusión de esta trilogía de cultivos clásicos, trigo, vid y olivo, que fructifican antes del pleno verano o que son capaces de vivir en ambientes áridos; y de la oveja y la cabra como animales resistentes a los desplazamientos largos que exige la trashumancia. La irregularidad interanual del régimen pluviométrico lleva a la solución del policultivo. Y ambas circunstancias adversas se vencen con la mejor de las soluciones, el regadío. El policultivo es casi obligado en las áreas de secano, porque la irregularidad pluviométrica se traduce en años buenos y malos o buenos para ciertos cultivos y malos para otros; en el regadío está determinado principalmente por factores socioeconómicos (autoabastecimiento familiar y local, trabajo escalonado a lo largo del año, fluctuaciones de los precios, etc. ). Areas típicas de policultivo de secano (en ocasiones se trata de cultivo promiscuo), en franco retroceso por razones de comodidad y económicas, son la Navarra Media y el somontano del Sistema Ibérico, y de policultivo de regadío las riberas de los grandes ríos. Según sea el cultivo más destacado es posible distinguir, dentro del primero, los de base cerealista (año y vez y cultivo continuo, sin barbecho), vitícola y olivarera, y dentro del segundo, los de base forrajera, maicera, hortícola y frutera. Grandes extensiones desiertas, pocas entidades de población, que son además de tamaño grande (más de 1.000 hab. casi todas), estructura compacta de tipo urbano, emplazamientos defensivos, situadas las más de las veces en el contacto del secano con el regadío, y de las que irradian en todas direcciones los caminos rurales: tales son los otros aspectos importantes del paisaje rural de la Navarra mediterránea. (Agricultura:*).