CERCA
CERCA
Cerramiento de campos y, sobre todo, prados, hechos o preparados por el hombre para evitar que el ganado propio salga o el ganado ajeno entre en ellos; también se les llama en Navarra cercos, cerraduras y cierres. Es un modo de limitar las parcelas muy distinto de las simples lindes; características de los paisajes de openfiel o campos abiertos. Son de muy diversos tipos. Unas están construidas con piedras, sea hincadas en el suelo, sea superpuestas en forma de tapia o pared con o sin argamasa que las traba; hay buenos ejemplos de losas o lajas hincadas en los valles cantábricos de la Navarra Húmeda del Noroeste, como Baztán-Arana, donde se utilizan para ello las areniscas rojizas del permotrías; y de paredes o muros a un lado y otro y a lo largo de los caminos que salen de los asentamientos rurales, principalmente ganaderos, donde se ha practicado o se sigue practicando el pastoreo por los montes en régimen de semilibertad. Para las cercas vegetales, menos sólidas que las de piedra, se aprovecha el arbolado y, en particular, el matorral espinoso que crece espontáneamente o el que se planta para tales menesteres; cuando abundan los árboles y arbustos en las lindes de los campos de una zona determinada dominada más por el saltus que por el ager, se hablan de “bocage” (así en algunas partes de Baztán). A veces las cercas se hacen en su totalidad o en parte con seto de palitroques (como se dicen en algunas ordenanzas rurales) separados por menos de un palmo y ligados entre sí por palos, varillas o ramas flexibles de fresno, aliso o haya. Más excepcionales han sido las cercas (lubaki, lubai) formadas por el doble obstáculo paralelo de una zanja o acequia ancha y llana y un caballón o lomo de tierra levantado con la que se extrajo al excavar aquella y en ocasiones plantado con seto vegetal de espino albar. Desde finales del siglo XIX se fueron difundiendo las cercas de alambre espinoso, y en la segunda mitad del siglo XX las constituidas por hilos electrificados. Hay cercas individuales, las que hace cada campesino en las parcelas de su propiedad o del comunal que goza, y cercas “en universo” “en congreso” o “en comunidad”, levantadas colectivamente para cercar un grupo de parcelas correspondientes a diferentes explotaciones y dedicadas a cultivos. Por esto las cercas en universo están ahora menos extendidas que las individuales y siempre han sido y son propias de las pequeñas llanuras o vegas fluviales, casi las únicas que pueden dedicarse al cultivo agrario. Los paisajes de campos cercados suelen ser también, al igual que en toda la fachada atlántica de Europa, paisajes de hábitat disperso. En Navarra las cercas y los asentamientos diseminados son principalmente propios de los valles cantábricos, pero también se dan las primeras aunque sin dispersión de las viviendas en los valles de la Navarra Húmeda del Noroeste drenados hacia el Ebro y aun en otros prepirenaicos e incluso de la Navarra Media, donde abundan las precipitaciones y también, por eso, los prados naturales o artificiales, y el pastoreo libre por el saltus. En la Ribera los campos cercados se limitan a los huertos inmediatos a los pueblos y dedicados al cultivo de hortalizas y frutales de consumo familiar; acostumbran a estar cerrados con paredes; también aquí es clara la tendencia a su desaparición o a su sustitución por alambradas u otras cercas metálicas prefabricadas.