QUEJIGO
QUEJIGO
Fam. Fagáceas. Árbol de hasta 20 m de altura cuando vive en condiciones ecológicas óptimas. Frecuentemente es un arbolillo o un arbusto. Se caracteriza por mantener sus hojas en las ramas hasta la aparición de las nuevas en primavera. Dichas hojas son verdes y activas durante el invierno o normalmente se mantienen muertas. A este tipo de hojas se la denomina marcescentes y al árbol semiperennifolio. La copa es redondeada o elipsoidal y proyecta media sombra. El tronco es derecho en los individuos esbeltos y retorcido en los maltratados. La corteza es muy rugosa y de color pardo ferruginoso. Las hojas son alternas, con pecíolo de 4 a 20 mm. El limbo es bastante coriáceo y de contorno muy variable. Generalmente adoptan una forma elíptica u obovada, con borde sinuado-dentado y con 5 a 12 pares de dientes, a veces espinosos como en la carrasca. Las hojas son muy variables, incluso las que desarrolla un mismo pie de planta en su parte superior e inferior de la copa. Siempre son brillantes por el haz y más o menos tomentosas grisáceas por el envés. Las bellotas son cortamente pedunculadas y se disponen en grupos. La cúpula es de 25 por 12 mm y tiene las escamas anchamente lanceoladas. El fruto madura en septiembre. La frecuente hibridación del quejigo con otros robles como Q. robur, Q. pubescens, Q. pyrenaica y con la encina Q. ilex y carrasca Q. rotundifolia dificulta enormemente la identificación de este roble. El quejigo es una especie heliófila, termófila y en Navarra calcícola. Prefiere las calizas y margas, pero puede vivir en sustratos silíceos e incluso en los yesos. Se desarrollan bajo sus formaciones suelos profundos y fértiles. El papel ecológico mejorante de los suelos, efectuado por este roble es de primordial interés en el área submediterránea y mediterránea en Navarra. Evita la erosión coluvial, la escorrentía exagerada, el exceso de insolación y la acción directa de los meteoros sobre los suelos poco evolucionados, especialmente en los instalados en laderas pendientes. En la Navarra Media el quejigo ocupó en el pasado grandes extensiones, junto con la carrasca, especie a la que acompaña frecuentemente. El territorio del quejigal se encuentra hoy ocupado normalmente por cultivos cerealistas. El quejigal en régimen adehesado es de un gran valor estético y permite la instalación de pastos semisombreados en el verano, que pueden soportar una ganadería productiva en régimen extensivo.