SANTIAGO, CAMINO DE
Se conoce con este nombre al camino que conduce hasta la tumba de Santiago el Mayor, en la catedral de Compostela, próxima al Finisterre gallego. Un lugar que es y ha sido foco de irresistible atracción para el hombre a lo largo de milenios.
Para algunos es el punto en que recalaron los supervivientes de la Atlántida, el pico en donde varó algún extraviado navío diluvial (la leyenda gallega hace a la ciudad de Noya fundación de Noé y a su ría lugar de desembarco del arca bíblica), o el enclave principal para los ritos de los ligures en su culto al dios Lug.
Entre los siglos VIII y VI a.C. importantes contingentes de celtas gaeles llegan siguiendo la Vía Láctea y se asientan en este territorio. Después son los romanos (137 a.C.), los suevos (409), los visigodos (585), los árabes (734). A partir del siglo IX esta incesante peregrinación (“la más maravillosa peregrinación que un cristiano haya podido hacer antes de su muerte” según Dante) queda marcada por el nombre del apóstol del que ya nunca se separará.
Durante los años de esplendor (siglos XI-XVI) el Camino se convierte en una enorme y variada universidad peripatética. Por sus trochas discurre la que, con plástico acierto, se ha llamado “Calle Mayor de Europa” en continua y rumorosa tertulia. A principios del siglo XII el embajador del emir almorávide Alí ben Yusuf exclama: “es tan grande la multitud de los que van y vienen que apenas dejan libre la calzada hacia occidente”.
Una calzada que hoy ofrece, a los peregrinos que de nuevo la frecuentan, testimonios de todas las civilizaciones occidentales conocidas. Y, acaso, de otras ignoradas. Desde las culturas megalíticas hasta la más reciente actualidad.
Santiago Apóstol
Se le supone nacido en Betsaida. Hermano de Juan e Hijo de Zebedeo, es uno de los discípulos preferidos de Jesús. Cristo le sobrenombra Boanerges, es decir, Hijo del Trueno. La tradición quiere que evangelice Galicia donde recluta nueve discípulos y funda dos iglesias, la de Padrón y la de Muxía, (el tercer templo lo levanta, a requerimiento de María, en Zaragoza, El Pilar). A su retorno a Galilea es decapitado en Jerusalén por Herodes Agripa. Su cadáver es conducido por sus discípulos en una barca que, guiada por un ángel, víaja en siete días de Jaffa a Iría Flavia. Tras diversas vicisitudes con la reina Lupa, que finalmente se convierte, y el tirano Fileto de Dugium, el apóstol guardado en el Arca marmórea, piedra que “se ablandó como si fuera de cera y le abrazó en si mismo haciéndose ataúd para su custodia”, queda enterrado bajo el Castro Lupario, en el bosque de Liberum Donum (Libredon).
Santiago es el primero de los apóstoles que muere en martirio, hacia el año undécimo de la pasión de Jesús, el tercero del Imperio de Claudio. Aproximadamente en el año cuarenta y cuatro de nuestra Era. De sus doce discípulos, Josías muere decapitado junto a él; Hermógenes, obispo, y Fileto, archidiácono, son mártires en Antioquía; de los restantes, todos ellos españoles, Teodoro y Atanasio cuidan la tumba del apóstol hasta su muerte siendo enterrados uno a su derecha y otro a su izquierda. Los demás (los siete varones apostólicos de la tradición) que habrían sido ordenados obispos en Roma por Pedro y Pablo, son martirizados el mismo día, 15 de mayo, en diversos lugares de la Bética: Torcuato en Acci, Tesifonte en Vergi, Segundo en Abula, Indalecio en Urci, Cecilio en Iliberis, Hesiquio en Carcesa, Eufrasio en Iliturgis.
El sepulcro
Hacia el año 813, un eremita llamado Payo, Pelayo o Pelasgo, que vive cerca de la iglesia de San Fiz de Solovio, en la actual Compostela, contempla sobre una colina próxima una lluvia de estrellas durante varias noches seguidas. Avisa a Teodomiro, obispo de Iría Flavia, y encuentran el sepulcro de Santiago junto al de sus discípulos. Reina Alfonso II de Asturias que manda construir un templo y comunica el hallazgo a Carlomagno y al Papa León III.
La noticia se propaga velozmente por la cristiandad y comienzan las peregrinaciones. El seis de mayo del ochocientos noventa y nueve Alfonso III consagra un nuevo templo. Será destruido en agosto del novecientos noventa y siete por Almanzor que, no obstante, respeta el sepulcro del Apóstol (las campanas viajan -a hombros de cristianos- hasta la Mezquita de Córdoba, donde se usarán como lámparas hasta que Fernando III -a hombros de musulmanes- las devuelve a Santiago). El obispo Pedro de Mezonzo restaura la iglesia que vuelve a desaparecer para dar lugar a la actual iglesia catedral que comienza con Diego Peláez (1078) y concluye con Diego Gelmírez. El broche de oro del pórtico de la Gloria lo termina de colocar el maestro Mateo el día uno de abril de 1188.
En 1589 por temor a los ataques de Drake (en 1588, tras el desastre de la Armada Invencible, había atacado Vigo y La Coruña) el arzobispo ordena ocultar las reliquias del Apóstol. Entre 1738 y 1748 Fernando Casas Novoa construye la fachada del Obradoiro, consagrado en 1750.
El 28 de enero de 1879, siendo obispo el Cardenal Miguel Payá, se vuelven a encontrar las reliquias que son examinadas por estudiosos y científicos. Finalmente el dos de noviembre de 1884, el Papa León XIII, en la Bula Deus Omnipotens, declara solemnemente la identidad del sagrado cuerpo de Santiago el Mayor.
En las excavaciones realizadas a lo largo de los últimos cincuenta años, bajo el pavimento de las naves catedralicias, se han puesto al descubierto tumbas romanas, una necrópolis paleocristiana, una necrópolis sueva del siglo VI con grandes sarcófagos, y los restos de la basílica de Alfonso III.
Historia del Camino
Se puede considerar que la formación del Camino se remonta a los siglos VII y VIII, con la difusión de la acción evangelizadora de Santiago en la Península Ibérica. El abad de Malmesbury, San Adelhelmo, escribe de Santiago: Primitus Hispanas convertit dogmate gentes (709); Beato de Liébana recoge referencias de los catálogos greco-bizantinos de los apóstoles al respecto en su Comentario al Apocalipsis (776) y cita a Santiago “Cabeza refulgente y dorada de España” en el himno a Mauregato; el himno O Dei Verbum (785) ya menciona a Santiago el Mayor como defensor de la cristiandad. Pero es a partir del descubrimiento del sepulcro cuando la gran peregrinación se pone en marcha.
Dice la tradición que el día 23 de mayo del 844, en Clavijo (actual Rioja), en la batalla que libran las tropas de Ramiro I contra las de Abderramán II con el fin de terminar con el legendario tributo de las cien doncellas, aparece Santiago montando un caballo blanco y da la victoria a los cristianos. No será la última vez; la aparición se repite, al menos, en la batalla de Simancas (19.8.939) en que comparten honores Santiago y San Millán; en el sitio de Fernando I a Coimbra (1064) y el de Alfonso IX a Mérida (1230). Desde Clavijo, el aspecto de cruzada que reviste la reconquista se va a mezclar con la veneración al Apóstol, de tal manera que el peregrinaje a Compostela tiene un papel de catalizador, no sólo para los españoles sino para todos los europeos que ven en el Islam -dueño de buena parte del Mediterráneo- un enemigo amenazador.
El primer peregrino extranjero documentado es Gotescalco, obispo de Puy, alrededor del 950, acompañado por un cortejo de nobles de Aquitania. Su itinerario -el itinerario que recorrieron inicialmente los fieles de los reinos del norte- seguiría, bien los caminos de trashumancia, o bien la calzada romana que desde Bayona -por Vitoria y Miranda- iba a unirse en Briviesca a la calzada que saliendo de Burdeos-ya por Roncesvalles, ya por Somport (desviación Dax-Jaca Zaragoza)- se encaminaba hasta Astorga. Otra alternativa sería el camino que iba por Valmaseda-Valle de Mena-Bercedo-Espinosa de los Monteros-Reinosa-Carrión.
Seguramente fueron éstas-con algunas variantes y ramales secundarios- las rutas más transitadas hasta que Sancho Garcés III, el Mayor, establece como recorrido definitivo el que desde entonces vino a llamarse Camino Francés.
En los años que van entre el 1015 y 1035, Sancho el Mayor de Pamplona lleva por el llano de Rioja el camino que antes seguía la vía romana de la Burunda u otros caminos extraviados de Vizcaya y norte de Burgos. Aparte de razones religiosas, el impulso repoblador y la política territorial del rey navarro, le exigen tener expedito el camino militar Estella-Logroño-Nájera-Grañón-Montes de Oca-Atapuerca-Burgos. Y desde aquí, por los límites de Carrión, hasta León y Astorga.
Sancho el Mayor es el responsable principal del actual trazado del Camino, así como de otros dos fenómenos inseparables a la ruta jacobea: el florecimiento del Románico y la penetración de la influencia cluniacense. Mantiene relación con la abadía de Cluny, de donde el Abad Odilón le envía un grupo de monjes españoles. Éstos introducen o vigorizan la observancia de la regla benedictina en los principales monasterios del reino. Pero parece ser que sólo San Juan de la Peña (1025) queda enfeudado a la disciplina de Cluny; el resto (Leire, Irache, Albelda, San Millán de la Cogolla, Oña) quedan sujetos no al Papa, según la norma Cluniacense, sino a los obispos, cuyo nombramiento depende del rey.
Su obra la concluyen sus familiares y sucesores. El primer monumento románico de Castilla, la cripta de San Antolín de la catedral de Palencia, es inaugurada por el propio Sancho el Mayor en 1035, año de su muerte. Sin duda ya estaban entonces avanzadas las obras de la cabecera de San Salvador de Leire que consagra en 1057 su nieto Sancho el de Peñalén. Doña Mayor, viuda de Sancho el Mayor, construye en 1066 San Martín de Frómista. Ella o su nuera Estefanía levantan el puente de Puente la Reina. Su hijo García el de Nájera es el responsable del hospital de Irache (1051-1054) y el iniciador de la construcción de Santa María la Real de Nájera, donde funda un hospicio (1052). Su hijo Fernando dedica en 1063 San Isidoro de León y tal vez su hijo bastardo Ramiro (1063) o su nieto Sancho Ramírez (1077) la catedral de Jaca. El mismo Sancho Ramírez que sustituye definitivamente en Navarra y Aragón el rito mozárabe por el romano (1071-1083), que repuebla y da fuero a Estella (1090) y que favorece los albergues catedralicios de Jaca (1084) y Pamplona (1087-1092). Su nieto Alfonso VI impone la reforma litúrgica en Castilla y León (1078-1079) y favorece la reconstrucción de caminos y puentes desde Logroño a Santiago.
En estos años del siglo XI, el camino entra en la fase de su consolidación definitiva. Influye en ello tanto la política real como la actividad eclesiástica y la fiebre constructora. Santo Domingo de la Calzada (principios del siglo XI-1109) y San Juan de Ortega (1080-1163) son responsables de la reparación y trazado de buena parte de los caminos y puentes de Rioja y Castilla. El obispo Osmundo de Astorga (1082-1096) construye el puente de Ponferrada. Y, según el Códice Calixtino, siete artífices restauran la vía de Santiago entre Rabanal y Portomarín antes de 1120: Andrés, Rogerio, Alvito, Fortún, Arnaldo, Esteban y Pedro (que rehizo la puente miña de Portomarín).
En el año 1072 la ruta era recorrida por peregrinos “non solum Hispantae sed etiam Italie, Francie et Alemanie”. Pero es el siglo XII el de máximo apogeo de las peregrinaciones. Los caminos son ya seguros y practicables, se multiplican albergues y hospitales, la política repobladora (en parte con contingentes francos) ha hecho más transitables las regiones castellano-leonesas y, tras la deposición del obispo compostelano Diego Peláez, acusado de alta traición por Alfonso VI en el concilio de Husillos (1088), es elevado a la sede (1100) el obispo Diego Gelmírez, que durante su largo episcopado (hasta 1140) da a la ciudad de Santiago el empujón definitivo. Circunstancias importantes en la política de Diego Gelmírez son su buena relación y coincidencia de intereses con la reina (1109-1126) Doña Urraca y con el primer marido de ésta Raimundo de Borgoña, conde de Galicia y Portugal y, sobre todo, su amistad con el hermano de Raimundo, Guido de Borgoña, abad de Cluny y papa (1119-1124) con el nombre de Calixto II.
Diego Gelmírez impulsa de forma decisiva la construcción de la catedral de Santiago (consagrada definitivamente en 1211), consigue para Compostela la categoría de sede archiepiscopal y metropolitana (1120 por restauración y traslado de la metropolitana de Mérida) y durante su mandato se escribe y populariza el Codex Calixtinus* o Liber Sancti Jacobi, compilado por el clérido Goliardo (originario de Parthenay-Le-Vieux o, más probablemente de Anquins, junto a Vezelay), Aimeryc Picaud*; del que es entregado un ejemplar en la catedral de Santiago en el año 1140.
La catedral de Santiago participa, tanto en el trazado como en la planta, de una serie de características peculiares dentro del románico de lo que se ha dado en llamar arte de las peregrinaciones: grandes iglesias o basílicas con bóveda de cañón sobre perpiaños en la nave central, y bóveda de arista en las laterales; iglesias a las que se incorpora, como elemento arquitectónico revolucionario, la girola. Esta estructura admite a grandes multitudes que deambulan por la iglesia sin entorpecer las funciones litúrgicas de la nave central, y se facilita su circulación para visitar las diversas reliquias situadas en las distintas capillas de la girola. Junto a estas características aparece el triforio con sus galerías sobrepuestas a las naves laterales que circunda toda la catedral. Al menos cinco iglesias se engloban en este conjunto: San Martín de Tours, San Marcial de Limoges, San Sernín de Toulouse, Santa Fe de Conques y Santiago de Compostela.
Otro elemento que aparece con frecuencia en el románico de la ruta jacobea es el Crismón o Lábaro. En él, diversos autores han visto también una característica del arte de las peregrinaciones o, incluso, una señal de identidad de la hermandad de constructores “Hijos del Maestro Jacques”.
El fenómeno de las peregrinaciones y el subsiguiente florecimiento económico, religioso y cultural del Camino ya no decae hasta entrado el siglo XVI. A Cluny le sustituye el Cister. La Orden del Temple aparece en el Camino en 1142 (Puente la Reina) para arraigar y expansionarse en toda su longitud (Frómista, Villasirga, Ponferrada…). Al románico le sucede el gótico que da en el Camino algunos de sus frutos mayores dentro de la península (Colegiata de Roncesvalles, Catedrales de Burgos y León). Los decretos reales y las decisiones de los concilios no dejan de favorecerle: Alfonso IX otorga libre tránsito a los peregrinos, exención de portes y peajes; Alfonso X establece salvoconductos y medidas de protección y albergue, que ratifican Juan I (1390), Juan II (1434) y Enrique IV (1462). Los fueros locales y nacionales cuidan también al peregrino y establecen castigos para quien los perjudique.
Los cambios demográficos hacen posible la popularización del Camino de la Costa en el siglo XIII. Aumenta asimismo la llegada de peregrinos por las vías marítimas. En el año 1300 se consigue la ratificación del Año Jubilar por Bonifacio VIII (aún Roma no tenía este privilegio). Los Reyes Católicos dan una carta de seguro para los romeros a Santiago (1479) y establecen el 15.5.1492 el voto de Granada en favor del Hospital de Santiago; Felipe II peregrina en 1554, y en 1590 emite una pragmática dando reglas precisas sobre los peregrinos y el Camino.
Pero ya las peregrinaciones comienzan la larga historia de su decadencia. Santiago cabalga hacia otros lugares. Bernal Díaz refiere la intervención del apóstol en la batalla de Otumba (1520), Pizarro lo invoca en su lucha contra Atahualpa, Cortés contra Moctezuma. En el año 1630 el Papa Urbano VII consagra a Santiago (en dura competencia con Teresa de Ávila) único patrón de España.
Los cambios en el pensamiento humano, la aparición del protestantismo (1520) y las incesantes guerras religiosas en Europa, son algunas de las causas del descenso de la peregrinación. Erasmo ironiza en sus Coloquios sobre las peregrinaciones. Lutero rechaza el valor de las indulgencias. Incluso, un siglo antes, la Imitación de Cristo (Tomás de Kempis, 1420) dice: “Quien mucho peregrina poco se santifica”. No obstante todo ello, el caudal de peregrinos en los siglos XVII y XIII es todavía importante. En Roncesvalles se dan durante el siglo XVII, 20.000 raciones a los peregrinos, por término medio, aunque hay años (1660) en que se dan 25.000 y a veces hasta 30.000, sin contar las que se dan a pobres y mendigos. En el siglo XVIII hay varios testimonios de peregrinaciones personales (Manier, 1727; J. Bonnecase de Pardies, 1748; etc.) e incluso locales (Vierzehnheiligen en Franconia, 1743; Wies en Baviera 1745) que dan fe de la vitalidad de la peregrinación. Todavía en 1772 es necesario nombrar confesor en lengua vasca para la catedral de Santiago, dada la cantidad de vascos que peregrinan.
El siglo XIX, con la difusión del racionalismo, las frecuentes guerras civiles españolas, y el efecto de la desamortización (1835) que hace desaparecer las ya escasas alberguerías eclesiásticas del Camino, marca el punto de mínima inflexión del fenómeno jacobeo (peregrino, entonces, en el lenguaje castellano, se hace sinónimo de raro). Entre 1818 y 1828 pasan cuatrocientos romeros por el hospital de peregrinos extranjeros de la calle del Obispo de Pamplona.
A principios del siglo XX, muy poco a poco, los peregrinos vuelven a influir (Angelo Roncali, futuro Juan XIII, peregrina en 1908) aunque muy dificultados por las dos largas guerras mundiales, la guerra civil española y la crisis económica de entreguerras. Será ya mediado el siglo cuando el paso de peregrinos, aunque intermitente, empiece a resultar algo común a los lugareños. En los años cincuenta se funda la Asociación de Amigos del Camino en París. En 1962 con el lema “Camino de Santiago, Camino de Europa”, se funda la Asociación de Amigos del Camino de Santiago* de Estella; la entusiasta labor de esta asociación encabezada por Francisco Beruete y Pedro M.ª Gutiérrez Eraso, es pionera de todas las demás asociaciones que, a partir de entonces, van naciendo a lo largo del camino de España, Francia, Suiza, Alemania, e incluso en Norteamérica. En el mismo año 1962, en S. Juan Pie de Puerto se crea la “Asociación de Amigos de la Vieja Navarra” que señaliza el Camino en toda su comarca. Estas sociedades dinamizan la labor cultural creando publicaciones y congresos de historiadores, señalizan el camino en sus distintos ramales, organizan peregrinaciones, albergan y asisten al peregrino y crean entre ellas una importante red de relaciones. A la vez las instituciones civiles comienzan a mostrar un cierto interés por el camino. El Año Santo de 1965 es un jalón notable en este capítulo revitalizador (para tal ocasión, en 1965, la Diputación Foral de Navarra levanta una capilla en el lugar donde estuvo San Salvador de Ibañeta). En 1978, con motivo del XII aniversario de la Batalla de Roncesvalles las Asociaciones de Amigos del Camino de Estella y Barcelona viajan hasta Santiago donde son recibidas por el rey, Juan Carlos I.
A partir de la restauración democrática (1975-1978) y la aplicación de los Estatutos de Autonomía (el de Galicia se aprueba en 1981), el apoyo de las instituciones públicas al Camino va haciéndose notar progresivamente, desde la Corona (el rey Juan Carlos y su familia acuden reiteradamente a Santiago), hasta los gobiernos autónomos (el gallego y el navarro demuestran más interés que el resto) y las corporaciones locales (singularmente la de Santiago y la de Pamplona cuyo alcalde J. Chourraut, cumple la peregrinación en 1988).
El 23.10.1987 el Consejo de Europa instituye el Camino de Santiago como Itinerario Cultural Europeo y adopta alguna iniciativa para la difusión de la ruta y su señalización oficial. El mismo año, la Casa de Velázquez (dependiente del Gobierno francés) y el M.O.P.U. español, editan un completo trabajo de revisión de itinerarios.
La Iglesia participa también de este impulso. Junto al entusiasmo individual de ciertos clérigos (es destacable el de J.M.R Alonso y Elías Valiña, párrocos respectivos de San Juan de Ortega y de Santa María la Real del Cebrero), hay un robustecimiento de la atención a los peregrinos. Este interés culmina con la llegada del Papa Juan Pablo II a Santiago, acompañado de medio millón de jóvenes llegados de todos los países, el día 19 de agosto de 1989 y la celebración en Compostela del IV Día Mundial de la Juventud. Es la primera vez que un papa visita Santiago durante su pontificado. Una aspiración largamente esperada por la sede de Compostela.
Peregrinos
Según la Vita Nuova del Dante y las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio, hay tres modos de realizar el peregrinaje: por pura y simple voluntad, para cumplir un voto o por motivo penitencial. A partir del siglo XIII hay que añadir la atracción de la Indulgencia Plenaria que otorga el Privilegio Jubilar. No menos importancia tiene la peregrinación por delegación, cuando una ciudad o un particular envía a alguien en su lugar a pedir una merced o agradecerla. Hay, además de la penitencia religiosa -ya impuesta por un confesor o una jerarquía eclesiástica, ya voluntaria para expiar algún pecado oculto-, la que se ordena como castigo por las autoridades civiles para determinados delitos. También hay un peregrinaje profesional de artífices, constructores, carpinteros, músicos, ebanistas, miniaturistas, etc., y un peregrinaje de mendigos, tahures, rufianes, gallofos y timadores, que se unen a los posaderos y mercaderes que, con frecuencia engañan o maltratan a los peregrinos. Asimismo hay base para pensar que, desde el principio, existió un viaje jacobeo iniciático; la documentación de alquimistas célebres, y la presencia frecuente de la orden del Temple con su sugerente misterio a lo largo del Camino son posibles testimonios.
El hábito del peregrino medieval -signo distintivo de su condición de visitante de la tumba del Apóstol constaba de una túnica corta, provista de una esclavina o peregrina que le protegía del frío y de la lluvia, y un sombrero de fieltro de ancha ala, generalmente redonda (el conjunto de este uniforme llegó a llamarse en Francia pelerine). El peregrino llevaba además el bordón o báculo del que con frecuencia colgaba una calabaza seca y vacía que hacía la función de cantimplora. A todo ello se añadía la escarcela o esportilla.
Finalmente, antes de iniciar el viaje, era y es aconsejable proveerse de una guía de las muchas que, desde el Códice Calixtino, han ido apareciendo a lo largo de la historia.
Del uniforme medieval, el peregrino de hoy sólo conserva -salvo excepciones- el bordón y, sobre todo, la concha. La Concha o Venera que los peregrinos traían -tras concluir el viaje- y que ha llegado a convertirse en símbolo de la ruta jacobea.
Otra tradición que se mantiene al menos desde el siglo XIV es la del salvoconducto del peregrino, que se expide en el lugar de partida y que va recibiendo los sellos de las sucesivas etapas. Al presentarlo en la catedral de Compostela, ésta entrega un certificado del secretario capitular que da fe de la conclusión de la peregrinación, la Compostela, que sólo se obtiene cuando el viaje se ha realizado andando, en bicicleta o a caballo.
Hoy, en este renacer de la ruta jacobea, el motivo religioso sigue siendo el que mueve a una cantidad mayor de peregrinos; junto a él, hay un importante número que viaja por razones culturales, simplemente turísticas o deportivas; aunque en la mayoría de los casos las razones se entrecruzan. Es asimismo significativo el porcentaje de peregrinos que viajan por curiosidad hacia las cuestiones esotéricas. Y, aunque muy disminuida, se mantiene la motivación votiva y la penitencial. Además, el auge de final del siglo XX, ha traído la resurrección de los antiguos gallofos, que en los últimos años comienzan a frecuentar de nuevo la ruta jacobea.
El Códice Calixtino enumera los lugares de procedencia de peregrinos en el siglo XII: “A este lugar vienen los pueblos bárbaros y los que habitan en todos los climas del orbe, a saber: francos, normandos, escoceses, irlandeses, los galos, los teutones, los iberos, los gascones, los bávaros, los impíos navarros, los vascos, los godos, los provenzales, los garrascos, los lorenenses, los gautos, los ingleses, los bretones, los de Cornualles, los flamencos, los frisones, los alóbroges, los italianos, los de Apulia, los poitevinos, los aquitanos, los griegos, los armenios, los dacios, los noruegos, los rusos, los joriantos, los nubios, los partos, los rumanos, los gálatas, los efesios, los medos, los toscanos, los calabreses, los sajones, los sicilianos, los de Asia, los del Ponto, los de Bitinia, los indios, los cretenses, los de Jerusalén, los de Antioquía, los galileos, los de Sardes, los de Chipre, los húngaros, los búlgaros, los eslavones, los africanos, los persas, los alejandrinos, los egipcios, los sirios, los árabes, los colosenses, los moros, los etíopes, los filipenses, los capadocios, los corintios, los de Panfilia, los de Cilicia, los judíos y las demás gentes innumerables de todas las lenguas, tribus y naciones vienen junto a él”.
En efecto, los peregrinos llegan de todas partes del mundo y, por tanto son muchos sus puntos de partida y las rutas que siguen. Gran parte de ellos caminan atravesando Francia que se convierte así en una auténtica red de caminos jacobeos. La rue Saint Jacques, la plus longue de France, dice el emperador Carlos V. De todas estas rutas las más frecuentadas todavía hoy son las que Aimeric Picaud cita en su guía:
La Vía Tolosana o Egidiana, la de Provenza
Aimeric Picaud la hace partir de Arles aunque se puede tomar desde Fréjus o Aix. La seguían los peregrinos de Italia, Grecia y Oriente o quienes hacían a la vez la peregrinación a Jerusalén, Roma y Santiago, lo que era frecuente. También, la utilizaron los peregrinos del sur de Alemania, quienes la alcanzaban en Nimes y la llamaban Ober Strasse. Esta misma ruta era seguida por los españoles que iban a Italia. En Arles se conservan las reliquias de San Trófimo, obispo y primer evangelizador de Provenza, y las de los mártires Césario, Honorat y Geniez; interesa visitar la iglesia de San Trófimo así como el cementerio de Alyscamps y la iglesia de San Honorato. En Saint-Gilles se estableció el Gran Priorato de la orden de San Juan de Jerusalén, también el Priorato de la orden del Temple, la iglesia de Saint Gilles-de-Gard mantiene su bella fachada con pórtico tripartido de columnas típicamente provenzales. No lejos de Saint Gilles, se alzaba el santuario de las Saintes-Maries-de-la-Mer, que atraía a muchos peregrinos; actualmente el santuario es conocido como lugar de reunión de todos los gitanos del Mediterráneo pues allá se venera a su patrona Santa Sara (sirvienta de María Salomé, madre de Santiago). Una vez llegados a Montpellier, donde hubo varios hospitales de peregrinos desde el siglo XI, se abren dos posibilidades. Una por el interior atravesado una región montañosa de espesa vegetación a través de la cual se encuentra el monasterio de Saint-Guilhem-le-Désert, cuya iglesia guarda los restos de Guillaume, porta estandarte de Carlomagno; luego Castres (que mantiene un museo de Goya) y finalmente Tolosa.
La otra ruta recorre la costa; por Bezières, Narbona, Lézignan, Carcasona, Castelnaudary, Villefranche-de-Lauragais, Baziège y Tolosa.
En Tolosa se encuentra la grandiosa basílica de Saint-Sernin o Saint-Saturnin, apóstol de Languedoc y primer obispo de Tolosa; levantada entre el 1060 y los últimos años del siglo XII y construida con piedra y ladrillo, presenta muchos elementos decorativos y estructurales comunes a la Catedral de Santiago de Compostela. La iglesia ocupaba el centro del barrio el Burgo donde estaba el hospital de Santiago del Burgo. En Tolosa se cuenta, al menos desde el siglo XI, el milagro del romero ahorcado por una falsa acusación de robo y salvado por el apóstol.
De Tolosa se continua el Camin Romiou, en su día constelado de hospitales para el peregrino: Léguevin, Pujaudran, L´Isle-Jourdain, Marestaing, Gimont, Aubiet y Auch. De aquí a Barran, Arbeissan (L´Isle-de-Noé). Montesquieu, Marciac y Maubourget. De Maubourget hasta Lembeye, en donde hubo un hospital dependiente de Santa Cristina de Somport, a Morláas, Lescar y Oloron; desde Borce los peregrinos inician la subida a los Pirineos por el fuerte de Portalet y por Peyranere, ganando España en lo alto del Summo Portu (Puerto de Aspe del Calixtino). Después de descender junto a las ruinas del hospital de Santa Cristina, el camino deja a la derecha la estación de Candanchú y cruza dos veces el río Aragón, pasa junto a la estación internacional de Canfranc (los Arañones) donde se yergue una iglesia de Fisac, y sigue por Villanúa, Jaca, Santa Cilia de Jaca y Puente la Reina de Aragón (Astorito). (El peregrino debe cumplir una edificante visita a Santa Cruz de la Seros y al monasterio de San Juan de la Peña). Desde Puente la Reina de Aragón el camino continúa por Berdún, Sigüés, Ascó y Tiermas.
La Vía Podensis
Era la que seguían los que venían del norte de Alemania, de Suiza y de Borgoña. El punto de partida era y es el santuario de Nôtre-Dame du Puy situado en la cima de una pintoresca colina. En esta catedral edificada hacia la mitad del siglo XII, con piedra de diversos colores de origen volcánico, se reconoce claramente la influencia del arte musulmán español, influencia aún más evidente en la iglesia de Saint Michel d´Aiguilhe. El primer peregrino jacobeo no español del que hay noticia, Gotescalc, fue obispo de Puy.
Partiendo de Puy el camino atraviesa las cimas de Aubrac, en Rouergue, donde el conde Alard o Abelard de Flandes fue asaltado a su regreso de Compostela por lo que para asegurar los caminos y el paso de los peregrinos se estableció y fundó un hospital fortificado y una orden la “orden hospitalaria d´Aubrac” que protegía el macizo central francés y extendía su protección en el camino de Rocamador. Desde las montañas de la Rouerge el camino sigue hasta Conques en donde se encuentra la abadía benedictina de Sainte-Foy de Conques con su singular iglesia del tipo llamado “de la peregrinación”. En ella se guardan las reliquias de Sainte-Foy, virgen de Agen martirizada en el siglo IV. De Conques se llega por Figeac, Marcilhac y Cahors a Moissac en donde existía una importante cofradía de los vecinos que regresaban de Santiago. El claustro de la abadía benedictina de Saint-Pierre de Moissac es una obra maestra de la escultura románica.
Una variante del itinerario entre Conques y Moissac es el peregrinaje a Rocamador, importante enclave mariano, que ha extendido su advocación a Italia, Portugal y España (Sangüesa, Estella, Hornillos), y donde según la tradición hizo vida de ermitaño el publicano Zaqueo.
Desde Moissac el camino atraviesa el Garona entre Malause y Auvillar, después continúa por Miradoux, Lectoure, Condom y Eause, Hospital de Santa Cristina, Airesur-l´Adour, Arzacq y Andejos. Aquí los peregrinos han de optar entre el itinerario Orthez-Sauveterre-Ostabat o el camino que sigue por Larreoule, Sauvelade, Navarrens, Hospital-Saint-Blaise, Mauleon y Ostabat.
Vía Limosina o Vía Lemovicensis
Incorporaba a los peregrinos de Lorena, de las Ardenas, de Bélgica, Champaña y Borgoña. El punto de partida es Vezelay es donde se veneraban las reliquias de Santa María Magdalena. Se puede seguir por Avallon y Saulieu hasta la ciudad de Autun cuya catedral (Saint-Lázare d´Antun), netamente influenciada por la abadía de Cluny, es uno de los edificios religiosos más interesantes de Borgoña. O por la Chraité-Sur-Loire, Bourges y Chateauroux. Luego, San Leonardo y Limoges, en donde existió hasta el siglo XIX la iglesia de San Marcial, perteneciente al tipo “de la peregrinación”. De Limoges, los peregrinos continúan hasta Perigueux donde se podía visitar el cuerpo de San Fronton, obispo y confesor consagrado por San Pedro en Roma. Cruzan los peregrinos el Garona por La Réole y continúan por Auros, Bazas y Captieux, al hospital de Besant (parroquia de Lencounacq) desde donde llegan a Roquefort y Mont-de-Marsan; aquí el camino coincide con la carretera actual, es decir por Saint-Sever, Hagetman, y Orthez. Desde aquí por Hôpital d´Orion, Sauveterre y Saint-Palais los peregrinos arriban a Ostabat.
La Vía Turonensis
Es en realidad la ruta de París. Recogía peregrinos del norte de Europa particularmente de los Países Bálticos, Alemania, Países Bajos y Francia Septentrional. Los alemanes la llamaban Nieder Strasse. La mayoría de los peregrinos se reunían en París donde existía la cofradía más importante de Francia fundada a finales del siglo XIII y solemnizada por Luis I Hutin (1315) rey de Navarra y Francia. Los peregrinos entraban por la Porte Saint-Denis y seguían por la rue Saint-Jacques; a mano derecha encontraban la iglesia de Santiago, de la que sólo queda la hermosa torre gótica, atravesaban la Cité por delante de Nôtre-Dame, pasaban al Barrio Latino y un poco más adelante encontraban otra iglesia de Santiago: Saint-Jacques-du-Haut-Pas, encomienda de los Hospitalarios de Santiago. De París, salían por la Porte d´Orleans y, por Etampes, Orleans y Blois, a Tours. En Orleans se visitaban las reliquias de la Vera Cruz, el cáliz de San Evurcio y el cuchillo de la Cena. En Tours la tumba de San Martín de Tours y su iglesia, construida “a imitación de la catedral de Santiago” y destruida a finales del siglo XIII. Otro ejemplar perdido del “arte de la peregrinación”.
De Tours, por Châtellerault se llega a tierra de Poitiers, de cuya gente, los poitevinos, habla tan bien Almeric Picaud. En Poitiers interesa visitar la iglesia de San Hilario, con reliquias del titular, así como Sainte-Radegonde y Nôtre-Dame-La Grande. Por Melle, se pasa a Saint-Jean d´Angely, a donde fue llevada en 1014 la cabeza de San Juan Bautista; después, el Camino se dirige a Saintes, donde se veneraba el cuerpo del noble persa y obispo San Eutropio, de aquí a Pons y a Blaye. En Blaye, en la iglesia de Saint-Romain los peregrinos visitaban la tumba del héroe Roldán y, quizás, la de Doña Alda. Cruzaban el Garona sobre grandes barcazas que transportaban hombres y caballos y llegaban a Burdeos donde se debían visitar las reliquias de San Severino y el olifante de marfil de Roldán. El viejo cementerio galorromano que rodea la iglesia de Saint Seurin fue convertido por la leyenda en sepultura de los muertos de Roncesvalles. En 1119 el duque Guillermo de Aquitania fundó en las afueras de Burdeos un hospital de peregrinos; de este hospital de Santiago queda una capilla dedicada al apóstol.
Pasado Burdeos los peregrinos atraviesan las Landas, región plana y arenosa, Gradignan, el Hospital de Béliet y Belin, donde reposaban los cuerpos de Oliveros, Gondebaldo, rey de Frisia, Ogier el Danés, Arastain de Bretaña, Garín, duque de Lorena y otros héroes rolándicos. El camino continúa por la Trycherie, Le Muret, Liposthey, Labouheyre, Escource, hasta Lesperon. Aquí el camino se bifurca; el antiguo es el de la izquierda, por Dax. El más moderno sigue por Orly, Magesq, Saint-Vincent-de-Tyrosse, Ondres y Bayona. Muchos, sobre todo a partir del siglo XIII, seguían por Vitoria hasta Burgos o bien continuaban el camino de la costa cantábrica.
Hasta Dax el camino recorre la antigua calzada romana de Burdeos a Astorga. Desde Dax, por la antigua abadía benedictina de Cagnotte el camino sigue a Peyrehorade y de aquí a Sorde.
Desde Sorde el camino continúa por Garris a Saint-Palais y Ostabat. En Ostabat confluían todos los peregrinos de la Vía Turonense, con las de la Vía Limosina y los de la Vía Podense.
No son estos los únicos caminos en Francia. Otro punto importante de partida fue la abadía de la Sauve Majeure, que reunía a los peregrinos de Charroux y Angulema y los llevaba por Bazas hasta Ostabat. Asimismo otros se dirigían por la ruta del litoral, por Souylac y Talais hasta Bayona. Hubo muchos caminos más y ramales secundarios de cada camino.
Navarra es ruta jacobea por todos sus costados. Junto a los dos grandes ramales que, desde Francia, reúnen el Camino Francés en Puente la Reina llegando de Roncesvalles o Somport, existe una intrincada retícula de rutas secundarias, desviaciones y atajos, que la cubren en toda su extensión.
El Camino Francés entra en Navarra por Yesa (Vía Tolosana) o por Ostabat (Vías Podense, Lemosina y Turonense).
De Yesa a Puente la Reina
Desde Yesa se puede ir directamente a Liédena o bien cruzar el río Aragón por el puente moderno -desde el que se ve, a la derecha, el antiguo puente de peregrinos, hoy incompleto- y seguir por la “Cañada Vieja de los Roncaleses”, pasando cerca del restaurado Castillo de Javier, hasta Sangüesa.
En Sangüesa* es interesante visitar la iglesia de Santa María la Real, que conserva una talla gótica de la Virgen de Rocamador y posee una portada notable en la que trabajó el Maestro Leodegarius de Chartres y el Maestro de San Juan de la Peña. En esta portada se descubre la influencia de ciertas leyendas nórdicas. También la iglesia de Santiago con su Santiago Peregrino en la portada (la casa parroquial, enfrente, muestra emblemas jacobeos tallados en la dovela de la puerta), la de San Francisco, San Salvador y el convento del Carmen; así como el Palacio Real y el Palacio del Marqués de Vallesantoro. Muy próxima a Sangüesa queda la iglesia románica de San Adrián de Vadoluengo*.
Cruzando de nuevo el Aragón por el puente de hierro y pasando junto a Rocaforte* (donde la crónica franciscana sitúa el primer convento de su orden, fundado personalmente por San Francisco de Asís) el camino se reúne con Liédena. Desde aquí la antigua ruta está interrumpida en el puente (Puente del Diablo) que salvaba la foz de Lumbier, y sigue por la carretera general hasta la Venta de Judas. Coronado el Alto de Loiti, por Idocin (patria del guerrillero Espoz y Mina) y Salinas de Ibargoiti, se llega a Monreal, final de etapa en el Códice Calixtino. Desde aquí, el camino discurre por la ladera de la Higa de Monreal atravesando un puentecillo medieval y pasa por Yárnoz, Otano, Ezperun, Guerendiain y Tiebas, junto a las ruinas de la fortaleza de Teobaldo I y la iglesia gótica; atravesando la Venta de Campanas y Enériz se alcanza la iglesia de Eunate.
Existe otro camino que de Rocaforte se dirige a Santa Cilia, despoblado de Olaz, Izco, Avínzano, Salinas, Monreal.
La solitaria iglesia de Santa María de Eunate, románica, de planta octogonal y singular arquería exenta es un sorprendente edificio cuya finalidad no está aclarada; tal vez monumento funerario dentro de un complejo arquitectónico mayor que albergó hospital de peregrinos, algunos autores la relacionan con la Orden del Temple por la similitud de su planta con la del Santo Sepulcro de Jerusalén y su proximidad a la encomienda templaria de Puente la Reina. De Eunate el camino continúa junto a Obanos, sede de los infanzones navarros, donde se celebra el episodio de San Guillén (que fue ermitaño en la vecina ermita de Arnotegui) y su hermana Santa Felicia, y arriba a Puente la Reina.
Quien recorre este itinerario no debe dejar de visitar el Monasterio de San Salvador de Leire, muy próximo al núcleo de Yesa. Leire, es panteón de los primeros reyes de la monarquía navarra, y durante los albores del reino fue enclave de capital importancia religiosa y política. Tiene interés su cripta y toda la estructura de la cabecera románica, así como la Porta Speciosa. En este monasterio sitúa la tradición el milagro de San Virila (Virila, el viejo abad que no puede comprender el misterio de la eternidad, y entra en éxtasis al escuchar el canto de un pajarillo; al despertar y volver a su monasterio encuentra todo cambiado: han transcurrido trescientos años) tan popular en sus distintas variantes a lo largo del Camino.
Para el peregrino con prisa, existe una hermosa variante en el ramal que desde Leire ataja por Lumbier, Nardués y Aldunate hasta el Alto de Loiti.
De Ostabat a Puente la Reina
La ruta más transitada ha sido siempre la que parte de Ostabat. Los peregrinos que iban confluyendo en Garris, Saint-Palais y Harambel (con hermosa fachada románica en la iglesia de San Nicolás) se reunían finalmente en Ostabat, hoy apacible aldea rodeada de prados.
El Camino continúa por Uxiat, Galcetaburu, Lacarre, Iriberry y el priorato de Aphat-Ospital que aún conserva su iglesia del siglo XII, hasta San Juan el Viejo, en donde se bifurca: un itinerario discurre por el valle, penetrando en la parte vieja de San Juan de Pie de Port por la Puerta de Santiago, recorre la calle de Santiago (hoy de la ciudadela) y por el Puente de España salta el río Nive y sale por la Puerta de España para seguir por la actual carretera hasta Arnejuy (frontera francesa) y Pecocheta (frontera española), barrio de Valcarlos; pasado Valcarlos y la Reclusa el camino asciende, acortando las curvas de la actual carretera, hasta el puerto de Ibañeta.
El segundo itinerario es el de los puertos de Cisa, que desde San Juan el Viejo prosigue por el castillo de Harrieta y Zaro, hasta San Miguel el Viejo. En Erréculus (donde confluye otro ramal de San Juan de Pie de Port) se inicia la ascensión -a veces por tramos de la antigua calzada- pasando por los restos del antiguo priorato de Santa Magdalena de Orisson, los de Château-Pignon, y por la torre Urculo*.
El portillo de Leiçar-Atheca se encuentra a unos 300 metros de la frontera franco-española (mojón 198); luego, el collado de Bentartea, a apenas 500 metros de las ruinas del antiguo refugio de Elizacharra, y el collado de Lepoeder, punto más alto del camino (1.420 metros), en donde probablemente se encontrase la Cruz de Carlos, aquí los peregrinos medievales plantaban una cruz en el suelo y, arrodillados, rezaban al apóstol mirando hacia Compostela. Este recorrido se conoce con el nombre de Camino de Napoléon por haberse acondicionado para que pasara la artillería del general Soult. De Lepoeder se puede descender a Roncesvalles por la calzada romana o de Don Simón o por la pista del repetidor hasta Ibañeta.
En Ibañeta, donde estuvo la iglesia de San Salvador y el hospital de peregrinos (ya citado el año 1071), hay una moderna capilla y un monolito en recuerdo de Roldán. Después, por un sendero a la izquierda de la carretera, se llega a Roncesvalles, enclave capital en la peregrinación y lugar de origen de la Chanson de Roland y de gran parte de las leyendas carolingias y rolándicas. Se conserva la colegiata gótica, restaurada, con su titular la Virgen de Roncesvalles. En la sala capitular se encuentra el sepulcro de Sancho VII el Fuerte y el museo guarda diversos motivos jacobeos y carolingios. También se conserva la capilla de Santiago o de los peregrinos y, muy alterada en su estructura original, la iglesia de Sancti-Spiritus o Silo de Carlomagno (donde se suponían enterrados los doce Pares y demás héroes de la batalla de Roncesvalles).
Por una senda a la derecha de la actual carretera, el camino llega a Burguete (antiguo burgo de Roncesvalles), salva el arroyo Suringoa y, tras cruzar Espinal, asciende hasta el alto de Mezquíriz. De Mezquíriz, por el molino viejo de Ureta, cruza el río Erro. En el concejo de Ureta un escudo con cuatro vieiras y la iglesia románica de San Juan y, enseguida, Viscarret, con su calle-camino. (Modernamente el Gobierno de Navarra ha señalado el camino entre el puerto de Mezquíriz y Viscarret a la derecha de la carretera). De Viscarret hay que ascender el puerto de Erro; bien por el pueblecito de Erro, bien por Linzoáin siguiendo la senda de los Pasos de Roldán (losa de piedra del tamaño de una zancada del Par de Francia); desde donde, descendiendo, el camino llega a Zubiri (en vascuence “Pueblo del Puente”) y cruza el Arga por el Puente de la Rabia (pasando bajo las arcadas de este puente los animales afectados de rabia curaban -según una antigua tradición- su enfermedad). Por Urdániz, Larrasoaña, Zuriáin, Iroz, Zabaldica y Arleta el camino sale al antiguo hospital y ermita de Trinidad de Arre (que hoy sostiene una hospedería de peregrinos), cruza el río Ulzama y atraviesa las populosas poblaciones de Villava y Burlada. (Existe camino por la margen izquierda del río Arga, por Ilarraz, Larrasoaña, Aquerreta, Zuriáin, Iroz).
El Camino Francés, tras cruzar el Arga por el puente de la Magdalena, entra en Pamplona franqueando la muralla por el Portal de Francia, sigue por la calle del Carmen (antes Rúa de los Peregrinos) y, tras una parada en la Catedral, donde se encuentra el sepulcro de su iniciador Carlos III el Noble y su esposa Leonor, y que conserva una singular cocina de peregrinos gótica, con su refectorio, continúa hasta la iglesia de Santo Domingo, Ayuntamiento, San Saturnino y San Lorenzo; y por el Bosquecillo y la Vuelta del Castillo, bordeando la Ciudadela, se dirige por Fuente del Hierro hasta Larraskuntzea. En Pamplona se debe visitar, además, la iglesia de San Nicolás, la Cámara de Comptos y, sobre todo, el Museo* de Navarra.
La ruta sale junto a la Universidad de Navarra, atravesando el arroyo Sadar y el río Elorz, y asciende hacia Cizur Menor donde la orden de San Juan de Jerusalén tuvo hospital de peregrinos y monasterio del que queda la iglesia restaurada de San Miguel Arcángel. Más adelante el despoblado de Guenduláin y Zariquiegui, con crismón en la portada románica de la iglesia de San Andrés. El camino pasa junto a la fuente de la Reniega (donde se sitúa la leyenda del peregrino que fue invitado por el diablo a renegar de Dios, de la Virgen y de Santiago) y cruza el alto del Perdón. El descenso cruza el puente del arroyo La Tejería y pasa por Uterga desde donde se sigue la carretera a Muruzábal, con su iglesia gótico-renacentista de San Esteban y cruzando Obanos o rodeándolo, se alcanza Puente la Reina.
Otro itinerario se dirigía de Cizur Menor a Astráin (por Cizur Mayor y Gazólaz) y descendería del alto del Perdón por Basongaiz (que fue de la orden de San Juan y cuya ruinosa capilla aún conserva sobre su puerta la cruz de la orden), hasta Legarda, uniéndose ambos en Obanos o Puente.
“Desde aquí, todos los caminos a Santiago se hacen uno sólo”.
El Camino entra en Puente la Reina (Garés) por el paso cubierto (único ejemplo junto con el de San Antón de Castrojeriz) que se tiende, en forma de bóveda de crucería, entre la iglesia del Crucifijo, a la derecha y el hospital de peregrinos (fundación de Juan de Beaumont en 1469). La iglesia, de origen templario-el Temple tuvo en la Villa Vieja de Garés una poderosa encomienda desde 1142 hasta su disolución en 1312-, cobija un hermoso crucifijo gótico de final del siglo XIV y posible origen renano. Cruzando la actual carretera, y pasando entre dos torreones, comienza la calle Mayor, antigua Calle de los Rumeus, en la que encontramos la parroquia de Santiago con su arco de entrada lobulado (novedad en el arte románico que después se repite en Cirauqui y Estella) y con su Santiago Beltza (negro) en el interior, representando al apóstol con los atributos del peregrino jacobeo en hermosa talla gótica. Al concluir la calle, tras dejar a la izquierda la iglesia de San Pedro, está “la linda puente”, el puente más hermoso y conocido del Camino, que da nombre a la villa. En su pretil se sitúa la leyenda del Chori; un pajarillo que mojaba sus alas en el río para limpiar con ellas la imagen de una virgen (la Virgen del Chori) que se encontraba aquí.
Cruzado el Arga, la ruta continúa por el despoblado de Bargota, que fue encomienda del Temple y de la Orden de San Juan con hospital de peregrinos, desde donde se llega a Mañeru, pueblo de excelente vino. Luego, siguiendo un sendero a la izquierda de la carretera, se entra en Cirauqui y se asciende hasta la iglesia de San Román con arquería polilobulada de sabor oriental desde donde se ve la antigua calzada y el vetusto puente de un solo arco. El camino discurre después por el despoblado de Urbe y, más adelante, cruza el puente medieval sobre el río Salado o Guesálaz, atraviesa Lorca con su iglesia ojival de ábside románico y, siempre por la izquierda de la carretera, llega a Villatuerta, pasa por su puente y sale de ella para acercarse a la ermita de San Miguel (que fue monasterio en el siglo XI) y descender hasta las orillas del Ega.
Hasta el año 1090, el Camino iba desde Villatuerta a Zarapuz y, por la falda de Montejurra, llegaba hasta Santa María la Real de Irache.
Desde este año (concesión de fuero y repoblación con francos de Estella por el rey Sancho Ramírez) los peregrinos cruzan el antiguo lugar de San Salvador del Arenal y por la “Pieza del Conde” llegan a la ciudad. Una vez en Estella, por el puente de la Cárcel (próximo a la parroquia de San Miguel in Excelsis, de apreciable portada románica), se cruza el río Ega y se penetra en la calle de la Rúa. Dejando a la izquierda la iglesia del Santo Sepulcro con su tímpano y apostolario góticos, el remozado convento ojival de Santo Domingo, y la iglesita románica de Santa María Jus del Castillo (antigua sinagoga de la judería de Elgacena), el camino sigue esta calle (antigua Rúa de las Tiendas) que es una de las más sugerentes de la ruta compostelana, con edificios ojivales, renacentistas (palacio del gobernador), platerescos (Casa de los San Cristóbal), y que se abre a la plaza de San Martín de los francos en la que coinciden el antiguo Ayuntamiento, barroco del siglo XVIII, con el Palacio de los Reyes de Navarra, singular ejemplo de románico civil que presenta el conocido capitel con el combate entre Roldán y Ferragut (Ferragut, gigantesco campeón musulmán del linaje de Goliath, venido desde Siria hasta Nájera, desafía y vence sucesivamente a los Pares de Francia, hasta que Roldán, tras encarnizada batalla, obtiene de él la confidencia de su punto vulnerable, el ombligo, donde le hiere, matándole).
Sobre la plaza se alza la parroquia de San Pedro de la Rúa con portada polilobulada y claustro románico del que quedan dos alas en una de las cuales se reconoce la mano del segundo maestro de Silos. En este claustro sitúa la tradición el sepulcro del obispo de Patras (capital de Acaya, Grecia) que yendo en peregrinación a Compostela hacia el año 1270, muere en Estella dejando en la ciudad una escápula del apóstol San Andrés (hoy patrón de Estella) que es venerada en esta iglesia hasta su robo en 1979.
El camino sigue la misma calle, que en su tramo final se llama de San Nicolás, y por la puerta de Castilla sale junto a la iglesia de Rocamador, que conserva la imagen de la virgen titular (siglo XIII) y ábside románico con interesantes canecillos, dirigiéndose hacia Irache.
Interesa visitar además, en Estella el santuario del Puy (proyecto de Víctor Eusa. 1949-1951) bajo la advocación de la Virgen del Puy, patrona de Estella, hallada en el año 1085; la parroquia de San Juan, los conventos de Santa Clara y Recoletas, así como la estructura de San Pedro de Lizarra (que fue la parroquia más antigua de la ciudad) y del convento antiguo de San Benito el Real.
En Irache, documentado desde el siglo X, existió uno de los primeros hospitales de peregrinos del Camino, fundado por García el de Nájera. Hoy se conserva la iglesia cisterciense, el claustro renacentista y otras dependencias levantadas cuando el monasterio albergó una Universidad (1569-1824). Abad de Santa María la Real de Irache fue San Veremundo (1020-1099), cuyo origen disputan Villatuerta y Arellano. Santo protector del Camino y consejero real, que es desde el 20.2.1969 patrono del “Camino de Santiago en Navarra”.
Desde Irache el camino sigue, entre Montejurra y Monjardín, por Azqueta, Urbiola y Villamayor (con bella iglesia románica) y, por la encomienda de Cogullo y la ermita de Yániz, llega a Los Arcos. Monjardín, donde estaba el castillo de San Esteban de Deyo fue reconquistado por Sancho Garcés I antes del 914 y se cree que guarda los restos de este rey y de su hijo García Sánchez (925-970). En él sitúa la “Crónica de Turpin” a Carlomagno expulsando a Furro, príncipe de los navarros. En los Arcos aparece la iglesia parroquial de Santa María (siglo XVI) con portada plateresca, claustro gótico e imagen titular del siglo XIV en forma de Virgen Negra. Su torre es una de las más interesantes de Navarra.
Al salir de Los Arcos, el camino salva el río Odrón y continúa a la derecha de la actual carretera, cruza el arroyo de San Pedro y la carretera de Desojo y sale junto al Río Linares, al pie de Sansol, para entrar en Torres del Río. En Torres se encuentra la capilla del Santo Sepulcro, románico de finales del siglo XII, de planta octogonal con tres cuerpos de altura y linterna de los muertos de estructura ochavada también. En el interior asombra la bóveda de crucería de su cúpula con nervadura de influencia califal que recuerda a las de Olorón y Hôpital Saint-Blaise. Tal vez fue construida por la orden del Temple, tal vez fue monumento funerario para peregrinos. Conserva un crucifijo del siglo XIII. Saliendo de torres junto a su cementerio, la ruta sigue por sendero hasta 500 metros antes de la ermita de Santa María del Poyo, después de la cual, en la primera curva, abandona la carretera, desciende por el barranco de Mataburros y cruza el despoblado de Cornava, para llegar a Viana.
Viana es la última población navarra en el Camino Francés, tuvo varios hospitales de peregrinos y un hospital de Antonianos que cuidaba a los enfermos del “Fuego de San Antón”. El peregrino encuentra una ciudad armónicamente conservada con la gran Colegiata de Santa María bajo cuyo atrio reposan los restos de César Borgia, cuñado del rey Juan de Albret, que murió junto a Viana el 11.3.1507. Próximo a ella el Ayuntamiento barroco (1686-1692) y a lo largo de sus calles y sus plazas interesantes edificios civiles y religiosos. Tras cruzar las ruinas de San Pedro, el Camino sale por el portal de San Felices y, por la ermita de Santa María de Cuevas (siglo XVII), se dirige hacia el Puente de Piedra que salva el Ebro para llegar a Logroño.
Otros caminos navarros
Además del Camino Francés existieron en Navarra otros caminos asiduamente frecuentados por los peregrinos jacobeos, los más importantes fueron:
La Calzada primitiva por la Barranca -que saliendo de Pamplona iría por Berrioplano, Añézcar, Erice de Iza, Irurzun, Echarren, Villanueva, Yábar, Huarte-Araquil, Arruazu, Lacunza, Arbizu, Echarri-Aranaz, Bacaicoa, Iturmendi, Urdiáin, Alsasua, Olazagutía y Ciordia, desde donde seguiría camino de Vitoria.
Ruta del Valle de Baztán. Fue muy frecuentada, se la llamó la máxima vía hacia Bayona. Desde Bayona hasta Dancharinea existieron los hospitales y albergues de Ustáriz, Santiago de Souraide y Ainhoa. El camino pasaba por Urdax, donde existió el monasterio premonstratense de San Salvador; tras salvar el puerto de Otsondo llegaba a Maya de Baztán; Urrasun (barrio de Azpilicueta) que tenía albergue de peregrinos en la ermita de Santiago; Zubialdea, San Blas (barrio de Arizcun) que también tuvo albergue; Elvetea, que sostuvo un patronato del hospital para peregrinos pobres de Santa Cruz de Ascó hasta el siglo XIX; Elizondo, con iglesia parroquial de Santiago (“el señor San Jacme”); Irurita, Berroeta, con parroquia dedicada a San Martín de Tours; Almándoz; Venta de San Blas y, ya en la cima del puerto de Velate, la basílica-refugio de Santiago de Velate que fue absorbida por el hospital de Santa María de Velate.
Desde aquí, el camino continúa por Olagüe; Ostiz; Olave; Sorauren; Oricáin y Arre, donde se unía al Camino francés. Algunos peregrinos se desviarían de esta ruta hacia el Santuario de San Miguel de Aralar.
A partir de 1980 se observa, de nuevo, algún peregrino por este itinerario.
Ruta de la Ribera. Recogía peregrinos catalanes y aragoneses, es el camino utilizado por el infante navarro, luego Carlos III el Noble, para su peregrinación. Entra en Navarra por Cortes, desde donde existe la posibilidad de seguir la calzada romana por Ablitas, Cascante y Calahorra; o bien por Ribaforada, que fue fundación templaria, y Tudela, que contó con varios hospitales de peregrinos y tiene en el claustro de su catedral un hermoso capitel jacobeo.
De Tudela el camino se bifurca por: Castejón-Alfaro-Calahorra y de aquí por Navarrete o Logroño al Camino Francés.Arguedas; Valtierra que tuvo hospital jacobeo en Sancti Spiritus; Caparroso, que también tuvo hospital regido por los monjes de Santa Fe de Conques; Olite, que tuvo encomienda de Antonianos y cofradía de Rocamador, entre otros hospitales jacobeos; y Tafalla; desde donde se podía continuar a Pamplona o enlazar con la ruta del Valle de Aibar.
Ruta del valle de Aibar. Se ofrecía a los peregrinos que venían de Sangüesa. Discurría por Aibar; Sada de Sangüesa; Eslava, Lerga, con iglesia parroquial dedicada a San Martín de Tours, monasterio de San Ginés, con albergue para los peregrinos a Santiago y a Ujué; San Martín de Unx, con bella iglesia románica dedicada a San Martín de Tours; Tafalla; Artajona, con iglesia de San Saturnino, contó con hospital de peregrinos; Andión; Mendigorría; ermita de Santiago Navas y Puente la Reina. Desde Sada de Sangüesa existían otros ramales que cruzaban la Valdorba y, por el despoblado de Lardia (Garinoáin), salvaban el Cidacos para continuar hacia Artajona.
El Camino Francés, después de abandonar Navarra, atraviesa la Rioja por Logroño, Navarrete, Nájera (es aconsejable una desviación a San Millán de la Cogolla, Cañas y Valvanera), Azofra, Santo Domingo de la Calzada y Grañón. Burgos, por Redecilla del Camino, Casteldelgado, Villamayor del Río, Belorado, Tosantos, Villambistia, Espinosa del Camino, San Felices, Villafranca Montes de Oca, San Juan de Ortega, Agés, Atapuerca, Cardeñuela Río Pico, Orbaneja Río Pico, Villafría de Burgos, Gamonal, Burgos (aconsejable una desviación a Quintanilla de las Viñas, Silos y Covarrubias), Villalvilla de Burgos, Tardajos, Rabé de las Calzadas, Hornillos del Camino, Hontanas, San Antón, Castrojeriz, y por el Puente de Fitero pasa a Palencia, con Hitero de la Vega, Boadilla del Camino, Frómista, Población de Campos, Revenga de Campos, Villarmentero de Campos, Villalcazar de Sirga, Carrión de los Condes (aconsejable desviación a Moarves de Ojeda y San Andrés del Arroyo), Calzadilla de la Cueza, Santa María de Las Tiendas, Ledigos, Terradillos de Templarios, Moratinos, San Nicolás del Real Camino y, ya en León, el Camino continúa por Sahagún, Calzada del Coto, Bercianos del Real Camino, el Burgo Ranero, Reliegos, Mansilla de las Mulas, (desde donde se aconseja un rodeo a San Miguel de Escalada), Villamoros, Villarente, Arcahuejo, Valdelafuente y, por el puente del Castro, León; Trobajos del Camino, la Virgen del Camino, Valverde del Camino, San Miguel del Camino, Villadangos del Páramo, San Miguel del Camino, Puente de Órbigo, Hospital de Órbigo, San Justo de la Vega, Astorga, Murias de Rechibaldo, Santa Catalina de Somoza, El Ganso, Rabanal del Camino, Foncebadón, la Cruz de Ferro, Manjarín, El Acebo (se recomienda desvío a la Herrería de Compludo) Riego de Ambrós, Molinaseca y Ponferrada (desde aquí se aconsejan dos recorridos):
Valle del Silencio, Santiago de PeñalbaLas Médulas
De Ponferrada, por Columbrianos, Fuentes Nuevas, Camponaraya, Cacabelos, Pieros, a Villafranca del Bierzo y por Pereje, Trabadelo, Portele, Ambasmestas, Vega de Valcarce, Ruitelán, Herrerías, Barrio del Hospital, La Faba, Laguna de Castilla, a Lugo, a donde se entra por el Alto del Cebrero; Linares, Hospital de la Condesa, San Juan de Padornelo, Alto del Poyo, Fonfría del Camino, Biduedo, Filloval, Las Pasantes, Ramil, Triacastela, Balsa, San Gil, Montán, Lousada, Furela, Pintín, San Mamed del Camino, San Pedro del Camino, Sarria, Barbadelo, Rentes, Mercado da Serra, Mouzos, Sixto del Camino, Domiz, Leiman, Pena, Peruscallo, Belante, Cortiñas, Lavandeira, Casas, Brea, Morgade, Ferreiros, Mirallos, Pena, Rozas, Moimentos, Mercadoiro, Moutrás, Parrocha, Vilachá y, por la “puente Miña”, Portomarín; Tojibó, Gonzar, Castromayor, Hospital de la Cruz, Ventas de Narón, Prebisa, Lameiros, Santiago de Ligonde, Eirexe, Portos (desvío interesante a Vilar de Donas), Lestedo, Valos, Mamurria, Lamelas, Palas del Rey, Carballal, San Julián del Camino, Pontecampaña, Casanova, Porto de Bois (desvío al Castillo de Pambre) y Campanilla. Ya en la Coruña: Coto, Lebureiro, Disicabo, Furelos, Mellid, Santa María de Mellid, Carballal, Raido, Peroja, Boente, Castañeda, Ribadiso, Arzúa, Las Barrosas, Laberco, Raido, Cortobe, Ponte Ladrón, Calzada, Calle, Ferreiros, Casal, Boavista, Salceda, Brea, ermita de Santa Irene, Rúa, Burgo. San Antón, Amenal, San Payo, Lavacolla, Villamayor, Monte del Gozo, ermita de San Marcos, San Lázaro, y Santiago de Compostela (importante continuar hasta Iria Flavia -Padrón- y Finisterre y visitar en Noya el cementerio de la Iglesia de Santa María la Nova y la portada del templo de San Martín “Quen va a Santiago e non va al Padrón o faz romería o non”).
Además del Camino Francés había en España otras rutas hacia Santiago, las más populares en la Edad Media fueron:
Ruta de la Costa Cantábrica. Desde San Juan de Luz por Fuenterrabía, Oyarzun, Alza, Pasajes de San Pedro, San Sebastián, Orio, Zarauz, Guetaria, Zumaya, Iciar, Cenaruza, Guernica, Larrabezúa, Begoña, Bilbao, Castro Urdiales, Laredo, Santoña, Langre, Somo, Santander, Santillana del Mar, Cóbreces, Comillas, San Vicente de la Barquera, Unquera, Llanes, Celorio, Ontoria, Ribadesella, Arriondas (con desvío a Cangas de Onís, Liébana y Covadonga y retorno por Villanueva), Gobiendes, San Salvador de Fuentes, Villaviciosa, Valdediós, Pola de Siero y Oviedo. La peregrinación a San Salvador de Oviedo estuvo muy unida a la Compostelana “Quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado, y deja al señor”, existiendo un concurrido camino de peregrinación entre León y Oviedo.
Desde Oviedo se podía seguir por la costa llegando hasta Ribadeo y, siguiendo por Montoñedo, o por el interior, por Tineo, Grandes de Salime y Lugo.
Ruta de Santiago a Burgos por Vitoria. Desde Oyarzun por Zimularitza y Aitzondo, Santiagomedi, Hernani, Villabona, Tolosa, Alegría, Villafranca de Oria, Beasáin, Echegárate, Alsasua, Cegama, Túnel de San Adrián, Vitoria, Armentia, Treviño, Puebla de Arganzón, Miranda de Ebro, Orón, Ameyugo, Pancorbo, Zuñeda, Grisaleño, Cameno, Briviesca, Prádanos de Bureba, Castil de Peones, Monasterio de Rodilla, Quintapapalla y Rubena donde se reunían al “Camino Francés”.
Camino de la Plata. Ruta de los mozárabes. Conducía de Sevilla a Itálica, Gerena, Zafra, Los Santos de Maimonas, Villafranca de los Barros, Torremegiá, Mérida, Aljucén, Cáceres, Ad Sorores, Castra Caecilia, Turmulos, Rusticiana, Caparra, Aldeanueva del Camino, Baños de Montemayor, La Calzada de Bejar, Ad Lippos, Valverde de Valdecasa, Valdelacasa, Fuenterroble de Salva tierra, Calzadilla de Mendigos, Aldeagallega, Aldeatejada y Salamanca. (Desde Bejar o desde Ciudad Rodrigo se solían desviar hasta el Santuario de la Peña de Francia). En Salamanca se unían a los que llegaban de Ciudad Rodrigo, Toledo y Ávila y por Calzada de Valdunciel, Valdecosa, Mayalde y Cabañas de Sayago, llegaban a Zamora. Desde Zamora había tres caminos a Santiago.
Por San Pedro de la Nave y Alcañiz.Por Sanabria y Orense.Por Benavente y Astorga.
Había además los Caminos portugueses: Por Braganza, Verín y Orense yPor Tuy, Vigo, Redondela, Pontevedra, Puente Cesures, Padrón.
Los Caminos de Cataluña y Aragón. Que reunían en Lérida a los peregrinos de Perpigñan que por el Coll de Perthus y Figueras se unían a los de Gerona y Barcelona. De Lérida caminaban hacia Huesca, por Binefar, y se unían al Camino Francés en Astorito (Puente la Reina de Aragón); o bien por Fraga y los Monegros atravesaban Zaragoza para llegar a Tudela.
Fue también muy frecuente la peregrinación por mar.
Cronología
44. Muerte del apóstol Santiago el Mayor.
778. Batalla de Roncesvalles.
813. Descubrimiento del sepulcro del Apóstol.
844. Aparece Santiago en la batalla de Clavijo.
845. Aprox. El poeta y filósofo Algacel de Jaén cita las peregrinaciones a Santiago.
848. San Eulogio de Córdoba pasa por Leire. Cita su biblioteca.
875. Geilon, abad de Tournus y después obispo de Langres puede ser el primer peregrino no español.
899. Alfonso III consagra la 2.ª basílica compostelana.
924. Abd.al.Rahman III sitia Pamplona, la saquea e incendia su catedral.
939. Batalla de Simancas. Aparecen Santiago y San Millán.
950. Godescalco. Obispo de Puy, peregrina a Santiago con un cortejo de nobles de Aquitania.
959. Peregrina el abad Cesáreo, del monasterio catalán de Santa Cecilia de Montserrat.
916. Raimundo II, conde de Rouerge, es asesinado en el Camino.
916. Peregrina Hugo de Vermandois, obispo de Reims.
983. Peregrina desde Armenia el mago Simeón.
997. Almanzor saquea Compostela.
1004-1035. Reinado de Sancho el Mayor de Navarra.
1052-1054. García el de Nájera funda el Hospital de Peregrinos de Irache.
1057. Consagración del monasterio de Leire.
1063. Dedicación de San Isidoro de León.
1063. Probable comienzo de la catedral de Jaca.
1063. Peregrina el obispo de Puy, Pedro II Le Mercoeur.
1065. Gran peregrinación desde Lieja, dirigida por el monje Roberto.
1066. Peregrina Galtier Giffart, señor de Longueville con Edhar Taylor.
1078. Comienza la construcción de la actual catedral de Compostela.
1084. Peregrina Baudouin, conde de Guines, con el obispo de Lille, Ingelram.
1090. Sancho Ramírez repuebla y da Fuero a Estella.
1095. Peregrina el arzobispo de Lion.
1098. Segunda consagración de Leire. Acude Diego Peláez.
1100. Comienza a construirse la catedral románica de Pamplona.
1101. El maestro Esteban trabaja en Pamplona.
1102. Peregrina el conde Guido de Albion.
1112. Peregrina Santa Paulina.
1122. Posible concesión del “jubileum plenisimum” por Calixto II.
1125. Peregrina la condesa Matilde, hija del rey de Inglaterra, Enrique I, y viuda del emperador de Alemania, Enrique V.
1132. Fundación del Hospital de Roncesvalles.
1137. Guillermo X, duque de Aquitania, muere el 9 de abril, viernes santo, ante el altar de Santiago.
1138. Peregrina Alfonso VII.
1140. Aimeric Picaud entrega al arzobispo de Compostela el Jacobus (Códice Calixtino o Liber Sancti Jacobi).
1142. La Orden del Temple se establece en Puente la Reina.
1147. Una expedición de cruzados alemanes celebra Pentecostés en Santiago.
1149. Peregrina la infanta Sancha.
1151. Peregrina Enrique, obispo de Winchester.
1153. Peregrina Nicolás, obispo de Cambray.
1154. Peregrina Luis VII el Joven, rey de Francia.
1157. Johan de Loara, guía profesional, conduce a varios peregrinos del Rosellón hasta Santiago.
1164. Peregrina Conrado I, arzobispo electo de Maguncia.
1180. Un clérigo, familiar del obispo Eskil, es el primer peregrino sueco conocido.
1188. Se concluye el Pórtico de la Gloria.
1190. Aegidia, primera peregrina italiana conocida.
1192. Peregrina Guillermo, obispo de Lieja.
1207. Inocencio III concede que la catedral de Santiago pueda ser reconciliada, tras profanación por derramamiento de sangre, sin necesidad de una nueva consagración.
1209. Peregrina el conde del Rhin Wolfram y su esposa Guda.
1211. Alfonso IX asiste a la consagración de la catedral compostelana.
1212. Peregrina Guillermo II con el arzobispo de Burdeos y el obispo de Nantes.
1214. aprox. Peregrina San Francisco de Asís que hace su primera fundación española en Rocaforte.
1217. Peregrina una expedición de cruzados holandeses.
1224. Peregrina Jean de Brienne, rey de Jerusalem.
1244. Peregrina Sancho II, rey de Portugal.
1253. Guillermo de Ruysbroeck, embajador de San Luis de Francia ante el Khan, encuentra en Tartaria a un monje nestoriano que peregrina hacia Santiago.
1267. Juan Buttadeu, el Judío Errante, llega en peregrinación a Compostela.
1268. Peregrina Raimundo Lulio.
1270. La Princesa sueca Ingrid con su amiga Melchtild y otras jóvenes nobles peregrinan a pie a Compostela.
1280. Moisés ben Sem Tob (Moisés de León) publica en León El Zohar o libro del Esplendor.
1300. El papa Bonifacio VIII, ratifica el año Jubilar.
1312. Disolución de la Orden del Temple por Clemente V y entrega de sus bienes a la orden de San Juan de Jerusalem.
1325. Peregrina Santa Isabel de Portugal.
1332. Alfonso XI peregrina para recibir la pescozada de la imagen del Apóstol. Vuelve en 1345.
1340. Peregrina Santa Brígida con su esposo.
1348. La Peste Negra, procedente de Asia Central provoca una gran mortandad en el Camino de Santiago.
1361. Peregrina Jean de Chartres con Pierre de Montferrand.
1378. Un velero propiedad de Goswin Grote, trae peregrinos desde Dantzig.
1378. Nicolas Flamel está en León a su vuelta de la Peregrinación a Compostela.
1382. El 24 de febrero llega a Santiago, en peregrinación, el infante Carlos de Navarra (futuro Carlos III el Noble).
1386. Peregrina el duque de Lancaster.
1395. Peregrina Jean Chapelayn, escudero del rey de Francia.
1396. Peregrina desde Alemania el Conde de Esponhai.
1397. Se comienza a construir, por iniciativa del rey Carlos III, la actual catedral gótica de Pamplona.
1397. Peregrina Felipe de Courtenay.
1397. Peregrina el Marqués de Ferrara.
1403. Peregrina Carlos, príncipe de Tarento.
1415. Peregrina Tomás, hijo del duque Bartolomé de Sanno “Indie Majoris Ethiopie”.
1417. Nompar II, señor de Caumont, peregrina y escribe un Itinerario.
1430. Peregrina Juan Van Eyck.
1430. Peregrina el conde Ulrich von Cilli.
1434. Llegan a La Coruña 63 naves inglesas con 3.000 peregrinos.
1435. Peregrina Tomás, conde de Egipto.
1438. Peregrina el duque Jean de Cleves.
1446-1448. Peregrina Sebastian Ilsung. Deja un relato de su viaje.
1466. Leon de Rosmithal, noble bohemio, escribe una relación de su viaje.
1473. Salen en peregrinación cuatro navíos desde Hamburgo, por el Elba.
1484. Nicolas von Poplau, caballero alemán, escribe un relato de su viaje.
1488. Los Reyes Católicos llegan a Santiago.
1489. Peregrina el obispo Martir de la ciudad armenia de Arzendjan. Deja relato de su viaje.
1494. Jerónimo Münzer de Nuremberg. Deja relación de su viaje.
1495. Herman Küning publica su Itinerario de la peregrinación.
1498. Peregrina el duque Baltasar de Meklemburg.
1496-1499. Arnold von Harff de Colonia escribe un diario de la peregrinación.
1498. Peregrina el duque Enrique de Sajonia. Vuelve en 1507.
1501. Se comienza a construir el Hospital Real de Santiago de Compostela.
1502. Peregrina el señor de Montigny. Deja relato de su viaje.
1506-1507. Peter Rindfleisch, de Breslau, escribe relato de su viaje.
1510. Peregrina Gonzalo de Córdoba, el Gran Capitán.
1521. Sebastian Oertel de Nuremberg, escribe descripción del Camino.
1521. Andrew Boorde, médico inglés, autor de una guía del continente europeo.
1538. Bartolomeo Fontana, escribe un itinerario.
1549. Peregrina el infante Luis de Portugal junto a Francisco de Holanda.
1554. Peregrina Felipe II.
1581. Erich Lassota de Steblau, alemán de Silesia, deja relato de su viaje.
1630. Urbano VII confirma a Santiago como único patrón de España.
1653-1659. Miles de irlandeses, expulsados por Cromwel, acuden a Santiago y son socorridos por el cabildo de Compostela.
1668. Peregrina Juan de Austria, bastardo de Felipe IV.
1669. Peregrina Cosme de Medicis. Queda relato de su viaje.
1673. Il viaggio in Ponente a S. Giacomo de Galicia de Dominico Laffi, se publica en Bolonia.
1690. Peregrina Mariana de Nenbourg, esposa de Carlos II.
1718. Se edita en Troyes una colección de cantos de la peregrinación.
1726. Peregrina Pieter Joos.
1723. Peregrina Manier, sastre de Carlepont, que deja relación de su viaje.
1738. Casas y Novoa levanta la fachada del Obradoiro.
1743. Peregrinación colectiva de la población de Vierzhenheiligen en Franconia.
1745. Peregrinación colectiva de la población de Wies, en Baviera.
1818. Las Cortes de Navarra dictan nuevas normas que regulan la peregrinación.
1867. J.B. de Bouchain peregrina a pie desde Poitiers.
1879. Vuelven a encontrarse las reliquias del Apóstol.
1884. León XIII, en la carta apostólica Deus Omnipotens, confirma la autenticidad de las reliquias de Santiago.
1908. Peregrina Angelo Roncali futuro Papa XIII. (visita el Valle del Roncal por la posible relación entre su apellido y el nombre del valle).
1954. Peregrina de nuevo Angelo Roncali futuro Papa XIII.
1943. Con motivo del XIX centenario de la muerte del apóstol Santiago (1944), el Instituto de España, convoca un concurso nacional con el tema Las Peregrinaciones Jacobeas, dotado con un premio de 50.000 pts. Se presentan Las Peregrinaciones Jacobeas de Luciano Huidobro, que gana el premio y Las peregrinaciones a Santiago de Vázquez de Parga, Lacarra y Uría que, en 1945, gana el premio del Instituto Superior de Investigaciones Científicas. Ambas son obras capitales en el estudio del Camino.
1962. Se funda la “Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Estella”.
1962. Se funda la “Asociación de Amigos de la Vieja Navarra” en San Juan de Pie de Port.
1965. Año Santo. Aproximadamente un millón de peregrinos llegan a Santiago.
1965. La Diputación Foral de Navarra. Levanta capilla y monolito en San Salvador de Ibañeta.
1982. El peregrino navarro Andrés Muñoz, futuro presidente de la Asociación de Amigos del Camino en Navarra, señaliza con flechas amarillas todo el Camino entre Roncesvalles y Compostela.
1985. Reunión de delegados diocesanos del Camino en Santiago.
1987. Fundación de la “Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Navarra”. Entre otras actividades señaliza los diversos ramales del Camino en Navarra. Desde 1989 mantiene hospedería de Peregrinos en Pamplona.
1987. El Consejo de Europa instituye el Camino de Santiago como Itinerario Cultural Europeo.
1988. Se forma la Coordinadora de Asociaciones de Amigos del Camino.
1988. Peregrinan 150 navarros a pie desde Roncesvalles, el viaje lo patrocina el Ayuntamiento de Pamplona y lo apoya el Consejo de Europa. Entre otros, peregrina el alcalde de Pamplona, J. Chourraut, y el secretario del Consejo de Europa, M. Oreja.
1989. 19 de agosto, el Papa, Juan Pablo II, llega a Santiago con medio millón de jóvenes.
1993 y 1999. Últimos años jubilares del siglo XX.