GASCUÑA
GASCUÑA
Región histórica de Francia, coincidente aproximadamente con la antigua provincia romana de Novempopulania, actuales departamentos de Landas, Pirineos Atlánticos, Altos Pirineos y Gers, entre el valle del Garona y las cumbres del Pirineo occidental. Conformó, quizá ya desde finales del siglo IV, la provincia eclesiástica que, con sede en Eauze y luego en Auch, comprendía las diócesis de Dax, Oloron, Lesear (Bearne), Tarbes (Bigorra), Saint-Bertrand de Comminges, Saint-Lizier (Couserans), Lectoure, Aire, Bazas y Argenteyres, es decir, con ciertas penetraciones en los modernos departamentos de Lot, Tarri y Garona, Alto Garona y Ariége. El territorio tomó hacia los siglos VII y VIII su nombre definitivo, derivado de “Vasconia” por una extensión del etnónimo referente originariamente a los pobladores (vascones) que conservaban su primitiva lengua en las laderas pirenaicas de Labourd, Baja Navarra y Soule. Las inclusiones normandas alteraron profundamente desde mediados del siglo IX la ordenación de poblamiento y las anteriores demarcaciones políticas y eclesiásticas. Existía ya un amplio condado gascón, formalmente inscrito siempre en la monarquía de Francia occidental, aunque sus titulares se desenvolvieron circunstancialmente con gran libertad de acción. Acibella, hija del conde gascón García Sánchez (c. 893-920) contrajo matrimonio con el conde Galindo Aznar II de Aragón. El conde Guillermo Sánchez de Gascuña (c. 977-996) tomó por esposa a Urraca, hija del monarca pamplonés García Sánchez I; su hijo y segundo heredero, Sancho Guillermo (1009-1032), frecuentó la corte de los reyes de Pamplona. No es seguro que Sancho Garcés III el Mayor pretendiese Gascuña al morir sin sucesión el citado conde Sancho Guillermo. Este había dejado una hermana, Briscia, casada con Guillermo V, conde de Poitiers y duque de Aquitania, cuya descendencia vinculó Gascuña a la herencia ducal aquitana. La región conoció en el siglo XI una fase de crecimiento demográfico y reorganización política; se afirmaron entonces los espacios feudovasalláticos menores, por ejemplo los vizcondados de Bearne, Soule, Dax, Labourd, Tartas, Tursan y Marsan. Todos ellos quedaron encuadrados un siglo después (1154) en el patrimonio señorial aquitano de los reyes de Inglaterra de la dinastía Plantagenet. Los monarcas navarros Sancho VI el Sabio y, sobre todo, Sancho VII el Fuerte fueron extendiendo modestamente su soberanía más allá de la “cruz de Carlos” (Ibañeta) por la llamada tierra de Ultrapuertos, integrada paulatinamente con fragmentos de los anteriores vizcondados de Labourd y Dax. Este proceso se vio favorecido a través de las tensiones políticas extrañadas por la presencia inglesa hasta que, a mediados del siglo XV, la llamada guerra de Cien Años concluyó con la plena reincorporación del territorio a los dominios directos de la Corona francesa, sin perjuicio pasajeramente de la personalidad del vizcondado de Bearne.