CEREAL
Aplicase a las plantas gramíneas de frutos farináceos. Una vez transformado el grano en harina es consumido tanto por el hombre como por los animales.
Tienen una gran importancia económica, pues aportan en un pequeño volumen una materia prima muy rica en calorías, fácilmente transportable y conservable. Cultivado en Navarra desde principios del primer milenio a. C., se extiende por la práctica totalidad del territorio. En algunas zonas supone el medio de vida fundamental y en otras zonas es un cultivo secundario que sirve de alternativa a la ganadería. La zona de mayor intensidad comprende desde el norte de Pamplona hasta el límite sur de la región.
Los cereales producidos son: Trigo blando (Triticum vulgare); trigo duro (Triticum durum); cebada (Hordeum vulgare); avena (Avena sativa); centeno (Secale cereale); mijo (Panicum miliaceum); arroz (Oryza sativa) y maíz (Zea Mays).
La cebada era, en 1988, la más extendida con 125.000 Ha. Su distribución abarcaba desde las zonas húmedas situadas al norte de Pamplona hasta el límite sur de la provincia. Es un cultivo prácticamente de secano. En la década de 1980 se observaba un incremento de la superficie en las zonas de Valdorba, Valdizarbe, Cuenca de Pamplona, etc. A este respecto puede afirmarse que la cebada de siembra de otoño (cebada de ciclo largo) aumentaba su extensión en detrimento de la cebada de siembra de primavera (cebada de ciclo corto o cebada cervecera).
El trigo era el segundo cultivo blando con unas 50.000 Ha. Esta superficie se mantenía estable pero su distribución geográfica no era la misma que 20 años atrás. Entonces se localizaba por toda la geografía regional. El trigo de las Bardenas y las pequeñas superficies de los valles pirenaicos, en la zona húmeda del Noroeste (Cinco Villas), han desaparecido. Actualmente sólo se siembra en las zonas más productivas y la producción se encamina a la obtención del máximo beneficio económico; se localiza, fundamentalmente, entre Tafalla, como límite Sur, y la zona Norte de Pamplona. También se cultiva en regadío, normalmente después de maíz o de una hortaliza.
El trigo duro se diferencia del blando por su aprovechamiento. Así como el blando se utiliza para pan, el trigo duro se usa para fabricar pastas alimenticias (macarrones, fideos, etc.). La superficie cultivada es pequeña y se encuentra en el regadío de la Ribera; tenía tendencia a aumentar su superficie tras el ingreso de España en el Mercado Común Europeo (1986).
La avena es un cereal en decadencia. Puede considerarse como secundario, con unas 3.000 Ha de cultivo. Las zonas que siembran avenas son: Valle de Yerri, Olza Cuenca de Pamplona, zona de Urroz-Lumbier, y para autoconsumo, en los Valles Pirenaicos (Aézcoa, Salazar, Roncal, etc.). Es un cultivo en regresión por su baja rentabilidad.
El centeno únicamente se encuentra en los valles de Pirineo, y para autoconsumo. En total supone unas 50 Ha.
El arroz se ha empezado a introducir en las tierras salitrosas de nuestros regadíos que no soportan otros cultivos. En el año 1987 había sembradas unas 60 Ha. Se localiza en Rada y en Murillo de las Limas.
El mijo se asienta en Arguedas, con 300 Ha; y en Rada, con 200 Ha; las únicas localidades que sembraban (1987) este cereal. Su aprovechamiento es mixto. Por un lado se utiliza su grano para pienso y por otro la palma para la fabricación de escobas.
La superficie total de cereales en Navarra, incluido el maíz, se aproxima a 200.000 Ha.
Técnicas de cultivo
El cereal ha sido un cultivo tradicional a lo largo de muchas generaciones; los hijos heredaban las técnicas utilizadas por sus padres resumidas a sembrar, abonar y recoger, sin profundizar en la realización. Era una forma de trabajo sencilla, que parecía no tener secreto alguno.
Por contra, el objetivo actual es la obtención del máximo rendimiento con los mínimos costes posibles; se asiste, en los últimos años, a una auténtica revolución en el campo cerealista con una evolución muy rápida, gracias a las nuevas técnicas mecánicas de cultivos y abonado.
En la década de 1980, el Instituto Técnico y de Gestión del Cereal* tenía en estudio actuaciones como la siembra directa sobre el rastrojo de la cosecha anterior, los reguladores de crecimiento y los tratamientos dobles antigramíneos.
Producción
Lógicamente el desarrollo técnico ha permitido un aumento progresivo de la producción, condicionada siempre por el factor climático fundamental, el agua.
La zona sur, en un porcentaje alto de años, padece falta de agua. Por ello las nuevas técnicas de cultivo han tenido una menor influencia; no hay respuesta a los abonados, las nuevas variedades más productivas no tienen capacidad de adaptación, etc.
En cambio, las zonas húmedas (entre Tafalla y Pamplona fundamentalmente) han podido aprovecharse de todas las innovaciones, y sus producciones aumentan año tras año.
En cualquier caso, existe una gran diversidad de elementos dentro de una misma comarca que hacen variar los rendimientos (tipo de suelo, orientación, altitud, etc.)
Pueden indicarse las siguientes producciones medias aproximadas por cultivos:
Cebada de ciclo largo. Cultivo muy extendido por toda la provincia; se alcanzan los 1.500-2.000 kg/Ha en la zona de Tudela, 2500-3500 kg/Ha en la zona intermedia, más al Norte, (Carcastillo, Falces, Mendavia, etc.), 3.000-4.000 kg/Ha en torno a Tafalla, 4.500-5.000 kg/Ha en las tierras de Sangüesa, Valdorba, Mendigorría, Los Arcos, etc. y 4.500-5.000 kg/Ha en las zonas más húmedas (Cenca de Pamplona, Valles de Yerri, Guesálaz, Olza, Urroz, etc.)
Cebada de ciclo corto. Se localiza prácticamente en las mismas zonas que el trigo (entre Tafalla y Pamplona). Los rendimientos medios que se obtienen aproximadamente son 3.000-3.500 kg/Ha en la parte inmediatamente superior a Tafalla (Valdorba, Oteiza, Los Arcos, etc.) y alrededor de 4.000-4.500 kg/Ha en las tierras más húmedas (Cuenca de Pamplona, Urroz, Ororbia, etc.)
Trigo de ciclo largo en secano; se siembra casi en su totalidad entre Pamplona y Tafalla. En la zona menos húmeda (Tafalla, Larraga, Lerín, etc.) los rendimientos se encuentran entre 3.000-3.500 kg/Ha; en la zona Media (Sangüesa, Valdorba, Oteiza, Los Arcos, etc.) la producción alcanza los 4.000-4.500 kg/Ha y en las tierras más húmedas (Ororobia, Yerri, Urroz, Cuenca de Pamplona), 4.500-5.000 kg/Ha. En regadío se obtienen producciones entre 5.000-6.000 kg/Ha.
Avena. El cultivo de la avena se desarrolla en las zonas marginales de cereal (Aézcoa, Salazar, Roncal) con unas producciones de 2.000-2.500 kg/Ha y en las zonas húmedas intensivas, Lumbier, Urroz, Cuenca de Pamplona y tierras húmedas de Estella, donde se obtienen entre 2.500-3.500 kg/Ha.
Suelos
Los cereales se desarrollan en prácticamente todos los tipos de suelo de la mitad sur de la región (de Pamplona hacia abajo).
La adaptabilidad de estos cultivos es muy amplia, desarrollándose incluso en tierras que poseen ciertas características no deseables, como la salinidad, bastante bien soportada por la cebada.
Los suelos de la mitad Sur de Navarra componen una gama bastante extensa, que engloba tipos muy dispares en unción de: su origen geológico y posterior evolución, la climatología que soportan, la incidencia de la actividad humana.
Así pues, se puede encontrar suelos procedentes de materiales de naturaleza margosa en la Cuenca de Pamplona con caracteres vérticos, pasando por suelos pardo-calizos originados sobre areniscas y margas detríticas en la Zona Media, hasta llegar a la Ribera, donde se encuentran suelos pardo-calizos y pardo-yesosos y los típicos aluviales dedicados al regadío, donde el cereal pierde presencia y pasa a ser un complemento de la alternativa.
A pesar de las diferencias acusadas entres los diferentes suelos, hay una serie de características que son comunes, reflejadas según los más de mil análisis efectuados en el Laboratorio Químico de Navarra para el Instituto Técnico y de Gestión del Cereal: en general se trata de suelos fuertes. Dominan las textura arcillo-limosas, franco-arcillo-limosa y franco-arcillosa. Altos contenidos en carbonatos: el 70% de las muestras contienen más del 30% de carbonatos. Ph altos: valores muy frecuentes entre 8 y 8,40. Contenidos en materia orgánica de medio-bajo a medio. Los valores más normales se encuentran entre 1,5 y 2. Contenidos medios en fósforo. Contenidos medio-bajos en Potasio. Presencia de salinidad bastante frecuente en las zonas áridas. Puede considerarse en su mayor parte apropiados para su desarrollo; excepciones como las manchas excesivamente salinas, o áreas donde la erosión ha eliminado prácticamente el suelo cultivable.
Variedades tradicionales y actuales
La evolución ha sido en los últimos años muy rápida. Cada año aparecen en el mercado nuevas variedades que ofrecen unas características diferentes a las actuales. Antiguamente, en general, eran autóctonas y se sembraban a lo largo de muchos años sin hacer ningún tipo de selección. Estaban adaptadas a la zona y presentaban una gran rusticidad. Actualmente queda muy poco material autóctono, al ser sustituido por otro procedente, en gran parte, de empresas multinacionales, en general más productivo, pero con una rusticidad y capacidad de adaptación inferior al existente anteriormente. Por ello, en zonas áridas como el Sur de Navarra se continúa con variedades tradicionales desde hace muchos años, entre los que cabe señalar en cebadas la Albacete, la Almunia, conocida vulgarmente como “Cogotona” o “cabezona”, etc; en trigos el Aragón 03, los Navarros 105, 122 y 150, el Rojo Eslava, etc.
El Gobierno de Navarra a través del Servicio de Agricultura y Ganadería mantenía, en 1988, un programa de conservación de este material autóctono, con miras a una futura utilización del mismo si fuera preciso. Al mismo tiempo el Instituto Técnico y de Gestión del Cereal tiene un programa muy amplio de experimentación de variedades. Alrededor de 60 experiencias repartidas por toda la geografía, atendiendo a las distintas zonas climáticas, sirven de base para las recomendaciones realizadas.
Las variedades más sembradas son: en cebada de ciclo largo alpha, albacete, barbarrosa, dobla, hatif de grignon, pane-I.
En cebada de ciclo corto cabe indicar una sola variedad, kym.
En trigo de ciclo largo las más cultivadas son astral, alcotan, marius, capitole, y en trigo de ciclo corto, anza. Además, se inició, en la década de 1980, la implantación de otras nuevas variedades; en cebada de ciclo largo: plaisant, reinette; en trigo de ciclo largo: recital, betres, cardeno, etc., en cebada de ciclo corto: klason, iranis, etc.
Plagas
Hay varias plagas en el cultivo del cereal que pueden ocasionar daños más o menos graves. En Navarra esta problemática no está muy extendida y se puede limitar a zonas determinadas y fincas concretas. Tal es el caso de los Nematodos (Heterodera avenae), que pueden producir grandes daños tanto en trigo como en cebada de ciclo largo. Cuando el invierno es suave estos daños se acentúan. Esta plaga está extendida por toda la región y se da con más facilidad en los terrenos sencillos y en las zonas donde se practica el monocultivo del cereal. Los pulgones afectan a la espiga del cereal, reduciendo el tamaño del grano. La agromyza puede ocasionar daños, en primaveras secas, sobre todo en cebadas de ciclo corto. Nefasia, Zabrus, Mayetiola, gusanos de suelo, etc. son otras plagas de menos incidencia y que aparecen ocasionalmente.
Enfermedades
Están muy influenciados por la climatología, que potencia la agresividad de las enfermedades. Las más frecuentes son: Pseudocercosporella Herpotrichoides y Fusarium, dos hongos que originan “el mal de pie” de los cereales, atacando a la base de los tallos; está muy extendida en las zonas húmedas, causando descensos en los rendimientos. Ustilago Nuda (carbón desnudo). Este hongo se va extendiendo, sobre todo en las cebadas de ciclo largo. La rentabilidad de los distintos tratamientos sigue todavía en estudio.
Las enfermedades foliares están producidas por distintos tipos de hongos, que pueden atacar a la hojas y a las espigas. Son transmitidas unas veces por semilla, como en el caso del Helmintosporium en cebada, y otras veces vienen condicionadas por la humedad y la temperatura como el Oidium (cebada y trigo), las Royas y la Septoria (trigo). Existe diferente resistencia a estas enfermedades, según variedades.
Malas hierbas
Esta cuestión ha evolucionado desde la década de 1960, en que sólo se conocían las hierbas de hoja ancha (ciape, amapola, cardo, etc.). Se combatían con los derivados del Acido Fenoxiacético (el 2-4 D). Veinte años después el problema fundamental está causado por otro grupo de malas hierbas, de la familia de las gramíneas o de hoja estrecha, que por su similitud con el cereal son más difíciles de distinguir. En este grupo se encuentra la ballueca (Avena Leudovicina), vallico (Lolium) y cola de zorra (Alopecurus Myosuroides).
En las zonas áridas la mayor infestación la provoca el vallico y en menor proporción la ballueca. En la zona Media el principal problema es la ballueca. En las zonas húmedas predomina la ballueca y la cola de zorra. Estas hierbas producen grandes pérdidas en el rendimiento si no se tratan a tiempo. Existen en el mercado una serie de productos químicos para combatir estas malas hierbas en los diferentes estados del cereal. Por otra parte existe una gama de malas hierbas de hoja ancha que son resistentes al 2-4 D, como son verónica, galium, poligonum SP, matricaria, etc.
Nombres locales de algunas malas hierbas
Sinapis Arvensis (flor amarilla) y Raphanus Raphanistrum (flor blanca) tienen los siguientes nombres locales:
Ciape: Cuenca de Pamplona, Aézcoa, Valle de Yerri;
Florida: Ribera;
Mostaza Negra: Aoiz;
Maya: Los Arcos hasta Viana;
Lagina: Valle de Yerri y Romanzado;
Langina: Larraga, Artajona;
Villoritas: Falces;
Amarillera: Tudela;
Chiroletas: Tudela (flor blanca);
Papaver Roheas tiene las siguientes denominaciones:
Catamusa: Oroz Betelu;
Fraile: Oroz Betelu, Estella, Barasoain, Aoiz, Monreal;
Monja: Navascués, Zona Media;
Pipirripi: Valle de Odieta y Esteribar;
Gorringo: Oroz-Betelu;
Michingorri: Tierra Estella;
Apapol: Lumbier, Cáseda;
Cucurrucallo: Estella;
Rosa de Lobo: Larraga;
Rosilla: Lerín;
Cucurrucu: Valle de Echarri;
Cucurucao: Valle de Ilzarbe;
Carlista: Lumbier;
Requetes: Desde Los Arcos hasta Viana;
Ababol: Diccionario de la Lengua Española;
Amapola: Oroz Betelu, Estella, Barasoain, Navascués, Aoiz etc.