SAN ADRIÁN
Categoría histórica: Villa.
Categoría administrativa: Municipio.
Partido Judicial: Estella.
Merindad: Estella.
Comarca geográfica: Ribera del Ebro.
Población 1986: 4.603 habitantes de hecho, 4.701 de derecho.
Superficie: 21,5 km2
Densidad: 214,1 hab/km2
Altitud en el núcleo de viviendas: 324 m.
Distancia a Pamplona: 83 km.
Comunicaciones: Situado en la comarcal NA-134, Eje del Ebro.
Gentilicio: Sanadrianés o sanadrianejo.
Geografía
Limita al N con Andosilla, al E con Peralta, al S con Azagra y al O con Calahorra (Rioja).
Gran parte del término, en el que confluyen el Ega y el Ebro, está formado por los aluviones de estos dos ríos, escalonados en diversos niveles de terraza fluviales, algunas deformadas por halocinesis. En la orilla izquierda del Ega afloran los yesos con arcillas de la Formación de Lerín (Oligoceno-Mioceno), plegados en un sinclinal y un anticlinal que la erosión ha modelado en crestas (440-460 m) y valles de dirección NO-SE; el Ebro corre a unos 290 m.
El clima es mediterráneo-continental subárido, típico de la Depresión del Ebro. Las oscilaciones térmicas son acusadas, los inviernos fríos, los veranos calurosos, las precipitaciones escasas y aleatorias, el estío seco y el cierzo frecuente. Algunos de los principales valores meteorológicos medios anuales son: 13°-14° C de temperatura, 400-450 mm de precipitaciones, caídas en 40-60 días, y 725-750 mm de evapotranspiración potencial.
Queda poco de la cubierta vegetal originaria, que fue degradada y alterada por el hombre. La vegetación forestal arbórea se reduce a los sotos fluviales y a los pinos carrascos de repoblación.
El sector secundario emplea al 64% de la población ocupada en el municipio. El empleo industrial, que oscila alrededor de 1.500 personas, varía fuertemente según las épocas del año, dada la estacionalidad en la contratación de trabajadores eventuales para la industria de conservas vegetales (en especial de mano de obra femenina, tanto del municipio como de fuera de él). La industria manufacturera de San Adrián cuenta con 66 empresas que ocupan a 1.339 trabajadores. Destacan las de conservas vegetales, que con 27 establecimientos proporcionan 938 empleos, cifra que puede triplicarse en la época de recolección y envasado de las hortalizas y frutas. El nivel medio anual de producción de estas empresas oscila alrededor de las 50.000 toneladas. Otros establecimientos dedicados a la elaboración de productos alimenticios y bebidas son las industrias vinícolas, que con tres bodegas (una cooperativa) llegan a producir más de un millón y medio de litros de mosto de vino (calificado dentro de la denominación de Origen Rioja), y la fabricación de malta, de aguas gaseosas, productos de la alimentación animal, productos de molinería y bollería y panadería y mataderos de aves y ganado mayor y menor. Otra rama de actividad industrial significativa es la industria metálica, que ocupa a 99 trabajadores en 13 establecimientos. Otras actividades del sector son confección textil, industria de la madera, artes gráficas y papel, transformación de materias plásticas y extracción y fabricación de materiales para la construcción. La construcción propiamente dicha emplea a 159 trabajadores ocupados en 21 empresas y la distribución de energía y agua a 11.
El sector servicios proporciona 652 puestos de trabajo en 240 centros de empleo. Las actividades de mayor importancia son: el comercio, con 210 empleados en 101 establecimientos; la reparación de vehículos (73 empleados); transportes y comunicaciones (71); enseñanza (47); administración local y orden público (30); banca y ahorro (26) y hostelería y venta de bebidas (21).
Las actividades agropecuarias ocupan en San Adrián a 496 personas de las cuales 205 las desempeñan como actividad principal. El regadío ocupa el 26% de la superficie de cultivo, es predominantemente herbáceo y hortícola. Patata, leguminosas-grano y alfalfa son plantas secundarias. Entre los frutales más extendidos están el peral y el cerezo. Los cultivos leñosos aventajan en superficie a los herbáceos en el secano, lo que no deja de ser bastante excepcional. La mayor parte corresponde al viñedo. San Adrián es uno de los pocos pueblos que dedicaron más superficie a la vid después que antes de la filoxera: 192 Ha en 1891, 433 en 1920 y 590 en 1961, aunque después ha reducido mucho su extensión. El olivo siempre tuvo poca importancia, tanto en cultivo único como en cultivo asociado con la vid (18 Ha en 1891 y 6 en 1982). Al almendro se destinan unas 70 Ha en plantación regular. Entre los cultivos herbáceos de secano destacan los cereales y el espárrago.
La ganadería ha tenido siempre poca relevancia. Los principales cambios acaecidos en este subsector han sido el incremento de la ganadería estabulada y de carácter industrial y el retroceso del ganado de labor. Lo primero es corroborado por la existencia (1982) de 51.000 pollos para carne, 2.300 gallinas ponedoras selectas y 555 cerdos, y la segunda, por la comparación del ganado caballar, mular y asnal existente en 1935 y 1982: 166, 56 y 73 cabezas, respectivamente, en aquella fecha y 5, 14 y 3 en ésta. El ganado bovino ascendía en la última fecha a 136 reses de raza frisona (112 de ordeño), el lanar a 3.810 de raza rasa aragonesa y el caprino a 16 (66 a finales del siglo pasado). El 9 de octubre de 1957 se fundó la Bodega Cooperativa, aprobada el 18 de mayo de 1958.
El terreno comunal cubre únicamente 195 Ha (9,6% de la superficie censada) abarcando una cuarta parte de los pastizales y el 6% de las tierras de cultivo.
La población activa de San Adrián se elevaba en 1984 a 2.329 personas, de las cuales 136 se hallaban en desempleo y cerca de 200 no residentes tenían su puesto de trabajo en el municipio, aunque en las épocas de recolección agrícola, ascienden a 2.000.
Desempleo registrado (31.3.1987):199 personas.
Presupuesto municipal 1987): 141.888.00 pts.
Heráldica municipal
Trae de gules y una palma de oro terminada en una flor de lis, sumada en su base de un lucero de ocho puntas del mismo metal y un creciente ranversado de plata y sobre ellos dos castillos de dos torres de oro, con una puerta y una ventana mazonadas de azur. La palma recuerda el primitivo nombre de la villa, que era el de San Adrián de las Palmas.
Casa Consistorial
Se construyó entre los años 1976 y 1977, sobre el solar de la anterior. Es un edificio exento, ejecutado en ladrillo caravista, de líneas modernas, en el que destaca el juego de luces y volúmenes. Tuvo sede anterior en una casa de la Plaza de la Constitución. El Ayuntamiento está regido por alcalde y diez concejales.
El monasterio de San Adrián de las Palmas, que dio nombre a la villa, recibió (1084) del conde García Ordóñez de Nájera y de su mujer Urraca diversas heredades en la Ribera navarro-riojana del Ebro.
La consagración de la iglesia de la villa hacia 1110 ocasionó una disputa entre los obispos de Calahorra y Pamplona, resuelta al parecer en favor de este último. El lugar, con su castillo, constituía un estratégico enclave defensivo. Era de señorío realengo y debía a la Corona en 1280 un total de 100 cahices de trigo y otros tantos de cebada y avena en concepto de pecha anual. Los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén disfrutaron desde finales del siglo XII de heredades en su término. Sus rentas fueron cedidas (1454) por el rey Juan II a Sancho de Vergara, de quien pasaron a Luis de Beaumont, que incluyó la villa en los dominios de su condado de Lerín. (Lerín, conde de*).
Entre sus pobladores, que sufrieron a menudo las consecuencias de su situación fronteriza con Castilla, se contaban algunos judíos. Tenía en 1330 hasta 50 fuegos, reducidos en 1366 a 8, tres de ellos hidalgos. Habían aumentado en 1427 a 22, incluyendo cinco hidalgos, y en 1553 a 62, reducidos a 39 en 1646. De 492 habitantes en 1786 pasó a 565 en 1857. Su iglesia parroquial está dedicada a San Adrián.
Los marqueses nombraban el alcalde, aunque a propuesta de la villa misma. A fines del siglo XVIII servían la iglesia un abad y cuatro beneficiados.
En 1837 desaparecieron definitivamente las jurisdicciones señoriales en toda España, y San Adrián quedó como villa sometida a régimen común, siguiendo por otra parte como ayuntamiento separado.
En 1847 contaba con escuela, dotada con 2.064 reales al año, y funcionaba un molino harinero. En los años veinte de nuestro siglo, las escuelas eran ya dos y además del molino San Adrián tenía cinco fábricas de conservas vegetales. El hospital, que sostenían el municipio y la casa Zalduendo, como fruto de una fundación piadosa, existía ya en el siglo XVII, aunque en otro edificio.
Castillo
En época medieval, la villa estuvo defendida por un castillo situado en la parte más alta, y del que hoy apenas si queda algún vestigio. En 1264 era alcaide Remir Pérez de Arróniz. Más tarde, en 1276, García González de Andosilla prestó homenaje a la reina Juana por esta fortaleza. El portal de entrada se reparó con argamasa en 1280, a la vez que se renovaban las vigas del llamado palacio mayor. Diez años después se hacían obras en los muros del recinto, en la torre mayor, que amenazaba ruina, en el puente, y en otra torre menor, que se rehizo enteramente.
El año 1300 se reparó el horno y se mudó de lugar la cárcel o calabozo. Siete años después se recubrían las casas y se hacía el horno de nuevo. Era alcaide por entonces Juan de Cambila. El puente de acceso al castillo se arregló en 1318, poniéndole cadena nueva.
Carlos II confió la retenencia en 1351 a Diego García de Lizarazu, escudero, con una asignación anual de 8 libras y 40 cahíces. Por estos años realizó obras de carpintería Sancho de Beorieta. En 1366 el rey nombró alcaide a Sancho Gil de Azagra, caballero, mandándole que obligase a los infanzones de la villa a contribuir a las obras del castillo, por no bastar con la aportación de los labradores. La reina doña Juana decía en 1370 en una cédula que se trataba de “uno de los más notables (castillos) de aquella frontera”.
En 1379 la villa y su fortaleza fueron tomadas por las huestes castellanas, teniéndolas a su cargo en rehenes, hasta 1385, Juan Hurtado de Mendoza en nombre de Juan I de Castilla. Tras su reintegración a la corona de Navarra, en 1386, Carlos II confió la guarda del castillo al escudero Fernando de Esparza, confirmado en el puesto por Carlos III en 1387, tras su subida al trono. Este mismo rey, en 1402, nombró para sucederle en el alcaidío a Juan de Arrixola, escudero de Andosilla, y en 1408 les concedió una remisión de cuarteles por cuatro años, para que reparasen los muros, que estaban en mal estado.
Los reyes Juan y Blanca confiaron la guarda en 1428 a Lope García de Rixola. El año siguiente, con motivo de las hostilidades con Castilla, se puso una guarda de gentes de armas, que llegó a alcanzar los 12 hombres a caballo y 36 a pie, y en 1430, se aumentó hasta el número de 100 peones ballesteros, reducidos luego a 33, al mando de Borchea de Aguirre. También se colocó un cañón en la fortaleza. Otro de los capitanes era Juan de Eztúñiga.
En 1434, la reina Blanca enfranqueció a los de San Adrián de la mitad de los cuarteles y ayudas, con la condición de fortificar los muros del cortijo de la villa, y reparar la torre “clamada del castiello”. En el resto del solar del castillo, podían edificar casas libremente.
Juan II dio el señorío y pechas de la villa en 1454 a Sancho de Vergara, en atención a los servicios de su padre, mosén Pieres. Cuando en 1461 Enrique IV de Castilla atacó Navarra, ocupando varias plazas, Sancho recuperó por las armas la de San Adrián. Por ello, la princesa Leonor le confirmó el señorío con sus rentas y jurisdicción, dándole también el solar de la torre y corral “donde solía estar el castillo o fortaleza”. En 1493 el conde de Lerín atacó y ocupó el lugar con 500 hombres, llevándose preso a la torre de Mendavia a Sancho de Vergara, que al año siguiente fue restituido en la posesión del señorío por Juan de Labrit y Catalina. En 1505 tenía de nuevo usurpados villa y castillo el conde, con gran agravio para don Sancho y su yerno y heredero Pedro de Veraiz. tras la conquista de Navarra por Fernando el Católico, quedaron definitivamente incorporados a los vastos dominios del condado de Lerín.
Arte
En la parte más alta de la población se encuentra la Parroquia de San Adrián, iglesia que existía ya en el segundo tercio del siglo XI, durante el reinado de García de Nájera. El edificio actual, no obstante, es una obra gótico-renacentista de mediados del siglo XVI, de dimensiones monumentales, aunque su plan se reduce a una única nave de tres tramos con capillas entre los contrafuertes, cabecera recta y coro alto a los pies. Bóvedas estrelladas de esquema diverso cubren este interior, todas ellas con claves decoradas en los cruces de sus nervios; los correspondientes a la nave se recogen en ménsulas platerescas, provistas de querubines. De esta misma época es la sacristía del lado de la Epístola, estancia cuadrada que también recibe una bóveda estrellada.
Los exteriores del templo ofrecen un bloque compacto formado por muros desnudos de ladrillo, de acuerdo con la arquitectura típica del valle del Ebro. A mediados del siglo XVIII fueron transformados notablemente con la erección de una fachada barroca a los pies, obra que debía estar realizándose en 1744 por el maestro de obras de Andosilla Martín Gil Sanz, aunque el basamento de piedra se hizo bajo la dirección de Juan Antonio Gómez por los canteros Francisco Muguerza y José Ignacio Cialceta. Dicha fachada responde a un ingenioso proyecto de estirpe italianizante, traducido a los usos constructivos locales. Entre planos cóncavos se adelanta un paramento recto, ceñido por dos pilastras cajeadas de orden gigante, que a su vez sirven de asiento a una amplia cornisa con triglifos y óculos ciegos; culmina el conjunto un frontón recto taqueado con algunas bolas en su remate. Este entramado guarnece una portada de piedra con medio punto acompañado de pilastras cajeadas y hornacina superior, también flanqueada por pilastras, en la que se muestra una escultura del titular de la parroquia. Esta compleja fachada obligó a añadir un cuarto tramo a la nave, más reducido que los originales, sin embargo su cubierta trata de imitar la de éstos. Barroca del siglo XVIII es asimismo la torre que se adosa al lado de la Epístola, aunque en sus cimientos se pudieron aprovechar estructuras de la anterior del siglo XVI. Sobre un fuste prismátito se eleva un cuerpo de campanas, muy decorado a base de labores geométricas cortadas en ladrillo, y un remate poligonal con pilastras plegadas en sus esquinas.
El interior del templo lo preside un retablo mayor de estilo romanista, que para 1604 tenía terminado el ensamblador de Pamplona Domingo de Bidarte. Su traza, deudora de lo escurialense, se compone de dos cuerpos divididos en tres calles por columnas estriadas, jónicas y compuestas respectivamente, y un ático de esquema semejante, en este caso articulado por pilastrones. Medios puntos y frontones de diversas tipologías resaltan la calle central. Esta arquitectura acoge un complejo programa iconográfico, constituido por relieves y tallas de bulto de buena calidad, obra de un escultor anónimo deudor del arte de Anchieta. Descansando en un banco con figuras de los Evangelistas y los Apóstoles se desarrollan las grandes historias del retablo, pertenecientes a la Pasión de Cristo, la vida de San Adrián y el ciclo de la Virgen. Enriquece el conjunto una buena policromía debida al artista de Olite Juan de Frías. El sagrario tiene forma de templete poligonal, incorporando la puerta un relieve del Crucificado; su interior luce pinturas de Cristo Varón de Dolores y el Salvador de estilo rafaelesco, lo mismo que los relicarios del banco, donde aparecen un obispo y la cabeza de San Pedro. También contribuye al ornato de esta iglesia la interesante colección de retablos barrocos que se encuentran en las capillas laterales, todos de idéntico trazado con cuerpo único de columnas salomónicas en distintos planos y ático curvo de estípites, presentando una abundante decoración de motivos vegetales. El más antiguo de ellos es el de la Inmaculada Concepción, datable en los últimos años del siglo XVII, mientras que los de San Pedro y San Pablo se fechan a comienzos del XVIII. Similar composición tiene el retablo de San José, de finales de esta última centuria, aunque se diferencia de aquéllos por su desnudez y eclecticismo. Las imágenes de todos estos altares son contemporáneas suyas. En las capillas más próximas a los pies se ubican sendos retablos de la primera mitad del siglo XVII y traza manierista, formada por columnas compuestas y frontón curvo. El correspondiente al Santo Cristo cobija un Crucificado de mediados del siglo XVI. A esta misma centuria pertenecen algunas tallas conservadas en la sacristía.
La reciente expansión del casco urbano por los llanos próximos al Ebro y Ega ha obligado a construir en lo que hoy es centro de la población, la Parroquia Nueva de San Adrián, edificio inaugurado en 1968. A ella se llevaron algunas imágenes antiguas y parte del exorno de la parroquia vieja. Del siglo XIV son las tallas góticas de la Virgen de la Palma y la Virgen Correntodilla, ambas sedentes. Sirve de titular una talla de San Adrián, barroca del siglo XVIII, de composición dinámica, que fue modelo de la escultura existente en la portada de la parroquia primitiva.
El casco antiguo de la población se localiza en la parte alta de ésta, donde estuvo el recinto amurallado del desaparecido castillo. Está formado por calles estrechas y edificios barrocos, aunque han desaparecido muchas de sus viejas construcciones. Frente a la primitiva parroquia se conserva un palacio del siglo XVII con dos cuerpos y ático de ladrillo. Sobre sus muros destaca una caja poligonal de este mismo material, que sirve de linterna a una monumental escalera del siglo XVIII, la pieza más importante del interior de este palacio.
Bibliografía
M.C. García Gaínza, M. C. Heredia Moreno, J. Rivas Carmona y M. Orbe Sivatte, Catálogo Monumental de Navarra II. Merindad de Estella (Pamplona, 1983). F.M. Martínez San Celedonio, Historia de San Adrián de Palmas (San Adrián, 1982). T. Biurrun y Sotil, La Escultura Religiosa y Bellas Artes en Navarra durante la época del Renacimiento (Pamplona, 1935). M.C. García Gaínza, La escultura romanista en Navarra (Pamplona, 1969). J. Clavería Arangua, Iconografía y santuarios de la Virgen en Navarra. Vol. II (Madrid, 1944). T. López Selles, Contribución a un catálogo de ermitas de Navarra. Merindad de Estella. “”, (1973).
Toponimia menor
Caluengo, término; la Cañada, camino; Forcajo, término; Hoyo del Olivo, camino; Marinal, camino; la Planilla, término; el Portigón, término; Pueblo, acequia; Sotojuela, término.