BASIANO, JESÚS
BASIANO, Jesús
(Murchante, 9.12.1889-Pamplona, 23.3.1966). Seudónimo artístico de Jesús Basiano Martínez Pérez, pintor paisajista y autor prolífico. De carácter peculiar, tosco, noble e independiente, tuvo inclinación al canto, llegando a formar parte del Orfeón Pamplonés.
Por razones familiares hubo de trasladarse a Bilbao en 1902, donde transcurrieron sus estudios de bachillerato en el Colegio de los P. P. Escolapios y en el del Cardenal Cisneros. Por influencia del escultor Quintín de Torre ingresó en la Escuela de Artes y Oficios y simultaneó sus estudios con trabajos de ayudante de arquitecto y escenógrafo, a la par que pintó, ya en torno a 1908-1912, sus primeros paisajes en Durango. En 1912, por el informe favorable de Ciga*, Gaztelu y Zubiri*, obtuvo una beca de la Diputación Foral que le permitió seguir estudios durante cuatro años en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid), donde fue discípulo aventajado de Garnelo, Chicarro, Muñoz Degraro y Plá, y asiduo visitante del Museo del Prado. En 1915 se le amplió la beca para acudir a Roma. Pasó un curso estudiando a los pintores clásicos, de cuyas obras realizó copias, dos de las cuales, de Rafael, se conservan en el Museo de Navarra. De regreso, tras un viaje a Ávila para realizar varios paisajes, se instaló en Durango (Vizcaya) hasta 1925, período en que se relacionó con la Asociación de Artistas Vascos de Bilbao, en un momento en que puede calificarse a esta ciudad de vanguardia artística de España, por las influencias que recibió de París.
A los 36 años regresó a su tierra natal, donde abrió un estudio en una de las dependencias de la Catedral de Pamplona y a partir de entonces realizó su mayor producción artística, centrada en el paisaje pamplonés fundamentalmente (las orillas del Arga, el Puente de San Pedro, la Catedral, el Redín, las Torres de San Cernin, vistas de la ciudad, etc.) y otros terrenos como Tafalla, Estella, Burguete o el Roncal, lo que le llevó a merecer el sobrenombre de “Pintor de Navarra”. Calificación que no puede omitir otros paisajes el País Vasco, Aragón o Castilla por él pintados.
No es bien conocida su faceta de pintor de figura. Hizo a partir de 1950 varios retratos construidos con el color, sobrios y en tonos oscuros, en los que acertaba a reflejar la psicología del personaje (retratos del chico de Olite y de Pello Baleztena). Tampoco se ha valorado suficientemente su pintura de interiores de claustros (de la Catedral de Pamplona en particular), de iglesias o de ermitas rurales (San Salbatore de Lesaca), y de fábricas vizcaínas (“Fundición”). Su interés por la figura le llevó a realizar una serie de pinturas sobre tallas de iglesia y una obra diversa en su género (carteles, bodegones, escudos y un mural dedicado a San Virila para la iglesia parroquial de Yesa), elaborada a partir de dibujos preparatorios a lápiz, de pocos trazos pero suficientes para definir.
El estilo de Basiano debe mucho a la experiencia impresionista de Regoyos. Su pintura evolucionó desde el divisionismo con que captaba las finezas atmosféricas iniciales, al postimpresionismo final, donde la materia cromática construye y se expresa a lo Utrillo. Evolución que en Basiano fue esencialmente temperamental, pues era capaz de finezas y brusquedades. Realista y honrado ante el modelo que sabe reflejar con una mezcla de intuición y sentimiento. Un expresivo sentido del color caracteriza su obra, con pigmentos ricos, fuertes y atrevidos, de amarillos, rojos y verdes. Tenía una capacidad para advertir y modular la luz según el transcurso del tiempo, y finalmente un sentido para elegir el motivo y tratarlo en el espacio.
Recibió los siguientes premios: Primero del Certamen Artístico del Ayuntamiento de Pamplona en 1928, por su obra “Altos Hornos de Bilbao” (propiedad del citado ayuntamiento; Diploma de Honor de Primera Clase en la Exposición Internacional de Barcelona, por el cuadro “Tejados y Torres de San Cernin”; Tercera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes y Primer Premio del Ayuntamiento de Pamplona en 1943. Realizó al menos un total de 67 exposiciones, de ellas 29 individuales, siendo las más importantes las de Madrid (Salón Nancy 1925, Sala Toisón 1955) y Pamplona (la antológica de la CAMP de 1965).
Bibliografía
J.A. Larrambebere, Jesús Basiano, el paisaje de Navarra, en “Pintores navarros”, I. (Pamplona, CAMP, 1981); J.M. Muruzábal del Solar, Vida y obra del pintor Basiano, (Pamplona, 1986) (Memoria de Licenciatura inédita); B. Pantorba, Artistas vascos, (Madrid, 1929); y los catálogos Basiano (Pamplona, CAMP, 1965) y El Pintor de Navarra: Basiano.(Madrid, Sala Toisón, 1955).