BANDAS DE MÚSICA
Conjuntos de instrumentos de viento, en los que destacan por número clarinetes, saxofones y metales. Miguel Ancil escribía (1929): “Todos los pueblos navarros se entusiasman con sus bandas de música, son algo así como su alma; los conciertos que ejecutan en las festividades del pueblo son escuchados por los vecinos con emoción religiosa de amor al terruño. Es noble el estímulo de la gente joven en los pueblos que poseen bandas de música, cuyas horas de estudio sutilizan el espíritu de los hombres de la gleba, avivando su imaginación e infundiéndoles el anhelo de cultura y educación”.
Históricamente, banda era un conjunto instrumental de características precisas, como la francesa “Bande de l´Écurie”, o en otros países las formaciones de música militar. Así sucedió en España, Italia y Gran Bretaña.
En Pamplona, las primeras bandas de las que se tienen noticias fueron las de los regimientos, modelo de las civiles que surgieron al abrir la Academia municipal de Música*. Academia y bandas fueron instituciones paralelas, al punto de que las actuaciones de las bandas fueron llamadas también academias. El Reglamento de la Academia de Solfeo de la Banda de Música Municipal de Estella (1935), por citar una tardía, decía que el fin de la banda era “contribuir al realce de las fiestas y actos públicos y proporcionar a la Ciudad tan importante elemento de solaz y cultura popular”. Y ése fue el espíritu de todas las existentes.
Las bandas surgieron casi siempre por iniciativa particular de los músicos, profesores y alumnos de las academias. Así, se sabe que en Pamplona, en 1861 había una, ligada a la Escuela Municipal de Música, compuesta por 43 músicos, no muy bien avenidos ni iguales en destreza: según un informe de 1863, la banda, que tenía 33 componentes, dejó de funcionar porque primero se fueron 8 y luego hasta 25 instrumentistas y los alumnos adelantados no querían tocar con principiantes, niños que no podían con los instrumentos graves. La situación no mejoró, aunque la Comisión municipal de Bellas Artes apoyó (1874) la adquisición de instrumentos para la Academia porque “será quizá esa medida la base para llegar a tener una banda de música que no falta en poblaciones de importancia y que tan de menos se echa en esta capital”. Para entonces habían fracasado intentos como el de “La Euterpe Navarra”, banda de 34 músicos que su director, Juan Bonet, llamaba “Academia filarmónica”, que recibió (1868) del ayuntamiento 6.000 reales que no dudó devolver. El fracaso de “La Euterpe Navarra” impulsó otra tentativa más despejada, la de la Banda de Música Popular (1869) que veía como imprescindible la organización municipal, “pues sólo de este modo podrá conseguirse un buen resultado, evitándose los disturbios que acontecen cuando una sociedad de esta especie se forma particularmente, lo cual no es duradero.” Se definían los músicos como “industriales y operarios, por lo cual es indispensable que se les remunere su trabajo”. Esta propuesta no prosperó en los términos deseados por los músicos, porque el ayuntamiento prefirió pagar por actuación y no más, según los años, de 5.000 ó 6.000 reales.
La banda estable pamplonesa, también ligada a una escuela de música, era la de la Casa de Misericordia, que dirigieron Miguel Sarasate Juanena* hasta 1879, Antonio Vidaurreta, hasta 1882, y Miguel Astrain Remón* hasta su muerte (1895). Este último percibía por su trabajo con la banda y en la escuela de música de la Casa 750 pesetas anuales. La Banda de la Meca acompañaba al ayuntamiento en la tarde de vísperas de San Fermín -donde debió de estrenarse el hoy conocido como Vals de Astrain- y estaba presente en los actos cívicos y festivos: así, por citar dos ocasiones amenizó la subida de aguas desde el Arga durante el bloqueo carlista y animó la actuación de Remigia Echarren* (1883) sobre el mismo río. La banda seguía viva en 1909. Después existió durante unos años la de los Exploradores de Pamplona, a cuya desaparición (1919) surgió “La Pamplonesa“*, que en principio solicitó “a calidad de devolución” los instrumentos sobrantes a la escuela de música de la Meca, que no los pudo ceder.
Ejemplo notable de las bandas en Navarra es la de Tafalla, fundada (1861) por Felipe Gorriti* y limitadamente activa hasta que la guerra carlista acabó con ella (1873): el ayuntamiento no podía costearla y se contentó con cederle un local, en el que organizaban un baile en su beneficio. Reorganizada (1884), vivió fechas gloriosas en el certamen internacional de Lourdes (1899) en el que llamó la atención la baja edad de los músicos que merecieron el primer premio y medalla de oro. La banda, que dejó de ser municipal (1963), ha tenido como directores a Felipe Gorriti (1881-1867), E. Camó (1884-1896), J. Vión (1897-1901), E. J. Viela (hasta 1918), J. Iñurrieta Bereciartúa (1919-1921), J. Galarza (1921-1923), Ibo Górriz Ollo (1924-1953), A. Feijoo Arias (1954-1972) y E. Vergara Errea, que continuaba en 1989.
La Banda de Sangüesa nació con el nombre de “Sociedad Filarmónica Santa Cecilia” (1896) y actuó por vez primera el día de Viernes Santo de 1897. Ha tenido en su historia once directores en trece etapas: Ramón Navallas (1896-1906), Dimas Lurbés (1906-1909), Jesús Lobera (1910), Severiano Vázquez (1911-1915), J. Vallejos* (1915-1923), J. Ugalde (1923-1924), J. Vallejos (1925-1927), G. Beaumont (1927-1932), J. Ugalde (1932-1948), A. del Solar (1950-1966), J. M.ª Bermejo (1966-1970), M. Larrañeta (1970-1983) y J. M.ª Bermejo, de nuevo director desde 1983.
Menos brillante acaso, pero no menos activa ha sido la banda de Tudela, a la que se le atribuye un precedente imposible en el siglo XVI, y que también tiene en su historia premios como el merecido en Bilbao (septiembre, 1906). Esta banda se reorganizó de nueva planta en 1919. Un año antes (1918) se formó la banda de Aoiz, que duró poco y cuyo material, que había costado 2.279 pesetas, ofrecieron en bloque, y no por instrumentos sueltos, a la Casa de Misericordia de Pamplona en 1.500 pesetas.
Puede decirse que estos ejemplos -a los que cabe añadir Olite- sirven para exponer la historia de las bandas de música de Navarra, existentes hasta hace pocos años en muchos pueblos y villas -Alsasua, Lodosa, Lumbier, etc- y hoy, si no desaparecidas o reducidas a quintetos, desaparecidas por el empuje de nuevas formas y modas.
En 1988 estos grupos musicales sobrepasaban la treintena. Entre ellos cabía destacar: Asociación musical Ave María, constituida en 1979 contaba con 34 componentes; Asociación cultural Banda de música La Pamplonesa*, fundada en 1919, contaba con 48 componentes; Banda de música de Burlada del Maestro Gironés, fundada en 1969, contaba con 35 componentes; Banda municipal de música de Cortes, creada en 1943, contaba con 46 componentes; Banda de música Iruña, fundada en 1985, contaba con 23 componentes; Banda de música La Tafallesa, fundada en 1861, contaba con 40 componentes; Banda de música de Lesaca, creada en 1982, contaba con 40 componentes; Banda de música de Olite, fundada en 1894, contaba con 35 componentes; Banda municipal de música de Tudela, fundada en 1919, contaba con 44 componentes.
Fanfarre Muthiko Alaiak, constituida en 1976, contaba con 12 componentes; Fanfarre Ieltxu de Pamplona (Ieltxu Fanfarrea), constituida en 1984, contaba con 11 componentes, Fanfarre Haritz Berri de Burlada, contaba con 9 componentes; Ortzadar, constituida en 1974, contaba con 12 componentes.
Gaiteros de Estella (Lizarrako Gaiteroak), grupo constituido en 1976, contaba con 3 componentes; Gaiteros de Pamplona, constituidos en 1973, contaba con 9 componentes; Gaiteros de Tafalla, grupo constituido en 1977.
Banda de Txitularis de Pamplona (Iruñeako Txistulari Taldea), constituida en 1942, contaba con 4 componentes; Lesakako Txistulari Taldea, contaba con 35 componentes.