AVELLANO
Fam. Betuláceas. Arbusto o arbolillo caducifolio de hasta 8 metros de altura cuando las condiciones ecológicas son apropiadas. Frecuentemente no supera los 3 metros de altura debido a la explotación humana o a las restricciones al crecimiento impuestas por el ambiente, como ocurre cuando crece al pie de los cantiles y en riberas con riadas periódicas.
La copa es amplia y densa. La corteza de las ramas jóvenes es pardo rojiza y con pelos glandulosos que la hacen algo pegajosa. En ramas viejas la corteza se vuelve grisácea y carece de pelos glandulares. Las hojas son suborbiculares con el margen doblemente aserrado, con el ápice subulado y la base acorazonada. El pecíolo es corto y con pelos glandulares y no glandulares. Las flores son monoicas y se disponen en amentos colgantes. Visibles en grupos de 1 a 5 ya en enero son anteriores en su aparición a la salida de las hojas. El fruto es la avellana, agrupadas en número variable de 1 a 5 sobre un corto pedúnculo. Maduran para agosto y las últimas para octubre. Presentan una cubierta dura leñosa y un involucro acampanado, herbáceo, de borde lacerado.
En Navarra, el avellano o urra, como se le conoce en vascuence, forma parte de las lindes de campos, matorrales de orla forestal y bosques mixtos, tanto en los valles como en el piso montano.
En ocasiones se encuentran avellanedas casi puras de origen natural pero por lo común convive con el fresno, el tilo, serbal, mostajo, abedul y tejo. El papel ecológico del avellano como formador y protector del bosque y fijador de terreno es muy importante. Representa un alimento importante para la fauna silvestre. Tiene especial interés su cultivo comercial.
Árbol de cultivo diseminado, se extiende en 3 hectáreas de secano (2.100 árboles) y 4.325 árboles diseminados. En 1982 se estimó una producción de 16 toneladas, siendo el valor monetario de este producto inferior a 2 millones de pesetas. Los municipios con mayor producción son: Obanos (1.800 Kg) Ciriza, Araquil, Baztán (con más de 1.200 kg), Arce, San Martín de Unx, Lesaca e Iza (600 kg), Goizueta y Murillo del Fruto (300 kg).
Sus producciones son muy irregulares de unos años a otros y se dedican generalmente al autoconsumo. Las posibilidades de expansión de este frutal en la Montaña son muy amplias ya que las condiciones de clima y suelo son las adecuadas para sus necesidades. El I.T.G. del Cereal* estudia sus posibilidades en una red de parcelas piloto en los Valles de Amézcoa, La Barranca, Baztán, Aézcoa, Salazar y Ulzama. En cada parcela se incluyen 13 variedades de origen europeo y norteamericano y de diferente aptitud comercial, bien sea para avellana de mesa o para su transformación industrial.
En Tafalla utilizan la infusión de flores, para bajar la fiebre y en Vera de Bidasoa recomiendan ingerir los frutos, en ayunas, para mantener la tensión estable. Ambas aplicaciones carecen, por el momento de explicación científica.