AMÉSCOA
Depresión alargada del O a E, en el sentido de las grandes estructuras geológicas situada al pie de la cornisa meridional de Urbasa. Está excavada en una formación esencialmente margosa del Cretácico superior, con niveles de calizas arcillosas intercalados, que recibe el flanco Norte del anticlinal de Gastiáin de la sierra de Lóquiz. El río Biarra o Uyarra corre en dirección O-E, paralelo a los ejes de Urbasa y Lóquiz, desde su nacimiento al O de Contrasta. Pero en vez de circular sin mayor dificultad sobre las margas, que forman el centro de la depresión subsecuente de las Améscoas, se encaja en las calizas del paquete subyacente a las margas. Este encajamiento sólo se explica por sobreimposición, a partir de las margas que después son erosionadas, quedando el curso fluvial encajado en las calizas.
El corónimo, desde el actual valle de Améscoa Baja -la Améscoa originaria o vieja, “Amescoazarra” – se extendió también en el siglo XVI al denominado hasta entonces valle de Arana. De aquí el plural de Améscoas.
La dedicación económica de ambas Améscoas es semejante. El maíz y la patata pudieron introducirse a comienzos del XIX. El lino fue un producto importante hasta comienzos del XX, en que empezó a desaparecer la industria autóctona de filaturas y telares. El usufructo del monte común que les concediera Carlos III el Noble en 1412, y confirmado por el virrey duque de San Germán en 1665, constituye en estos siglos una base importante de su producción ganadera.
Los abades de las iglesias de las Améscoas eran elegidos por los vecinos, quienes designaban asimismo los mayordomos de la fábrica de las iglesias, encargados de la administración de las primicias, que se dedicaban precisamente al culto y mantenimiento de los edificios.
De Zudaire parece ser el beato Esteban de Zudaire* la principal figura histórica del valle. De él proceden también los linajes de los Améscoas, Eulate* y Alvarez de Eulate*, y Baquedano*. Las diferencias estamentales se cuidaban con fuerza. Hidalgos y pecheros tenían sus respectivas justicias y se reunían independientemente para adoptar sus decisiones, cediendo los segundos a los rimeros los asientos preferentes en las reuniones conjuntas.
Por su situación especialmente recóndita, las Améscoas fueron importante refugio de los carlistas*, especialmente en la guerra de 1833-1839. Zumalacárregui instaló en ellas hospitales y una fábrica de pólvora. De ahí que el general Valdés, cristino, intentase expugnarlas en 1835, siendo derrotado en la batalla de las Améscoas*.
Las Améscoas se reparten administrativamente en cuatro municipios, Larraona, Aranarache, Eulate (Améscoa Alta*) y Améscoa Baja*.