SOCORROS MUTUOS, SOCIEDAD DE
SOCORROS MUTUOS, Sociedad de
Asociación de agricultores u obreros ajena a la beneficencia por el origen de la mayor parte de sus fondos, fundada con el objeto de defender a las personas o a su patrimonio de los riesgos que les amenazaban. Había sociedades de diferentes clases según el riesgo que cubrían; con respecto a las personas eran de enfermedad, paro, vejez y muerte; en cuanto a la propiedad cubrían el riesgo de mortalidad de ganado, incendio de casas o cosechas y pedrisco.
Los católicos sociales defendieron este tipo de sociedades desde principios del siglo XX porque cubrían aspectos hasta entonces desatendidos. Anteriormente existían en Navarra, extendidas por los pueblos y en muchos casos promovidas por el clero rural, pero fue entre los años 1905-1910 cuando aparecieron sociedades mutuales principalmente de enfermos, mortalidad de ganado e incendio de casas, coincidiendo con el éxito y desarrollo de las cajas rurales. Antonino Yoldi*, autor del proyecto provincial de desarrollo del cooperativismo agrario navarro, fue propagandista de las sociedades de socorros mutuos y en 1907 quiso crear en Navarra una mutua de pensiones para la vejez, proyecto que no encontró el apoyo suficiente y no se hizo realidad. En 1910, con la constitución de la Federación de Cajas Rurales Navarras* y en 1917 con la fundación de la Confederación Nacional*, las mutuales recibieron un nuevo impulso y se integraron dentro de la dinámica de estas dos asociaciones, con lo cual se distinguían en algunos aspectos de las sociedades ajenas a este movimiento.
Este tipo de sociedades se rigieron por reglamentos bastante parecidos. Las principales fueron las que cubrían el riesgo de enfermedad. Admitían socios honorarios, es decir que renunciaban al derecho a socorro, y efectivos. Pagaban una cuota de entrada de una peseta por persona menor de cuarenta años y cinco pesetas para las demás, y se podía hacer el pago adelantado por la caja rural* o sindicato. El capital existente se colocaba en la caja rural y al final del año se dividían los beneficios de la siguiente forma: un 25% para el fondo de reserva, otro 25% para la caja de reaseguros y un 50% para gastos de administración de la Confederación Nacional.
Los enfermos recibían una o dos pesetas diarias desde el segundo día de la notificación de la enfermedad hasta sesenta días en los casos de medicina y cirugía. La sociedad se gobernaba por medio de una junta directiva compuesta por el Presidente, secretario, tesorero y dos vocales. La figura del visitador era muy importante en este tipo de sociedades mutuales; tenía la obligación de hacer dos visitas semanales a los enfermos, informar a la junta directiva de la enfermedad del asociado, avisar cuando se había curado, denunciar los engaños o el mal uso del socorro. Los cargos, incluido el de visitador, eran obligatorios y gratuitos. Existía un sistema de sanciones con penas que iban desde el pago de una multa hasta la expulsión de la sociedad.
Otro tipo de seguros que extendieron las cajas rurales* fue el de mortalidad del ganado, que cubría los riesgos sufridos en el ganado por muerte, enfermedad y accidente, no por desaparición o robo. El capital inicial se formaba con las cuotas de los socios, 0,5% del capital total que representaba el animal asegurado, y con los descuentos que se hacían del valor asegurado al ocurrir un siniestro. Este capital era impuesto en la caja rural. Para ser socio era preciso pertenecer a la caja rural, tener buena conducta, ser dueño del animal asegurado y ser admitido por la junta directiva. La sociedad se gobernaba del mismo modo que la de enfermedad, con la diferencia de que en las de ganado tenía importancia la figura del perito tasador, que calculaba el valor del ganado, y la del veterinario.
En 1916 existían cuatro sociedades de socorros mutuos de ganado (Anué, Ciordia, Nuin y Tafalla) tres de incendios de casas (Baztán, Bertizarana y Leiza). Las de enfermos estaban más extendidas y había más de veinte en Navarra.
Bibliografía
J. Andrés-Gallego: Pensamiento y acción social de la iglesia en España (Madrid, 1984). J.M. Pejenaute Goñi: Las Sociedades de Socorros Mutuos en Navarra (Bilbao 1987, comunicación presentada en el II Congreso Mundial Vasco).