PRONUNCIAMIENTO DE 1841
PRONUNCIAMIENTO DE 1841
Alzamiento militar instigado por el Partido Moderado, con el fin de reentronizar a María Cristina de Borbón, a quien los progresistas habían obligado a renunciar a la regencia en 1840 en beneficio del general Espartero. La acción tuvo en Pamplona uno de sus principales centros por su carácter de ciudad fronteriza y guarnición militar importante, así como por los fueros, que los conspiradores intentaron utilizar.
El pronunciamiento se concibió como un golpe militar simultáneo en Zaragoza, Pamplona, Vitoria, Bilbao y Madrid, habiéndose de encargar de la sublevación en Pamplona el general Leopoldo O´Donnell*. Y, a fin de conseguir el mayor concurso, se ofreció lo que se supuso que los territorios vascongados más podían desear: protección legal para el comercio bilbaíno, respeto a los fueros de las cuatro provincias y derogación de la ley de modificación de los de Navarra de 16 de agosto anterior. La justificación del levantamiento radicó finalmente en la política anglófila de Espartero, que a la sazón trataba con los representantes del Reino Unido sobre la posible venta de las colonias de Fernando Póo y Annobón.
En Pamplona, el pronunciamiento de O´Donnell tuvo lugar el 1.10.1841, adueñándose sólo de la ciudadela y bombardeando desde ella la ciudad. El día 4, Manuel Montes de Oca -uno de los principales dirigentes de la conspiración – fechaba un manifiesto en Vitoria, dirigido a los “nobles y esforzados habitantes de las Provincias Vascongadas y Navarra”, donde les prometía en nombre de la ex regente “vuestros fueros en toda su integridad”, y por tanto la derogación de la Paccionada*, que se había promulgado mes y medio antes: “La ley que modifica las instituciones de Navarra será declarada sin ningún valor ni efecto. Ni ahora ni después, vascongados y navarros, tendréis más modificación ni arreglo en vuestros fueros seculares que aquéllos que vosotros mismos, porque así os convenga, queráis establecer, por medio de la sola, exclusiva y legítima representación del país, representado por vuestras Juntas y vuestras Cortes”.
Sin embargo, el alcance de la oferta no consiguió tentar a demasiados navarros. El pronunciamiento triunfó en Pamplona, en Vitoria y Bilbao, pero sólo como movimiento militar, sin que lograse la adhesión popular. Y, como además fracasó en Madrid, los sublevados hubieron de refugiarse enseguida en Francia, abandonando las tres plazas (la ciudadela de Pamplona, el 24 de octubre). Ni el prestigio y relaciones de O´Donnell ni la influencia que se supone tuvieron los señores barón de Bigüézal*, Carriquiri*, Ribed* y otros, lograron que les ayudara el pueblo, al que era completamente indiferente que María Cristina estuviera en palacio o en el ostracismo.
Algún carlista sí se animó a tomar parte, pero el 6 de octubre Carlos María Isidro firmó un escrito de condena del movimiento, precisamente porque era cristino y no carlista, y también esto debió de desalentar a no pocos. Hubo con todo una cierta contribución campesina en la presencia de algunas partidas y las descripciones que de sus vestimentas se hizo en las órdenes de caza y captura que aparecieron durante las semanas siguientes. En la zona de Sangüesa abunda por ejemplo el cachirulo.
Espartero contó también con apoyos tan notables en la vida regional -en aquellos días cruciales- como los del alcalde de Pamplona -Facundo Jarauta-, los diputados forales Lorenzo Mutilúa y José Francisco Elorz y el diputado en Cortes Luis Sagasti. De hecho, el Gobierno dio por válida la versión de que los navarros habían hecho caso omiso. Aun así no se sabe si tuvo algo de represalia la decisión que tomó Espartero pocos días después, el 12 de octubre, de segregar varios pueblos de Navarra para incorporarlos a la provincia de Logroño, ciertamente sin conseguirlo. (Límite provincial*; Fueros, desarrollo de los, 1841-1981*).
Bibliografía
Jaime del Burgo: Sublevación de O´Donnell en Pamplona (1841). Pamplona, S.A., “Temas de Cultura popular”, núm. 386.