OLLETA
Categoría histórica: Lugar.
Categoría administrativa: Concejo del municipio de Leoz.
Partido Judicial: Tafalla.
Merindad: Olite.
Comarca: Valdorba.
Población (1986): 31 habitantes de hecho; 32 habitantes de derecho.
Distancia a Pamplona: 57 km.
Comunicaciones: Carretera local que enlaza a la altura de Pueyo con la general N-121, Pamplona-Tudela.
Geografía
El término confina al N con Iracheta, al E con Lerga, al S con San Martín de Unx, y al O con Amatriain.
Comunes, 472 Ha (3 de secano, 236 de pastos). Cooperativa Agrícola-Caja Rural fundada el 27.5.1945.
Sus vecinos “labradores” debían en 1383 a la Corona 66 cahíces 3 cuartales de pan en concepto de pecha; el rey Carlos III les condonó (1390) la mitad por 2 años en atención a las pérdidas demográficas.
Su historia principal es la de la Valdorba*, de que forma parte. Al disgregarse esta unidad administrativa en el siglo XIX, Olleta quedó incorporada al municipio de Leoz. Como la mayoría de los pueblos de la Valdorba, hasta las reformas municipales de 1835-1845 estuvo sometida a la jurisdicción del alcalde del mercado de Pamplona y, desde esas reformas, quedó como lugar de régimen municipal común. En lo eclesiástico, en 1847 la iglesia estaba servida por un abad, que era presentado por los vecinos, y un beneficiado, que lo era por el rey o el abad según el mes en que se diera la vacante. Olleta tenía escuela a la sazón, dotada con mil reales y cincuenta robos de trigo. A comienzos del siglo XX, la carnicería y la taberna de Olleta eran del concejo y el lugar en la residencia oficial del ayuntamiento de Leoz.
Arte
La parroquia de la Asunción constituye, junto con la ermita de Catalina y el monasterio de San Jorge de Azuelo, una interesantísima muestra del románico rural navarro, cuya tipología homogénea deriva de la iglesia de Loarre erigida en tiempos de Sancho Ramírez. La fábrica primitiva de Olleta data de la segunda mitad del siglo XII, si bien existen noticias de las reformas efectuadas en el año 1600 por Joan de Azcárate, que fueron luego reconocidas por Juan de Flamarique, cantero de Artariain. En el año 1727 se documentan otras obras en la capilla del Cristo a la Columna a cargo del cantero Sebastián de Elizari y del carpintero Juan de Amestoy. Por último, en el año 1956 se descubrieron las pinturas murales que hoy se guardan en el Museo de Navarra.
La iglesia consta de una sola nave con tres tramos, seguido de otro más reducido que se prolonga en dos capillas hornacinas laterales y una amplia cabecera semicircular con tres ventanas abocinadas. Tanto la nave como las capillas ostentan bóvedas de cañón apuntado articuladas por arcos fajones que apean en gruesas semicolumnas con capiteles figurativos o vegetales y cimacios; estos últimos llevan decoración geométrica. El ábside se cubre con una bóveda de horno y en el crucero voltea un cimborrio poligonal sobre trompas culminado en una linterna, según una solución semejante a la de la ya mencionada iglesia de Loarre. Al exterior presenta la iglesia un rico juego de volúmenes, contrastando el trasdós poligonal del cimborrio, hecho de ladrillo, con el resto de los muros labrados en buena cantería, donde sobresalen la torre prismática y el esbelto cilindro del ábside sujeto por contrafuertes y con decoración de ajedrezado. Enriquece también el muro de la Epístola la hilera de canes, rudos de talla pero con variada figuración, y la sencilla portada con capiteles vegetales y cimacios taqueados; sobre el tímpano hay un crismón trinitario de influencia jaquesa.
Aparte de la primitiva pila bautismal, sólo se conserva en la iglesia una talla de la Virgen sedente con el Niño que procede de la parroquia de Sansomáin; se trata de una talla gótica del siglo XIII con rasgos arcaizantes y con repintes del siglo XVI. Hay también varias esculturas del siglo XVII, de estilo popular, y otra de la Asunción del siglo XIX.
Mención especial merecen, no obstante, el conjunto de pinturas, hechas con una técnica mixta de fresco y acabado en seco, que recubrían los muros de la iglesia hasta que recientemente se trasladaron al Museo de Navarra. A pesar de la dificultad que presenta su estudio y clasificación, dado su avanzado estado de deterioro, la profesora Lacarra ha distinguido en ellas dos etapas diferentes. El conjunto más antiguo se debe al primer maestro de Olleta, que debió trabajar a mediados del siglo XIV, con un estilo gótico lineal de tradición francesa próximo al del maestro Roque de Artajona y al segundo maestro de Olite. A este primer autor de Olleta, que ejecuta unas figuras lineales de fino dibujo y rasgos expresivos, se deben las escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, así como diversos fragmentos decorativos, posiblemente estos últimos en el intradós de los arcos. Más tardías y más torpes son, por el contrario, las demás pinturas, ejecutadas durante el último tercio del siglo XV por el denominado segundo maestro de Olleta, a quien pueden deberse el San Cristóbal rodeado de santos o las parejas de santos conversando.
Esparcimiento
Las fiestas patronales en honor de la Natividad se celebran el 8 de septiembre.