JOTA
Música, canto y baile existentes en casi toda Navarra, de origen e historia discutidos. Una copia popularizada sostiene que
La jota se llama jota
porque la inventó Aben-Jot
y se llama aragonesa
porque aquí se bautizó.
Tal jota, debida a Juan Blas Ubide y publicada en Calatayud (1882), no pasa de ser una guasa. La jota no es árabe ni por música, ni por versificación. Como escribió J. M. Iribarren, “a la jota le ocurre como a muchos castillos y puentes de España, que no tienen más de dos o tres siglos de existencia y la gente asegura que son obra de moros”. El mismo nombre de jota no aparece hasta finales del siglo XVII. Las primeras muestras musicales son del último tercio del XVIII. Cervantes, que llega a citar diecinueve danzas, no la menciona ni siquiera cuando lleva a Don Quijote y a Sancho a la ínsula Barataria, no lejos de Zaragoza; Gaspar Sanz, aragonés, no la incluye en su Instrucción de música sobre la guitarra española (1674) cuajada de ritmos de baile.
La teoría más común es que la jota, hoy presente en todo el folklore peninsular, incluido el andaluz, llegó a Navarra traída por los voluntarios combatientes en Zaragoza a las órdenes de Palafox. De entonces puede datar la conocida:
“Adiós, puente de Tudela,
por debajo pasa el Ebro,
por encima los franceses
que van al degolladero”.
La jota cuajó pronto como expresión popular en Navarra y así la recoge H. Wilkinson, en el primer número, “Fandango, hota and cachuca”, de su colección musical (Sketches of Scenery in the Basque Provinces of Spain, with a selection of national Music, arranged for piano-forte and guitar, Londres, 1838), El citado Iribarren resume: “A lo largo del siglo asado, la jota se hace consustancial con Navarra, con la Ribera especialmente, y en ella encuentra refugio y expresión lírica el pueblo. Y ya entrado el siglo actual, ocurre entonces un curioso fenómeno: Navarra asimila la jota, la convierte en algo propio, infunde su alma en ella y consigue una nota diferente de la aragonesa y superior a ella en tonada y letra.
Música
Manuel García Matos precisó que “la jota navarra tiene estrecho parentesco con la aragonesa, pero presenta una mayor ondulación lineal de las frases, con más abundantes y largos melismas, y no está sujeta a la regularidad métrica de ésta. Tiene más preciosismo melódico que la aragonesa y también son diferentes la introducción y las variaciones instrumentales”.
Es preciso añadir dos acotaciones: a diferencia de la jota aragonesa, la navarra no rehuye el tono menor, con lo que gana en expresividad, y nunca une canto y baile, de forma que las jotas bailadas no son cantadas y las copias no se entonan mientras se baila. Acaso por eso, las jotas cantadas son más lentas y llegan a fundir dulzura y vigor.
Forma
La jota cantada consta de estribillo, o introducción instrumental, y copla. El estribillo, en general de dieciséis compases, con cuatro acordes iniciales de tónica, repetidos al final, expone un tema popular, con aire rápido, en compás de 3/8. Se suele repetir. A los cuatro acordes del principio se añade uno de dominante o de séptima. La copla es una cuarteta de versos octosílabos, asonantes los pares, que anima siete frases musicales, divididas, según los autores, en tres partes: entrada, copla y vuelta.
Para evitar confusiones, vale este ejemplo. La jota o copla
Quisiera volverme hiedra
y subir por las paredes
y entrar en tu habitación
por ver el dormir que tienes
sonará así:
entrada:
Y subir por las paredes,
copla:
quisiera volverme hiedra
y subir por las paredes
y entrar en tu habitación,
por ver el dormir que tienes,
vuelta:
por ver el dormir que tienes
quisiera volverme hiedra
El canto va, más bien “moderato”, con ritmo neto y compás de 3/4, relajado con amalgamas de 2/4 y 4/4.
En la jota navarra no suelen darse joteros* de voz grave, sino atenorados, que cantan solos, aunque hoy gozan de preferencia en algunas zonas los dúos, por terceras, con ocasionales inversiones en sextas.
Baile
Suele decirse que la jota como danza es lo mismo que fandango, y tal vez sea oportuno recordar el citado M. Wilkinson. Hoy las parejas bailan en corro, brazos en alto, con movimientos rápidos de vaivén lateral a uno y otro lado, con punteados en el suelo y traslaciones en sentido contrario a las agujas del reloj y en ese sentido. Es costumbre que los bailes públicos, en especial durante las fiestas, terminen con una jota, que suele ser un título determinado, con duración prolongada y creciente. De todas, tal vez la más famosa sea la “revolvedera” de Tudela en torno al quiosco de la Plaza de los Fueros. Esta jota popular no se diferencia en esencia de las incluidas en las series folklóricas (Ochagavía, Estella, Sangüesa); hay quien las asimila a los fandangos insertos en la mayoría de inguruchos.
Una tradición quiere que la primera jota de baile se interpretó en Corella en 1867, con alguna prevención:
“No salgas, hijo, a la calle
porque ha salido la fiera
y van cantando los mozos
la jota revolvedera”.
De ser cierta esa noticia, demostraría que, a diferencia de la práctica actual, baile y canto podrían ir unidos.