GAITA
GAITA
Instrumento musical de viento de doble lengüeta y al parecer de origen semítico. Pertenece a la familia del oboe, fagot y corno inglés. Su música alegra las fiestas de los pueblos navarros y en la Zona Media es el instrumento preferido.
Se construye en madera de boj por su sonoridad y bello color y más modernamente en ébae y palosanto incluso de latón. Tiene generalmente entre 35 a 39 cm de longitud, incluida la boquilla, y 5 cm de diámetro en el extremo inferior.
Consta de una boquilla formada por una doble lengüeta de caña que vibra al enfilar el aire y produce un sonido muy peculiar. Una pieza de latón llamada tudel de unos 5 cm de larga sirve para sostenerla y enlazarla con un tubo sonoro y para transmitir el sonido producido por la boquilla. Una chapa metálica redondeada alivia los labios del gaitero, sirve de enchanche para la cadena que se sujeta al otro lado en la banda metálica de la bocina y protege a las cañas de la boquilla en las caídas.
El tubo modifica y altera el sonido, se ensancha hasta formar una bocina o campana y está provisto de ocho agujeros, que se tapan con los dedos, siete de ellos están colocados en su parte anterior y uno, que se tapa y abre con el dedo pulgar de la mano izquierda, en su parte posterior. Igualmente tiene en la zona inferior, junto a la campana metálica dos orificios, uno frente al otro, a la misma altura y perpendiculares al resto de los agujeros. No se obturan y sirven para recortar la onda sonora y mantener la afinación de las notas graves. Se les llama oídos.
Con objeto de que la madera no se agriete y para embellecer el instrumento el tubo lleva tres abrazaderas de plata o de metal de distintos tamaños, uno en el extremo superior o cuello, otra en el extremo opuesto o campana y la intermedia entre el espacio entre los oídos y el último agujero. Al igual que todo instrumento antiguo y popular, carece de llaves, y por su mecanismo, digitación y colocación de los agujeros tiene un gran parecido con la flauta. A los orificios superiores se les aplica la mano izquierda y a los inferiores la derecha y entre todos ellos producen las notas fundamentales de la escala musical. Para tocar alteraciones, sostenidos y bemoles, se utiliza el sistema de cerrar a medias los agujeros, que puede producir fácilmente desafinaciones, o mejor el sistema de tranquilla que consiste en dejar orificios intermedios abiertos.
Su extensión normal es de dos octavas menos un semitono, del fa sostenido del primer espacio del pentagrama al mi de la tercera línea supletoria. En algún caso excepcional varía algo esta extensión. Está afinada, según el diapasón, en do sostenido mayor. En cuanto a los tonos utiliza los brillantes de do y sol mayores, con sus correlativos menores la y mi, pero igualmente toca otras tonalidades, no rebasando generalmente las tres alteraciones.
Su sonido es penetrante, chillón, algo inestable por ser instrumento de doble lengüeta, agudo por ser corto, y de gran potencia por el grosor de su tubo. Casi siempre en Navarra se tocan dos dulzainas que ejecutan las voces primera y segunda, y siempre las acompaña un vistoso tamboril de gran sonoridad que sirve de soporte rítmico.
Este instrumento por estar siempre al servicio del pueblo, ha tenido una gran capacidad de creación y de adaptación, porque no sólo acompaña a los bailes folklóricos como a los danzantes de Ochagavía, al Baile de la Era de Estella, a los gigantes de casi todas las localidades, etc., sino que según las novedades de cada tiempo ha interpretado valses, poleas, mazurcas, chotis, habaneras, tangos, y otras piezas más folklóricas y de la tierra como fandangos, ariñ-ariñ, alboradas, jotas y zortzicos. Estas últimas son las que más se interpretan en la actualidad. Entre la gaita y el txistu se intercambian frecuentemente sus melodías.
Su presencia se constata en Navarra de norte a sur, pero destaca la ciudad de Estella como cuna de famosos gaiteros: los Romano, los Elízaga, los Montero y los Pérez de Lazárraga. También hubo gaiteros, en Allo, Aoiz, Burlada, Puente la Reina, Viana, Pamplona, Echarri Aranaz, Valcarlos, Ribaforada, Fustiñana, Larraga, Urroz, Olite, Falces, Sangüesa, San Pedro de Echano y Artaiz.
Bibliografía
J.J. Belaustegui, La dulzaina. “Euskaleriaren Alde”, t XX (San Sebastián, 1930), p. 373-375. S. Argaiz San Felices, La gaita navarra, “Pregón” (Pamplona, 1970). P. H. Olazaran de Estella, Tratado de txistu y gaita (Pamplona, 1972). Hermanos Lacunza, Método de gaita navarra (Pamplona, 1968). Gaiteros de Pamplona, Instrumentos de doble lengüeta, “Eusko Ikaskuntza, Cuadernos de Sección Folklore” (Zarauz, 1983), p. 147-152.