TORRECILLA, EZEQUIEL
TORRECILLA, Ezequiel
Natural de Gollano. Maestro de Primera Enseñanza. Ejerció su profesión en Estella y Pamplona, donde regentó la unidad de escribientes y aritméticos de la Escuela Pública situada en la Calle Mayor. Gozó de gran prestigio entre sus discípulos por sus dotes pedagógicas, pero su grado de participación en la vida educativa traspasó la estricta dimensión del aula, para abarcar la vida pedagógica local y provincial. Fue uno de los maestros más notables del siglo XIX.
Su preocupación por el libro de texto escolar le llevó en 1818 a elevar un memorial a la Junta de Estudios en el que se pide que se estudien y analicen por diversos especialistas, los libros de texto utilizados habitualmente en las escuelas de Primeras Letras: Silabario* del P. Santiago Delgado, El Libro Primero o Catón Cristiano del real Colegio Académico de Primeras Letras, El Libro Segundo* de Naharro, Las Obligaciones del Hombre de Escoizquiz. El objetivo que proponía era que se elaborasen los libros Tercero y Cuarto para el perfeccionamiento de la lectura, pero que no se compusiesen el Primero ni el Segundo, pues ya lo hacían los propios maestros. La Junta de estudios consideró esta propuesta, aunque pensó que procedía hacer una obra en cuatro tomos. Torrecilla y Juan José García* presentaron la Cartilla Silabario y los Libros Segundo, Tercero y Cuarto.
En 1825, el Ayuntamiento de Pamplona recabó de Torrecilla un informe sobre el Plan General de Primera Educación que había aprobado el Municipio para su implantación en las Escuelas Públicas de la capital.
Gran trascendencia tuvo el memorial que junto a Juan José García y el resto de los maestros de Pamplona presentaron a los Tres Estados del Reino, reunidos en Cortes Generales. En él se critica el estado de franca decadencia en que se encontraban las escuelas. Entre las medidas que propusieron estaba la de cotejar el Plan y Reglamento General de las Escuelas de Primeras Letras* de 16 de febrero de 1825, con el que en 1817 habían aprobado las Cortes. La Comisión de Instrucción de las Cortes, a la vista del memorial, estimó oportuno solicitar en 1828 nuevamente la Ley que ya se había propuesto en las Cortes de 1817-1818. Ello dio lugar a la promulgación de la Ley 22 de las Cortes de 1828-1829 por la que se creó la Junta Superior de Educación* y que iba a suponer una fecha clave dentro de la organización de la educación en Navarra.
Fue autor de varios libros de texto para las Escuelas de Primeras Letras: Elementos Teórico-prácticos de Aritmética conforme al uso particular de monedas, pesas y medidas de Navarra para instrucción de los niños; Nuevo Libro Segundo de los niños muy útil y metódico para la enseñanza de la lectura. Fue coautor con Juan José García del Compendio de Gramática Castellana dispuesto en forma de diálogo por Herranz y aumentada por García y Torrecilla, de la que se hicieron varias ediciones.
Su Plan instructivo a los maestros de Primeras Letras, acerca de los conocimientos que abraza su profesión y modo de comunicarse con orden, método y claridad a sus discípulos, recoge todos sus conocimientos pedagógicos y los transmite en forma de normas o consejos útiles y asequibles al profesor.
En su dedicatoria a los Maestros de Primeras Letras explica las razones que le han llevado a escribirla y que no es otra que intentar mejorar la Primera Educación, dado que la que se recibe “en las escuelas de Primeras Letras es por lo común vana, estéril y aún defectuosa en parte”.
Dedica Torrecilla los primeros capítulos a la figura del maestro. Pone de relieve las diversas circunstancias que originan la falta de calidad del mismo: escaso reconocimiento económico de la profesión y el acceso a la misma de personas que no han triunfado en otras profesiones; estudia las cualidades que deben reunir los maestros, y termina esta parte con un capítulo dedicado a la actuación del maestro para con sus discípulos.
En lo que respecta al comportamiento, estima Torrecilla que el nivel de exigencia debe ser igual para todos. El maestro debe actuar como padre y como juez. En este sentido, aunque considera necesarios los castigos, cree que si se recurre a ellos con frecuencia, se tornan inútiles. Asimismo considera necesario discernir cuáles son las actuaciones propias de la edad que no deben tener castigo y aquellas otras que pueden tener repercusiones posteriores. En cuanto a los premios, los considera como un incentivo al trabajo y a la buena conducta.
Pasa a continuación a estudiar distintos aspectos de organización escolar. Comienza describiendo las condiciones que debe reunir el aula de clase, así como el mobiliario y material necesarios para impartir la enseñanza; seguidamente da normas para la admisión y clasificación de alumnos en las distintas clases y secciones y enumera las obligaciones de los pasantes*, celadores* y ayudantes.
El resto de la obra es un tratado de didáctica especial de las disciplinas que ocupan la mayor parte de la jornada escolar, la lectura y la escritura. Para la enseñanza de la lectura es partidario del método silábico.
Finaliza este apartado con unas orientaciones para precaver ciertos vicios comunes en el aprendizaje de la lectura.
Su gran experiencia docente se pone igualmente de manifiesto en el tratamiento que hace de la didáctica de la escritura. Es partidario del carácter bastardo corriente y del texto de Santiago Delgado. Piensa que el método de enseñanza debe comprender reglas y muestras. Condiciona la edad apropiada para el aprendizaje de la escritura a la “disposición de la mano o firmeza del pulso”. Las primeras enseñanzas están dirigidas a adquirir buenos hábitos posturales. En un segundo momento se le instruirá sobre la forma de apoyar la pluma, distintas direcciones, trazos, composición de letras, enlaces etc. todo ello en la correspondiente cuadrícula. A partir de este momento se deben presentar progresivamente los trazos más simples, letras minúsculas según dificultad y finalmente las mayúsculas. Todos estos pasos son presentados detalladamente por Torrecilla, que justifica con su obra su condición de figura reseña en el campo de la enseñanza navarra del XIX.
Bibliografía
Propuesta de libros de texto de J. José García y E. Torrecilla. 1819. Archivo Municipal de Pamplona. Sección de Enseñanza Pública, Legajo 17. Memorial de J. José García y E. Torrecilla sobre el Plan General de Escuelas de Pamplona. 1825. Archivo Municipal de Pamplona. Sección de Enseñanza Pública, Legajo 18; -Memorial de los Maestros de Primeras Letras de Pamplona proponiendo a las Cortes, varias providencias relativas a la mejora de la Enseñanza Pública. 1828. Archivo General de Navarra. Sección de Instrucción Pública, Legajo 6.° Carpeta 36; -Libro de Actas de la Junta Superior de Educación. Años 1829-1936. Ezequiel Torrecilla. Plan muy Instructivo a los maestros de Primeras Letras, acerca del conocimiento que abraza su profesión y modo de comunicársela con orden y claridad a sus discípulos. Pamplona. 1827.