ROQUE, MAESTRO
ROQUE, Maestro
(1340…). Un pintor llamado Roque, quizá vecino de Pamplona, dejó su nombre en una pintura mural situada en el lado derecho del presbiterio de la iglesia de San Saturnino de Artajona, obra que, arrancada de su soporte, se guarda en el Museo de Navarra en Pamplona. Esta decoración formaba pareja con otra situada en el lado izquierdo, hoy desaparecida, cuyo tema es conocido por una descripción del siglo XVIII. Ambas composiciones se relacionan con leyendas tolosanas, cosa natural por ser el cabildo de San Saturnino de Toulouse propietario de la iglesia navarra del Cerco, junto con todos sus diezmos y primicias, pertenencias y hacienda desde el siglo XI (1084), debido a una donación hecha a los tolosanos por el obispo de Pamplona, Pedro de Andouque. Así se comprende que los canónigos de San Saturnino, al levantar un nuevo edificio en Artajona bajo la advocación de su titular, quisieran decorarlo con representaciones muy queridas para los tolosanos, en el lado izquierdo un pasaje de la leyenda de San Exuperio, sucesor de San Saturnino en la sede de Toulouse, y en el lado derecho una de sus tradiciones más veneradas: la de que hubiera sido el propio Carlomagno quien había entregado el sagrado cuerpo a los tolosanos que pasaban con ello a poseer la tumba más ilustre de toda la Galia meridional. Escena ésta para la que, además, se poseía un modelo realizado hacía poco tiempo en la girola de San Saturnino de Toulouse. Ambas composiciones pertenecerían a un mismo maestro, como lo prueba el hecho de que su temática estuviera íntimamente relacionada. A esto se suma que, a través de los vestigios conservados en el lado izquierdo del presbiterio se reconoce una composición de iguales proporciones (1,60 x 3,48 m) a la del lado derecho, y en aquella los restos de una inscripción en la que se decía: “Aqui estan los Canonigos de Tolosa en Capitol; Aqui lo aylan los canonigos a Exuperi; Aqui presenta Sant Exuperi el trasoro a los pobres”.
El texto correspondiente al mural del lado derecho, aunque incompleto, resulta más expresivo, pues no sólo describe las escenas allí representadas sino que proporciona el nombre del autor y la fecha aproximada de su realización: Así, en la parte alta del mismo nos dice: “Aqui esta el rey en su cathedra assentado: soldados: el pueblo de Francia a suplicarle: que: torne este cuerpo santo en Tholosa: Aqui saylle el obispo con sus canónigos con el pueblo de Tholosa”. En la parte inferior se lee: “Lo pinto Roque el Ayno de Mil et CCC et XL.” Y después de un espacio en el que se ha perdido la pintura, continúa: “Vecino de Pamplona”.
La pintura se halla dispuesta según una ordenación geométrica en la que, bajo seis arquitecturas trilobuladas coronadas por cresterías góticas se suceden una serie de episodios correlativos, pertenecientes a un mismo relato. El conjunto recuerda la disposición de algunos frontales navarros de la primera mitad del siglo XIV como, por ejemplo, los de Góngora y Arteta. El colorido alternante de los fondos, rojo y azul, y la seguridad de trazo le confiere aspecto de vidriera. Los personajes, vestidos a la moda de la época, utilizan un lenguaje gestual muy expresivo, y los detalles de ambientación y paisaje (tienda de campaña bajo la que se encuentra sentado el emperador Carlos, ciudad de Toulouse, cortejo episcopal) denotan un gran sentido de la observación y capacidad narrativa.
La vía de esta decoración se acrecienta necesariamente al conocerse el nombre de su autor y la fecha (1340) de su realización. Sin embargo se desconoce el lugar de su nacimiento y formación, dado el carácter internacional de su pintura. Los intentos realizados por considerarle discípulo y colaborador de Juan Oliver* en la obra del refectorio de la catedral de Pamplona no son satisfactorios, al no tenerse en consideración la existencia por aquellos años de otros centros de interés, a uno y otro lado de los Pirineos, para el aprendizaje de un joven artista. Por otro lado el tema representado es francés, basado en una leyenda que, aunque originariamente procediera de la abadía de Saint Denis y fuera el rey Dagoberto en vez de Carlomagno el protagonista, fue luego modificada por los tolosanos hasta darle un sentido local y así escogido para servir como decoración de una iglesia cuyos miembros eran franceses. El donante o donantes, si los hubo, serían de origen francés, languedociano probablemente, mejor que navarro, a pesar de que el momento de su realización corresponda a la etapa de mayor intimidad en las relaciones entre Pamplona y Toulouse. Y el nombre de Roque se encuentra en esas fechas con la misma frecuencia en Francia que en Navarra.
Bibliografía
P. de Madrazo, Navarra y Logroño, (Madrid, 1886), “España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia”. Ch. R. Post, A history of Spanish Painting, vol. XIV, (Appendix, 1966). J. Jimeno Jurío, Documentos medievales artajoneses (1070-1312), (Pamplona, 1968). M.ª C. Lacarra Ducay, Aportación al estudio de la pintura mural gótica en Navarra. (Pamplona, 1974). M.ª C. García Gainza, y otros, Catálogo Monumental de Navarra, III, Merindad de Olite, (Pamplona, I, 1985).