DOMÍNGUEZ ARÉVALO, TOMÁS
(Madrid, 1882 – Villafranca de Navarra, 1952). Hijo del político carlista Tomás Domínguez Romera* y nieto del también político José María Arévalo Fernández de Navarrete*, de quien heredó -por medio de su madre- el título de conde de Rodezno, fue diputado a Cortes por Aoiz en 1916-1918, 1918-1919, senador por Navarra en 1921-1923 y 1923 (en las Cortes que disolvió Primo de Rivera) y otra vez diputado en las Cortes de la República, en 1931-1933, 1933-1936 y 1936 (en las suspendidas por el estallido de la guerra civil).
Carlista, tomó parte activa en la negociación del apoyo de los carlistas a los militares cuando se preparaba el Alzamiento de 1936. Participó asimismo en las negociaciones para unificar Falange y la Comunión Tradicionalista -como se hizo en 1937- y, al formarse el primer gobierno de Franco, en 1938, ocupó la cartera de Justicia, inaugurando así la discontinua tendencia de las primeras épocas de Franco a confiar este ministerio a militantes del tradicionalismo. Luego, en enero de 1940, fue designado diputado foral por Tudela y fue vicepresidente de la Diputación de Navarra.
Sobre todo desde 1946 encabezó el grupo de carlistas que, muerto él, aceptaría a don Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII, como heredero del trono de España, en 1957, en el llamado pacto de Estoril.
Rodezno tuvo una interesante faceta de historiador, centrada en cuestiones carlistas: La abdicación de D. Carlos y el Conde de Montemolín (RHGE,1927, I, 234-262), La Princesa de Reira y los hijos de don Carlos (Madrid, 1928), La muerte de Zumalacárregui (RHGE, 1929, III, 97-106), Carlos VII, Duque de Madrid (Madrid, 1929); puso prólogos a libros de J. Mª Azcona* y J. Valdés. Pronunció (Pamplona, 10.3.1938) uno de los dos discursos a Los mártires de la Tradición (Vitoria, 1938). Su primer libro, y más impersonal, fue Los Teobaldos en Navarra (Madrid, 1909).
Académico numerario de la Real de la Historia, ingresó (15.11.1944) con el discurso Austrias y Albrets ante la incorporación de Navarra a Castilla (Pamplona, 1944), al que contestó el marqués del Saltillo. Rodezno ocupó la vacante de F. Rodríguez Marín. En su discurso repasó los hechos y juicios merecidos por la conquista del reino y los intentos posteriores de recuperarlo por parte de la dinastía desposeída, los Albret, tanto militares como diplomáticos o matrimoniales, como la posible boda de Enrique de Albret con Leonor, hermana de Carlos I. En ese contexto sitúa un memorial del Archivo de Navarra, anónimo y sin data, sobre los derechos y Estados de Enrique. Como conclusión, Rodezno establece que Navarra se incorporó al imperio español “de todo corazón”, y esto “como consecuencia de un natural proceso histórico, que no supo o no quiso comprender su última dinastía”, y que durante un siglo las circunstancias de la conquista turbaron la conciencia de los Austrias “e inquietaron los sentimientos de fidelidad de la nobleza navarra”, fidelidad que, a su juicio, alentó la “adhesión unánime y entusiasta” al Borbón en la guerra de Sucesión.