COMUNISMO
COMUNISMO
La aparición del comunismo en Navarra no se produjo hasta la II República y ya bien avanzada ésta. La “Conferencia de Pamplona” (principios de marzo de 1930) se llamó así para despistar a la policía, ya que la reunión se celebró en Bilbao. En mayo de 1932 aparece la primera referencia precisa sobre la existencia de organización comunista vinculada a la III Internacional; se presentaron en el Gobierno Civil los estatutos del Radio Comunista de Tudela, afecto al Partido Comunista de España. Como Presidente y Secretario figuraban Francisco Hernández y Saturnino Gómez y contaba con 22 asociados. En agosto del mismo año los presentó el Radio Comunista de Pamplona del PCE (Sección Española de la Internacional Comunista), cuya asamblea constituyente se celebró “con la asistencia de diez socios”.
El objeto que definían sus estatutos era “agrupar en su seno a todos los trabajadores comunistas que estén dispuestos a luchar por la transformación del actual sistema capitalista en un orden social nuevo. Su finalidad, pues, es la emancipación de los trabajadores”. La estructura en que se basaba era el centralismo democrático, cuyos principios fundamentales eran la elección de todos los órganos directivos en las asambleas, a las que aquellos tenían que dar cuenta de su gestión, y el carácter obligatorio de las resoluciones de los órganos superiores para los inferiores. Su domicilio estaba en la C/ Carmen, 23 bajo. Siguió en todo momento las directrices y estructura del PCE, vinculado con los comunistas vascos, aun después de que éstos constituyeran (primavera de 1935) el Partido Comunista de Euskadi. El primer Comité del Radio de Pamplona lo formaron: José Lázaro (secretario político), Serafín Paniagua, José Quel e Ignacio Biurrun. Unos meses antes, marzo de 1932, se había constituido el Comité Provincial de la Oposición Comunista de Izquierda Internacional, de carácter trostskista, de la que figuraba como secretario José J. Villafranca, hijo de Leandro Villafranca (Presidente años más tarde del frente Popular Navarro y del Socorro Rojo Internacional); las actividades de este grupo son muy poco conocidas.
La incidencia del PCE en Navarra durante los primeros años de la II República fue escasa y su carencia de medios tanto materiales como humanos notable. En las elecciones a Cortes Constituyentes (junio de 1931) no pudieron presentar candidatura; en las de noviembre de 1933 lo hicieron y, aunque algunos de sus miembros ni siquiera residían en Pamplona, su candidato más votado obtuvo 1.700 votos (el 0,9% de los válidos). En los años siguientes, el PCE aumentó su militancia, pero muy lentamente, bajo la dirección como secretario político de Jesús Monzón*. En los días de la revolución de Asturias (octubre de 1934) socialistas y comunistas intentaron extender la huelga a Navarra, por lo que algunos de sus dirigentes (Monzón) fueron detenidos. Las tareas sindicales, dentro de la UGT, absorbían la actividad de los comunistas, que llegaron a tener influencia decisiva en la dirección del sindicato de la construcción, ya en junio de 1935, fecha en que protagonizaron una importante huelga del sector. No tenían presencia en los Ayuntamientos y, siguiendo su política general, defendían el derecho de autodeterminación de los pueblos, apoyando, en el orden autonómico, los derechos forales de Navarra. Participaron activamente, junto con toda la izquierda navarra, en el movimiento de solidaridad con los presos del Fuerte de San Cristóbal (represaliados de la revolución de Asturias) y en la lucha por la amnistía, que sería uno de los puntos básicos del programa del Frente Popular.
Con el cambio de posición después del VII Congreso de la Internacional Comunista, el PCE navarro formó con los socialistas un Comité de Enlace de los partidos socialista y comunista, en diciembre de 1935, cuyos Presidente y Secretario eran Tiburcio Osácar (socialista) y Jesús Monzón (comunista). Al mes siguiente se formalizó el acuerdo del Frente Popular, del que el PCE fue uno de los partidos integrantes, siendo Jesús Monzón, su dirigente más conocido, uno de los cinco candidatos del Frente Popular Navarro, que obtuvo el 22% de los votos. Tras el triunfo del FP en España un grupo de jóvenes comunistas y socialistas, que encabezaba Monzón, tomaron la Diputación, encerrándose en la misma, para exigir la dimisión de la Gestora provincial y su sustitución por una Diputación de izquierdas. En mayo de ese año, el PCE celebró un Pleno provincial en el que se afirmaba, estaban representados 17 Radios “que agrupan cientos de trabajadores, campesinos e intelectuales”, evaluación exagerada teniendo en cuenta su escasa implantación en la geografía navarra; figuraban como Presidente y Secretario Jesús Lambertini y Eduardo Maeztu (Firpo). Salvo las Radios de Tudela y Pamplona (1932), Valtierra y Murillo el Fruto (1933), Artazu, Cadreita, Cárcar, Carcastillo, Corella, Cortes, Mendavia, Olite y Sangüesa presentaron los estatutos para su legalización después del triunfo del FP; algunos lo hicieron unos días antes de producirse la insurrección militar del 18 de julio. Entre febrero y julio de 1936 las juventudes comunistas, sobre todo en Pamplona, crecieron con más rapidez. Junto con los socialistas formaron las MAO (milicias Antifascistas Obreras y Campesinas) que agruparon a cerca de 400 jóvenes. Las izquierdas navarras denunciaron continuamente los preparativos en la provincia de la sublevación del 18 de julio, pero no sirvió de nada. Con motivo de un viaje a Madrid como representante del FPN para denunciar los alijos de armas que entraban por el Pirineo, Jesús Monzón, junto con Pasionaria, se entrevistó, a primeros de julio, con Casares Quiroga, que rechazó los temores expuestos.
La represión desatada días después, nada más comenzar la guerra, acabó con la vida de bastantes comunistas navarros, entre los más de tres mil navarros, de todas las tendencias, asesinados. Después de la guerra el PCE intentó recomponer su organización, que sufrió sucesivas detenciones y procesos en 1941 (Echauri, Orcoyen…), 1942 (Ochoa, Juániz, Ibarrola…), 1943 (Gil, Gómez, Serrano…), año en el que llegaron a editar un periódico llamado “Amaiur”. Desde esa fecha hasta el final de la década desapareció el comunismo organizado en Navarra. Se reorganizó de nuevo con la finalidad exclusiva de recoger y pasar información y militantes a Francia y de ésta al interior. En los inicios de la década de 1960 dejó de funcionar, reapareciendo a partir de 1967 en los primeros intentos de crear las Comisiones Obreras en Navarra. F. Sánchez Cortázar fue su personalidad más conocida. Desde entonces, el PCE asentó definitivamente su organización, aunque su influencia social fue escasa. Aparecieron otras organizaciones comunistas, alejadas de la tradición de la III Internacional, que adquirieron mucho mayor peso en el movimiento obrero navarro. De tendencia prochina, discrepaban del PCE no sólo en la política internacional (ruptura China-URRS), sino también en la política sindical, la relación con las demás fuerzas políticas para acabar con la dictadura franquista, la lucha armada, la vía democrática al socialismo, la orientación del problema nacional vasco, Navarra-Euskadi…
Provenían de un origen diferente: los movimientos apostólicos de la Iglesia en el caso de la ORT (Organización Revolucionaria de Trabajadores); de una escisión del PCE, como el PTE (Partido del Trabajo de España, antes PCI); del nacionalismo revolucionario de ETA, como el EMK (Movimiento Comunista de Euskadi, antes Eta Berri y MCE) y la LKI (Liga Comunista Revolucionaria, antes LCR-ETA VI), el único que se define como trotskista. Su peso dentro del movimiento obrero navarro y de las Comisiones Obreras fue decisivo, siendo la ORT el partido más influyente durante la transición democrática. Tanto el PTE como la ORT, que protagonizaron un proceso de fusión de sus partidos, desaparecieron como tales tras las elecciones de 1979 (Elecciones*).