COMISIONES OBRERAS
COMISIONES OBRERAS
El embrión de lo que habían de ser las Comisiones Obreras surgió a finales de los años 50 en las zonas industriales del norte de España (1958, en Vizcaya, y 1957, en Asturias). En aquella época constituía su seno una amplia presencia de miembros de los movimientos de apostolado seglar (HOAC y JOC fundamentalmente) que intentaban llevar a la práctica las ideas del humanismo cristiano y los planteamientos de la encíclica Rerum Novarum; y una presencia, asimismo muy real, de militantes o simpatizantes del clandestino Partido Comunista de España (PCE).
En Navarra, el incipiente movimiento obrero organizado arranca igualmente de los movimientos apostólicos y del entorno del PCE. Una vez mantenidos los contactos necesarios entre las comisiones de distintas empresas, las Comisiones Obreras de Navarra nacieron oficialmente en una reunión celebrada el 31 de enero de 1966 en el Centro Mariano de Pamplona. En ella se aprobó y dio a conocer una declaración de principios titulada Ante el futuro del Sindicalismo.
Entre los objetivos que figuraban en dicha declaración de principios fundacional se pueden leer los siguientes:
“La lucha inmediata y diaria en todos los centros de trabajo, a escala de empresa, taller, tajo u oficina, de rama de industria o provincia por la consecución del pleno desarrollo y promoción de la Clase Obrera”.
“Para ello se hace precisa una lucha por las libertades democráticas, especialmente por la conquista de los derechos y libertades sindicales, para que los trabajadores podamos hacer oír nuestra voz en el concierto general de la sociedad y para participar en las decisiones colectivas”.
“De esta forma, lucharemos por el pleno derecho de asociación, de reunión, de elección, de huelga, de prensa obrera, etc.”.
En el nacimiento de estas Comisiones Obreras se encontraban los dirigentes obreros Beunza, Bueno, Sánchez Cortázar, Arbizu, Comes, Erice, Ibarrola, Sola, Sánchez Garro, Iturbe, Labayen, Larrea, Aós, Caparroso, etc. Las Comisiones Obreras estaban presentes en esta época, en Pamplona y su cinturón industrial, en empresas como Potasas de Navarra, Super Ser, Eaton Ibérica, Frenos Iruña y Perfil en Frío.
En junio de 1967 tuvo lugar la primera asamblea nacional de las CC.OO. Entre las delegaciones presentes no faltó la de Navarra. En ella, las Comisiones se reafirmaron como “movimiento obrero abierto, unitario, democrático, independiente y reivindicativo”.
Las Comisiones Obreras desarrollaron durante la década siguiente una importante labor sindical basada en el espíritu asambleario, matizado en su actuación por las cortapisas impuestas por la clandestinidad.
En 1969 se formó el primer Secretariado Provincial, sin un máximo representante que actuase en calidad de secretario provincial.
En 1973, las Comisiones Obreras contaban en Pamplona (al margen de las organizaciones ya existentes en Tudela, Aoiz, Alsasua y Tafalla) con tres centenares de militantes.
En 1976, una vez que el planteamiento sindical comenzaba a dividirse entre las opciones de CC.OO., UGT y USO (por señalar las opciones más claras al respecto) la tendencia, aparentemente al menos, mayoritaria en el movimiento obrero era hacia la creación de un sindicato unitario de todos los trabajadores, de corte asambleario, planteamiento apoyado incluso desde el consejo de trabajadores del ya prácticamente extinguido Sindicato Vertical. No ha de extrañar, por tanto, que a la Asamblea nacional de CC.OO. de junio de 1976, que tuvo lugar en Barcelona (tras la aprobación por las Cortes el 30 de marzo de 1975 de la Ley de Asociación Sindical), la representación de Navarra acudiese con un mandato de oponerse a que las CC.OO., por decisión tomada en la cúpula de la organización, se transformasen en sindicato, en el sentido clásico de dicha palabra. Al fracasar la opción mayoritaria de Navarra de que la constitución del sindicato partiera de principios puramente asamblearios, surgió la primera escisión importante de las CC.OO.
No obstante lo dicho, tras la legalización del sindicato, ocurrida al amparo de la disposición de 28 de abril de 1977, creadora del Registro de Entidades Sindicales, en las primeras elecciones sindicales celebradas de acuerdo con el Real Decreto de 6 de diciembre de 1977, CC.OO., en el recuento oficial, se convirtió, con tan sólo un delegado menos que el SU (sindicato nacido tras la escisión ya comentada) en la segunda fuerza sindical de la provincia. Fue como una premonición de lo que había de ocurrirle en toda la década siguiente, la primera de libertad sindical, ya que en las sucesivas elecciones celebradas, había de mantener dicho segundo puesto, no ya detrás del SU sino de la UGT.
En su breve historia sindical, las Comisiones Obreras de Navarra han celebrado cuatro Congresos en la legalidad. Fruto de ellos han sido los cuatro secretarios generales con que ha contado: Manuel Burguete, Javier Zabaleta, José María Solchaga y Jesús Garatea.