CAYUELA PELLIZARI, ARTURO
CAYUELA PELLIZARI, Arturo
(Pamplona, 1851-1893). Licenciado en Filosofía y Letras. Durante la Segunda Guerra Carlista fue Director del Instituto de Pamplona. Desempeñó el cargo de Administrador-Secretario de la Junta provincial de Beneficencia. Durante algún tiempo fue redactor jefe de la “Revista del Antiguo Remo” y redactor de “El Navarro”; también colaboró en “El faro de la infancia”, “El Eco de Navarra”, “La ilustración navarra” y en otras publicaciones periódicas nacionales; fundó y dirigió la revista “El Ateneo”. Fue miembro de la Academia de Mont Real de Tolosa (Francia) y Oficial de la Legión de Honor de la Cruz Blanca de Saboya (Italia). Se le considera un notable poeta, acaso por la cantidad de premios y menciones obtenidas en juegos florales y certámenes celebrados en los rincones más diversos de la geografía española, así como en Italia, Francia, Portugal y América.
Entre su copiosa producción de composiciones poéticas se encuentran las Notas y Preludios, colección de poesías, premiadas unas e inéditas otras, precedidas de un prólogo de Alfredo de Castro y Torregalde, (Pamplona, 1885). Este volumen contiene 21 composiciones, entre las que cabe citar “La Toma de Zaragoza”, “La Rota de Roncesvalles”, “Al sitio de la isla de León”, “El signo de redención” (Oda), “Hero y Leandro” (leyenda) así como otras de menor extensión tituladas “Los niños huérfanos”, “¡Madre del alma!”, “El niño enfermo”, “Lo infinito”, “El toque de ánimas”…; de los títulos se puede deducir su carácter sensiblero. Son poemas cargados de retórica y de cursilería, de conservadurismo ideológico y de academicismo en las formas, sobrecargados de imágenes excesivas. Los primeros poemas de este volumen, de tema histórico, poseen un rimbombante patriotismo que se supone era muy del gusto de la época, y en el que curiosamente coexiste uno detono nacional y otro de tono regionalista. No en vano el premio que le otorgó en 1882 el Ayuntamiento de Pamplona por su poema “La Rota de Roncesvalles”, publicado originalmente en aquella fecha, estuvo promovido por la Asociación Euskara Navarra y tuvo un gran éxito, en una provincia en la que apenas nadie leía.
Cabe señalar, igualmente, los trabajos sobre literatura dramática de la época y muy particularmente del género realista, y sus estudios acerca de la nueva marcha que seguía el arte contemporáneo, su novela “Los mártires de la pobreza” y su faceta de publicista.
En 1885 publicó Últimos arpegios, curiosamente una de sus primeras obras en verso publicadas, que contiene dos composiciones extensas tituladas “La siega” y “La paz del hogar”, premiadas en Igualada.
En 1886, dio a la imprenta otro largo poema épico, canto lo subtitula su autor, titulado “La derrota de Olast”, que el Ayuntamiento de Pamplona volvió a premiar en el Certamen-Literario y Artístico de aquel año. En este largo poema en versos alejandrinos, laudatorio y encomiástico de la tierra éuskara y de los vascones, tema recurrente en la obra de Cayuela, se narra, sin ahorrar tópico alguno, la victoria de las huestes éuskaras roncalesas sobre las tropas de Abderramán en el siglo IX.
También en 1886 publicó un himno a San Francisco Javier titulado ¡Al Santuario!.
En 1888, Arturo Cayuela dio a la imprenta un trabajo de erudición, posiblemente su mejor obra en prosa. Se trata de Lucio Junio Moderato Columela (Pamplona, 1888). Esta vez fue la Real Academia Gaditana de Ciencias y Artes la que premió el trabajo.
El motivo que impulsó a Cayuela a esta incursión en el campo de la erudición clásica, según consta en el prólogo de la obra, era refutar a Womflench, miembro de la Academia Imperial de Ciencias Naturales de Berlín, que sostenía por aquel entonces que tanto las obras atribuidas a Columela, como su misma existencia, eran producto de la mente soñadora de los biógrafos españoles.
En 1891, publicó un romance titulado El Paladín de las Navas (Pamplona, 1891) y subtitulado leyenda histórica del siglo XIII, y con prólogo de Nicasio Landa*, que resalta en esta obra el ser de carácter regionalista y no separatista y el ser un buen ejemplo contra el naturalismo. Esta obra, dedicada al Ayuntamiento de Estepa y publicada más tarde a expensas de éste, canta las legendarias hazañas de Garci López de Lizasoáin y, en el fondo, toda suerte de episodios en los que prevalezca la independencia navarra frente a cualquier invasor.
En 1889 publicó “Cantos, romances y leyendas” (Vitoria, 1889), que contiene un romance histórico, “La batalla de las Navas”; un poema dedicado “Al insigne pintor Setabense José Ribera El Españoleto, junto a una noticia biográfica del mismo”; una leyenda tradicional, “La hazaña de los donceles”; “Al trabajo”, poema muy ilustrativo sobre cuáles eran las ideas de la época en Navarra sobre las relaciones de producción; “El paje del rey Don Sancho”, leyenda del siglo XIII, de nuevo a propósito de la batalla de las Navas de Tolosa, y otras composiciones de carácter poético, entre las que sobresale su magnífica “Oda a la locomotora”, sin duda su poema más afortunado, en el que saludó al “colosal invento” como un adelantado de la libertad, la igualdad y el progreso.
Arturo Cayuela también fue el autor de Pamplona a vista de pájaro (Pamplona, 1892), obra que al tiempo de su aparición fue muy comentada en esta ciudad porque muchos pamploneses se sintieron aludidos; Los mártires de la pobreza, novela social; El cuadro de la Madonna, novela de costumbres y de unos Ensayos críticos sobre el arte dramático moderno, así como de una pieza teatral titulada Táctica electoral (1888).