ABAURREA ALTA
Categoría histórica: Lugar.
Categoría administrativa: Municipio.
Partido Judicial: Aoiz.
Merindad: Sangüesa.
Comarca geográfica: Valle de Aezkoa.
Población (1986): 215 habitantes de hecho, 227 de derecho.
Superficie: 22,4 km2
Densidad: 9,6 h/km2
Altitud en núcleo de viviendas: 1.032 m
Distancia a Pamplona: 70 km.
Comunicaciones: Situado en la carretera comarcal NA-140 Burguete-Isaba.
Gentilicio: Abaurreano.
Geografía
Limita al N con Jaurrieta, al E con este municipio y con el monte Remendía, al S con Urraul Alto y al O con Abaurrea Baja.
En el territorio de Abaurrea Alta se pueden distinguir dos unidades geomorfológicas. Por un lado la superficie de erosión o de denudación de Jaurrieta, que sirve de pedestal o piedemonte al escarpe meridional de la sierra de Abodi; tiene una altitud media de 1.050 m y por ella discurre el tramo SO-NE del río Zatoya haciendo de muga parcial entre Abaurrea y Jaurrieta. Desde el punto de vista geológico se trata del flysch con intercalaciones de niveles calizos del Eoceno Inferior plegado y cabalgante hacia el S. Esta alta superficie domina mediante un festoneado escarpe de calizas dolomíticas del Paleoceno (San Miguel, 1.128 m; Mendizorroz, 1.152 m) a la depresión periférica del macizo de Oroz-Betelu, excavada en las margas del Cretácico Superior en la que se asienta Abaurrea Baja. En segundo lugar, la extremidad suroriental del mencionado macizo de Oroz-Betelu, cerca de Baigura (1.477 m), formada principalmente por areniscas y conglomerados rojizos del Triásico Inferior.
Las características térmicas del lugar habitado más alto de Navarra son: inviernos largos y fríos, veranos moderados y temperatura media anual comprendida entre 6º y 10º C, según la altitud. Las precipitaciones medias anuales ascienden a 1.200-1.400 mm, caen en unos 130 días y la innivación es alta; no hay sequía estival y la evapotranspiración potencial media anual es de 600-650 mm. Hayas, pinos y robles son, por este orden, los árboles dominantes en los bosques. Las hayas dominan en las vertientes expuestas al N y NO, los robles (Quercus petraea) en las partes más bajas y los pinos (Pinus sylvestris) por casi todas partes. La deforestación hecha mediante talas abusivas e incendios explica que los pastos y matorrales ocupen casi tanto como el bosque.
Los terrenos comunales ocupan 791 Ha (38,3% de la superficie censada sin facerías), de las que 606 son de monte maderable y el resto pastizales. También hay 7 Ha de bienes de propios.
La superficie agrícola ronda las 600 Ha y se dedica primordialmente a la patata tardía, con destino a la venta como semilla por medio de OPPOSA*. Siguen en importancia superficial las praderas polifitas y los cereales. La riqueza principal de las familias es el ganado y la del municipio la venta en pública subasta de lotes de árboles maderables. El ganado pasta en los terrenos comunales del término y en el Monte Aézcoa, a cuyo disfrute tiene derecho, como los demás pueblos del valle; durante parte del año permanece estabulado, en el propio lugar o en las bordas de los montes. El más importante es el bovino; en su mayor parte de raza pirenaica, aunque también hay pardo alpinas, lo que indica que se persigue la producción de carne principalmente. El ganado lanar, de raza churra, es hoy mucho menos importante que en el pasado (casi dos mil cabezas en 1906); no es esta una ganadería trashumante, sino trasterminante y estante. El ganado de labor se halla en retroceso y casi ha desaparecido del todo, mientras que en 1935, había 24 bueyes, 49 vacas de cría y labor, 36 caballos, 18 yeguas, 63 cabezas de ganado mular y una de asnal; tampoco es importante el caballar de granjería. El 13.4.1946 se fundó una Cooperativa Agrícola-Caja Rural y en 1976 se llevó a cabo la concentración parcelaria, que afectó a 924 Ha y 68 propietarios; las 1.970 parcelas entonces existentes quedaron reducidas a 231.
El municipio cuenta con 96 puestos de trabajo. El principal sector es el agrario, con 48 personas trabajando con plena dedicación. En actividades de temporada colaboran cerca de 17 familiares de los anteriores.
El sector servicios proporciona 19 empleos y la Industria y la construcción 12. La población activa es de 98 personas, y 2 buscan su primer empleo (1984).
El total de centros de trabajo se cifra en 56, de los que 34 corresponden a la agricultura y 12 a los servicios.
Desempleo registrado (31.3.1987), 8 personas.
Presupuesto municipal (1987), 10.131.000 pts.
Heráldica municipal
Trae de plata y un encino de sinople a cuyo tronco está atravesado un jabalí de sable. Bordura de gules. Este blasón es el propio del valle y de cada uno de sus pueblos. El 30 de julio de 1609 certificaba el secretario de la Cámara de Comptos sobre este escudo: “Un jabalí de sable atravesado en un encino de sinople en campo de argent, con una orla engresle de gules”.
Casa consistorial
Está construida en piedra y de tipología propia de la zona, en la que últimamente se han llevado a cabo reformas. Su Ayuntamiento está regido por alcalde y cinco concejales. La secretaría esta compartida con Abaurrea Baja.
En su término se localiza el yacimiento arqueológico en cueva, de Zatoya*, con restos estratificados desde el Aziliense a la Edad del Bronce.
Históricamente se formó quizá como un desdoblamiento de la villa de Abaurrea Baja*. Acaso deba identificarse con la nueva población que Teobaldo I acordó implantar (1237) con el nombre de “Castel Nuevo”* (Castillonuevo) en el término de Zazaoz, disputado entonces entre los vecinos de Abaurrea (Baja), y los del valle de Salazar. A efectos administrativos, fiscales y judiciales estaba integrada en el valle de Aézcoa*. Hasta el siglo XVI se computa su población junto con la de Abaurrea Baja. Sus vecinos cedieron al rey (1435) el patronato de su iglesia, la cual fue poco después (1441) adscrita por el papa a Santa María de Roncesvalles*. Su advocación de San Miguel cambió en el siglo XV por la de San Pedro.
A comienzos del siglo XIX era considerado un terreno pobre; en 1849 el término abrazaba 5.560 robos de tierra de baja calidad, con cosechas inciertas y limitadas por la duración de las nieves. Producía trigo, comuña y hortalizas, madera y pastos para un ganado muy abundante.
Contaba por otra parte con una industria elemental, pero más abundante que la de muchos otros pueblos de la Montaña. Tenía algunos telares de paños burdos y dos molinos harineros, que solamente se movían durante el invierno. Ochenta años después, seguían funcionando, se fabricaban peines y cucharas de boj. Había llegado la luz eléctrica desde la central de Valcarlos e iba dotándose de los elementos administrativos y servicios más significativos: tenía guardamontes, un puesto de carabineros con diez individuos y se estaba construyendo la carretera que había de unirla con Garayoa y Jaurrieta.
Hasta la reforma administrativa que siguió a la primera guerra carlista, en 1845, era lugar de realengo gobernado por el alcalde y capitán a guerra del valle de Aézcoa y por un regidor elegido entre los vecinos.
Por su situación geográficamente marginal, alejado no sólo del centro de Navarra sino de los principales pasos fronterizos, Abaurrea no padeció de forma especial las guerras, salvo la de la Convención* de 1793-1795, a resultas de la cual quedaron arruinadas más de cuarenta de sus casas. En 1802 sólo quedaban en uso dos, de manera que sus 272 habitantes vivían en albergues y chozas.
La transformación económica de la Abaurrea se efectuó sobre todo en las décadas centrales del siglo XX.
Las Abaurreas Alta y Baja fueron concejo unido hasta 1845, en que la Alta se constituyó en ayuntamiento propio.
Arte
En el pueblo se alza la parroquia de San Pedro, que consta de una nave de dos tramos con capillas laterales y cabecera poligonal. Sus cubiertas tienen complicadas bóvedas estrelladas gótico-renacentistas. El coro se alza a los pies, es de estilo renacentista y data de 1597. La bóveda del sotocoro muestra una compleja red de nervios y sus nueve claves se hallan decoradas con escudos y diversos anagramas. Al exterior los paramentos son de sillarejo, con contrafuertes y torre cúbica a los pies, tan ancha como la nave. La portada se abre en el lado de la Epístola a través de un arco apuntado; ha sido restaurada.
En la sacristía se guarda una cruz procesional con alma de madera chapeada con láminas de plata; ofrece esquema tardogótico con decoración “a candelieri” y data de la primera mitad del siglo XVI. El retablo mayor, desaparecido, era obra de los escultores de Lumbier Juan de la Hiera y Gaspar Ramos.
El crucero del pueblo se halla destruido y arruinado, data del siglo XVI y en uno de sus fragmentos se encuentra la inscripción “Pedro me fecit. Año 1568”. Se conservan asimismo restos de la Ermita de San Miguel, construcción protogótica de planta rectangular con potentes arcos fajones que apean sobre ménsulas-capiteles de filiación cisterciense. En el límite municipal, sobre el río Zatoya, existe un viejo puente de piedra.
Bibliografía
B. Urtasun Villanueva, Valle de Aezcoa. TCP, núm. 126; F. Videgain Agós, Cruceros (I), TCP, núm. 274.
Esparcimiento
Celebra sus fiestas patronales el 29 de junio en honor de San Pedro.
Toponimia menor
Aguinaga, término; Gariapea, barranco; Mendizorroz, alto; Portillo de Arreta, camino; Tormela la, término; Zatoya, río; Zuzaoz, borda.