SANCHO GARCÉS IV, EL DE PEÑALÉN
SANCHO GARCÉS IV, el de Peñalén
(?-Peñalén, 4.6.1076). Rey de Pamplona. Hijo de García Sánchez III el de Nájera y de la reina Estefanía, subió al trono tras la muerte de su padre en la batalla de Atapuerca (1.9.1054); tendría entonces unos catorce años y la minoría de edad parece guiada por su madre, que falleció en 1058. Poco después (1060) estaba ya casado con Placencia*.
Muerto su padre, Fernando I de León inició una progresiva intervención en la zona de Castilla la Vieja incluida en el círculo de soberanía pamplonesa. Al tiempo, la nobleza y los grandes monasterios de esas comarcas, Oña, San Millán, basculaban alternativamente entre ambos poderes, pese a la fidelidad de algunos personajes como el conde Iñigo López de Vizcaya o el señor de Pancorbo Sancho Fortuñones. Finalmente, el acuerdo alcanzado en torno a 1062 condujo a la rectificación de fronteras, que dejaba Álava, el Duranguesado y la Rioja bajo dominio de Pamplona. El apoyo prestado por Ramiro I de Aragón* desde los inicios del reinado debió de influir de forma importante en esta política de acuerdos, dentro en cualquier caso del espíritu de fidelidad mantenido por el aragonés hacia la rama primogénita familiar, representada primero por García Sánchez III y luego por su hijo. Éste le entregó, tal vez para afianzar esta relación, diversos “honores” en el territorio pamplonés (1063).
Sin embargo, muerto Fernando I, su hijo y sucesor en Castilla, Sancho II, inició una política de atracción de iglesias y nobles en la frontera pamplonesa, en ocasiones saldada con enfrentamientos militares de menor importancia (Pazuengos*), pero con importantes repercusiones posteriormente.
Al tiempo, Sancho Garcés continuaba la política de presión sobre la taifa de Zaragoza ya mantenida por su predecesor y tan rentable económicamente. Las parias entregadas por el rey musulmán a cambio de protección en caso de conflicto alcanzaban en 1069 y 1072, cuando se ratificaron sendos acuerdos al respecto, 12.000 mancusos de oro anuales.
También en esta ocasión la mayor intervención castellana y aragonesa en la taifa zaragozana con Sancho II de Castilla y Sancho Ramírez* supuso también una cierta precariedad en la hegemonía pamplonesa que Muctadir de Zaragoza supo aprovechar para asegurarse ciertamente el apoyo pamplonés.
En la administración interior, se reorganizó el régimen de tenencias al objeto de asegurar la frontera con Castilla y el trampolín del Bajo Aragón sobre la Ribera musulmana. Tal vez fue este propio reparto de las “honores” el que llevó a una situación de enfrentamiento entre la nobleza y la corona sólo aparcado con un acuerdo (1072) por el cual el rey se comprometió a no remover en sus cargos a los tenentes mientras se mantuvieran fieles. Sin embargo, cuatro años después una conjura encabezada por sus hermanos Ramón y Ermesinda acabó con la vida del monarca. Ramón se refugió en Zaragoza y Ermesinda en la corte de Alfonso VI, que, al igual que Sancho Ramírez y aprovechando la política de atracción iniciada por su hermano, intervino en las tierras pamplonesas; ocupó Vizcaya, Álava, la Rioja y el cuadrante SO de la actual Tierras Estella hasta el río Ega. El resto, con la corona, quedó para Sancho Ramírez. Los derechos de los dos hijos legítimos de Sancho Garcés, Sancho y García, menores de edad, no fueron reconocidos. Contó también con dos vástagos ilegítimos, García y Urraca.