NOÁIN, ACUEDUCTO DE
NOÁIN, acueducto de
Obra concebida para abastecer Pamplona con el agua procedente de Subiza. El proyecto de su construcción fue encomendado inicialmente al ingeniero francés Francisco Genci, en 1774. Desechados sus planes, fue Ventura Rodríguez* quien realizó el estudio, la memoria y los doce planos, entregados en agosto de 1782, en cuya conformidad se habían de desarrollar las obras. La dirección técnica corrió a cargo de Santos Ángel Ochandátegui, con quien colaboró en una primera fase hasta 1785 Francisco Alejo Aranguren. En junio de 1790 se culminó la empresa, al correr el agua por las fuentes diseñadas por Luis Paret* en 1788.
Un viajero inglés, el Reverendo Francis Trench, que lo visitó en junio de 1844 y cuyas impresiones turísticas aparecen impresas al año siguiente en Londres, en su libro Diary of travels in France and Spain, extrae consecuencias totalmente equivocadas de su contemplación, cuando dice que “el acueducto que antiguamente traía agua a la ciudad se encuentra en una landa árida y no merece una visita, ya que no tiene ni la belleza de las ruinas de obras semejantes de la campiña de Roma, ni la grandeza simétrica de los acueductos o viaductos de nuestro país. Compararlo con el noble Pont de Gard, cerca de Nimes, no tiene sentido”. Y es que, apenas transcurrido medio siglo desde su construcción, el ingenuo pastor confundió la edificación neoclásica con una obra de romanos. Más acierto y valor tiene la afirmación del arquitecto inglés Street, clásico tratadista del gótico español, que afirmó: “Por su sencillez y grandiosidad de su traza es digno de figurar entre los más hermosos de Europa”.
Situado sobre una depresión detrás de Noáin, está formado por arcadas de piedra con columnas de gran altura y un canal, por donde circulaba el agua, en su parte superior. Originariamente tenía una longitud de 1.245 m y constaba de 97 arcos.
Aunque hace ya bastantes años que dejó de prestar servicio, se encuentra en buen estado; sufrió en estas últimas décadas dos modificaciones significativas, la primera, la eliminación de una columna por un arco de mayor anchura, para dejar paso a la vía del ferrocarril, y la segunda, la eliminación de un tramo de la parte final del acueducto, para dejar paso a las calzadas de la Autopista de Navarra.