FRANCISCANOS
FRANCISCANOS
Religiosos de la orden mendicante de los frailes menores fundada en Italia por San Francisco de Asís (1210). La tradición legendaria atribuye al propio santo, en su peregrinación jacobea, la fundación de varios conventos en Navarra. Lo cierto es que hacia 1230 los franciscanos estaban instalados en Pamplona, en San pedro de Ribas, y que su traslado a un lugar más próximo a la ciudad, junto a San Lorenzo, provocó grandes pleitos con el cabildo (1245). Se citan entonces por vez primera los conventos de Olite (1243), Rocaforte y Sangüesa (1250) y poco más tarde los de Estella (1265) y Tudela (1266), favorecidos por el rey Teobaldo II en su testamento.
Integrados en la provincia de Aragón, constituían una de las órdenes religiosas más importantes de Navarra tanto por el número de frailes (11 en Pamplona en 1385), como por la preparación intelectual que refleja la presencia de lectores de Teología en todos los conventos y el notable número de universitarios, hasta 26 durante la Edad Media, entre los que descollaron figuras como Pedro de Atarrabia. Desde el siglo XV se produjeron en la orden movimientos reformadores que pretendían volver a la austeridad y recogimiento primitivos; destaca entre ellos el de los observantes, introducidos en Navarra con la fundación de un convento en Tafalla (1468) bajo la protección de la princesa Leonor. Esta corriente se extendió a todos los conventos de Castilla, mientras que los de Aragón y Navarra eran en su mayoría claustrales. Los intentos promovidos por Carlos I para implantar la observancia en todos los conventos hispanos e incorporar los navarros a la provincia de Castilla, chocaron con una fuerte oposición y sólo prosperaron en Pamplona y Sangüesa (1524), mientras que los graves conflictos producidos en Estella (1541) sólo se remediaron cuando el papa Pío V decretó la suspensión de los claustrales en toda España (1565). Todos los conventos navarros quedaron así bajo la observancia y se incorporaron a la provincia franciscana de Burgos; poco después se intentó que Pamplona y Sangüesa formaran parte de la de Cantabria, lo que provocó las protestas de las Cortes. Debía de ser entonces junto con los Capuchinos la orden con mayor número de miembros, y sus siete casas llegaron a sumar 156 frailes (1787). Las exclaustraciones de 1809 y 1820 no afectaron a todos los conventos, pero finalmente todos fueron suprimidos y sus escasos bienes, poco cuantiosos, desamortizados (1837). Posteriormente se volvió a instalar un convento en Olite (1880).