KORRIKALARI
Practicante de un deporte rural* vasco de ciertas similitudes con las carreras de fondo. Realizado habitualmente por caminos o carreteras e, incluso, recintos cerrados como plazas de toros*, existe una modalidad mixta con corte de troncos. Los participantes, siempre dos, acostumbran, como en casi todos los deportes rurales, a cruzar apuestas, en ocasiones muy importantes. Las diferentes condiciones en que se desarrolla la competición las hace difícilmente comparables a las carreras olímpicas perfectamente reglamentadas. Juan Cruz Azpíroz -“Chiquito de Arruiz”- fue el mejor representante navarro, en las décadas de 1950 y 1960, de este deporte, en franca regresión en los últimos años.
Las pruebas se dilucidan sobre un recorrido establecido de la siguiente manera: se traza una circunferencia con un radio de 15,926 metros. Se colocan estacas o varillas cada 2 metros sobre dicha circunferencia, formando en términos geométricos 50 cuerdas (100 m). Las estacas o varillas van ligeramente inclinadas hacia el centro de la plaza o ruedo, con un máximo de 30º de inclinación sobre la vertical. La altura de las estacas o varillas será superior a 0,50 metros e inferior a 0,75 metros y se unirán las mismas con una cuerda o liz en su parte superior.
Las carreras se celebrarán manteniendo siempre a la izquierda del korrikalari el circuito trazado. Cuando el desafío se celebra en igualdad de condiciones, la salida y llegada de los contendientes se efectúa en lados opuestos. En las pruebas por parejas el cambio se hace mediante entrega de “testigo”.
Cuando en una apuesta se concedan 50 metros, la salida de ambos corredores se dará también en lados opuestos. Por lo tanto, los dos korrikalaris coincidirán en el punto de llegada.
Los korrikalaris no deben estorbarse cuando alguno de ellos trate de pasar a su contrario. En su consecuencia, el que va por delante deberá seguir ceñido a su izquierda y el que intente adelantar deberá hacerlo por fuera, por su derecha, sin introducirse en el campo de su opositor hasta que lo hubiese superado con claridad.
Durante su actuación, los korrikalaris no pueden contar con la colaboración de ayudantes. No obstante, su entrenador podrá aconsejarle desde detrás de la barrera.