JUDAS
JUDAS
Muñeco de paja y trapos al que se somete a un juicio sumarísimo y es, al fin, condenado a perecer en la hoguera. Este acto suele celebrarse el día de Pascua de Resurrección. Es similar a otras representaciones típicas del carnaval. En algunas poblaciones de la Ribera estellesa exponían un “Judas” o “Judés” y una “Judesa”, confeccionándolos con ropas viejas rellenas de paja y adornando la indumentaria de la mujer con papeles de seda de colores. A veces metían sal o petardos entre el relleno para que chisporroteara o explotaran durante la cremación.
Los niños del valle de Aguilar lo sacaban a lomos de un borrico durante la postulación de alimentos por las casas. En otros valles de la Merindad de Estella era paseado el martes de carnaval. De ser un personaje típicamente carnavalesco, se convirtió en representación del Apóstol traidor a Cristo; se desplazó su presencia al Sábado Santo, la pascua de Resurrección o el día de San Juan de Junio; recibía en este caso los nombres de “Chapalangarras” (Cintruénigo y Fitero) y “Juangueringas” (Corella).
En Tafalla, su comarca y la Ribera del Ega, solían colgarlo con sogas sobre las calles, de balcón a balcón, haciéndole bailar con ademanes grotescos y acababan quemándolos. Los vecinos de Larraga los colocan en las puertas de las casas.
Tuvo su mayor desarrollo y tipismo en los valles occidentales de la Merindad de Estella. El domingo y el lunes de Pascua, el Judas era paseado sobre un jumento por las calles. Las gentes lo insultaban durante el recorrido. Conducido a la plaza, era sometido a juicio. Los mozos le inculpaban, generalmente en verso, de todas las fechorías cometidas, a lo largo del año por ellos u otros vecinos. Al final leían la sentencia que le condenaba a perecer en la hoguera.
El Volatín* de Tudela es un “Judas” que, en el medio urbano de la capital de la Ribera, se convirtió en muñeco articulado, al que se hacía bailar grotestacamente por medio de un torno.