JAVIER, FRANCISCO DE
JAVIER, Francisco de
(Javier, 7.4. 1506 – Sancián, Taiwán, 3.12.1552). Misionero. Quinto hijo de Juan de Jaso y María de Azpilcueta, su infancia transcurrió en medio de las luchas civiles que condujeron (1512-1515) a la incorporación de Navarra a Castilla. Aunque su padre abrazó finalmente la causa de Fernando el Católico, sus hermanos Miguel y Juan colaboraron en una sublevación en apoyo de Catalina I y Juan III (1515); como consecuencia de la misma, el regente Cardenal Cisneros ordenó la demolición de las murallas del castillo familiar de Javier. En 1525 se trasladó a París, donde cursó estudios de Filosofía, aunque se desconoce si lo hizo en la propia Sorbona, en el Colegio de Navarra o en el de Santiago.
Obtenida la licenciatura en 1530, comenzó a impartir clases en el colegio Dormans-Beauvais. Por estas fechas ya era clérigo; en 1531 pidió a sus hermanos que solicitaran para él una canonjía del cabildo de Pamplona; aportaba para ello su condición clerical, la naturaleza navarra y el título de maestro en Artes. Pero la muerte de su hermana Magdalena, su desagrado por el ambiente universitario y la amistad de Ignacio de Loyola imprimieron un nuevo carácter a su vida. Su relación con el fundador de la compañía de Jesús le hizo, finalmente, adherirse al grupo del guipuzcoano (agosto de 1531), que había hecho voto de castidad, pobreza y tomado la decisión de peregrinar a Tierra Santa. Tres años después salían de París y se dirigieron a Venecia; Francisco de Javier recibió entonces la noticia de su elección como canónigo de Pamplona, pero presentó su renuncia al cargo. Desde Venecia, donde se dedicaron a la atención de enfermos, se trasladaron a Roma; fueron recibidos por el papa Paulo III, pero la guerra turco-veneciana les impidió continuar el viaje.
Fue ordenado sacerdote el 24.0, 1537; tres meses después la Compañía de Jesús recibió la aprobación pontificia. Carlos I de España y Juan III de Portugal solicitaron la evangelización de sus posesiones ultramarinas a la nueva congregación. Y Francisco de Javier fue el encargado de la expedición que desde Lisboa partió hacia las Indias Orientales (1541); sustituyó a su compañero Bobadilla, que había caído enfermo. Salió desde la capital lusa como Nuncio Apostólico; llegó a Goa un año después; junto a la predicación, se dedicó igualmente a la atención a los enfermos y presos; constituyo también un colegio-seminario, el de Santa Fe, para sacerdotes nativos Ese mismo año salió de Goa hacia la costa de La Pesquería, donde evangelizó a los parabas durante dos años; escribió un catecismo en el idioma indígena, el tamil, y organizó una misión. En 1544 pasó a Travancor, donde obtuvo abundantes conversiones al cristianismo, poco después perseguidas. De esta época data una abundante correspondencia con sus compañeros europeos, con exhortaciones para que siguieran su mismo camino. En 1545 estaba en Madrás, donde visitó la supuesta tumba del apóstol Tomás. Se traslado a Malaca (septiembre), donde trabajó más de tres años, y visito igualmente las islas Molucas. Vuelto a la India, regresó nuevamente a Malaca en 1549, con intención de trasladarse a Japón, para lo que obtuvo la condición de embajador ante la corte nipona. El 15.8.1549 desembarcó en Kagoshima; fundó comunidades cristianas en esta localidad y en Hirado, Yamaguchi y Bungo. Aunque obtuvo algún éxito, su labor evangelizadora no consiguió los resultados deseados. En este momento comenzó su interés por la China, cuya influencia consideró decisiva para obtener resultados eficaces en su labor misionera. Tras abandonar Japón, logró que una embajada portuguesa, desde Goa, acudiera a aquel imperio, con el propósito de trasladarse con ella a iniciar la evangelización, pero sus diferencias con el jefe de la expedición, Álvaro de Ataide, culminaron con la suspensión de la misión y el regreso de los portugueses. Francisco de Javier quedó en la isla de Sancián, y aunque consiguió que un mercader se comprometiera a trasladarle al continente pese a la prohibición de entrada a los extranjeros en China, una pulmonía le impidió culminar la empresa. Según la tradición en el momento de su muerte el Cristo de su castillo natal manó sangre. Su cuerpo fue trasladado a Goa.
En 1621 fue proclamado patrono de Navarra, aunque la declaración fue ratificada por las Cortes del reino en 1624. Canonizado en 1622, Benedicto XIV lo designó patrono de las misiones de Oriente en 1749, y Pío X de las Obras para la propagación de la fe en 1904; Pío XI le hizo, junto a Santa Teresa de Lisieux, patrono universal de las misiones en 1927 y Pío XII, del turismo, en 1952. (Javierada*).
Bibliografía
J.M. Azcona, Bibliografía de San Francisco Javier (Pamplona, 1952). J.M. Recondo, Francés de Xavier (Pamplona, 1970).