IRATI, SOCIEDAD EL
IRATI, sociedad El
A lo largo de la historia, han sido muchas las sociedades de carácter mercantil que han recibido el nombre del Irati, en casi todos los casos por que se trataba de empresas relacionadas directamente con la explotación de los recursos materiales de la comarca que forma el valle de este río, desde los bosques de la frontera de Francia.
En 1849, Madoz* recoge la noticia de que el río en cuestión podía ser navegable “hasta Aoiz” (“desde Aoiz”), porque en 1842 se había construido un barco “a costa de la empresa de Irati”, y navegó.
Sin embargo, es a comienzos del siglo XX cuando la denominación prospera y, por la peculiaridad y familiaridad de algunas de las empresas que la reciben, se convirtió en rasgo característico de la toponimia y del paisaje navarro. En 1912, la llamada “Electra del Irati” era dueña de la central hidroeléctrica de Oroz-Betelu, y “El Irati” poseía igualmente las de Aoiz y Artozqui; al mismo tiempo en que la sociedad del mismo nombre explotaba los montes de la Aézcoa, cuya madera hacía descender por el río hasta Aoiz y llevaba desde aquí a Pamplona en un ferrocarril propio -movido por la fuerza eléctrica de aquellos saltos-, que se llama del mismo modo.
Aunque fueran jurídicamente sociedades distintas, casi todas estas organizaciones de comienzos de siglo procedían de las mismas iniciativas que habían sido las que cristalizaran en 1906, al constituirse la Sociedad El Irati para la explotación forestal.
Lo que convirtió El Irati en nombre familiar fue la apertura del ferrocarril al servicio público, de mercancías y viajeros; cosa que sucedió en 1911, al tiempo en que el tendido ferroviario llegaba hasta Sangüesa.
El Irati sirvió de unión entre las dos cabezas de las merindades de la Montaña hasta 1955, en que dejó de funcionar porque no era rentable. Irati, El, Ferrocarril*.