IRATI, MONTE
Al O del Pico de Ory (2.021 m), entre la cresta principal de los Pirineos, que forma parte de la divisoria de aguas entre el Atlántico y el Mediterráneo, y la sierra de Abodi, hay una depresión longitudinal avenada por el Irati desde Pikatua a Orbaiceta, cubierta por uno de los bosques de haya y abeto más bellos de Europa y repartida entre España y Francia. Parte de esta depresión longitudinal boscosa es el monte Irati, una finca de 6.520 Ha situada entre Francia, al N, Pikatúa, al E, Abodi, al S, y el monte de la Cuestión y el valle de Aézcoa al O, y que, como dominio concellar, pertenece a la Junta General del Valle de Salazar.
Corresponde a los relieves situados al Norte de la sierra de Abodi, sus tierras están modeladas sobre las calizas, más o menos arcillosas, y margas del Paleoceno, y el flysch del Eoceno que básicamente se extiende por la vertiente Norte. La erosión de estos materiales por el río Irati ha permitido que las arcillas calcáreas del cretácico afloren en el fondo el valle de una manera discontinua.
Mal comunicado todavía hoy -y mucho peor aún en el pasado-, este monte no es sino la parte que quedó en poder español del antiguo y más extenso bosque a cuyo aprovechamiento (pastos, leña y madera, aguas) tenían derecho los valles de Salazar y Cisa. Las desavenencias surgidas entre pastores, leñadores y ferrones de ambas comunidades aumentarían y se agudizarían lógicamente a partir de 1512 y se haría especialmente peligrosas con ocasión de la política de construcciones navales seguida por los borbones de Francia y España en el siglo XVIII (los abetos proporcionaban mástiles magníficos, de hasta 30 m de altura) y del consiguiente desarrollo que desde entonces adquiere el transporte de maderos por el sistema de las almadías. Los franceses pretendían que la frontera se fijase en el curso el río Irati y los españoles que pasara más al N, por Iratisoro, para así dominar y controlar la estratégica confluencia del Ur-beltza (agua negra, por el color negruzco de las pizarras de su cauce) y el Ur-txuria (agua blanca, por discurrir sobre calizas), las dos ramas que dan nacimiento al Irati junto a las ruinas de las antiguas Casas del Rey y de la actual ermita de la Virgen de las Nieves.
La solución definitiva adoptada por el Tratado internacional de Límites* de 1856 era la que propusiera la comisión mixta hispano-francesa creada para resolver los litigios de pertenencia y soberanía a lo largo de la frontera de Navarra: en el caso del bosque de Irati la muga internacional, en lugar de seguir la divisoria de aguas entre el Atlántico y el Mediterráneo desde el puerto de Egozate (1.070 m) hasta Alupeña y Zazpigaina (1.765 m), va más al S y describe una línea quebrada -frontera de compromiso político – que pasa por Errozate, desciende hacia el S según el curso del Egurqui hasta la cola del embalse de Irabia, remonta hacia el N hasta el collado de Curutxe, sigue luego la cresta de Ahuritzibide (1.334 m) hasta el Urbeltxa, desciende por este río hasta la confluencia con el Erreka Idorra y remonta este curso fluvial hasta la cresta montañosa de Alupeña. De esa forma quedaba para España el sector del bosque comprendido entre el Ur-beltxa, al E, el Irati, al S, el Egurgui, al O, y la nueva frontera, al N (monte de la Cuestión).