GIRÓN Y EZPELETA, FRANCISCO JAVIER
GIRÓN Y EZPELETA, Francisco Javier
(Pamplona, 1803-Madrid, 1869). Militar. Pertenecía a una de las familias nobiliarias más importantes que había llegado a Navarra, con su padre, el virrey Pedro Agustín Girón*, marqués de las Amarillas y a los Ezpeleta, entre quienes destacaba José de Ezpeleta y Galdeano*, capitán general de Cataluña y desde 1814 también virrey de Navarra. El propio Girón y Ezpeleta heredaría el título de marqués de las Amarillas y el de duque de Ahumada y la calidad de grande de España.
A los doce años era militar. Durante la guerra carlista de 1833-40, se pronunció a favor de Isabel II. En 1840 alcanzó el grado de mariscal de campo, pero según se cree, sus preferencias cristinas y moderadas le indujeron a apartarse de la vida pública durante la regencia de Espartero (1840-1843). Como ministro de la Guerra, realizó en 1844 la fundación y primera organización de la Guardia Civil, que constituiría la obra que daría más relieve a su nombre, en la historia de España. Al mando de la nueva institución, actuó como brazo armado del general Narváez para reprimir los conatos españoles de revolución, en 1848. Y adoptó una postura semejante en 1854, ante la nueva amenaza de revolución progresista. Al triunfar ésta, en el mismo año 1854, se le apartó del mando de la Guardia Civil y se sopesó formalmente la conveniencia de suprimir este instituto. De alguna forma, la Guardia Civil era el contrapunto de las llamadas Milicias Nacionales, que habían proliferado desde los comienzos de la revolución liberal española. Si las Milicias se proponían expresamente la defensa de la Constitución, los textos fundacionales de la Guardia Civil omitían toda referencia a la misma, y su reglamento -de 1852- la presentaba como organización destinada exclusivamente al mantenimiento del orden público, a la protección de las propiedades y las personas y al auxilio preciso para la ejecución de la leyes. El cuerpo se vio enseguida como instrumento afín al Partido Moderado, como las Milicias lo eran a los progresistas.
El duque de Ahumada cuidó personalmente el estilo del instituto, con medidas y textos meticulosos, como el Método que ha de observarse en todos los tercios para la instrucción de los guardias de primera entrada (1846). A él se debe asimismo la idea y el espíritu de la “casa-cuartel”, que supuso una verdadera revolución en la organización militar de la época. Y de él proceden los primeros esfuerzos para conseguir que los guardias tuviesen un verdadero espíritu de cuerpo; lo que en cierta medida consiguió, gracias a una política de sueldos muy favorable, netamente superior a la de los grados equiparables del ejército de tierra.
Siendo aún director general del instituto, en 1853, crearía también la Compañía de Guardias Jóvenes, que pretendía servir de cauce para que -siempre con aquel mismo empeño familiar- los hijos de los guardias ingresasen más tarde en el cuerpo.
Bibliografía
F. Aguado Sánchez, El duque de Ahumada, fundador de la Guardia civil (Madrid, 1969); Enrique Martínez Ruiz, Creación de la Guardia civil (Madrid, 1976).