FELIPE I DE NAVARRA Y IV DE FRANCIA
FELIPE I DE NAVARRA Y IV DE FRANCIA
(Fontainebleau, 1268-1314). Hijo de Felipe III el Atrevido y de Isabel de Aragón, rey de Francia (desde 1285) y de Navarra (desde 1284) y recibió el sobrenombre de “el Hermoso”.
Hombre de objetivos precisos y gran tenacidad, logró alcanzar gran parte de las metas que se trazó. Continuó la política de sus antecesores para aumentar el dominio directo de la corona. Avanzó en el fortalecimiento del poder monárquico y en la centralización del estado, para lo cual reformó la administración y se rodeó de colaboradores eficaces, normalmente juristas de origen burgués imbuidos de derecho romano, entre los que destacaron Guillermo de Nogaret y Enguerran de Marigny. Su política exterior se desentendió del enfrentamiento con Aragón por el control de Italia (tratado de Anagni, 1295) y pretendió dotar a Francia de fronteras naturales. Esto le llevó a una guerra con Inglaterra por la posesión de Gascuña (1294-97) y a una larga intervención en Flandes (1297-1312), donde favoreció a las oligarquías burguesas y se opuso al poder condal (apoyado por el partido popular y el rey ingles). Las dificultades financieras que causó esta empresa le llevaron a forzar el rendimiento de la hacienda regia: se depreció la moneda, intentó hacer permanentes las recaudaciones extraordinarias de tiempos de guerra y trató de cobrar nuevos impuestos al clero, lo que le llevó al enfrentamiento con el papa Bonifacio VIII (1301-1303) y a la supresión de los templarios (1307-1312). El autoritarismo del rey y de sus colaboradores y las excesivas cargas fiscales provocaron un amplio descontento de la población en la etapa final del reinado.
Por lo que respecta a Navarra, puede decirse que la consideró como un apéndice del reino francés y aplicó las mismas pautas de gobierno que las ya descritas, si bien pueden señalarse dos etapas diferenciadas. En los inicios del reinado ejerció la autoridad real con energía, haciendo caso omiso de las peculiaridades y fueros de Navarra. En el verano de 1289 las juntas de infanzones de Obanos y la hermandad de buenas villas volvieron a unirse en defensa de sus derechos, pero la rápida reacción del gobernador Guerin de Amplepluis* obligó a numerosos nobles a desdecirse de sus compromisos. Se doblegó al obispo y al cabildo de Pamplona, que renunciaron a la mitad del dominio de Pamplona y a cualquier indemnización por el saqueo de 1276 (acuerdo de 1291). Las Cortes tuvieron que aceptar por dos veces (1291-1293) la introducción temporal de moneda francesa en el reino, señal de una progresiva asimilación a la monarquía capeta.
Las dificultades exteriores de Felipe IV a partir de 1294 modificaron esta política de dureza. Ese mismo año la hermandad de buenas villas pidió que se respetaran los fueros y en 1297 renovó su alianza con la junta de infanzones de Obanos para lograrlo. En la asamblea de Pamplona (1298) se ratificaron estos objetivos y se juramentaron para conseguiros, en lo que pareció ser el prolegómeno de una insurrección general contra el régimen capeto. El monarca se vio precisado a modificar su política. Ya a partir de 1296 había comenzado a extender gracias y privilegios. En las Cortes de Estella (1299) el gobernador Alfonso de Rouvray tuvo que llegar a un compromiso con los estamentos del reino y con la junta de infanzones de Obanos. Los éxitos franceses en Flandes a partir de 1304 consolidaron la posición de Felipe IV, de tal forma que, cuando falleció su mujer Juana (2 abril 1305), reina propietaria de Navarra, retrasó durante dos años la entrega del gobierno efectivo del reino en manos de su hijo Luis I, a pesar de las protestas del reino.
Su política exterior dentro de la Península Ibérica trató de aprovechar las dificultades de los dos reinos vecinos. Utilizó a Navarra como plataforma desde la que hostigar a Aragón (1286-1291) y a Castilla (1289-1290 y 1295-1299), aprovechando dificultades internas, pero sin desencadenar acciones de gran alcance.
Bibliografía
Ch. V. Langlois, Saint Louis, Philippe le Bel, les deniers Capetiens directs (1226-1328), 2.ª ed., París 1978.