ENRAMADAS DE SAN JUAN
ENRAMADAS DE SAN JUAN
Adornos puestos en los portales de las casas durante la madrugada del 24 de junio. Fue costumbre muy general. Para ello podía utilizarse cualquier tipo de árbol (Sumbilla), prefiriendo el espino albar y chopo blanco (“ostazuri”): Aézcoa, Larráun, Baztán, “lertxuna” (Yanci), fresno y helecho (Alsasua), chopo (Almiradio), guindo y cerezo (merindad de Estella y Ribera). Eran colocadas en puertas, ventanas, balcones e incluso en los caballetes del tejado (Sumbilla), en las portaladas de las casas y de las iglesias, sustituyendo a las viejas, quemadas en la hoguera la noche anterior (Cuenca de Pamplona y valles contiguos), o en las puertas y ventanas de las casas de novias y amigas (Navarra media y Ribera).
Tuvieron marcado carácter mágico en la Montaña, para preservar la casa y a sus moradores contra rayos e incendios. Más al sur primaba el significado de homenaje y galanteo a las mozas.
Existieron “enramadas malas”, con las que manifestaban los muchachos burla, desprecio o escarnio. Tales fueron consideradas las de chopo (Alsasua) o los manojos de arbejas (Santacara) y, sobre todo, los zancarrones y carroña de caballerías muertas, costumbre común en la Navarra meridional antaño. San Juan*.