CHAPITEL
CHAPITEL
Deriva de la voz latina capitolium y se refiere a la casa del mercado por antonomasia, es decir, al local público que los monarcas medievales designaban en cada localidad importante y en el cual se efectuaba -bajo el consiguiente control fiscal y las debidas garantías para los consumidores- la venta diaria de los abastecimientos (trigo, harina, pan, cebada, avena, sal, legumbres, etc). En los chapiteles de Aoiz y Burguete se pagaba al rey un “cocharro” por cada robo de trigo (el robo tenía 64 “cocharros”). En el de San Juan de Pie de Puerto se abonaba un dinero, en lugar del cocharro, y en el de Pamplona -que ha dado nombre a la calle Chapitela- por cada robo de trigo o pan se entregaba una “manada” o su equivalente en dinero, lo mismo que en el de Estella. En 1387 el rey suprimió el chapitel de Tafalla y permitió a los vecinos vender donde quisieran sin pagar derecho alguno. El de Tudela recibía el nombre de casa del almudí* o “almudí”, porque el derecho real era de un almud por cada seis robos, es decir, casi el uno por ciento.