ALMUDI
ALMUDI
Del árabe al-muddi, relativo al almud*, medida de áridos. Casa del rey en Tudela, donde se efectuaban las ventas de trigo y otros cereales con arreglo a los pesos y medidas públicas. El fisco percibía unos derechos sobre todas esas transacciones. La tasa era al parecer de un almud por cada carga de seis robos o bien su equivalente en dinero.
A finales del Siglo XIV aparece documentado un almudí “viejo” en las proximidades de la puerta de la morería. La mencionada exacción solía arrendarse; de lo contrario, la gestión directa corría a cargo de la Corona. El recibidor* de la merindad nombraba en este caso al guarda o alcalde del establecimiento, asistido por oficiales subalternos o alguaciles; con todo, en ocasiones el propio recibidor arrendaba a su vez las “mesuras” del almudí, por ejemplo en 1438 a Jacob Baço, judío, por un período de cuatro años y un importe de 200 libras anuales. La princesa doña Leonor donó (1477) el edificio de este servicio a Pierres de Peralta, después revirtió a la casa de los condes de Montijo hasta que en 1820 pasó a propiedad del municipio tudelano.