ROEDOR
ROEDOR
Constituye uno de los pilares alimenticios de la comunidad predadora debido a su número y a la rápida tasa de renovación de las especies. Por otra parte su abundancia puede incidir de manera sensible sobre algunos elementos que componen su dieta. Todo ello le da a este grupo un interés especial en la economía de la naturaleza y del hombre.
Los roedores navarros están integrados por veintiún especies repartidas en cinco familias. Los más numerosos son los cricétidos, con nueve especies; los múridos componen siete especies, glíridos y sciúridos están representados por dos especies cada familia y finalmente los capromydidos, familia originaria de suramérica, tienen un representante de gran tamaño que es el coipú, especie de rata de agua que llega a alcanzar los nueve kilos de peso y ha alcanzado nuestras latitudes a partir de animales escapados de granjas de peletería.
La repartición de las distintas especies en la geografía navarra es muy diferente. Se puede señalar un grupo con características mediterráneas (ratón moruno y topillo mediterráneo*) cuya abundancia es máxima en la mitad meridional, descendiendo progresivamente hacia el norte.
Otro grupo, formado por especies atlánticas (topillo rojo, topillo pirenaico, ratilla agreste y ratón espiguero) muestran una distribución norteña y van rarificándose hacia el sur.
Únicamente el ratón de campo* se puede considerar presente en todos los ambientes.
El resto de las especies muestran unas necesidades ambientales más o menos restringidas, así la marmota* y la ratilla nival se encuentran localizadas en el área pirenaica por encima de los 1.000 m.
La rata de agua* se distribuye por toda la comunidad, siguiendo los cauces que tengan condiciones adecuadas.
La rata común*, rata negra y ratón doméstico se encuentran extendidos por todo el territorio, si bien su presencia regular sólo se da en ambientes humanizados. La ardilla*, el lirón gris* y el ratón leonado son especies ligadas al bosque, las dos últimas al bosque atlántico en concreto.
El lirón careto está muy extendido, aunque al parecer evita el bosque caducifolio.
Por último, las distribuciones de la rata de agua norteña, la ratilla campesina y el topillo lusitano posiblemente tengan más que ver con aspectos históricos y de competencia interespecífica que con relaciones ambientales.