MASONERÍA
MASONERÍA
Asociación secreta, lugar de encuentro de hombres de cierta cultura, con inquietudes intelectuales, interesados por el humanismo como fraternidad, y que por encima de las separaciones y oposiciones buscaban una atmósfera de tolerancia que les permitiera construir en honor y gloria del Gran Arquitecto del Universo la gran catedral de la Humanidad.
La primera Logia masónica en Navarra, de la que se tiene noticia, fue la denominada Faro del Norte, nº 28, fundada el 12 de marzo de 1870 en Pamplona. Era su Venerable Maestro el librero de la plaza del Castillo, José Montorio Fontana, de nombre simbólico “Garibaldi”. Pertenecía al Grande Oriente Nacional de España, del que era Gran Maestre Ramón María de Calatrava. Seguía viva en 1886, año en que murió Montoro. Desde el principio existió también el Capítulo Faro del Norte, que acogía a los masones con grados capitulares, del 4.º al 18.º, dentro de la escala clásica de los 33.
El 12 de marzo de 1886 el telegrafista Casimiro Rufino, hermano Remo, grado 30, procedente de la Logia Caridad, de Bilbao. Levantó acta de constitución de la Logia Resolución, nº 209, en Sangüesa. Los miembros de la nueva Logia vivían muy dispersos y formaban Triángulos en Pamplona, Tiermas, Isaba y Elizondo. Dos masones de la anterior fundaron la Logia Vega del César de Tudela en junio de 1888, de la que uno de ellos, José María Alfaro y Troyas, oficial de telégrafos, Licurgo, fue pronto Venerable.
Los miembros pamploneses de la Logia Resolución, de Sangüesa, más los del Triángulo de Elizondo, constituyeron en Pamplona, a primeros de abril de 1890, la llamada La Luz de la Montaña. El militar Eustaquio Alfaro, Jenofonte, residente antes en Elizondo, es el Venerable Maestro de la misma.
A primeros de enero de 1890 funcionaba ya la Logia Justicia, n.º 59, en Tafalla, de la que fue fundador, promotor y Venerable Maestro Carlos Alfaro, agrimensor, nacido en Lerín y residente en Tafalla, de nombre simbólico Cayo Graco.
A pesar de los esfuerzos del masón roncalés, Ángel Galé, un día miembro de la Logia Resolución y después residente en San Sebastián, no se levantó Triángulo ni Logia en Alsasua durante el primer tercio de ese siglo. Constantino Salinas* y Antonio Mendizábal, ferroviario casado en Alsasua y original de Olazagutía, afiliado como Salinas a la Logia Ibérica de Madrid, fueron miembros, junto con otros tres vitorianos, al menos durante los años 1926 y 1927 del Triángulo Ciencia de la capital alavesa. El Triángulo continuó hasta 1931.
En la documentación masónica, nacional e internacional, aparece entre los años 1928 y 1931 la Logia Libertad de Pamplona, sita en una sastrería militar, de la que no se conserva documento alguno.
Las Logias masónicas de Navarra en el siglo XIX, excepto la primera, anterior en el tiempo, pertenecieron a la obediencia de Alfredo Vega, Vizconde de Ros, sucesor de Mariano del Castillo, del marqués de Seoane y de Calatrava al frente del Grande Oriente Nacional de España en 1887, de la que se separaron las obediencias de José María Pantoja y Morayta. Las Logias más numerosas fueron las de Sangüesa y Tafalla; la primera llegó a tener 20 miembros y la segunda 17. La mayoría eran jóvenes, poco más de treinta años. Abundaron los militares, telegrafistas, pequeños propietarios y empleados. Casi todos contrajeron matrimonio religioso y en cuanto a otras prácticas religiosas de ellos mismos y de sus familias, existió una gran variedad. En los documentos oficiales se manifestaban “como extranjeros” en “la fanática Navarra” y fueron muy críticos con la Iglesia.