MARRO
MARRO
Juego infantil* de carrera, practicado por niños de ambos sexos, en decadencia desde los años sesenta, hasta casi su olvido. En Obanos se jugaba así: divididos los jugadores en dos grupos, mediante una de las tonadillas de sorteo*, se colocaban unos frente a otros, en los extremos de la plaza o del frontón, con una amplio espacio entre ambos bandos. Una raya trazada en medio, con un palo o tiza, marcaba el límite de cada campo. Un niño del primer equipo salía hasta la mitad del campo (podía pasar la raya) y otro del segundo equipo intentaba cogerlo; salía un segundo miembro del primer equipo que intentaba coger al primero del segundo bando. Así sucesivamente. Había que esquivar al último que había tocado su “marro” (pared). El objetivo era coger prisioneros a todos los del bando contrario, entonces terminaba el juego. Conforme se hacían “prisioneros”, se colocaban en fila tocando el primero de ellos el “marro” del enemigo con los dedos, tomándose todos entre sí las manos en cadena y procurando estirarse los más posible hasta la raya divisoria de los campos, dado que si un compañero libre les daba un palmada en el dorso de su mano, todos quedaban libres y podían replegarse a su campo gritando ¡marro! al tocar su propia pared. El precio de la operación era la prisión del libertador.