LADRÓN DE CEGAMA, SANTOS
LADRÓN DE CEGAMA, Santos
(Lumbier, 1784-Pamplona, 14.10.1833). Militar. Tomó parte en la guerra de la Independencia. Recibió una herida grave en el Carrascal el 14 de junio de 1811, por lo que fue nombrado capitán. Mandaba una compañía de infantería en las acciones de Huesca, Rocaforte, Sos, Tafalla, Acedo, Astráin, Tiebas, Mutilva, Villatuerta, Estella, Barásoain, Pueyo y Añorbe y ascendió a comandante el 21 de diciembre de 1812. El 19 de diciembre de 1813 obtuvo el empleo de teniente coronel y mandó el regimiento de infantería del Príncipe.
Vencidos los franceses, fue promovido a coronel en 1819, y en 1821 emigró a Francia por no servir al gobierno constitucional del trienio revolucionario. Durante la guerra realista de 1821 a 1823 fue brigadier y comandante general de Navarra, y al frente de sus tropas se apoderó de Huesca, derrotó a los constitucionales en Larrasoaña, venció a la columna de Chapalangarra* y recorrió victorioso todo el Alto Aragón, por lo que fue recompensado por Fernando VII con la faja de mariscal de campo.
Ejerció durante siete años el gobierno militar de Pamplona y en 1830 pasó a Cartagena con el mismo cargo, en cuyo mando cesó en 1833 por sospechas de ser partidario de don Carlos María Isidro de Borbón. Se hallaba en Valladolid en situación de prisionero cuando murió Fernando VII y huyó de la ciudad para dirigirse a La Rioja, donde conferenció con el abad del monasterio de Valvanera y otras personas influyentes de la región de significación realista y dio en el pueblo de Tricio el primer grito de “Viva Carlos V”. De Logroño pasó a Viana, desde donde lanzó una proclama a los navarros en la que citaba nominalmente a todos los que pensaba que tenían que ayudarle. En Los Arcos, con escasas fuerzas -muchos voluntarios iban armados de palos-, se enfrentó el 10 de octubre a una columna de 700 hombres del regimiento de Córdoba. Creía, por confidencias que había recibido, que el general Lorenzo, en lugar de atacarle, se le uniría, pero no fue así, y el desigual combate dio como resultado la dispersión de aquella tropa bisoña y la prisión de Ladrón de Cegama y su ayudante el teniente Luis Iribarren. Ambos fueron fusilados en la ciudadela de Pamplona el día 14, y cuando al año siguiente llegó a Navarra el pretendiente Carlos, una de las primeras disposiciones que adoptó fue la de nombrarle capitán general, al propio tiempo que ordenaba que la ciudad de Pamplona le dedicara un monumento en su plaza principal.